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Ahora se escuchaba Serán Vademir Habivi de fondo, pero con tanto volumen que los cadáveres que poblaban aquella cueva parecían querer levantarse. Ella se había vuelto a poner la máscara y entre la suciedad caminaba descalza bajo la impresión de un calor atroz que irradiaban unos calentadores enganchados a una línea de energía eléctrica. Los altavoces sonaban tan fuerte que tanto el suelo como la mierda que había encima vibraban. Su cuerpo desnudo —como si no tuviera otra cosa que hacer en todos los jodidos días con sus noches— se movía en un baile erótico y a la vez, macabro.

Sin sentido, pero guiada por la letra y el ritmo de la canción que la elevaban al cielo desde el mismísimo infierno en el que estaba atrapada, ella seguía y seguía. El aire olía a rancio, y el sudor de ella no podía echarse a un lado precisamente, porque hasta las flores más hermosas del mundo morían de forma fulminante en aquel cúmulo de escombros y cadáveres putrefactos.

Sin duda, estaría perturbada, pero en realidad estaba poseída por una fuerza tal que columpiaba la fe, la cordura y la inteligencia humana.

Tuvo una regresión mental en un momento dado, y vio a un joven de ojos claros y cabello largo, también desnudo, que bailaba Life in Mono.