XVI       EL PARAISO CARIBEÑO

 

El vuelo Rio-San José se le hizo muy tedioso, después de más de 7 horas de vuelo hasta Panamá City y otras cuatro de espera en el aeropuerto, le esperaban otras casi dos horas hasta el aeropuerto internacional Juan Santamaría.

A su llegada se dirigió al control de pasaportes cuyo rotulo indicaba pasajeros nacionales. Solo tuvo que mostrar su pasaporte. El ciudadano costarricense Santiago Vargas acababa de regresar a su país.

El aeropuerto Juan Santamaría está situado a 2km de Alejuela y a 17 km del centro de San José por lo que el trayecto hasta el Real Intercontinental Hotel le llevó menos de 20 minutos. Como tenía reservada habitación los trámites de registro fueron mínimos.

Se duchó, se cambió de ropa, se puso unas cómodas bermudas, un niqui de manga corta sin cuello, y se calzó unas ligeras alpargatas blancas con suela de esparto.

El taxista le llevaría primero al BICSA (Banco Internacional de Costa Rica) sito en el edificio Torre Cordillera en el Condominio Ofi Centro y luego al antiguo HSBC, ahora Banco Davivienda.

De ambas instituciones salió con un número de cuenta y unas tarjetas de coordenadas para transferencias on line.

Volvió al hotel, encendió su portátil, codificó sus números de cuenta, se conectó a la red Wifi del hotel y el dinero que estaba en Brasil desapareció, había estado en tierras brasileiras menos de 24 horas. Y para gran sorpresa de los banqueros costarricenses aquellas cuentas que se habían iniciado con un simbólico ingreso en euros se convirtieron en cuentas con cientos de miles de euros.

Su siguiente tarea era visitar inmobiliarias.

Había seleccionado las tres que le parecieron más serias, más fiables: RC Inmobiliaria, Century 21 Global y Harry & Home.

La petición fue la misma para las tres: Una parcela de terreno, con licencia para edificar, en los alrededores de San José, ni muy cerca para que el precio no fuese exorbitante ni demasiado lejos para que el acceso a la capital no demorara demasiado tiempo. Les sugirió sitios como: Puente de Piedra, Flores o Sabanilla, pero que lo dejaba al buen hacer de sus profesionales que conocían, suponía, el área mejor que él.

Les dio el número de su móvil costarricense que acababa de comprar en la tienda de telefonía del hotel. Y decidió irse a disfrutar de la piscina del hotel. Por una vez y después de muchos días de ajetreo, gestiones y viajes se podría relajar.

Por curiosidad había cogido, al azar, unos folletos en el hall del hotel, antes de entrar al recinto de la piscina. Había uno que había editado el distribuidor de la cerveza más popular de Costa Rica, la Imperial. Empezó a leerlo, la cerveza era uno de los pocos temas que le interesaba.

La cerveza Imperial más popular en Costa Rica era la lager con 4, 5º de alcohol, un IBUS de 14, elaborada con malta, agua y levadura. Y la primera cerveza con agua positiva.

Enrique ¡perdón! Santiago se preguntó: ¿Qué carajo es eso de agua positiva e IBUS? Le picó la curiosidad, encendió la Tablet, busco en Internet y lo que encontró satisfizo su curiosidad. Los IBUS por sus siglas en inglés son International Bitterness Units, en español diríamos las Unidades Internacionales de Amargor. Bien, vale pensó Santiago.

Veamos ahora que es el agua positiva, Internet le informaba: «Cuando dos moléculas de agua están muy próximas entre sí, se establece una atracción entre el oxígeno de una de las moléculas, que tiene carga parcial negativa y una de las de hidrógeno de la otra molécula que tiene carga parcial positiva» Santiago recordaba queen sus años escolares le habían explicado que la fórmula de la molécula del agua es H2O es decir dos átomos de hidrogeno y uno de oxígeno. Santiago recordó ese dicho de: no te acostaras sin saber una cosa más.

A Santiago le parecía demasiado alcohol, pero también había una Imperial Silver o Imperial cero, así que hizo señas al camarero y le pidió la cerveza que tanto ansiaba degustar.

La piscina del hotel estaba plagada de chicas jóvenes con unos minúsculos bikinis, tan minúsculos que parecían parches de los que llevaban los piratas para cubrirse el hueco de los ojos que habían desaparecido en sus cruentas batallas.

Como tenía puestas las gafas de sol podía mirarlas y admirarlas sin que, al parecer, ellas lo notaran. Pero las mujeres no solo tienen un sexto sentido, tienen un séptimo y un octavo y saben cuándo las miran. Muchas, las más jovencitas, sonreían al intuir que aquel vejete con gafas de sol, que parecía no mirar, no las quitaba los ojos de encima.

