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Capítulo 2

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El fin de esa semana finalmente llegó y, con ello, el video de Boone en su canal. Solamente estaba hablando frente a la cámara, sin más, pero había estado esperándolo tanto que no me importó que no fuera TAN apoteósico como otros que tenía. Sin embargo, me gustó, igual que todos, porque aunque se tratara de sentarse frente a la cámara y decir un montón de tonterías a mí me encantaría debido a mi nivel de fanboy actual.

Esta vez estaba hablando de lo loco que le parecía todo lo que le había sucedido desde que había abierto el canal.

“Nunca pensé que llegaría tan lejos —decía sonriendo y sacudiendo la cabeza de vez en cuando, incrédulo—. Es decir, sé que 100K tampoco es mucho, pero yo soy un don nadie queer al que nadie conoce y que no hace más que grabar videos tontos... ¡Para mí esto se siente demasiado irreal para ser siquiera un sueño!”

Sonreí. Dudaba que esos 100,000 suscriptores pensaran lo mismo que él.

“Y, es decir, un día tomé una cámara y me grabé siendo yo mismo, y ahora... ya llegué a los 100K y YouTube se supone que pronto me dará mi placa por ello, y ustedes se emocionan cuando les doy un follow back o cuando les respondo algo que me escribieron o cuando les doy un simple like y...”

Seguía sonriendo, viéndose incluso más incrédulo que antes. Era todo un espectáculo, y era hermoso porque se sentía como que yo había formado parte de ese camino, que lo había acompañado hasta llegar a esa meta, y me sentía tan orgulloso de él que era indescriptible.

“Algunos de ustedes me ven en la calle y me piden tomarme fotos, ¿saben? —Se echó a reír—. ¿No les parece una locura? Y recuerdo que una vez alguien hasta me pidió mi autógrafo y... ¡Dios, todo es tan irreal, en serio!”

Pausé el video y fui a beber agua. Mi mamá me vio y, al notarme tan feliz, me preguntó si en serio no estaba hablando con ninguna chica o algo así, y la respuesta salió de forma tan fácil de mi boca que al escucharla me sorprendí hasta a mí mismo.

—Es que mi youtuber favorito sube videos los domingos, mamá —Tomé una jarra de agua y un vaso, dejándolos sobre una mesa para llevarlos a mi habitación—. Y como me llega la notificación y veo el video, me alegra el día.

—¿Esa jarra va a tu habitación? —Asentí y me miró con ojos curiosos—. Sabes que la vas a lavar luego, ¿no? —Volví a asentir—. Perfecto.

—¡Gracias!

—¿Y qué youtuber es ese que te gusta tanto?

Que dijera la palabra gustar en la misma oración en la que con youtuber se refiriera a Boone me causaba escalofríos.

—Se llama MetaphoricETC. Hace videos interesantes.

—Ya veo, ya veo —Esperé a que me dijera algo más—. Bueno, mejor anda a verlo y así eres feliz por más tiempo, ¿no?

Desaparecí de la cocina de inmediato.

––––––––

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CUANDO TERMINÉ DE VER el video, miré en el comentario que Boone dejó al publicarlo y pensé en él por más tiempo del que debía.

“¡Chicos, miles de gracias por todo! ¡Los amo! Y quiero decirles que si llegan a verme en la calle o algo y quieren tomarse una foto conmigo, pueden acercarse sin ninguna vergüenza; me encantaría hablar con ustedes aunque fuera un rato :)”

¿Debía decirle cuando lo viera en el colegio un día? Me parecía... alocada la idea. Demasiado alocada, la verdad. DEMASIADO. Porque una cosa era ver sus videos con un user que no revelaba mi nombre real, pero acercármele y pedirle una foto, haciéndole saber que veía sus videos... no me llamaba demasiado la atención.

Es decir, no porque en sí no me llamara la atención, sino porque no estaba seguro de si siquiera sabría quién era o cómo reaccionaría o si por malas cosas de la vida pensaba que lo estaba acosando o algo así o...

Tenía miedo, ¿sí?

Eso era todo.

No obstante, seguí pensando en ello todo el día. Y por días, de hecho. Y quizá por incluso mucho más que eso...

––––––––

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—¿CUÁL ES TU VIDEO FAVORITO de Boone? —preguntó Conrad mientras almorzábamos un día de esa semana, y suspiré sonoramente. Solía hablar con su hermana en el receso, pero por alguna razón ella no estaba con nosotros en ese momento, por lo que solo estábamos los dos en la mesa y, con ello, la obviedad de que esa pregunta iba dirigida a mí.

