ANUNNAKI: Reptilianos en la Historia de la Humanidad (SPANISH EDITION)
INTRODUCCIÓN
Querido lector,
Iniciaré por decir que no es de ignorar que en la psiquis de la humanidad haya algo más que una sociedad que funcione como si fuera un mundo bello y fantástico. Que en este mundo existan conflictos bélicos por obra y gracia de nuestros políticos, que en mi humilde opinión, son unos ineptos manipulados.
Hay muchas otras cosas por las que decidí escribir este libro y las cuales, con el transcurso del mismo, te darás cuenta de lo que quiero decir. Porque si te confieso el porqué de esta ira que poseo en estos momentos, estoy seguro que no te dejaré descubrir las cosas por ti mismo, y más aún, no dejaré que el libro cumpla con su cometido, el cual es el verdadero interés entre tú y yo.
La idea se me vino a la cabeza luego de ver por casualidad una tarde aquel famoso programa de TV llamado Alienígenas Ancestrales que transmitían en History Channel. Cuando lo vi, realmente despertó en mí, que en ese momento era un ateo, la curiosidad y el terror en la posibilidad de que hayan venido seres de otro lado de los confines del universo a pisar nuestro mundo, que hayan venido a moldear y crear todo lo que quisieron en nuestro mundo. Eso hizo despertar mi lado filosófico de la vida. Me sentí un ateo, un ateo tonto con mente reducida. Y se suponía que por ser yo ateo, debía ser mucho más culto, mucho más ser humano, mucho más amante de la ciencia que cualquier creyente de líderes oportunistas. Pero esa revelación que llegó a mis manos (pues este libro la representa), me hizo creer en dicha posibilidad de estos seres, de estos dioses.
Traté de buscar una explicación a todo, pues toda la información que venía directo a mi cerebro, de aquel programa de TV —el Twilight Zone de mi época— me lo saturó. Y como es habitual en mí, cuando tengo esa clase de saturación, que luego se transforma en ebullición que entre tantas nubes negras suele traer una lluvia que cae en verdes montañas a traer vida de alguna manera, estas ideas siempre suelen terminar siendo escritos en mi ordenador. No podía guardarme este secreto y no transformarlo en una novela de ciencia ficción, inspirada y basada en los estudios de verdaderos maestros del tema como Zecharia Sitchin, quien es el que empezó con toda esta investigación. Con toda esta nueva forma de ver el mundo, y para algunos, estilo de vida.
Quiero dejar muy en claro que ahora soy creyente, a mi manera, de un Dios y de Cristo. Aunque no al pie de la letra de las escrituras. Porque soy consciente que (y creo que tú también lo estás si eres creyente de cualquiera que sea tu religión, la cual respeto con todo mi corazón, lector), que nuestros dioses, que nuestro DIOS, sus hijos y sus creaciones, no son de este mundo. Y vuelvo a repetir, no importa cuál sea tu Dios, sabes que él no es de este mundo.
Estoy muy feliz de poder aportar a este tema que se ha hecho muy conocido en el mundo. Es un tema muy importante, porque sé que los pobladores de las antiguas civilizaciones no estaban locos, y tampoco creo que ellos hayan obtenido tan increíbles conocimientos y hayan desarrollado su tecnología y civilizaciones de la nada. Ellos vieron algo. Ellos tuvieron que aprender todo lo que ahora nos tiene maravillados, y que aún con nuestros “PODEROSOS AVANCES” de la actualidad no podamos replicar una pirámide como ellos lo hicieron. Porque ellos supuestamente tenían una tecnología muy atrasada, de hombres bárbaros, cavernícolas. Y es esto lo que causa tanta gracia a quienes conocen de Arquitectura e Ingeniería cual gurús en sus respectivos campos.
Querer engañar a la humanidad, de que ellos hayan usado sólo madera, piedras, sogas, huesos, para hacer aquellas espectaculares construcciones. Eso es una falta de respeto a la inteligencia de los seres humanos, y claro a los antiguos.
Estas cosas son inexplicables, por supuesto, y querer engañar a la raza humana es parte de las labores de esta pequeña secta de privilegiados. Querer engañar a nuestra raza de que somos violentos, de que somos independientes en este mundo, es algo realmente despreciable. Esta gente no tiene sentimientos. Nos quieren dormidos.
Sé que me entenderás si te animas a sumergirte en las páginas de mi libro. Sé que entenderás. Sé que pensarás por ti mismo. Sé que podrás salir de tu burbuja, de tu bello mundo que tú no has construido, no te pertenece. Te hicieron creer que es así.