Santiago miraba, pero su mente estaba en otro sitio.

Estaba pensando en la parcela que quería comprar y en la casita de planta baja que iba a construir.

Había instruido a las inmobiliarias que la parcela debería tener como mínimo 1 000m2, de terreno llano.

En ella construiría una casa de planta baja, con un amplio salón de unos 60 metros cuadrados con cocina tipo americana incorporada, dos amplios dormitorios y dos habitaciones más pequeñas para usarlas como despachos, El frontal de la casa tendría un amplio porche que cubriría todo el ancho de la fachada. En la parte trasera tendría que haber un espacio libre, suficiente para hacer un huerto donde cultivaría hortalizas, tomates, lechugas y algunas patatas. El tejado de la casa estaría cubierto de paneles solares de forma que la casa fuera autosuficiente en el suministro eléctrico y de agua caliente.

En un lateral de la casa construiría un garaje con capacidad para dos coches y en el otro lateral un cobertizo para las herramientas y la lavadora. Y cerca de ese cobertizo una gran piscina, necesitaría hacer ejercicio y la natación es ideal para vejetes.

En el otro extremo de la parcela, en la parte más alejada de la casa, para evitar sus olores, construiría un gallinero y una conejera, los animales gozarían de plena libertad, le habilitaría un espacio al aire libre, vallado con malla metálica y un cobertizo para protegerlos del sol. Habría otro cobertizo como almacén de los alimentos y artículos de limpieza. Un gran deposito elevado de agua serviría para alimentar automáticamente los bebederos y para las operaciones de limpieza.

Con estos pensamientos en su mente se quedó medio adormilado.

Los días transcurrían plácidamente.

A la semana de estar en Costa Rica se mudó a un pequeño y discreto apartamento donde pasaría más desapercibido, en el hotel temía que empezara a llamar la atención, no se le veía movimiento de negocios, solo ocio.

Un día recibió la llamada de una de las inmobiliarias, que le invitaba a visitar unas parcelas, la situada en la localidad de las Flores, no fue de su agrado, pero si le gustó mucho la situada en la localidad Puente de piedra.

La parcela era llana con unos 1 200 m2 y el precio bastante asequible. A Santiago le gustó mucho la parcela, pero no lo demostró, se había vuelto un auténtico regateador, cuando el agente inmobiliario le preguntó su parecer, hizo un gesto frunciendo los labios, se encogió de hombros y dijo: «No está mal, pero no me llena». Y añadió displicentemente: «seguiremos buscando». El agente dijo: «si el precio le parece alto, puedo negociar con el propietario y rebajarlo». «Tendría que ser una rebaja sustancial, porque el sitio no me parece el más adecuado para lo que quiero, pero por negociar no se pierde nada» contestó Santiago.

Visitaron otras parcelas y a todas le puso peros Santiago.

Al cabo de unos días se repitió la llamada del agente inmobiliario, había hablado con el vendedor y había conseguido una rebaja del 15%. Santiago dijo:” «no está mal, esperaba el 20% pero puedo valer, déjeme pensarlo» y colgó. El agente se quedó perplejo y desconsolado, veía que este cliente era duro de roer y no se dejaría timar fácilmente.

De hecho, ya se lo había demostrado en su primera reunión cuando le dijo que su comisión era del 6% y el individuo lo había mirado con cara de pocos amigos, se había levantado de la mesa con intención de marcharse y había dicho: «si se conforma con el 3% tenemos un acuerdo, si no es así, buenos días». Y se acercó a la puerta. Por supuesto que el agente respondió apresuradamente: «De acuerdo el 3%».

Ahora, pensó el agente, tendré que simular que vuelvo a negociar con el vendedor y que he conseguido su ansiado 20%.

Cuando Santiago recibió la buena nueva solo dijo: “«Bien ¿cuándo firmamos?».

Los 109 200 euros previstos que el agente y el vendedor pensaban recibir habían pasado a ser 87 360

El agente, aunque se felicitó por la venta, maldijo su mala suerte, de los 21 840 euros que se habían esfumado por la actitud precavida de este comprador tan singular y avispado, 9 100 le hubieran correspondido a él. De todas formas 3 276 euros en Costa Rica no era moco de pavo.

Santiago estaba trabajando en el plano de su nuevacasa. Fernando le había instalado un programa que le permitía copiar de las webs de las inmobiliarias el tipo de casa que le gustaba y luego modificarlas a su gusto y necesidad. Una vez que diseñó la casa que estaba soñando, la archivó en un pen drive. Se acercó al business center del hotel e imprimió varias copias.

