Friedrich Engels

Feuerbach

a) Toda la filosofía de Feuerbach se reduce a: 1) filosofía de la naturaleza; adoración pasiva, postrarse arrobado de hinojos ante la grandeza y la omnipotencia de la naturaleza; 2) antropología, y concretamente a) fisiología, donde no se dice nada nuevo más que lo que ya dijeran los materialistas acerca de la unidad de cuerpo y alma, solamente que no de un modo tan mecánico, en cambio de un modo algo más superabundante; b) psicología, toda una serie de exaltadores ditirambos sobre el amor, análogos al canto de la naturaleza; por lo demás, nada nuevo; 3) moral, postulado de ajustarse al concepto «del hombre», impuissance mise en action[1]. Consúltese § 54, p. 81: «La actitud moral y racional del hombre ante el estómago consiste en no considerarlo como algo animal, sino como algo humano». § 61: «El hombre…, como ser moral» y las muchas chácharas sobre moral en la Esencia del cristianismo.

b) El que los hombres, en la etapa de desarrollo actual solo pueden satisfacer sus necesidades dentro de la sociedad, el que ya de antemano, desde el momento mismo en que existen, los hombres necesitan unos de otros y solo pueden desarrollar sus necesidades, sus capacidades, etc., manteniendo intercambio entre sí lo expresa Feuerbach diciendo que «el hombre individual de por sí no lleva en sí la esencia del hombre» que «la esencia del hombre se contiene solamente en la comunidad, en la unidad del hombre con el hombre, unidad que, sin embargo, solo descansa sobre la realidad de la distinción entre el yo y el tú. El hombre de por sí es hombre (en sentido ordinario), el hombre con el hombre; la unidad del yo y el tú es dios» (es decir, el hombre en sentido extraordinario), § § 61-62, p. 83. La filosofía llega hasta el punto de presentar como el más grande de los resultados, al final de su carrera, un hecho tan trivial como la indispensable necesidad del intercambio entre los hombres que va ya implícita en la diferencia de sexos y sin cuyo conocimiento no habría llegado siquiera a engendrarse la segunda generación de hombres que en su día llegó a existir. Y, además, bajo la forma misteriosa de la «unidad del yo y el tú». Esta frase no habría sido posible si Feuerbach no hubiese pensado, en el acto sexual, en el acto de la procreación, que es ϰατʹὲξοχήν[2] la comunidad del yo y el tú[3]. Y, en la medida en que su comunidad tiene carácter práctico, se limita al acto sexual y a entenderse sobre pensamientos y problemas filosóficos, la «verdadera dialéctica», § 64, el diálogo, a «engendrar al hombre, tanto al espiritual como al físico», p. 67. De qué hace después este hombre «engendrado», aparte de «engendrar» «física y espiritualmente» «a otros hombres», no se nos dice nada, y Feuerbach solo conoce, además, el intercambio entre dos, «la verdad de que ningún ser por sí solo es un ser verdadero, perfecto y absoluto, de que la verdad y la perfección residen solamente en la unión, en la unidad de dos seres esencialmente iguales», pp. 83-84.

c) El comienzo de la Filosofía del Futuro demuestra enseguida la diferencia que media entre nosotros y él: § 1): «La tarea de la época moderna era la realización y la humanización de dios, la transformación y disolución de la teología en la antropología», cfr., «La negación de la teología es la esencia de la época moderna», Filosofía del Futuro, p. 23.

d) La diferencia que Feuerbach establece entre catolicismo y protestantismo, § 2, catolicismo: «teología», «se preocupa de lo que dios es en sí», tiene una «tendencia especulativa y contemplativa», el protestantismo es mera cristología, confía a dios a sí mismo, la especulación y la contemplación de la filosofía; solamente una división del trabajo que responde a una necesidad nacida de una ciencia poco desarrollada. Partiendo de esta simple necesidad dentro de la teología explica Feuerbach el protestantismo, a lo que luego se enlaza, espontáneamente, una historia independiente de la filosofía.

e) «El ser no es un concepto general, desligable de las cosas. Forma una unidad con lo que es… El ser es la posición de la esencia. Lo que es mi esencia, eso es mi ser. El pez es en el agua, pero de este ser no podemos separar su esencia. Ya el mismo lenguaje identifica esencia y ser. Solamente en la vida humana se desglosa el ser de la esencia, aunque solo en casos anómalos, desgraciados, sucede que no se tiene el ser donde se tiene la esencia, y precisamente por esta separación no se está verdaderamente, con el alma, donde se está realmente con el cuerpo. Solo allí donde está tu corazón, estas tú. Pero todas las cosas –si exceptuamos los casos antinaturales– están de buen grado allí y son de buen grado lo que son», p. 47. Es, como se ve, un bello ditirambo a lo existente.

Exceptuando los casos contrarios a la naturaleza, pocos y anómalos, serás de buen grado, a los siete años, portero de una mina de carbón y trabajarás catorce horas al día, solo, en la oscuridad, y, siendo ese tu ser, esa será también tu esencia. Y lo mismo piecer[4] en un selfactor[5]. Es tu «esencia» el verte absorbido por una rama de trabajo, cfr., «La esencia de la fe», p. 11, «hambre insatisfecha», esta a).

f) § 48, p. 73. «El medio para unir en la misma esencia, sin contradicción, determinaciones opuestas o contradictorias, es solamente el tiempo. Así ocurre, por lo menos, con la esencia viva. Solamente así se manifiesta, por ejemplo, en el hombre la contradicción de que ahora me domine y me llene esta determinación, este propósito o una determinación distinta y directamente opuesta.» Feuerbach llama a esto: 1) una contradicción, 2) una unión de contradicciones y 3) sostiene que es el tiempo el que hace esto. Evidentemente, el tiempo ya «cumplido», pero siempre el tiempo, y no lo que sucede en él. Tesis = a la de que solamente en el tiempo es posible el cambio.

[1] Impotencia puesta en acción (n. del ed.).

[2] Por antonomasia (n. del ed.).

[3] En efecto, puesto que el hombre = cabeza + corazón y para representar al hombre hacen falta dos, tenemos que el uno actúa en el intercambio como cabeza y el otro como corazón; hombre y mujer. De otro modo, no se comprendería por qué dos son algo más humano que uno solo. El individuo saint-simonista (nota de pie de página de Engels).

[4] Empalmador (n. del ed.).

[5] Máquina automática de hilar (n. del ed.).