Le perteneces a quien te descubre
las lágrimas detrás de los ojos maquillados.
Le perteneces a quien sabe de tu cansancio
detrás de tu sonrisa.
Le perteneces a quien comprende
que cuando no puedes dejar de hablar,
es porque necesitas silenciar tu mente.
Le perteneces a quien te espera
con una taza de café,
después de un día agobiante.
Le perteneces a quien no necesita un motivo
para abrazarte.
Le perteneces a quien te toma la mano
y te sonríe,
porque sabe que ese gesto ilumina tu día.
Le perteneces a quien conoce sobre tu lucha
con las imperfecciones de tu cuerpo,
pero te devuelve un «bonita» tras una caricia.
Le perteneces a quien te ha visto:
despeinada,
triste,
endemoniada,
atrevida,
eléctrica,
soberbia,
sencilla,
majestuosa,
dolorida,
apasionada,
dulce,
oscura.
Pero, sobre todo, le perteneces
a quien por cada centímetro de lo que eres
en cuerpo y alma,
te elige cada día,
porque te ama.