VIAJAR por carreteras secundarias,
más cerca del paisaje,
amarillos los álamos y la tierra mojada,
el coche muy despacio sobre el puente.
Afirmación posible
de que nos sobra el tiempo
para perdernos en nosotros mismos,
porque el mundo con todas sus ciudades
está siempre en el sitio donde estamos nosotros,
única rosa de los vientos,
único puerto de llegada.
Aquí, entre tú y yo,
entre los álamos y el río,
la luz de otoño vive
con la tranquilidad de los recuerdos
y nunca necesita pasaporte
para entrar y salir
de nuestro corazón.