—No lo sé. Me gustan varios.

—Pero debe haber uno que te guste más que los otros, Angus. Aunque sea uno solo.

Pensé en el que cantaba ese cover, pero no me pareció algo apropiado de decir —o, más bien, algo que quisiera compartir con nadie.

—Todos son geniales y esa es mi última palabra.

—¿Pero no hay uno que hayas visto un par de veces? Yo he visto muchas veces en el que sale cantando; pienso que debería grabar más videos así. De hecho, quizá me anime y se lo diga.

Darme cuenta de que no era el único que disfrutaba de la voz del moreno me regresó a la realidad y me algo así como que entristeció un poco.

—¿En serio te animarías a hablarle?

—Pues él mismo lo dijo en el video anterior, ¿recuerdas? Que si queríamos podíamos acercárnosle y que le gustaría hablar con nosotros y todo lo demás; no veo por qué no le hablaría. ¿Tú no le hablarías?

Y mi mente voló a otro lugar, pensando en lo de su hermana.

—¿Sus videos también te han ayudado en eso de ser queer?

Rodó los ojos.

—¿Te das cuenta de que nunca respondes ninguna de mis preguntas? ¡Pareciera que lo hicieras a propósito!

Me encogí de hombros.

—No es intencional.

—Ni siquiera sé si eso es sarcasmo o no.

—Responde: ¿te ha ayudado o no?

—Sí —Suspiró, bajando la vista—. Por más en el 2013 que estemos, ser queer en una secundaria no es tan fácil como parece.

Y estuve a punto de decir te entiendo, pero en realidad (1) no lo hacía, (2) lo estaría diciendo por las experiencias que Boone había contado al respecto en sus videos, por lo que técnicamente no serían mis vivencias y por ello no tenía derecho a hablar.

—Me imagino.

—¿Y tú? ¿Te han ayudado a ti?

Me detuve un momento, como si le estuviera poniendo una pausa a la vida, y lo miré con detenimiento, como procesando sus palabras e intentando descifrar por qué me las decía a mí.

—¿Cómo?

—Veo youtubers porque hacen que me olvide de mi vida por un rato, de mis problemas, de las cosas que me estresan o incluso de las que me ponen triste. Son como... unas vacaciones de toda la mierda de la vida, ¿entiendes? Y así es el arte en general: hace que te olvides de todo por un rato, y por eso es que es tan bueno.

—Entiendo...

Me miró a los ojos y sonrió.

—¿Así ha sido Boone para ti? ¿Te ha ayudado a olvidarte de tus problemas? ¿Te ha alegrado las tardes? ¿Ha hecho que tu vida sea un poco menos... mierda?

Me sentía expuesto. Ni siquiera había pensado en ello y él ya me ponía una lupa encima; era demasiado para mí. Además, con esa última palabra me había hecho pensar en mi papá y todo lo que había sucedido con él, y me sentí más vulnerable que antes y lo odié por completo.

—¿Estás sugiriendo que mi vida es una mierda?

Sonrió de lado.

—Nuestras vidas están llenas de rutinas que nos aburren hasta querer morirnos, y es ahí cuando hace aparición el arte y nos salva de la monotonía, de la vida simple y sin sentido que a veces sentimos que vivimos.

Tenía tanta razón que daba miedo.

—Pues, sí: me ha ayudado. ¿Ya estás feliz?

Su sonrisa se hizo más grande.

—Más de lo que crees.

––––––––

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ESE DÍA QUE LA HERMANA de Conrad había faltado a la mesa lo había hecho porque se había sentado con alguien más.

Y ese alguien era Boone.

Sí, el mismo Boone Collingwood que hacía los videos en internet. El mismo Boone Collingwood que, como decía Conrad, me ayudaba a olvidarme de la mierda de mi vida. El mismísimo MetaphoricETC en persona.

Decir que me dio celos era poco. O bueno, en sí no eran celos, era solamente ¿envidia? de que ella pudiera atreverse a hablarle y yo no. Conrad me lo había preguntado el otro día y no le había respondido, pero era así: no le hablaba a Boone Collingwood porque me intimidaba. Me parecía demasiado asombroso como para mí, por más tonto que pudiera parecer.

En el receso de ese día, Conrad y su hermana volvieron a comer conmigo en la mesa, de forma que no estaba solo y ellos estaban hablando. Yo, en cambio, estaba pensando, porque al preguntarle por qué había faltado la vez anterior soltó de forma tan simple el oh, estaba hablando con Boone, ¿sabes? Él tiene un canal en YouTube y dijo que sus fans podíamos acercarnos a hablar con él, así que fui y... hablamos, sin más.

