Años de propaganda errónea a favor de esta o aquella moda alimentaria han derivado en el menoscabo de los carbohidratos, que han sido considerados los principales responsables de las acumulaciones de grasas indeseadas.
Aunque es cierto que el exceso de cualquier alimento comporta un aumento de peso, también es verdad que para evitarlo conviene basar principalmente nuestra ración en un aporte glucídico. Los alimentos más ricos en glúcidos son los de origen vegetal. Acerquémonos de nuevo con toda confianza a la pasta y al arroz.
Los carbohidratos o glúcidos se dividen en tres grupos principales: monosacáridos, disacáridos y polisacáridos.
Son monosacáridos la glucosa, la fructosa y la galactosa.
Son disacáridos la lactosa —un azúcar presente en la leche— y la sacarosa, el azúcar utilizado en cocina. Mono y disacáridos tienen sabor dulce.
Los polisacáridos son moléculas grandes formadas por la unión de muchas moléculas de glucosa: en el mundo vegetal, el almidón, asimilable también por el hombre, y la celulosa, indigestible; en el mundo animal, el glicógeno.
Los carbohidratos llevan a cabo una función principalmente energética en nuestra alimentación. Contribuyen a mantener constante la temperatura corporal (alrededor de 37 ºC). Permiten quemar mejor las grasas y desarrollan una acción de ahorro de proteínas. Podemos almacenar los azúcares sólo en una parte mínima, y el exceso de glucosa se transforma en grasas. Comamos menos si tenemos miedo a engordar, pero ¡comamos de todas formas carbohidratos!
En cualquier caso, la introducción de glúcidos debería cubrir aproximadamente el 60 % de las necesidades calóricas, sobre todo en forma de carbohidratos complejos, como el almidón. Son fuente de carbohidratos complejos los cereales y las legumbres.
La digestión del almidón empieza en la boca y se completa a nivel intestinal, donde se escinden y absorben también los disacáridos.
CONTENIDO PORCENTUAL DE CARBOHIDRATOS EN LOS PRINCIPALES ALIMENTOS |
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< 10 |
Leche, queso emmental, coles, brécoles, calabacines, lechuga, pepinos, tomates, pimientos, zanahorias, mozzarella, requesón, berenjenas, melocotones, hinojos, mandarinas, sandía |
10-20 |
Naranjas, albaricoques, pomelos, manzanas, peras, cerezas, uva, almendras, avellanas, patatas, legumbres frescas, plátanos |
20-50 |
Garbanzos secos, castañas frescas, ajo, soja |
50-70 |
Pan, legumbres secas, ciruelas pasas, dátiles |
70-90 |
Pasta, harina, arroz, miel |
90-100 |
Azúcar refinado |
Los lípidos, también llamados grasas, desempeñan múltiples funciones en nuestro organismo y comprenden distintas moléculas, como triglicéridos, fosfolípidos y colesterol.
Por ejemplo, los triglicéridos desarrollan una función energética de reserva, moldean el cuerpo y ofrecen protección a los órganos internos. Los fosfolípidos y el colesterol contribuyen a la formación de las membranas de todas las células; también la leticina es un fosfolípido. En particular, el colesterol sirve para fabricar algunas hormonas y las sales biliares.
Las grasas transportan además las vitaminas liposolubles A, D, E y K, proporcionan sabor a los alimentos e inducen el sentido de saciedad.
Los lípidos se clasifican también en grasas saturadas e insaturadas: las más importantes en nuestra alimentación son las grasas insaturadas porque contienen los ácidos grasos esenciales que el organismo humano no es capaz de producir por sí mismo.
Son fuente de grasas insaturadas el aceite de oliva y casi todos los aceites de origen vegetal. Son, en cambio, fuente de grasas saturadas la mantequilla, el tocino, la manteca de cerdo, los quesos grasos, el mascarpone y, en general, todos los alimentos grasos de origen animal.
Las grasas deberían suministrar aproximadamente el 25 % de las calorías diarias de un adulto.
La digestión de las grasas se realiza a nivel intestinal tras la emulsión en la que interviene la bilis.