Con el permiso de conducir que su amiguete, el de los pasaportes falsos, le había entregado previamente, se permitió comprar un BMW de segunda mano y se desplazó a Puente de Piedra. Había buscado trabajadores autónomos que se dedicaran a la construcción. Los había por decenas.

Telefoneó a tres de ellos que le parecieron los más serios y concertó una cita. Al primero lo vería por la mañana, al segundo por la tarde y al tercero al anochecer.

Le entregó a cada uno una copia del croquis que había dibujado y les pidió presupuesto. Les dejó un caramelito en forma de: «Pago en efectivo, sin facturas, ni papeles». Los contratistas que estaban acostumbrados a estas prácticas, no solo no pusieron objeciones, sino que se felicitaron. En Costa Rica como en todas partes la hacienda pública era extremadamente avariciosa.

 

Mientras tanto en España las cosas estaban empezando a caldearse.

Después de darle muchas vueltas al tema, analizando los pros y contras, poniendo a su equipo jurídico a trabajar, y perqueñando el esquema de publicación, si se decidía a hacerlo, Joaquín decidió consultar con sus principales colaboradores y pedirles opinión. Hubo de todo, como en botica, los pusilánimes, que están en todas partes, eran partidarios de olvidar todo y esconder la cabeza como avestruces, los tibios tenían dudas y solo los periodistas de verdad, los que piensan que la prensa debe publicar todo lo que el establishment desea ocultar dijeron ¡adelante, publiquemos! Las discusiones fueron tan virulentas que faltó poco para que sacaran, en sentido figurado, las navajas cuchi curvas, al final fue Ignacio el que resolvió la cuestión.

Su argumento fue: «si no lo hacemos no estaremos cumpliendo nuestra misión, que es informar, tendremos que estar preparados porque vendrán contra nosotros como una jauría de lobos, nos denigraran, dirán que son fake news, nos amenazaran, pero tenemos que hacerlo. Como accionista mayoritario me arriesgaré, y aquel que no quiera correr este riesgo que venda sus acciones, si las tiene, y si no las tiene que dimita, esto es un equipo y como tal tenemos que actuar, ¡todos a una! Como los mosqueteros».

Al día siguiente salió la primera exclusiva.

A toda plana, en primera, el periódico decía:

SE CONFIRMA QUE LA CIA, ASESORÓ Y FINANCIÓ A LA ETA EN EL ATENTADO CONTRA CARRERO BLANCO.

Fuentes fidedignas han asegurado a este medio que la CIA financió a ETA con 100 millones de las antiguas pesetas para que cometiera el magnicidio del presidente Luis Carrero Blanco. Al parecer la CIA no confiaba en el presidente para llevar a cabo el proceso democrático que EE.UU. deseaba para España.

Querían controlar este proceso para hacer de España una democracia light monitorizada y controlada por ellos.

Los abertzales negaron todo, pidieron, as usual, el cierre del medio.

La prensa «empesebrada» reaccionó violentamente, diciendo que, otra vez, este tipo de noticias era más propio de la prensa amarilla que de un periódico serio. Que no tenía ninguna credibilidad. Los partidos políticos, excepto el PSOE, se callaron como rameras.

El PSOE se vio obligado a sacar un comunicado defendiendo a sus socios.

En el periódico se relamían de gusto. Los tiburones estaban mordiendo, no el anzuelo, sino un garfio entero.

Prepararon la edición de tarde repitiendo lo mismo que por la mañana, pero con fotocopias de dos documentos y un acta de reunión, todo con el sello de la serpiente enroscada en un hacha y bien visibles las firmas de los presentes.

La opinión publica pasó del tema. El domingo había derbi madrileño.

Santiago seguía el tema desde la distancia. Internet no tiene fronteras.

Cuando parecía que las aguas ya estaban calmadas el periódico sacó otra exclusiva:

 

ESTE MEDIO PUEDE ASEGURAR QUE LA ETA TUVO UNA PARTICIPACIÓN MUY ACTIVA EN LOS ATENTADOS DEL 11M.

Medios de toda confianza han asegurado a este medio que la ETA organizó y dirigió todos los preparativos para los sangrientos atentados del 11M que causaron más de 190 muertos.

Los suicidas de Leganés fueron engañados, se les dijo que las mochilas contenían droga, que las dejaran en los vagones, que otros correos las recogerían, los infelices «moritos» fueron manipulados y engañados como chinos, de los antiguos que los de ahora son muy «espabilaos».