Los medios de comunicación se han encargado de que tengas un buen entretenimiento, ¿no es cierto? Una distracción a la realidad mundial. Te sientes triste viendo guerras actualmente en Siria, por las redes sociales, y sólo te limitas a reaccionar con una carita con lágrimas, o tal vez, con una enojada. Y eso es todo. Tu entorno está en llamas, tu gobierno y de las otras naciones se alimentan de tu dinero, de tu esfuerzo, pero tú sólo te enojas por un instante y reaccionas, comentas, compartes, publicas en Facebook, y otras redes sociales.
Te pones a charlar con otros de lo mal que lo está pasando Siria o cualquier otro país que mágicamente es tomado como chivo expiatorio, como ratón de laboratorio para armar guerras ficticias. Y sé que te has preguntado por qué siempre tienen que haber guerras, por qué nadie hace nada, por qué todo el mundo sigue su vida como si nada. Se preocupa en redes sociales, lo dialoga con otros, lo ve en TV y también lo han debatido con el taxista, con los compañeros de trabajo, con la familia y los amigos que, como tú, vuelven a su vida. A comprar en los supermercados, pues somos bombardeados por publicidad y entretenimiento hasta en la radio de lo que realmente importa y que se incendia con tu indiferencia. Día a día.
Sé que entenderás en esta novela de ficción nuestro lugar en este universo. Entenderás nuestra triste realidad, nuestra triste posición en este basto universo.
UK, LIVERPOOL
24 DE ABRIL DEL 2018
Capítulo 1: Los Dioses Reptil
La civilización más antigua conocida por el hombre: los sumerios, nos relatan en sus antiguos escritos la existencia de seres fuera de este mundo, provenientes de las estrellas.
La antigua Sumeria tuvo su auge entre 2000 a 3000 años antes de Cristo. Según las traducciones de las tablillas sumerias que realizó Zecharia Sitchin, escritor, un gran políglota de lenguas antiguas, nos narra que en la antigua sumeria existieron y visitaron este mundo unos seres llamados Annunaki, que significa “Los que llegaron del Cielo a la Tierra”. Pues en estas traducciones que realizó Zecharia Sitchin explica que estos dioses llegaron desde las estrellas y que modificaron genéticamente al homo erectus para crear al homo sapiens. Es decir, para crearnos a nosotros.
Lo que no nos cuenta Zecharia Sitchin es que estos seres Anunnaki tenían formas de reptil: cabezas de reptil, un cuerpo repleto de escamas y con cuerpos humanoides.
¿Cómo sabemos esto? Simple. Los sumerios nos dejaron varias pistas sobre estos seres: miles de representaciones que se pueden encontrar en las pinturas grabadas en sus cuevas, figurillas de piedra a imagen y semejanza de sus dioses.
Los sumerios fueron los primeros que nos hablaban de estos seres anunnaki, pero no fueron los primeros ni los únicos que nos hablaron de estos seres, estos dioses.
En México, a miles de kilómetros de distancia de la cultura sumeria, y con una diferencia abismal en el tiempo —3000 años después— los antiguos mayas adoraban a un dios llamado Quetzalcóatl, la famosa serpiente emplumada.
Era uno de los dioses más famosos en su gran repertorio de dioses que adoraban y que según ellos creían venían de las estrellas, la misma definición que le dieron los sumerios a estos seres.
Las palabras que componen el nombre de Quetzalcóatl son: Quetzal que significa ‘pluma’; y cōātl que significa ‘serpiente’.
Para la cultura azteca y otros pueblos como los náhuatl, el hermano de Quetzalcóatl era Tezcatlipoca, cuyo nombre significa: ‘Espejo negro que humea’ ‘tezcatl, espejo; tliltic, negro; poctli, humo.
Según los toltecas estos dos dioses eran rivales. Al igual que los hermanos y dioses Enki y Enlil de la cultura sumeria. Que al comienzo eran hermanos y luego se convirtieron en rivales. Una coincidencia, una gran coincidencia para ambas culturas que se separan abismalmente por el tiempo y la distancia.
Dos dioses supremos de ambas civilizaciones mesoamericanas.
Volviendo a la civilización Tolteca, existió un dios llamado Gucumatz, el cual era descrito como “Una serpiente de Sabiduría”, la cual le dio el conocimiento a la humanidad. Su contraparte maya se cree fue Quetzalcóatl y en Yucatán a este dios se le llamó Kukulkan.
¿Acaso Gucumatz, Quetzalcóatl y Kukulkan eran el mismo dios anunnaki, Enki quien transmitió sus conocimientos a los sumerios?