CONTENIDO PORCENTUAL DE LÍPIDOS EN LOS PRINCIPALES ALIMENTOS |
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< 10 |
Hortalizas, fruta, castañas, trigo, maíz, carne magra de buey, ternera y cerdo, muslo y pechuga de pollo, anchoa, calamar, mero, dentón, pescadilla, gambas, mustela, perca, pez espada, pulpo, sardinas, lubina, trucha, almejas |
10-20 |
Huevo, carne semigrasa de buey, carne grasa de ternera, atún, caballa, mozzarella, olivas verdes |
20-30 |
Anguilas, angulas, carne grasa de buey, carne semigrasa de cerdo, requesón, gorgonzola, parmesano, brie, camembert, edam, queso de oveja tierno, olivas negras |
30-50 |
Roquefort, oveja curado, emmental, nata, carne grasa de cerdo, piñones |
50-80 |
Panceta de cerdo, nueces, almendras, avellanas |
80-90 |
Mantequilla, margarina |
90-100 |
Manteca de cerdo, tocino, aceite de oliva, aceite de semillas |
Las proteínas son unas de las moléculas más versátiles y variadas que componen nuestro organismo. Para calibrar su importancia, baste pensar que hasta tres mil proteínas distintas forman un sencillísimo organismo como es la Escherichia coli, mientras que son millones las proteínas distintas que se hallan en nuestro cuerpo. Uñas, pelo, piel, músculos, tendones, anticuerpos, enzimas, moléculas transportadoras, receptores... existen gracias a las proteínas. Sus funciones principales consisten en construir y reparar órganos y tejidos, y constituir sustancias indispensables para el buen funcionamiento del organismo (enzimas, hormonas, anticuerpos).
Las proteínas son moléculas grandes formadas por veinte tipos de aminoácidos distintos, de los que ocho son esenciales, puesto que nuestro organismo no es capaz de fabricarlos por sí mismo.
Los alimentos ricos en aminoácidos esenciales, bien equilibrados entre sí, son aquellos que contienen proteínas de alto valor biológico. Son fuente de proteínas de alto valor biológico los huevos, la leche y sus derivados, las carnes y el pescado. De menor valor biológico son las proteínas de los alimentos de origen vegetal, como los cereales o las legumbres; su asociación en platos tradicionales, como pasta con garbanzos, permite que se complementen recíprocamente, de modo que los unos suplen las carencias de los otros.
Las proteínas deberían contribuir en un 12 % aproximadamente a nuestras necesidades calóricas diarias.
La digestión de las proteínas empieza en el estómago y se completa a nivel intestinal, donde se absorben los fragmentos más pequeños y los aminoácidos individuales.
CONTENIDO PORCENTUAL DE PROTEÍNAS EN LOS PRINCIPALES ALIMENTOS |
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< 10 |
Hortalizas, fruta, leche, yogur, legumbres frescas, pan, arroz |
10-15 |
Copos de avena, harina de trigo, pasta, cebada, requesón, huevo, trucha, gambas, mejillones, almejas |
15-20 |
Carne de buey, ternera, pollo, cerdo, cabrito, pescadilla, dentón, salmonete, lenguado, boquerones, mozzarella |
20-25 |
Judías secas, guisantes secos, garbanzos secos, pasta, gorgonzola, cordero, conejo, pavo, atún |
25-30 |
Habas secas, lentejas secas, parmesano, queso de oveja, emmental, jamón crudo magro |
30-35 |
Roquefort, cheddar, soja |
El agua es el principal constituyente del cuerpo humano: está presente en las células, líquidos intersticiales, sangre, saliva, lágrimas, sudor y orina.
El organismo recién nacido tiene un elevadísimo contenido hídrico, el 75% del peso corporal. Con el paso de los años, este porcentaje disminuye y en el adulto oscila entre el 60 y el 65% del peso. Las pérdidas de agua de nuestro organismo pueden acarrear grandes daños. De hecho, el agua sirve para garantizar el mantenimiento de la temperatura corporal a pesar de las oscilaciones del ambiente exterior; mantener el volumen del plasma sanguíneo y, por tanto, la presión arterial, y permitir la eliminación urinaria de los productos de desecho. Además, el agua es el medio a través del que las sustancias nutritivas son transportadas a todas las células y todas las reacciones químicas se llevan a cabo en ambiente acuoso. Ello explica que intentamos reponer las pérdidas de agua, que corresponden aproximadamente a dos litros y medio al día. No debemos pensar, sin embargo, que tenemos que bebernos ocho vasos de agua cada día. El agua está contenida en todos los alimentos, aunque en cantidades variables. El contenido de agua puede, asimismo, variar si los alimentos se cuecen: el arroz y la pasta la absorben, mientras que la verdura y la carne la pierden.
