—O tu heterosexualidad finalmente está yéndose al carajo —comentó Conrad mientras comíamos en el colegio—, o estás enamorándote de Boone Collingwood. O quizá las dos... Sí, creo que más bien es las dos.
Le di un manotazo en el brazo.
—Somos amigos y ya. No es la gran cosa.
—Eso lo dices porque no te miras a ti mismo cuando hablas de él, cuando lo ves o cuando te habla. Eres peor que mi hermana con Claire, ¿sabes? Y hace poco creí que no habría nadie peor que ella.
Rodé los ojos y bufé.
—En primer lugar, no hay NADIE peor que ella, ¿de acuerdo? NADIE.
—Ahora estás tú con Boone, así que claro que lo hay.
Decidí ignorarlo.
—Y en segundo lugar —proseguí—, no me gusta Boone. Es simplemente que su fama me abruma y me pone nervioso, pero no es porque me atraiga de forma romántica o lo que sea, ¿entiendes? sino únicamente por su fama y éxito en internet.
—¿Te das cuenta de que hablas de él como si fuera Joey Graceffa o Shane Dawson cuando NO LO ES?
—Algún día llegará tan lejos como ellos —Tomé un bocado—. Y entonces no tendrás más opción que callarte.
—¡Es que ni siquiera entiendo por qué te emocionas tanto por él! —Rió con incredulidad—. Es decir, no me malinterpretes; pienso que es genial que sea youtuber y que lo sigas, que lo apoyes, pero... es como si en tu cabeza él no fuera un adolescente, tal como nosotros, y en cambio únicamente fuera el chico que siempre está detrás de la cámara que sube videos los domingos, ¿entiendes? Como si ese adolescente regular que va a la escuela y el youtuber no fueran la misma persona.
Tomé otro bocado y bebí de mi jugo.
—Creo que tiene talento y lo estoy apoyando, Conrad. Eso es todo.
—¿Y por eso actúas como si estuvieras hablando con una súper estrella cuando le hablas, porque lo apoyas y eso es todo?
Volví a rodar los ojos.
—Es como sentir que está en los inicios de sus grandes pasos, ¿sí? Y me emociona verlo por eso, porque pienso que llegará muy lejos y quiero estar ahí en ese momento.
—No, no, no, Angus, estoy hablando de...
Forcé una sonrisa odiosa de esas que él tanto detestaba.
—Puedo seguir argumentando de esta forma todo el día, ¿sabes?
Bufó y se pasó la mano por el pelo.
—¡A veces eres imposible!
—Sí —Me encogí de hombros—. Es una lástima que no me importe.
––––––––
CUANDO LLEGÓ EL VIERNES, para sorpresa mía, Boone se sentó en la mesa a comer con nosotros. Fue como LA SÚPER SORPRESA, porque compré mi comida y me encaminé a la mesa, como siempre, y vi que en ella estaba Conrad, Ruth, su novia, y me dio un mini infarto cuando divisé a la otra persona que estaba sentada allí.
—¡Hola, Boone! —salió de mi garganta con nervios al verlo hablando con mis amigos—. ¿Cómo estás? ¿Qué haces aquí?
Me sonrió.
—Venía a hablar contigo. Si quieres.
—¿De los videos?
—Sí —No respondí nada por unos segundos y se pasó la mano por la cabeza, viéndose ligeramente apenado—. Si quieres, claro. Si no quieres, no importa. Supongo que también debí haberte preguntado ayer y...
—¡No, está bien! —Forcé una sonrisa y me senté, comenzando a comer y viendo a los demás seguir hablando entre ellos—. Soy todo oídos.
—¿Seguro? Ahora me siento mal por no haberte preguntado ayer...
—¿Por qué te sentirías mal?
—Es que tú... —Alcé las cejas en su dirección, indicándole que prosiguiera, y negó con la cabeza, como diciéndome que olvidara lo que estaba diciendo—. En fin, la cosa es que pensé en algo para el video de este domingo y quería saber si te parecía una buena idea.
—¿De qué se trata?
Y me contó. Le sugerí algunas cosas, me comentó sobre planes que tenía para otros videos en el futuro, y le dije que opinaba que debía anotar todas esas cosas en una libreta para que no se le olvidaran, a lo que respondió que ya tenía una y que escribiría allí las cosas que les había dicho ese día.