Otra civilización que también tuvo a estos dioses reptilianos fue la civilización Inca. Ellos adoraban a un Dios llamado Urcaguary, al que se le denominó como “El Dios de los Tesoros Subterráneos”. A este dios se le representó como un enorme reptil con cabeza de ciervo. Y en su cola usaba cadenitas de oro.
Urcaguary era considerado, además como “La Divinidad de lo que estaba bajo tierra”. El mismo nombre recuerda a una ciudad sumeria llamada Ur. El nombre de Urcaguary comienza con “Ur”, muchas personas nativas, en los alrededores, pronuncian el nombre de este dios como Ur-caguary. Otra extraña coincidencia...
En Norteamérica, los indios hopi que se ubicaban en Arizona, que afirman que sus antepasados fueron visitados por unos seres que se desplazaban en grandes escudos voladores y que, además, dominaban el arte de cortar y transportar grandes bloques de piedra. Así como de construir enormes y largos túneles e instalaciones bajo tierra.
La tribu hopi, llama chetty a una raza de reptilianos que viven bajo tierra, y que ellos llaman “Los Hermanos Serpiente”. Al igual que la civilización inca, los hopi nos dicen que estos seres vivían bajo tierra. Urcaguary vivía bajo tierra.
Y las coincidencias siguen y siguen en todas estas civilizaciones, a pesar de las diferencias de estar separadas por gigantescas distancias de tiempo y kilómetros.
Los indios hopi también tenían a un dios serpiente emplumado llamado Baholinkonga, y la cultura americana nativa está inundada de serpientes. Incluso el famoso y misterioso túmulo en forma de serpiente en la ciudad de Ohio.
Ahora, en Asia, exactamente en la India, nos encontramos que en la cultura hindú, existen unos seres llamados Nagas, que son unos seres semidioses con forma de serpiente.
En el texto épico del Mahabharata, escrito en el siglo tercero antes de Cristo, nos dice que los Nagas tienden a ser unos seres negativos. El texto los llama “Los Perseguidores de todas las Criaturas”. Afirmaba que las serpientes, que estos seres, tenían un veneno virulento, gran poder y exceso de fuerza, y que siempre intentaban comer a otras criaturas.
En el mismo continente, pero con 1500 años de distancia con la mitología hindú, nos encontramos con la mitología china, que se conoce gracias a textos que datan desde la Dinastía Han. Esta mitología nos habla de sus innumerables dioses, tales como Lóng Wáng, “El Rey Dragón”.
También tenemos a otros dioses como Fucanglong, que es “El Dragón de los Tesoros Perdidos”; ShenLong, “El Dragón de la Lluvia”; DinLong, “El Dragón de la Tierra”.
La mitología tiene numerosos dioses Dragón. Y si deducimos, estos dragones tienen forma reptiliana; estos seres son realmente seres reptilianos.
En el continente de Oceanía, en la mitología australiana, tenemos a La Serpiente Arcoíris, un ser que forma parte de aquella mitología aborigen de Australia. Esta serpiente pertenece al “Tiempo del Sueño”, una era anterior a la humanidad, en la que los espíritus dieron forma al Mundo Físico y establecieron sus normas y leyes.
La Serpiente Arcoíris no es un dios propiamente dicho, pues en la mitología australiana no existen los dioses, sino que es un ser sagrado que forma parte de un gran conglomerado de historias que conforman la espiritualidad aborigen.
En todas estas civilizaciones vemos que no importa el tiempo ni la distancia en que estas civilizaciones alcanzaron su auge, en todas ellas vemos repetida la misma historia: sus dioses que vienen de las estrellas y con forma de reptiles.
Podemos apreciar y deducir, ahora, que los dioses anunnaki de los que nos habla Zecharia Sitchin, como por ejemplo: Anu, Enki y Enlil, no solamente fueron adorados en Sumeria, ya que al tener y vivir miles de años de edad, y al tener naves espaciales, fácilmente pudieron viajar por toda la Tierra y llevarse a todas las diversas razas de humanos que ellos habían creado, y ponerlos en diferentes continentes del planeta para que éstos crearan civilizaciones en todo el mundo y así los pudieran adorar desde diferentes puntos de la Tierra.
Obviamente los anunnaki les enseñaron diferentes lenguajes a los humanos para dividirlos, y es por eso que cada civilización antigua, estos dioses: Anu, Enki, Enlil, Marduk, entre otros más, fueron nombrados de diferentes maneras a través de la historia y en cada civilización.
Pero, ¿por qué harían esto esos dioses?
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