Para poder ser asimilados, los alimentos que contienen poca agua, como quesos y embutidos, fuerzan al organismo a gastar agua, y tendrá que eliminar residuos azoados en grandes concentraciones a través de la orina.
Los alimentos ricos en agua, como la fruta y la verdura, requieren una menor hidratación intestinal y favorecen la dilución de la orina por eliminación de los residuos azoados. Es, por tanto, evidente la importancia de la introducción de agua a través de la fruta y la verdura, agua que contiene sales minerales y vitaminas. Es un agua «noble», algo distinta de la que sale de nuestro grifo, aunque esa también sea indispensable.
¿En qué situaciones queremos beber agua? Aun estando formados principalmente por agua, basta con una pérdida inferior a medio litro, por transpiración o excreción, para tener la sensación de sed. El hipotálamo recibe la información de que las concentraciones de sodio y potasio han aumentado de improviso y advierte que es necesario diluir esas sales ingiriendo agua. Por eso muchos alimentos salados, que aportan sodio, pueden llevarnos a beber mucho.
PORCENTAJE DE AGUA EN LOS PRINCIPALES ALIMENTOS |
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20 |
Pasta, arroz, sémola, legumbres secas, colines, frutos secos, tostadas |
20-40 |
Pan, sobrasada, panceta, jamón, salami, queso de pasta dura |
40-50 |
Cerdo graso, embutidos, mortadela, salchichas |
50-65 |
Buey graso, würstel, lengua, anguila, atún, legumbres frescas, mozzarella |
65-80 |
Carnes blancas y magras, hígado, sesos, mújol, dorada, dentón, lenguado, pez espada, mero |
80-90 |
Crustáceos, trucha, pulpo, sepia, palangre, fruta |
90 > |
Verdura, fresas, melón, pomelo, melocotones |
Además de glúcidos, lípidos, proteínas y vitaminas, también las sales minerales y los oligoelementos son indispensables para el buen funcionamiento del organismo.
Son múltiples los factores que pueden contribuir al desequilibrio mineral en una persona: malos hábitos alimentarios (exceso de alimentos refinados y de alcohol), una dieta monótona, un exceso de fibra, estrés (físico o psíquico)... También algunos fármacos (como diuréticos y agentes quelantes) reducen el contenido de sales minerales del organismo. A menudo, la ingestión de preparados a base de vitaminas o de minerales, si se realiza de manera incorrecta, puede ser contraproducente: una carencia de cobre puede agravarse con un erróneo suplemento de cinc; la vitamina C —necesaria para absorber mejor el hierro— si es excesiva puede producir carencia de cobre. También la contaminación, el humo, el uso de cacerolas de aluminio y de tintes para el pelo pueden provocar desequilibrios minerales.
Principales funciones |
Síntomas de carencia |
Principales fuentes alimentarias |
CALCIO (CA), FÓSFORO (P) |
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Son los constituyentes de huesos y dientes. El calcio desempeña una función en la contracción muscular, la conducción nerviosa, la coagulación de la sangre y la respuesta inmunitaria. El fósforo es un componente de ácidos nucleicos, fosfolípidos, sistemas tampón, moléculas transportadoras de energía |
Raquitismo, osteoporosis, tétanos |
Calcio: leche y derivados, legumbres, tofu, peces pequeños consumidos con espina Fósforo: todos los tejidos de los animales, legumbres, cereales integrales |
MAGNESIO (MG) |
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Interviene en la síntesis de proteínas, lípidos, glúcidos y ácidos nucleicos, las contracciones musculares, la excitabilidad nerviosa; estabiliza las membranas biológicas; controla los fenómenos inmunitarios |
Calambres, dolores musculares, depresión, astenia |
Almendras, nueces, legumbres, germen de trigo, cacao, chocolate amargo, vegetales de hoja verde oscuro |
SODIO (NA) |
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Está presente en los líquidos extracelulares, es importante para la transmisión del impulso nervioso y contribuye a regular el equilibrio ácidobase y al mantenimiento de la presión osmótica |
Calambres musculares, apatía, pérdida del apetito |
Sal de cocina, salsa de soja, alimentos en conserva |
POTASIO (K) |
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Presente en líquidos intracelulares, es importante en la transmisión del impulso nervioso, la regulación del equilibrio ácido-base y la presión osmótica y en la contracción muscular, especialmente cardiaca |
Debilidad muscular, parálisis, confusión |
Hortalizas, fruta fresca y seca como dátiles, naranjas, albaricoques, plátanos, ciruelas; judías y otras legumbres; pollo y cordero |
HIERRO (FE) |
