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Piensa rápido: no queda tiempo para más

En el tenis, al final, el «aquí y ahora» es todo el rato; al final ésta es la realidad. Hay muchas veces que uno gana un partido 6-2, 6-2 y dice: «Bueno, ha sido muy fácil el partido». Bueno, en resultado sí. Pero ¿y si no hubieras hecho el break en aquel momento clave en que el resultado era 1-1? Mucha gente considera que el 1-1, pelota de break, es un momento clave. Pero si no haces el break, no sabes cómo responde el rival. Los partidos cambian de manera drástica dependiendo de los momentos en los que uno es capaz de aprovechar según qué tipo de oportunidades, o no. Por algo hay gente que, aparte de la superioridad técnica, son capaces de tener una gran regularidad en su carrera deportiva y otros son más intermitentes. Algunos tienen la capacidad de vivir el aquí y ahora.

RAFAEL NADAL, Entrena tu fuerza mental

A Toni Nadal le gusta decir, con ironía mallorquina, que en un mundo de big data Rafa creció con tres datos:

¿Será casualidad que los Big Three (Nadal, Federer, Djokovic) hayan dominado el tenis mundial con menos tecnología que biomecánica, psicoanálisis y psicólogos?

No cabe duda de que la gran especialidad de Rafa Nadal es la tierra batida. En esta superficie ha ganado catorce Roland Garros, diez Masters de Montecarlo, diez de Roma, cinco de Madrid, doce de Barcelona, dos de Stuttgart, dos de Hamburgo, dos de São Paulo, dos de los cuatro de Acapulco que ha jugado, Sopot, Costa do Sauípe, Båstad, Buenos Aires... Una maravilla. La tierra batida es la más lenta de todas las superficies, porque el bote de la pelota se ralentiza más, aunque se eleva mucho. En hierba (como Wimbledon, que Rafa no ha vuelto a ganar desde 2010), la bola bota veloz, muy irregular y sin ganar mucha altura. Según el propio Rafa, en hierba sus rodillas se resienten más.

«En su juego, más allá de los resultados, Rafa destaca por ser el que golpea más fuerte, porque el ángulo de bote que imprime es muy complicado y porque su drive es inconcebible», como ha señalado el tenista Andy Roddick.

 

 

Es bien sabido que Rafa es sumamente supersticioso y mantiene una serie de rituales tanto en la victoria como en la derrota, que le dan confianza y le aportan concentración: alinea perfectamente las botellas de agua, se pone los calcetines exactamente a la misma altura, el calzoncillo, la camiseta, el pelo tras las orejas, se toca la nariz, no se le ocurre pisar las líneas después de cada juego, da los mismos botes antes de sacar, se limpia el sudor siguiendo un orden determinado... «Soy de la creencia de que, cuantas menos cosas extrañas tengas que hacer para concentrarse en las cosas, mejor —ha declarado el propio Rafa—. Te lo dice uno que tiene muchos rituales para concentrarse, me gustaría no tenerlos, no me escondo, pero el tenis es un deporte muy agresivo mentalmente.Estos rituales me ayudan a sentir que estoy totalmente focalizado en el objetivo. Cuando entreno, no tengo ningún ritual, pero cuando estoy compitiendo me da seguridad y ese aislamiento de las cosas que me puedan distraer. Con ello me siento más seguro de mí mismo.» Morder trofeos comenzó como una broma en 2005 en Montecarlo y ahora es una tradición que todo el mundo espera.

Sobre la alimentación y el descanso, Rafa ha explicado: «Era un desastre a nivel de alimentación hasta hace unos diez años, cuando empecé a trabajar con nutricionistas. Al final, uno elige lo que cree que le va a funcionar o lo que no está capacitado para asumir. Se tienen que medir los esfuerzos. Si estás pendiente de la buena alimentación, del descanso, etcétera, y no tienes vida, tampoco puedes rendir. No te puedes convertir en un robot. A mí no me funciona. Yo no considero que haya hecho grandes sacrificios, lo que he hecho ha sido porque he querido, no por una obligación. Con los años he ido adaptándome, pero no creo que la perfección en todo te dé resultado. Hay aspectos intangibles que dan la tranquilidad y felicidad para poder competir. Hay que combinar la salud con darse en algún momento los placeres que te permiten seguir desarrollando la actividad profesional con la máxima ilusión. Si todo lo que tengo que hacer para ser jugador profesional de tenis me hace infeliz, entonces me deja de compensar. Hay que conseguir el equilibrio».

Probablemente Carlos Moyá, su actual entrenador, es quien mejor ha explicado el secreto de Rafa: «El secreto del tremendo atractivo de que goza a nivel mundial es que te das cuenta de que tiene la vehemencia de McEnroe, pero también el autodominio de Borg, el asesino que mataba a sangre fría. Ser ambos en uno es una contradicción y eso es lo que tiene Rafa».