Me parecía una locura no tanto eso, sino que mi amigo no me lo hubiera dicho.

Aunque, bueno, quizá no lo había hecho para no hacerme sentir minúsculo, como obviamente me sentía desde ese momento, porque esa niña se había atrevido a ir a hablarle y yo no, y técnicamente yo tenía más posibilidades de hablar con él, ya que íbamos a los mismos cursos, teníamos la misma edad y otro sinnúmero de factores.

Y, por la misma incredulidad, giré a ver a Ruth. Estaba ahí, junto a Claire, su ahora novia, y estaban hablando y sonriendo de lo más felices y relajadas en la vida.

¿Cómo era que esa niña había hecho algo que yo no podía por los nervios? Era tan irreal verla y pensar que en serio había hablado con él cuando lucía tan normal, tan como si nada hubiera pasado, cuando a mí el siquiera pensar en acercármele me ponía a sudar como un cerdo.

—¿Y cómo fue que conociste el canal de Boone, Ruth? —inquirí y giró en mi dirección, regalándome una de esas sonrisas ligeras típicas de ella.

—Oh, un día estaba viendo videos y me salió uno de él en las sugerencias. Lo cliqueé para ver si en serio era él, porque creía haberlo visto en el colegio antes, y comprobé que sí lo era. Me sorprendió que también fuera queer y que hablara de temas relacionados, porque no creí que hubiera más personas como nosotros aquí, pero... sí las hay y me alegró mucho.

¿Al decir nosotros se refería a ella, su novia y Conrad? ¿O de alguna forma también estaba incluyéndome a mí?

—Pero cuando comenzó a verlo no sabía que era lesbiana —explicó su hermano—. Y creo que Claire tampoco, ¿cierto?

—No, no sabía —respondió ella sonriendo—. Me pasaba lo mismo que a Ruth: ella me gustaba, pero luchaba internamente conmigo para no hacerlo y, de hecho, lo negaba. Era difícil aceptarlo cuando todos los demás esperaban lo contrario de mí, pero supongo que lo que uno realmente es al final siempre termina saliendo a la luz, ¿no?

Pensé en mi papá y asentí, centrando mi cara en mi comida.

—Supongo.

—Lo más irónico es que antes de eso Conrad ya me había dicho que era pansexual —salió Ruth—, pero creo que para cada persona es distinto.

El mencionado rió y asintió, tomando otro bocado, luego jugo y preparándose para hablar.

—Para mí fue la cosa más simple del mundo. Un día me paré frente al espejo y le dije eres pansexual y eso no está mal, y ya. Sin dramas ni negaciones ni depresiones ni nada por el estilo.

—No para todos es tan fácil —comentó su hermana encogiéndose de hombros—. Pero está bien. Cada camino es diferente.

—¿Y qué hay de ti? —esa era Claire, y se estaba refiriendo a mí—. ¿El canal de Boone también te ayudó?

Tosí abruptamente y tomé agua de inmediato.

—¿Qué? —Tomé aire y me calmé—. No. Yo soy heterosexual. Veo su canal porque Conrad me lo recomendó, pero no soy queer.

—Oh, eres un aliado —Sonrió—. ¡Qué lindo!

—Sí, yo, eh... ¿supongo?

—¿Y desde hace cuánto lo ves? ¿Cuál es tu video favorito? A mí me gustan todos, pero creo que su 50 cosas sobre mí más porque así lo conocemos un poco más.

—Desde hace como un mes —respondió Conrad por mí—. Pero no tiene uno. Todos le gustan igual.

—Es tan lindo, ¿verdad? —comentó Ruth y su novia la miró de soslayo.

—¿No se supone que eres lesbiana?

—Soy lesbiana, no ciega, y no dices lo contrario porque sabes que tengo razón.

Suspiré. Las mujeres y sus chácharas.

Me volví a concentrar en mi comida, terminándola, y después de unos minutos mi amigo dijo algo que en realidad me hizo pensar muchísimo más de lo que creía posible.

—¿No es increíble que ese Boone sentado en la mesa sea el mismo que sube los videos a internet? Es decir, es como... esa persona que se ve tan normal, tal como todos los demás, tan ordinario, tan regular, un día tomó una decisión y su vida cambió por completo. Las repercusiones de esa decisión hicieron que nuestras vidas también cambiaran y, aunque se ve tan común, nos ha ayudado muchísimo, al igual que a otras miles de personas que lo ven. ¿No es algo... irreal?