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Forma parte de la hemoglobina, molécula que transporta el oxígeno en la sangre, y de la mioglobina, proteína que facilita el oxígeno para la contracción muscular |
Anemia, debilidad, palidez, dolor de cabeza, escasa resistencia frente a las infecciones, dificultad para concentrarse, escasa tolerancia al frío |
Carne, pescado, aves, ranas, marisco, huevos, legumbres, germen de trigo, frutos secos |
CINC (ZN) |
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Forma parte de la insulina y de más de ochenta enzimas; colabora en la respuesta inmunitaria, en la síntesis del material genético y en la protección de las células contra los radicales libres |
Retraso en el crecimiento, pérdida de concentración, lesiones cutáneas, pérdida del sabor, fotofobia, ceguera nocturna, alopecia |
Carne, pescado, aves, crustáceos, ostras, levadura, germen de trigo, cereales integrales, legumbres |
COBRE (CU) |
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Forma parte de algunos enzimas; es importante para la absorción del hierro y para la protección contra los radicales libres |
Anemia, enfermedad de Wilson, enfermedad de Menkes |
Carne, moluscos, hígado, pescados, levadura, algas, nueces, avellanas, jaramago, coles, avena |
CROMO (CR) |
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Componente de los ácidos nucleicos; favorece el enlace entre insulina y glucosa |
Escasa tolerancia a las cargas de glucosa; disminución de la fertilidad |
Levadura de cerveza, hígado, quesos, cereales integrales, pimienta negra. Cocción de alimentos en cacerolas de acero inoxidable |
MANGANESO (MN) |
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Componente y activador de muchos enzimas, entra en la síntesis de algunas proteínas y anticuerpos |
Uso alterado de azúcares y grasas |
Cereales integrales, té, almendras, nueces, fruta y vegetales |
COBALTO (CO) |
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Constituyente de la vitamina B12 |
Anemia y otros síntomas de carencia de la vitamina B12 |
Remolachas, coles, zanahorias, cebollas, espinacas, higos, peras, tomates, hígado |
NÍQUEL (NI) |
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Facilita la absorción del hierro y contribuye a estabilizar el ADN |
No se han detectado casos de carencia en el hombre |
Carne y aves, muchos vegetales |
SILICIO (SI) |
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Es indispensable para la formación de los tejidos óseo y conectivo |
No se han detectado en el hombre |
Cereales integrales y vegetales crecidos en suelos ricos en silicatos |
SELENIO (SE) |
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Componente esencial de un enzima que protege las células contra la acción de los radicales libres; coopera con la vitamina E |
Cardiopatías, debilidad, excesiva oxidación de las grasas y formación de radicales libres |
Pescado de mar, hígado, levadura de cerveza, germen de trigo, cereales integrales |
MOLIBDENO (MO) |
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Es un componente de algunos enzimas |
Retraso mental |
Legumbres, carne, leche |
YODO (I) |
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Componente de hormonas tiroideas |
Bocio; cretinismo |
Muchos vegetales, pescado de mar, moluscos |
VANADIO (VA) |
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Entra en el mecanismo que regula el paso del sodio y del potasio al interior de las células; controla la oxidación de la glucosa y la síntesis del colesterol |
No se han observado en el hombre |
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Las vitaminas son compuestos orgánicos esenciales para nuestro organismo; baste recordar que son parte constituyente de muchísimos enzimas. Se absorben en pequeñas cantidades y son nutrientes indispensables, pero no calóricos.
El organismo humano consigue sintetizar sólo algunas vitaminas: la piel, gracias a los rayos ultravioletas del sol, produce vitamina D; el intestino, gracias a las bacterias que aloja, produce ácido pantoténico, biotina, vitamina K y poquísima B12. El resto debe ser introducido a través de los alimentos.
Las necesidades vitamínicas deben satisfacerse intentando variar lo más posible la dieta, sin olvidarse nunca de las verduras.
Las vitaminas se clasifican en dos grupos principales:
• vitaminas liposolubles (A, D, E y K), vehiculadas por las grasas, que pueden ser tóxicas si se toman en cantidades excesivas mediante preparados farmacéuticos;
• vitaminas hidrosolubles (vitaminas del grupo B y vitamina C), que son solubles en agua y cuyo exceso se elimina a través de la orina.
