El lunes, en la clase de arte, la Srta. Alex anunció algo.
—¡El viernes por la noche vamos a hacer un concurso de pintura! Espero que todos participen. El ganador o la ganadora recibirá un premio especial.
Todos estaban emocionados.
Todos menos Yasmin. Yasmin estaba preocupada.
No se le daba bien pintar. Sus círculos siempre le salían ovalados.
Y sus corazones nunca parecían corazones.
—¿Cuál es el premio? —preguntó Ali.
—Es una sorpresa —contestó la Srta. Alex.
Yasmin frunció el ceño.
El martes por la tarde, Baba llegó a su casa con una caja. —Yasmin, ¡tengo un regalo para ti! —dijo.
Yasmin bajó las escaleras corriendo.
¿Qué sería? ¿Un rompecabezas nuevo? ¿Un juego de manualidades?
Baba la ayudó a abrir la caja.
—Oh —dijo Yasmin—. Pinturas.
—Sí, para el concurso de pintura del viernes. ¡Mira, hay un caballete y lienzos! —dijo Baba.
Yasmin arrugó la nariz, pero después dijo: —Gracias, Baba —y se llevó los materiales al piso de arriba.