—¡Vale, muchísimas gracias! —finalizó sonriendo—. Con esto me ayudas más de lo que crees, en serio.
Por unos segundos, me sentí especial. Pero solo unos segundos.
—Cuando quieras.
—Yo, eh... —Se veía algo avergonzado—. ¿Debería pagarte o algo así? Siento que mereces una paga por toda esta ayuda.
—Ya me pagas subiendo videos —Me encogí de hombros—. Así que no te preocupes.
Sonrió y asintió. Después de despedirse de mí y los demás de la mesa, se fue, y todos estos pasaron a mirarme con la misma expresión curiosa y a la vez asombrada y, por primera vez en mucho tiempo, me sentí intimidado por algo que no era Boone.
—¿Qué? —pregunté y Conrad frunció el ceño.
—¿No te das cuenta de lo que acaba de pasar?
Ahora era yo quien estaba confundido.
—¿De qué hablas?
—Te pide consejos sobre sus videos. Te consulta. Eres como su... beta tester o algo así, Angus. Y, ¿sabes lo que eso significa?
—¿Que piensa que mis ideas son buenas?
—Nunca le pide ayuda ni le consulta a nadie al respecto —interrumpió Ruth—. Su canal, sus videos, todo eso es su mundo entero, y el que considere tu opinión para tomar decisiones al respecto quiere decir que...
—Eres importante para él —concluyó Conrad sonriendo con calidez—. Y quizá más de lo que podemos imaginar.
––––––––
EL VIDEO DE ESE DOMINGO fue algo bastante poco esperado —para todos, menos para mí, debido a razones ya explicadas—, pero me gustó el resultado final porque en definitiva quedó genial.
“Como lo dice el título, este es un tag de la sexualidad —explicó—. No, no se refiere a nada sexual, sino que solo voy a hablar de unas cuantas cosas sobre mi orientación sexual, sin más, así que si no les interesa eso pueden cerrar el video y ya —Sonrió—. Bien, vi este tag por ahí y también quise hacerlo, así que gracias a quien quiera que se le ocurrió, y comenzamos.”
La primera pregunta era cuál era su orientación sexual, a lo que respondió bisexual. La segunda era cómo definía dicha orientación, qué significaba para él, y dijo que para él bisexual significaba que te atraían sexual y románticamente personas de dos géneros, que ese género podía ser el propio y otro, o no, pero que en su caso lo era.
“Es como cuando mezclas rojo y azul, ¿sí? —pasó a explicar con calma—. El resultado es morado, no rojo a la mitad y azul a la mitad, y ser bisexual sería ser morado: es algo que está completo en sí mismo, no a la mitad, de forma que no soy mitad gay y mitad heterosexual; soy bisexual y ya, una identidad en sí misma, completa, válida, normal, como cualquier otra, y el que sea la mía no quiere decir que estoy confundido.
En mi vida he estado confundido sobre muchas cosas, entre las cuales destacan las matemáticas, la razón del racismo y homofobia, el porqué la gente se mete en los asuntos de terceros cuando no les incumben ni afectan de ninguna forma, el motivo por el que tantos se oponen al matrimonio gay cuando podrían simplemente no casarse con alguien gay y ya, pero NUNCA, escúchenme bien, NUNCA HE ESTADO INSEGURO SOBRE MI ORIENTACIÓN SEXUAL, ¿entienden? NUNCA.”
Sonreí cuando vi esa parte. Boone era tan él mismo que a veces no se daba cuenta de ello o de cuánto inspiraba y ayudaba a otros al serlo.
Hubo otras preguntas, pero las que más llamaron mi atención fueron: (1) ¿Cómo te diste cuenta de tu sexualidad y a qué edad?, a lo que respondió siempre lo he sabido, pero si así no te pasó a ti no importa; para cada quien es distinto; (2) ¿Fue difícil aceptarlo?, cuya respuesta fue sí, bastante, porque mis padres son muy religiosos y homofóbicos, y por muchos años me sentí deprimido por ser bisexual, porque ellos me hacían sentir mal por serlo, aunque no lo sabían, pero un día solo me levanté y me di cuenta de que en realidad no estaba mal y las cosas mejoraron.
