El hombre con la chaquetilla de la ONG «Save the Birds» se acercó con parsimonia, como hacía siempre, hasta el árbol, recargó el comedero con la rutinaria mezcla de alpiste y cañamones, miró a su alrededor y cuando se cercioró de que no había ningún curioso, deslizó su mano hacia el tronco del árbol y cuidadosamente despegó la mini grabadora, que estaba adosada a la pared exterior del nido y escondida entre este y el tronco del árbol y la metió en la bolsa de plástico que llevaba consigo y que contenía todo lo que necesitaba para su trabajo.
Fernando estaba en el Kafé Kovac haciendo su labor. Degustaba un café y un croissant. Cuando hubo terminado, siguió con sus juegos, hasta que vio pasar a Enrique, este con un ligero movimiento de cabeza lo instó a salir. Llegaron a la plaza del Arenal, se dirigieron al Paseo del Volantín, se montaron en su coche, pagaron los dos euros que les pedía el guardacoches pirata que pululaba por las inmediaciones y pusieron rumbo a Castro Urdiales.
Dejó que Fernando hiciese su trabajo y le pidió que pasase el audio a texto, le era más cómodo leer que estar escuchando una cháchara sin demasiado interés.
Cuando Fernando le entregó los folios empezó a ojearlos con desgana, estaba empezando a pensar que nunca encontraría nada que involucrase a ETA en el asesinato de Iñaki.
Pasaba las páginas hasta que en la página cinco algo le llamó poderosamente la atención, allí se reproducía el siguiente dialogo:
Voz 1 - ¿Saca hoy algo ese panfleto repugnante que nos está machando día sí y día también?
Voz 2 -Dice que la BIC está segura que Iñaki se llevó documentación que puede ser potencialmente peligrosa para nosotros.
Voz 1 - ¿Cómo se les ocurrió a esos imbéciles que enviamos a interrogar a Iñaki, «neutralizarlo» antes de hacerle hablar?
Voz 2 -Le hicieron de todo, pero el muy cabrón resistió y no dijo nada. Pensaron que, inyectándole la toxina le ablandaría y hablaría, pero se les fue la mano y la toxina lo mató.
Voz 1 -Pero ¿no dejarían hullas detectables de la tortura?
Voz 2- Nada que la autopsia pueda detectar, le golpearon con porras envueltas en toallas mojadas que hacen mucho daño, pero no dejan huella, le dieron en las costillas que es donde más duele, pero no deja marcas. Nunca le golpearon en la cara.
Voz 1-Bien, ¿entonces murió de un infarto?
Voz 2-No, se les fue la mano con la toxina, la idea era suministrarle una pequeña dosis para que le afectase lentamente y cuando empezara a asfixiarse se asustara y empezase a largar.
Voz 1-Pero no habló, no dijo nada.
Voz 2-Desgraciadamente la toxina actuó demasiado rápido.
Voz1- ¿No hemos dejado huellas, nada que nos involucre?
Voz 2-Todo limpio, muy profesional.
Voz 1 ¿Muy profesional dices, a quién se le ocurrió la peregrina idea de dejar el cadáver en la piscina con pijama y calcetines? ¡Joder, eso es de principiantes!
Voz 2 Querían que pareciera un accidente, por eso le vertieron whisky en el cuerpo.
Voz 1-La policía ¿está investigando?
Voz 2-Han recibido instrucciones del «marica» para que se lo tomen con calma. Nuestros «padrinos» del PNV han presionado al «cum fraude».
Voz 1-A ese lo tenemos cogido por los huevos.
Voz 2-Hasta que los jesuitas peneuvistas dejen de considerarlo como «el tonto útil» y lo dejen caer.
Voz 1-Sería malo para nosotros, con nadie nos irá mejor que con él.
Voz 2 -No habrá que dejar de controlar a los jesuitas. Esos son capaces de vender a su propia madre.
Voz 1 -De todas formas ¡como sea! Hay que encontrar esos documentos.
Voz 2- ¿Tan importantes son?
Voz 1- ¡Joder! Pueden ser las pruebas que nos involucran con el 11M.
Al llegar a este punto Enrique no pudo contener un ¡bingo! Fernando lo miró sorprendido, pero no dijo nada.
Continuó con la lectura.
Voz 2 ¡Coño! Eso sí que sería grave, si eso sale a la luz se nos cae el chiringuito.
Voz 1- Y a saber que más información sensible recogió ese cabrón de Uribe.
Voz 2- ¿Qué más puede haber? Nosotros siempre hemos reivindicado nuestras acciones.
Voz 1- ¿Sí? ¿Y qué, si sale a la luz que la CIA nos dirigió y pagó 100M de las antiguas pesetas para que hiciéramos lo de Carrero? La opinión pública se enteraría que estuvimos durante muchos años en la nómina de la CIA Que eso de Euskadi libre era una patraña.
Voz 2-Si esto sale a la luz en el “bocho” nos corren a «gorrazos».
