LOS pinos han alzado su frente pensativa.
Tu soledad, tan mal documentada,
ignora que va un poco más desnuda
la gente por la calle
y que la piel se abre con el cielo
de azul tumultuoso,
mitad canción, mitad moneda falsa.
Más que sobre los campos,
volvió la primavera
bajo la transparencia de un vestido
o en el jardín ambiguo
que se apoya
—alarmado de mirlos y vencejos—
con más vida en el muro de la casa.
Sólo en ti, como sombras, se levantan
los cuerpos intuidos,
la huella inacabada de los pájaros,
lo que tienen de ajeno
sus juegos en el aire navegable.
Y los miras surgir,
o desaparecidos,
intrigando en las ramas donde el amor intriga
para escribir los versos
que de nosotros nacen
como del mar los restos de un naufragio.
Dos cosas representas:
tristeza y hermosura,
limitación
y alas para un sueño.