Así que te unes a ellos. Sin embargo, no te parece que el conflicto en el que se supone que debes participar tenga ningún sentido. Nadie sabe decirte la razón por la que están luchando. Se les ordenó hacerlo, así que obedecieron. Es absurdo.
Las demás naves se han desplegado en una formación defensiva y mandan un mensaje de radio para establecer una tregua. Te ofreces para ocuparte de la negociación. Se oyen los susurros de la conversación que mantienen los capitanes de las naves y, a continuación, dicen:
—Nos informan de que deberíamos negociar.
—¿Para qué luchar? Acabaréis todos muertos. Nadie saldrá ganando.
—Tenemos que hablar de ello —dice el comandante de Lodzot.