Al llegar a este punto Enrique estaba en un punto de excitación tal que casi le provoca un infarto.
Paró de leer, fue al armario, sacó la botella de güisqui, agarró un vaso y se sirvió un trago largo. Que bebió de corrido. Se daba cuenta de la trascendencia que tenía esta grabación.
Le pidió a Fernando que hiciese una copia de seguridad y que la guardase en un pen drive. Y le rogó, encarecidamente, que no comentase nada con nadie. Aunque no hacía falta porque Fernando no tenía a nadie con quien comentar nada.
Su cabeza empezó a procesar la información, era consciente del enorme potencial destructivo que tenía la información Y lo peligroso que podía resultar haber accedido a ella.
Apartó sus temores y decidió continuar con la lectura
Voz 1-Si esto sale a la luz, como tu bien dices, en el bocho nos corren a «gorrazos» pero en Madrid, al PSOE y al CNI los queman en la plaza de Colón.
Voz 2 - ¡Coño! ¿Por qué dices eso?
Voz 1-Dejalo es mejor no remover la mierda.
Voz 2-Me dejas intrigado, ¡cuéntame!
Voz 1- ¿Acaso no sabes que el 11M fue orquestado por el PSOE con la connivencia de la Policía y el CNI? ¿Y que ambas instituciones estaban infiltradas hasta el tuétano por los socialistas? ¿Por qué crees tú que salieron a la luz todas aquellas pruebas falsas? La Renault Kangoo y la mochila de Vallecas.
Voz 2-Si, se especuló mucho sobre ello, los medios «cavernícolas» le dedicaron mucha tinta y mucho tiempo de radio al tema.
Voz 1-Si, y menos mal que Rubalcaba ya era ministro de interior y paró el vendaval.
Voz 2-Ese y otros muchos, como cuando nos libró de ser «cazados» por Marlaska, entonces juez, en el bar Faisán en Irún.
Voz 1-Si no hay dudas que la política hace extraños compañeros de viaje.
Voz 2-La verdad es que todos salimos beneficiados con aquello. El PSOE llegó al poder con un pelele al que manejamos como quisimos y nosotros legalizados y ahora pisando moqueta.
Voz 1-El PNV también salió beneficiado, esos cabrones siempre nos han manejado y manipulado a su antojo, nosotros poniendo la cara y arriesgando nuestras vidas y ellos, como decía el ínclito Arzallus, recogiendo los frutos.
Voz 2 Está en la naturaleza jesuítica del PNV, siempre con el mejor postor, no les importa «encamarse» con quien sea para luego traicionarles.
Voz 1-Bueno hay que moverse porque como esos papeles que se llevó el hijoputa Uribe salgan a la luz, nos tenemos que marchar a Venezuela.
Voz 2 - ¡No me jodas! No hay otro sitio peor. Allí que se vaya «el coletas» y su concubina de turno.
Enrique no cabía en sí de satisfacción, aunque era consciente de que estaba caminado por una superficie muy resbaladiza y peligrosa. Le estaba pisando la cola al tigre.
Esa gente era peligrosa, asesinos, que no les importaría matar al que fuera con tal de seguir en el machito, como ellos decían «pisar moqueta». Pero su labor como ciudadano era hacer que la opinión pública supiese la verdad. Aunque a veces pensaba que esa opinión pública, o al menos una gran parte de ella, adormecida, abotargada e indiferente, era merecedora de lo que tenía y de lo que se le venía encima.
Era tal su estado de euforia y excitación que no podía pensar con claridad.
Se puso el chándal y salió a correr por la playa, quería vaciar su mente para luego pensar con claridad, pero le era imposible abstraerse, las palabras retumbaban en su mente. La CIA, el 11M, el PSOE y La Casa, no podía asimilar tanta cochambre, tanta inmundicia, tanta indignidad, tanta sordidez.
Hizo un alto en su carrera para recuperar algo de aliento, se sentó en la arena seca y que empezaba a estar caliente, había salido el sol y la temperatura empezaba a subir, poco pero suficiente para hacer que el vientecillo que soplaba empezara a ser agradable.
Sentado en la arena, decidió llamar a su amigo del periódico, le pidió por favor que le devolviera la llamada desde un teléfono público, empezaba a temer que le hubieran pinchado los teléfonos al periódico, después de las atrevidas exclusivas que estaban publicando. El móvil desechable acabó en el mar, como ya era costumbre en él, y como también era costumbre extrajo la tarjeta SIM y luego, con una tijera podadora, la corto en trocitos en el apartamento, y desperdigó los trocitos en varios contenedores de basura.
Al cabo de unos minutos, que le parecieron horas, sonó su móvil. Era su amiguete. Sucintamente le comentó la grabación, y le pidió entrevistarse con él. Pero esta vez lo harían en un sitio donde no pudieran ser detectados. Enrique empezaba a estar un poco paranoico, pero, con esta gente, era mejor prevenir que curar.
Decidieron encontrarse en la estación de trenes de Valladolid.