Los epitafios vertidos desde todos los estratos de la sociedad no se pueden reproducir.

En el periódico estaban gastando una fortuna en pañuelos de papel de tanto relamerse de placer.

En la edición de la tarde, repetían lo mismo, con varios documentos con el ya conocido sello.

La opinión publica seguía pendiente del derbi.

Los críticos, prensa «empesebrada», abertzales y demás componentes de la jauría estaban buscando una cueva donde poder esconderse. Solo faltó que alguien gritara, aquello otrora famoso de: «maricón el último» y que me perdonen los Gais.

Los dirigentes etarras se mesaban los cabellos, se preguntaban una y mil veces: ¿Cómo ese cabrón de Uribe había sido capaz de sacar toda esa información sin ser detectado? ¿Quién la tenía ahora? ¿Por qué los matones que habían enviado no encontraron nada, a pesar de haber destripado el apartamento? ¿Quién era el hijo de puta que la estaba filtrando a esa bazofia de periódico?

Se prometieron colgar por los «cataplines» al que les estaba haciendo ese daño que consideraban irreparable, Pero estaban, y seguirían estando, a ciegas.

No sabían aquello de: «No puedes matar a una persona invisible». Enrique se había hecho invisible.

Santiago, veía esto fríamente, desde la lejanía todo se ve diferente. El ahora solo tenía un problema, construir su casa.

No quería llamar a Joaquín para felicitarle por el éxito de sus publicaciones, porque estaba seguro que el CNI habría pinchado los teléfonos de la redacción y el de Joaquín y tendría sometida a vigilancia a toda la redacción.

 

Los contratistas respondieron antes de tres días, uno se ofrecía a construir todo en cuatro meses y al módico, en sus propias palabras, precio de 72M de colones y el segundo iba a la baja, solo 56M. y tres meses de construcción, el tercero parecía el más centrado, pedía 65M y un plazo de dos meses y medio a tres meses. Santiago que ya conocía la casuística del medio, decidió que descartaría al primero por abusón y al segundo por tramposo. Llamó al tercer contratista y acordó las condiciones de pago.

Le daría un pago por movilización del 10% del costo total es decir 6,5M con la exigencia de que entregara un aval bancario por dicho importe y el resto hasta completar los 65M por certificación mensual, según progreso.

La inversión total entre el terreno y la construcción y el pago a la agencia inmobiliaria sería aproximadamente de 193 500 euros.

Santiago seguía recibiendo su pensión, que era más que suficiente para vivir holgadamente en Costa Rica y todos los meses hacia una transferencia de 1 000 euros a Fernando. Al que tampoco quería llamar o enviar un email o WhatsApp por si estuviera siendo controlado.

Santiago visitaba, en su destartalado BMW, las obras cada dos o tres días, sabía que no podía perder de vista al contratista. Este resultó una excepción y terminó la obra en el tiempo previsto y sin sobrecostos.

Cuando su casa estuvo terminada, se trasladó y empezó a planificar su futuro. Envió un email a Fernando, a través de su amigo el falsificador, en el que le explicaba que le enviaba un billete de avión, abierto, en primera clase, para un vuelo de Iberia Madrid-San José, y le instruía a visitar al falsificador para que le hiciera un pasaporte falso.

Fernando se alegró de recibir noticias de su amigo y flipó con el billete de primera clase, en su perra vida había visto un aeropuerto y mucho menos viajar en avión ¡y en primera! siguió al pie de la letra las instrucciones.

Una semana después apareció en el aeropuerto, Santiago le conto sus planes. Fernando tendría un papel muy importante en ellos.

Aunque estaba impresionado con lo que veía, seguía siendo tan lacónico como siempre, miraba, sus ojos denotaban emoción, pero no decía nada. Un día sin embargo se atrevió a preguntar: «¿Por qué Costa Rica?».

Santiago también se había hecho la misma pregunta y sabía la respuesta.

Santiago se retrotrajo a tiempos pasados. Y empezó a decir: «Siempre me había atraído Costa Rica, el hecho de que no tuviera ejército y que nunca hubiera sufrido un golpe de estado, el que estuviera reconocida como la Suiza de Hispanoamérica. Sus bosques tropicales, sus exóticas playas bañadas por el Océano Atlántico y el mar Caribe. Siempre era alabada por su paz y tranquilidad en contraste con la violencia e inseguridad que imperaba en los países de la zona».

«Cuando empecé a planificar mi fuga el primer país que vino a mi mente fue Costa Rica».

Ahora en este paraíso terrenal. Ambos empezarían una nueva vida