(3) ¿Le has contado a alguien de tu orientación sexual?, a lo que contestó sí, unos amigos y todos ustedes aquí en internet, pero mis padres no lo saben y no tengo ni idea de cómo reaccionen cuando les diga; (4) En caso de que tus padres no lo sepan, ¿piensas decírselos pronto? Y en caso de que ya lo sepan, ¿cómo les contaste y cómo reaccionaron?, cuya respuesta fue no lo saben y quizá sí. Lo he pensado bastante y creo que lo haré pronto, aunque igual les contaré cuando lo haga porque siempre les cuento todo, así que no se preocupen; serán los primeros en enterarse cuando ocurra.
(5) ¿Eres parte de la comunidad LGBTQA+ por otras letras y, en caso de ser así, cuáles?, y la respuesta fue un no; solo soy bisexual; (6) ¿Cómo te sientes hablando de todas estas cosas respecto a tu orientación sexual?, y la respuesta fue bien, pero algo nervioso. No suelo hablar de estas cosas, pero es interesante y liberador y pienso que más gente debería hacerlo; (7) ¿Tienes pareja o te gusta alguien?, y su respuesta fue una carcajada seguida de un no, y luego un no voy a hablar de eso.
(8) ¿Alguna vez has ido a un desfile del orgullo? En caso de ser así, ¿a cuál, en dónde y nos cuentas un poco de tu experiencia en él? y en caso de no ser así, ¿por qué y piensas ir a uno pronto?, y la respuesta fue no he ido a uno porque mis padres también van, a arrojar odio, como buenos cristianos que son, y si me ven ahí en el otro lado del desfile y no con ellos me van a matar, pero sí me gustaría ir pronto a uno y, de hecho, estaba pensando en ir con unos amigos. O con solo uno en específico...
Cuando llegó esa parte del video, por más tonto que pareciera, deseé que estuviera hablando de mí. Y sabía que no era gay ni queer ni nada por el estilo, pero el siquiera pensar que quería ir únicamente conmigo me hacía sentir tan emocionado que no podía explicarlo —ni encontrar su motivo, si me preguntaban.
Sin embargo, sabía que no era así.
Pero había que soñar, ¿no?
“La última pregunta es mi favorita —dijo sonriendo aún más frente a la cámara—, y es ¿Algún consejo sobre salir del clóset o aceptarse a sí mismos para quienes están viendo este video?, y la respuesta es sí —Suspiró y, tras tomar agua, prosiguió—. Lo que deben saber es que cada quien va a su propio ritmo y eso está bien. Para cada persona el camino es diferente, para cada persona la historia es distinta, y eso está bien. ¿Te diste cuenta a los 5 años? Bien. ¿Te diste cuenta a los 50? También está bien. ¿Quieres contárselo al mundo entero? Genial. ¿No se lo quieres contar a nadie? Me parece perfecto.”
Cuando lo decía así, lo hacía sonar fácil, cosa que sabía más que bien que no era por haber vivido la situación con mi papá en vivo durante años.
“Sin embargo, lo que quiero que sepas, querido etcétera, es que para salir del clóset debes sentirte listo; nadie debe sacarte de él, porque es una decisión propia que toma cada quien, y sea cual sea, debe ser respetada. Primero debes haber salido del clóset para ti mismo, sentirte bien en tu piel, sentirte cómodo siéndolo, entender que serlo no está mal, a pesar de las opiniones de los demás, y también debes estar consciente de que, incluso si algo sale mal, no está mal que seas lo que eres.
Tú eres tú, estás siendo tú, y el que seas parte de la comunidad o uses esta u otra etiqueta es solo una parte de ello; no es todo tú, no es lo único que eres, es solamente una parte de ti, y ni siquiera está mal que lo sea.”
Me gustaba que lo hacía ver como si ser queer no fuera TODO tú; era una parte de ello, y no era ni la más importante.
“Además —continuó el video—, no debes intentar obligarte a dejar de ser eso en ningún caso, salgan bien las cosas o no, porque, si eres algo eso no va a cambiar, sin importar cuántas capas o caretas u odio coloques encima de ello, y si ni siquiera es algo que realmente puedes cambiar, porque nadie puede cambiar ser gay o bisexual o transgénero o lo que sea, ¿por qué deberías torturarte a ti mismo al forzarte a ser algo más?
Forzarte a ti mismo a ser algo que no eres nunca funciona, así que te recomiendo que uses esas energías en algo más productivo, como quererte o aceptarte o ser feliz siendo tú, en lugar perder tu tiempo y deprimirte al hacer algo que es en vano y que ni tiene sentido porque, lo juro, ser tú mismo nunca está mal y tú no eres la excepción a ello.”