Regresó al apartamento y compró los billetes, había decidido viajar desde Santander y no desde Bilbao, que estaba más cerca. Solo a 35km. mientras que Santander estaba a 75km, pero no quería volver a aparecer por aquella ciudad. No quería correr el más mínimo riesgo.
Haría el viaje en el Alvia 04092 que salía de Santander a las 09h,10m y llegaría a Valladolid a las 12h10m, tendría que esperar una hora, que aprovecharía para inspeccionar la estación y la sala VIP y escoger una mesa alejada de la entrada, a ser posible en un rincón de cara a la puerta para así vigilar quien entraba y salía. Su amigo llegaría en el Alvia 8129 que tenía prevista su llegada a las 13h10m.
Tendrían más de 7 horas para hablar, ya que él regresaría a Santander en el Alvia 04193 que partiría de Valladolid a las 20h07m.
Enrique estaba tan excitado que no podía estarse quieto, daba vueltas y vueltas por el salón, expresaba sus pensamientos en voz alta. Fernando lo observaba y pensaba que su jefe se estaba volviendo majareta. Pero se callaba, solo observaba.
Enrique pensaba y lo hacía en voz alta: ¿Dónde se puede esconder un legajo, que asumía, sería abultado? ¿Cómo Uribe había conseguido copiar toda esa documentación sin ser visto? ¿Como la había sacado de donde estuviese guardada? Descartó la entrega a un notario, no en el país vasco. En las estaciones de trenes ni en los aeropuertos había ya consigna, habían desaparecido precisamente por culpa de ETA.
Fernando que, aparentemente, estaba a lo suyo, no solo estaba a lo suyo sino también a lo de los demás, observaba, callaba, pero no perdía ripio de todo.
Viendo a su jefe tan ofuscado decidió intervenir. Con su habla «cheli» que exhibía de cuando en cuando, dijo: - «jefe, que no te enteras, estás anticuado, obsoleto, ¡ya no se hacen fotocopias!».
Enrique detuvo su frenético pasear y se le quedó mirando sorprendido, Fernando nunca le había hablado así, ni se había inmiscuido en sus asuntos. Le preguntó: - «¿Por qué dices eso, si ya no se hacen fotocopias, entonces que se hace, se memoriza todo como ese superdotado de la serie Scorpion?» -Fernando con una sonrisa de chico travieso le dijo: - «Ahora se utiliza un lápiz escáner, que lee todo en cuestión de segundos, luego lo pasas a un pen drive, los hay de hasta 4TB».
Enrique lo interrumpió, preguntando – «¿qué carajo es un pen drive y un TB? - ¡Por favor Fernando, habla en cristiano que yo te entienda!» - Fernando lo miró, desconcertado, le asombraba la ignorancia de Enrique en estos temas que según Fernando hasta los niños de 9 años sabían. Con toda naturalidad le dijo: -«Un pen drive es una memoria que se conecta a un puerto USB y un TB son 1.000 gigabytes (GB)».
Enrique seguía sin entender nada, pero intuyó algo, así que inquirió: - «¿quieres decir que escaneó todo lo que quiso y lo guardó todo en varios pen drives o memorias USB, o como coño se llamen esos artilugios?».
«Efective wonder», le respondió Fernando.
Enrique le dijo: - «Prepara todo porque pasado mañana nos vamos de viaje».
Se fue a la terraza y saboreó una Mahou 0/0 tostada.
Al día siguiente se reunió con su amigo en la sala club de la estación Campo Grande de Valladolid.
Cuando después de intercambiador los saludos de rigor, Enrique, que le gustaba ir directo a los temas, entregó a su amigacho, y ahora cómplice, un casete con un pinganillo blanco, que estaba muy de moda, aunque el prefería los cascos bluetooth.
Su socio, le llamaremos Ignacio, empezó a escuchar y no necesitaba palabras para expresar lo que sentía. En su mente se iban grabando los titulares. Como buen profesional, Ignacio sabría dosificar la información, la haría sacándola con cuentagotas, con un gran titular cada día. Cuando terminó de escuchar, reconoció la importancia de lo que había oído y estuvo de acuerdo que era una bomba de relojería, que cuando explotara se llevaría por delante a personas e instituciones.
Acordaron qué en sí, la grabación no era una prueba irrefutable, porque sería cuestionada aludiendo a que podía ser un montaje, que no se podía demostrar que fueran voces de dirigentes de Bildu. Así que darían las noticias aludiendo siempre a fuentes bien informadas y creencias, nunca afirmaciones.
Enrique concluyó que era imprescindible encontrar los pen drives o las memorias o como se llamaran esos cacharros. e insinuó que intuía donde podría encontrarlos. Le explicó a Ignacio su plan. Este le aconsejó prudencia y le prometió que en cuanto analizara en profundidad la grabación comenzaría su publicación. Enrique le entregó un sobre con el texto de la grabación, así podría corregir o modificar algún texto.
Se despidieron con un fuerte abrazo. Al día siguiente comenzarían los fuegos artificiales.