—Lo es —concordó Claire sonriendo—. Y todo comenzó por atreverse a tomar una decisión...

Sonó el timbre y quedé pensando en todo eso. En cómo Boone Collingwood era un estudiante, igual que nosotros, igual que todos los demás, y aun así era diferente solo por una decisión que había tomado. Eso a su vez me hizo meditar en mi propia vida, en mis propias decisiones, y en el hecho de que quizá yo lo veía como alguien tan lejano a mí porque no entendía que los dos en el fondo éramos iguales.

Boone Collingwood y yo somos iguales, me repetí mentalmente. Lo único que nos hace distintos es que él sube videos a internet, pero en realidad somos lo mismo, estamos en el mismo nivel, no es un dios ni mucho menos, y...

Llegué a las afueras del salón. Conrad había ido al baño, como siempre hacía cuando sonaba el timbre en lugar de ir antes, y mientras la profesora se tardaba en llegar vi al mismísimo Boone Collingwood cerca de mí, a uno de los lados de la puerta, revisando un cuaderno y centrando su vista en él.

Al mirarlo así, era tal como lo decía Conrad: parecía un estudiante completamente normal, regular, como todos los demás, y no había nada de especial en él.

Sin embargo, sabía que sí lo había. Aunque ese no era el punto en esa ocasión.

—¿Boone? —me escuché a mí mismo diciendo en un impulso súbito de agallas. Él frunció el ceño y giró el rostro hacia los lados, buscando a quien lo había llamado—. Boone, hola, yo...

Se acercó a mí, mirándome todavía con el ceño fruncido.

—Hola, Angus. ¿Qué ocurre?

Estaba a punto de morirme.

—¿Te... sabes mi nombre?

Lució incluso más extrañado que antes.

—Claro. Vas a mi mismo curso y escucho que te llaman así día tras día al pasar la asistencia. ¿Cómo no me lo iba a saber?

Si lo ponía así, hasta mi pregunta sonaba estúpida.

—Oh, cierto... —Me pasé la mano por el pelo, nervioso, y suspiré.

—¿Qué ocurre? ¿Necesitas algo?

Era tan irreal tenerlo tan cerca cuando siempre que lo veía era a través de una pantalla que me costaba creer que eso de verdad estaba pasando.

—Es que... eh... —Volví a pasarme la mano por el cabello—. Soy uno de tus etcéteras, y en el último video dijiste que si queríamos tomarnos una foto contigo o algo así podríamos acercarnos y eso y... pensé que... ya sabes...

Los ojos marrón oscuro le brillaron con más intensidad que a través de la pantalla, y su sonrisa era tan grande que parecía pintada. Su expresión era indescriptible, completamente indescriptible, y noté que se sonrojó un poco —y me sentía tan en otro mundo que juro que casi me desmayé en el acto.

—¿Eres un... uno de mis...? —Seguía sonriéndome y mirándome con incredulidad—. ¿De verdad ves mi canal? ¿Y te gustan mis videos? ¿EN SERIO?

Asentí, también sonrojado, cosa que NUNCA me pasaba, y tosí un poco, anonadado.

—Eh... sí. Soy uno de tus etcéteras.

Y me abrazó, riendo.

Y yo me sentía tan en un sueño que creí que me iba a desmayar o morir o a dar un infarto.

—¡No puedo creerlo! —Se escuchaba alegre y soltaba carcajadas de cuando en cuando—. Me siento en un sueño, ¿sabes? Como si nada de esto fuera real.

—Oh, te entiendo —No podía ni corresponderle el abrazo por lo tan en shock que estaba—. Más de lo que crees.

—Sí, bueno, eh... —Se separó de mí y me miró; todavía estaba sonrojado y sonriente. Se pasó la mano por la cara y suspiró—. Hola —Tendió su mano—. Soy MetaphoricETC. Mucho gusto.

Oh, me iba a morir, estaba casi seguro.

—Mucho gusto —Le estreché la mano con un poco de temblor en la mía—. Angus Becher.

—Sí, lo sé... —Sacudió la cabeza, notándose feliz e incrédulo—. Esto es una locura, ¿sabes? Porque solamente subo videos a internet haciendo tonterías o hablando de cosas que pienso que podrían ser interesantes para alguien más y... ¡Dios, qué irreal es todo esto!

Sonreí.

—Tus videos son buenos. Mereces más que solamente cien mil suscriptores.

Y frunció el ceño un poco.

—¿Desde hace cuanto ves mis videos?

—Desde hace como un mes, más o menos.

—¿Y por qué no me habías dicho?

