A mi heredero, mi hijo, mi sol, Gianni Aleix, para que nunca olvide sus raíces y el delicioso aroma a costa de nuestra isla.

A mis abuelas Ana Guerra y Dolores Palau, que me permitieron crecer rodeada de sus historias, de sus amores y de sus ilusiones; dos mujeres guerreras, apasionadas y soñadoras.

A la hermosa familia donde me tocó crecer.