Rara vez se trata a los movimientos anticolonialistas de Asia como parte de la segunda guerra mundial. Sin embargo, aceptar de manera acrítica su estatus subordinado acordado por las potencias imperialistas europeas, o ver la lucha por la libertad como algo exclusivamente occidental es engreído, cuando no directamente racista. Aunque dirigieron sus armas tanto contra sus amos europeos como contra Japón, la potencia del Eje en la región, estos movimientos diferían de los europeos en su forma, pero no en su sustancia.