¿Cómo explicarle que en mi cabeza él era algo así como una súper estrella y yo no era más que un don nadie que no tenía derecho ni a hablarle por ser tan genial?

—Los nervios, ya sabes...

—¿Por mí? —Se notaba su sorpresa—. ¿De verdad?

—Tu fama me intimida.

Se echó a reír y sentí que el pecho se me encogió.

—¿Mi fama? ¿Estás hablando en serio? —Asentí—. Tengo apenas cien mil suscriptores. No es un millón o diez o algo así.

Sonreí de lado, encogiéndome de hombros.

—Creo que es un gran logro, y aún faltan muchos más por venir.

Me regaló una de esas sonrisas cálidas de sus videos y sentí que mi corazón se paralizó por unos segundos de nuevo. Estar tan cerca de alguien tan famoso me alteraba mucho más de lo esperado.

—Gracias.

Se escuchó que dijeron que la profesora ya venía, por lo que todos comenzaron a apartarse de la puerta. No obstante, él no se movió de donde estaba.

—¿Y la foto? —solté—. ¡Quiero mi foto con mi youtuber favorito!

Se sonrojó todavía más y asintió.

—Después de esta clase, ¿te parece?

—Sí, seguro.

Me estaba muriendo por dentro, lo juro.

—¿Y cuál es tu video favorito? ¿O no tienes uno?

Y me encontré a mí mismo respondiendo esa pregunta que ya tanto me habían hecho antes.

—En el que cantas. Definitivamente es mi favorito de todos.

—Gracias —Volvió a sonreír y los alumnos empezaron a entrar al salón—. Aunque, ¿sabes algo curioso? El otro día vi un comentario en ese video que decía algo así como que debería subir otro video cantando, pero la persona que lo comentó ni siquiera estaba suscrita al canal, entonces era como... ¿y entonces?

HABÍA VISTO MI COMENTARIO.

PODRÍA MORIR EN ESE MISMO INSTANTE Y NO ME HABRÍA PERDIDO DE NADA EN EL MUNDO.

—¡Oh, qué loco! —Forcé una risa—. Sí, hay gente que es así. ¿Qué se le hace?

—Pero lo he pensado —Ahora estábamos entrando al salón; éramos los últimos—. Lo de subir otro cover, pero no sé de cuál canción.

¿Estaba diciéndome que había tomado mi comentario como una sugerencia?

EL DÍA SOLO SE PONÍA MEJOR Y MEJOR.

—Hazlo de No Longer Shooting Stars, de Dragon Heart—respondí de inmediato—. Por favor.

—¿Seguro?

—Absolutamente. Tienes que cantar esa. Tienes que...

Sonrió y asintió.

—Bien, bien. Lo haré —Habíamos llegado al interior del salón, la profesora ya se estaba sentando, y era obvio que cada quien tenía que irse por su lado—. Hablamos luego, ¿te parece?

—Sí, claro.

Me senté en mi pupitre y vi que Conrad ya estaba en el suyo. Le sonreí y suspiré, pensando en lo que acababa de pasar, y me miró con las cejas alzadas.

—¿Qué ocurre? —pregunté—. ¿Todo bien?

—Parece que acabas de tener sexo.

Le metí un manotazo, sintiendo cómo el rubor me subía a las mejillas.

—Imbécil.

—Luego vienes a hablarme de tu heterosexualidad, eh.

Lo golpeé de nuevo.

—El que me emocione porque me hable no quiere decir que dejé de ser heterosexual.

—Nunca te había visto TAN emocionado ni sonriente por hablar con alguien. NUNCA.

—Se trata de un youtuber famoso, Conrad. Creo que es normal que reaccione así, ¿no crees?

Rodó los ojos.

—Estabas hablando con MetaphoricETC, no con Tyler Oakley o Connor Franta.

—Podría ser el próximo Tyler Oakley.

Soltó una carcajada.

—¿Te das cuenta de cómo hablas? Eres tan fanboy, por Dios...

—¿Y qué hay de malo con eso?

Sonrió.

—Nada. Ese es el punto: no hay nada de malo en eso.

—¿Entonces cuál es el drama?

—Que no actúas como un fan o como otro de sus etcéteras, Angus. He ahí el motivo de mi drama.

Lo miré con enojo.

—¡¿Qué parte de heterosexual no entiendes?!

Su sonrisa creció incluso más, viéndose complacido.

—Aunque no lo fueras, estaría bien.

—Pero lo soy, Conrad.

—Al igual que lo estaría —continuó, viéndome a los ojos— si te gustara...