La creatividad es la inteligencia divirtiéndose.
ALBERT EINSTEIN
Solemos asociar la creatividad con los artistas: pintores, escritores, músicos, escultores... y no tanto con los deportistas y no digamos con la gente de la calle. Pero nada más lejos de la realidad. La creatividad es una actividad humana esencial y, en tiempos de desarrollo tecnológico acelerado, una de las claves que nos distingue de los robots y nos humaniza plenamente.
El doctor Carlos García-Delgado, ingeniero industrial y arquitecto que formó parte del equipo que hizo el Anillo Olímpico y el Estadio Olímpico de Barcelona, en la búsqueda de la creatividad cita a Pablo Picasso, «Yo no busco, encuentro», y a su colega Louis Kahn, que como profesor de arquitectura enseñaba a sus alumnos: «Dejen que el edificio sea lo que quiera ser». Él lo llama «lluvia creativa». En un mundo que, desde Pitágoras, ha separado la filosofía de la ciencia, figuras como Nadal son capaces de unificar.
En su «teoría de la invención», hay tres protagonistas: la rememoración (el importante papel de la memoria, en el caso de los tenistas, también la memoria de los músculos cuando entrenan una y otra vez), la intuición (cada decisión nuestra es un acto de creación) y la imaginación en esa lluvia de imágenes.
A Rafa Nadal y a todos nosotros nos resulta difícil explicar el acto creativo —el prodigio de una remontada en el Open de Australia, Wimbledon o Roland Garros, por ejemplo— porque estamos «deslumbrados» por lo lógico. Porque creemos que nuestro pensamiento es lineal, de una cosa cada vez, cuando puede ser sistémico, de varias cosas a la vez. Un pensamiento sistémico que avanza en espiral, como el de Rafa Nadal cuando fluye, es decir, cuando juega su mejor tenis.
La memoria no es un simple archivo de imágenes o de recuerdos. Es mucho más: algo esencial para la creatividad. Hay una relación muy interesante entre la memoria, clave para el aprendizaje, y la consciencia (que trataremos en el bloque siguiente de este libro, al comentar la intuición). El hecho probado es que la memoria y la consciencia dialogan y, por ello, aprender, mejorar, es «ser consciente para ser competente». La consciencia nos da la capacidad de juicio y, la memoria, la capacidad de imaginación. Deben trabajar unidas.
¿Se puede enseñar creatividad? La profesora Marta de Miguel Zamora, de la Universidad Rey Juan Carlos, tiene claro que sí. Hemos de partir de un determinado sistema de creencias, un paradigma, según el cual todos tenemos una capacidad creativa innata. Por eso la creatividad es un mecanismo que ofrece soluciones originales y útiles a los problemas cotidianos (como ganar a un rival en una cancha de tenis). Es una cualidad de ganador, un proceso (el partido), un entorno (la competición) y un resultado (la victoria). ¿Cómo vas a ganar siendo predecible, haciendo lo de siempre?
Para desarrollar el pensamiento creativo, como hace Rafa Nadal, hemos de acabar con el mito. Desmitifiquemos la creatividad: si no fuéramos todos creativos de una u otra forma, no habríamos sobrevivido como especie. «La creatividad se fomenta, es una disciplina que conduce a la innovación y se ejecuta desde el pensamiento y desde la técnica», nos enseña la profesora De Miguel.
Para la creatividad hacen falta una meta (ser el mejor jugador del mundo, en el caso de Rafa Nadal) y un procedimiento: entrenar, entrenar y entrenar. El partido de tenis, un juego psicológico muy complejo, como acto de creatividad para un público, que lo ve in situ o a través de la televisión.
Del proyecto (participar en un Grand Slam, en un Masters Series, en un ATP 500 y tratar de ganarlo) a una serie de actos creativos. Con el éxito concebido como darlo todo, independientemente del resultado. Controlar lo que se puede controlar y dejar que el destino haga su trabajo.
Sabemos que asociar un juego como el tenis con el aprendizaje tiene consecuencias muy positivas para el desarrollo de la creatividad. Es la admiración que compartimos cuando comprobamos que Rafa Nadal ha conseguido lo que nadie antes.
El investigador internacional en el ámbito de la salud, el arte y la creatividad Christopher Clouder, entrevistado por la profesora Henar Rodríguez Navarro, de la Universidad de Valladolid, considera que «a medida que llegamos a la edad adulta, perdemos esa capacidad para jugar, investigar y divertirnos». Sin embargo, la creatividad está en el centro del potencial, como muy bien supo advertir Toni Nadal en su sobrino. «La educación gira en torno a las relaciones», explica Clouder. En torno al espacio de aprendizaje (un aula, una empresa, una cancha de tenis) y la manera en la que la persona avanza, crece, se desarrolla. «No se habla lo suficiente sobre el papel del amor en la educación, y es uno de los principales sentimientos que tenemos como seres humanos.»
La imaginación es la capacidad cognitiva, de nuestro pensamiento. La neurociencia nos enseña que el cuerpo-mente es una realidad y que la encarnación en el cuerpo es la base de las artes y de los deportes de alta competición. Rafa lo sabe bien y lo practica.
Entrenar para competir. En palabras del mencionado Csíkszentmihályi, el padre de la «fluidez», necesitamos un tiempo de preparación, un tiempo de incubación, un tiempo de inspiración y uno de brillo. Las claves de los entrenadores, del equipo de Rafa Nadal, para provocar experiencias creativas de victoria son las siguientes:
Ken Robinson, gran experto en educación, ha llegado a decir que «la escuela mata la creatividad». El deporte, en su mejor expresión a través de Rafa Nadal, no debe hacerlo, sino todo lo contrario, debe fomentar la creatividad. Siempre hay esperanza cuando un joven de Manacor, entrenado por su tío en su primera etapa, es capaz de conquistar el mundo a base de pasión, de ilusión, de entrenamiento y de humildad, y hacernos felices durante años y años saliendo adelante pese a sus lesiones, a rivales más capaces técnicamente, mejor dotados físicamente, más jóvenes o con más experiencia en el circuito. Ese «¡Vamos, Rafa!» es un grito creativo que nos llega a todos. Un estímulo que nos une, que nos anima, que nos estimula.
La creatividad como gran objetivo de desarrollo en nuestra sociedad. Rafa Nadal como ejemplo vivo de las mejores prácticas en creatividad.