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Escapar parece fácil. Te entran ganas de vomitar cuando te metes uno de esos discos en el agujero que tienes en la cabeza. Te provoca una sensación curiosa: está recubierto por una capa amarilla y pegajosa, y encima lleva un pringue de color rojo y pequeños anillos verdes. ¡Qué comida tan extraña!

Te mezclas entre los demás. Apenas se fijan en ti, porque están demasiado ocupados consigo mismos. El ruido que emiten las cajas de colores es atronador: tus órganos auditivos apenas lo resisten. Te alejas junto con un montón de gente. Los imitas: arrugas un papel y lo arrojas a un lado. ¡Qué costumbres tan extrañas!

Fuera, entras en un vehículo pintado de un color verde desvaído. Alguien te grita. El vehículo arranca y te lleva a un campamento enorme fuera de la ciudad. Un cartel grande reza: «Bienvenidos al ejército». No lo sabes a ciencia cierta, pero dirías que acabas de unirte a un grupo militar.

Si decides quedarte y descubrir lo que ocurre, ve al capítulo 117 e

Te queda un arma secreta que aún no has usado.

Si eliges emplearla, ve al capítulo 121 e