Sonreí frente a la pantalla. Si en el colegio o en los hogares a los niños les dijeran cosas así, estaba más que seguro de que los índices de suicidio disminuirían considerablemente.
––––––––
TERMINÉ DE REPRODUCIR el video hasta el final, le di el like que le correspondía, y después de eso se me ocurrió, solo porque sí, llamarlo. Es decir, tenía su número, él siempre me consultaba todo, y ese video me había parecido muy bueno, así que consideré que tenía suficientes motivos para llamarlo y, cuando tomé mi teléfono, lo hice.
Contestó al tercer timbre.
—¡Hola, Angus! —Su voz era alegre—. ¿Cómo estás? ¿Puedo saber a qué se debe el honor de escuchar tu voz a esta hora o, más bien, por primera vez a través de un teléfono?
No sabía si sonreír, decirle ¡estúpido!, sonrojarme o hacer una broma al respecto.
—Acabo de ver el video que subiste y...
—Oh, ¿te gustó cómo quedó? La edición fue bastante sencilla, pero en realidad me parecía que estaba acorde al contenido, porque estaba respondiendo unas preguntas de un tag y...
—Sí, quedó perfecto —Suspiré—. Fue asombroso.
—¿En serio te gustó?
—Claro. Más que todo la última pregunta; me gustó cómo la respondiste; se vio muy natural y sé que habrá miles de personas que a las que ayudarás cuando la vean.
Supe que sonrió.
—Gracias. Significa mucho para mí que digas eso.
El pecho comenzó a latirme con rapidez y ahora no sabía qué hacer o decir. Sabía que era algo mínimo y tonto, pero se trataba de él, del gran Boone Collingwood, de MetaphoricETC, y por eso ya era especial.
—Eh... —empecé a balbucear, pero me interrumpió.
—¿Sabes? Anoté las ideas que discutimos el otro día en la libreta de la que te hablé, y tengo otras ahí que pienso que son buenas. ¿Te gustaría hablar de ellas como en una hora? Conozco un sitio cerca que abre todo el día los domingos y hacen cafés muy buenos allí.
Las palabras se resbalaron de mi boca por el mismo shock en el que estaba sumido.
—¿E-estás... i-invitándome a... s-salir?
—Sí —Su voz se oía ligera, como si nada—. Aunque no es nada romántico, ¿sí? Sé que eres heterosexual, así que hablaremos de ideas para mis videos, te invitaré un café, quizá unas donas o algo así, no lo sé, depende de lo que quieras, y quizá veamos las tiendas cerca —No hablé por segundos—. Si quieres...
Eso me hizo volver a la Tierra.
—Sí, y-yo, eh, yo, c-claro, sí, s-seguro... eh...
Se escuchó su risa al otro lado de la línea.
—Si no fueras heterosexual, creería que estás nervioso y tartamudeando porque te acabo de invitar a salir, aunque no sea algo romántico.
Sí era por eso, y era heterosexual. ¿Se trataba del efecto Boone Collingwood, de su fama, o era algo más que no lograba ver? No lo sabía.
—¿En una hora, dijiste?
Se rió incluso más.
—Sí. Voy a hablar algo con mis padres, pero será rápido, así que como en una hora debo estar libre y en marcha al café.
—¿Cómo se llama el sitio?
—Ya te mando la información por mensaje, ¿sí?
—Bien. Entonces... hasta dentro de una hora.
—Sí. Hasta entonces.
Cuando colgué, estaba tan anonadado por lo que había acabado de pasar que me tiré en mi cama y me limité a contemplar el techo por minutos.
—Oh —murmuré—. Este debe ser el mejor día de mi vida.
––––––––
PERO NO LO FUE. DE hecho, fue el peor, porque Boone, a pesar de haberme mandado la dirección y haber fijado la hora a la que nos encontraríamos, no se apareció en el lugar. Le envié mensajes y lo llamé varias veces, como todo un imbécil de primera, pero no respondió ninguno; de hecho, me caía directo en la contestadora.
Después de una hora esperando, entendí que todo era en vano porque no se aparecería.
Así que... sí. Me había dejado plantado.
Y me sentía como la peor mierda del mundo.