VITAMINAS LIPOSOLUBLES |
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Principales funciones |
Síntomas de carencia |
Principales fuentes alimentarias |
VITAMINA A |
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Interviene en el mecanismo de la visión, favorece el mantenimiento de los epitelios, protege contra el cáncer |
Anemia, diarrea, ceguera nocturna, depresión del sistema inmunitario, lesiones oculares |
Hígado, huevos, mantequilla; espinacas y otros vegetales de color verde oscuro, brécoles, albaricoques, melones, zanahorias y vegetales de color naranja |
VITAMINA D |
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Mineralización de los huesos y correcta utilización del calcio y del fósforo |
Raquitismo en el niño, fragilidad ósea en el adulto |
Hígado, huevos, pescado azul (sardinas). Proviene también de la síntesis endógena del colesterol |
VITAMINA E |
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Antioxidante; protege a los ácidos grasos poliinsaturados y la vitamina A |
Anemia, debilidad, calambres |
Aceites vegetales no refinados, germen de trigo, vegetales de hoja verde, semillas, nueces |
VITAMINA K |
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Interviene en el mecanismo de coagulación de la sangre |
Hemorragias o retraso en el tiempo de coagulación |
Brécoles, coles y coliflores; vegetales de hoja verde; hígado; también la sintetizan las bacterias del tracto intestinal |
VITAMINAS HIDROSOLUBLES |
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Principales funciones |
Síntomas de carencia |
Principales fuentes alimentarias |
VITAMINA B1 (Tiamina) |
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Forma parte de un coenzima que interviene en el metabolismo energético; estimula el apetito y las funciones del sistema nervioso |
Problemas cardiacos, inapetencias, debilidad, degeneración del sistema nervioso; beriberi |
Presente en muchos alimentos, sobre todo cereales integrales, legumbres, cerdo, nueces |
VITAMINA B2 (Riboflavina) |
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Forma parte de un coenzima que interviene en el metabolismo energético; ayuda a la visión y a la piel |
Lengua azul, heridas en las comisuras de la boca, enrojecimiento de los ojos |
Leche y derivados, carne, cereales integrales, vegetales verdes |
VITAMINA B3 (Niacina, Vitamina PP) |
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Forma parte de un coenzima útil en el metabolismo energético; ayuda a la piel y a los sistemas digestivo y nervioso |
Diarrea, debilidad, alteraciones mentales hasta el delirio, glositis, pelagra |
Leche, carne, huevos, pescado, cereales integrales, frutos secos y otros alimentos proteicos |
VITAMINA B6 |
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Forma parte de un coenzima útil en el metabolismo de los aminoácidos |
Anemia, glositis, irritabilidad, convulsiones, dermatitis grasa |
Cereales integrales, vegetales verdes, legumbres, carne, pescado |
FOLACINA (Ácido fólico) |
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Forma parte de un coenzima utilizado en la síntesis de nuevas células |
Anemia, trastornos intestinales, depresión del sistema inmunitario, confusión mental |
Vegetales de hoja verde, legumbres, semillas, hígado |
VITAMINA B12 |
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Forma parte de un coenzima utilizado en la síntesis de nuevas células |
Anemia, glositis, cansancio, degeneración del sistema nervioso |
Alimentos de origen animal (carne, pescado, leche, quesos, huevos) |
ÁCIDO PANTOTÉNICO |
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Forma parte de un coenzima utilizado en el metabolismo energético |
Insomnio, vómitos, trastornos intestinales |
Ampliamente difuso en los alimentos |
BIOTINA |
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Forma parte de un coenzima utilizado en el metabolismo energético |
Inapetencia, náuseas, depresión, debilidad, caída del cabello, actividad cardiaca anómala |
Ampliamente difuso en los alimentos |
VITAMINA C (Ácido ascórbico) |
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Antioxidante, interviene en la síntesis del colágeno y de la tiroxina; aumenta la resistencia frente a infecciones, ayuda a absorber el hierro |
Anemia, infecciones frecuentes, encías sangrantes, depresión, fragilidad capilar y ósea, escorbuto |
Cítricos, brécoles, coles, melón, melón de Cantalupo, fresas, kiwis, tomates, papaya, mango, pimientos, patatas, lechuga |