STENDHAL amó a tres mujeres
apasionadamente.
En orden cronológico: Métilde Dembowski,
Clémentine Curial
y Giulia Rinieri.
Métilde
nunca llegó a ser suya
y tampoco animó sus esperanzas.
La conoció en Milán
con un cesto de moras en las manos
y cierta mala fama
de dama liberal.
Hay un poco de ella en todas sus novelas.
Clémentine
en París le sirvió nobleza entre los ojos.
Casada con un conde
compuso aquel romance por propia iniciativa.
Giulia por fin
apareció en su vida hacia 1827
y le trajo en su piel el otoño de Siena,
cálido,
intenso como octubre,
como dicen que son contigo los otoños.