TE lo han contado ya...
¿para qué voy a hablarte de mi vida?
Las palabras no forman una selva.
Son igual que la nieve,
y no puedo vivir en las palabras.
Si todo está deshecho,
si las huellas, los nombres y los años
confunden un camino con un círculo,
¿para qué voy a hablarte?
La luz de un tren nocturno
os dijo en las palmeras
que la palabra verde busca forma de látigo.
Y repitió el insomnio
de la ciudad inútil
que las noches se pierden en un ojo sin párpados,
porque la audiencia sube
cada vez que el veneno
abandona a su suerte los instintos del rayo.
Y yo,
que soy la historia de los rayos,
el ojo entre silencios, el lugar
donde la niebla se convierte en fruta,
nada puedo decirte.
Si ya te lo contaron...
¿para qué voy a hablarte?
Las serpientes no viven en el hielo.