Para mí el estado de alerta y el «aquí y ahora» es una preparación. Desde pequeño he tenido a mi tío al lado en todo momento, que me hacía entrenar en estado de alerta permanente, con máxima intensidad y bajo presión muchas veces, y gracias a ello quizás vivo en ese permanente estado de alerta. Diría que en un 90 por ciento de los casos es bueno y en un 10 por ciento de los casos no es tan bueno, porque al final no todo es tan bueno en la vida. El estado de alerta te hace ganar muchísimos partidos, pero también tienes tanto respeto por los rivales y por todo el mundo que también te generas unas dudas, con lo cual, de todo hay que tener una visión clara. No es perfecto, pero creo que es lo mejor.
RAFA NADAL, Entrena tu fuerza mental
Se llama arousal o estado de alerta y es la capacidad de estar despierto ante lo que está pasando a nuestro alrededor. Es uno de los seis tipos de atención, en función de los estímulos externos. Luego trataremos cómo funciona la atención en Rafa Nadal como «tenista intuitivo», que inventa opciones según el rival y su juego. Como miembro de un equipo, el Team Nadal que trasciende al individuo, Rafa nos enseña lo importante que es dejarse ayudar.
Porque en un equipo, que obtiene mejores resultados que cada persona por separado, se trata precisamente de eso, de aprender juntos. Como decía Albert Einstein, «Hacer siempre lo mismo y esperar diferentes resultados es un tipo de locura». El cerebro tiende a la comodidad, a la inercia, a hacer siempre lo mismo, a autoengañarse, a justificarse, a excusarse. A no ser que algo o alguien nos impulse a mejorar.
Aprender, mejorar. Como dice Satya Nadella, el actual primer ejecutivo de Microsoft: «En nuestra compañía no queremos sabelotodos, sino aprendelotodos». Personas con un alto nivel de aprendibilidad, de capacidad para aprender, precisamente porque se dejan ayudar.
Como Rafa Nadal, que desde los tres hasta los treinta años se dejó ayudar por su tío Toni, su entrenador, con la firmeza de quien es una especie de «segundo padre» que quiere lo mejor para él. Y desde 2017 por el que fuera su capitán de la Copa Davis, su «hermano mayor» Carlos Moyá.
Como Rafa Nadal, que se deja ayudar por Carlos Costa como mánager, al que conoce desde hace casi veinticinco años.
Como Rafa Nadal, que se deja ayudar por Francis Roig desde hace más de quince años, viajando con él como guía de su carrera.
Como Rafa Nadal, que se deja ayudar por el doctor Ángel Ruiz-Cotorro, que tanto sabe de medicina deportiva y especialmente de medicina del tenis, para prevenir las malditas lesiones y seguir manteniendo la autoconfianza.
Como Rafa Nadal, que se deja ayudar por Benito Pérez-Barbadillo para comunicar lo que hace y cómo lo hace. Si no lo cuentas, no existes.
Como Rafa Nadal, que se deja ayudar por su tocayo el fisioterapeuta Maymó, su sombra para que su cuerpo rinda al máximo y el ego no le juegue malas pasadas.
Todos ellos, grandes profesionales, son además grandes amigos en esta aventura. Un equipazo. Ya sabes, de los negocios, buenos amigos; de los amigos, malos negocios. La secuencia es importante.
No se trata de reconocimiento puntual, sino de dejarse ayudar como estado de alerta, como actitud habitual. El astrofísico inglés Fred Hoyle utilizó la metáfora del cubo de Rubik a resolver por un invidente para explicar que el origen del universo no podía deberse a puro azar. Si damos un cubo de Rubik a una persona con escasa o nula capacidad visual y la vamos encauzando, porque se deja ayudar, tardará menos de dos minutos en resolver el enigma, en colocar las seis caras cada una con su color. Si le dejamos «a su libre albedrío», a que lo haga por su cuenta sin ayuda, tardará toda la edad del universo y no lo habrá conseguido. No somos islas, nos necesitamos unos a otros, por mucho que se ensalce el individualismo exacerbado.
¿Tienes un equipo conformado para ti? ¿Te dejas ayudar por el resto de los miembros del equipo?
Dejarnos ayudar es reconocer de verdad la bondad, además del conocimiento, en quienes integran el equipo. Es dar confianza porque la recibes. Es mostrar tu compromiso con la mejora día a día. Es hacer equipo más allá de las palabras. Se da la paradoja de que, cuando somos personas compasivas, sensibles al dolor de los demás, empáticas desde la acción, nos cuesta la reciprocidad, que es dejarnos ayudar. Tener a nuestro lado gente buena y buena gente es clave para nuestra felicidad.
También necesitamos, como Rafa Nadal, entrenamiento respecto a dejarnos ayudar. Solemos confundir un ego elevado, el divismo, con una alta autoestima (quererse a uno mismo), cuando suele ser al contrario. Las personas con baja autoestima, con complejos, se defienden proyectando una imagen que no se corresponde con la realidad. Creemos merecer y valer mucho más que los demás, algo que Toni Nadal ha combatido en su sobrino Rafael desde la raíz. La admiración por los logros no nos debe llevar a la soberbia, a creernos superiores a los demás. Los errores deben ser, como hemos comentado, fuente de aprendizaje. La preocupación por uno mismo no debe impedir nunca ser atento con los demás. La generosidad no debe esperar el favor del otro. Un equipo es horizontal, no jerárquico, «aunque lo pague yo», como dice Rafa Nadal.
Rafa sabe, y practica, que:
Como personas proyectamos sueños, ambiciones, metas. El futuro que nos gustaría. Pero también frustraciones y complejos que hemos de saber gestionar adecuadamente. Hemos de reconocer que en soledad no seremos capaces de hacerlo. Ser un equipo no es un lujo, un extra, algo que nos permitimos porque «podemos pagarlo». Es imprescindible en un deporte de alta competición como el tenis y es imprescindible para la vida. Recuerda que la soledad, evidente o en compañía de otros a quienes no escuchamos, a quienes no hacemos caso, mata más que el tabaco o el alcohol. Escuchar más a los demás, saber reírte de ti mismo, emplear un lenguaje humilde, no hablar de añoranzas sino de retos, dejar de mostrarte como «el listo» que todo lo sabe, favorecer el aprendizaje siempre, celebrar la ética, reconocer tus límites y, sí, contar con Pepitos Grillo, desde Toni Nadal a Rafa Maymó en el caso de nuestro tenista, nos ayuda a reducir considerablemente ese ego que nos lleva por el camino de la amargura.
Nadalicémonos y dejémonos ayudar por el equipo.
El superpoder de la sinergia
(con Álvaro Merino)
Álvaro Merino tiene un lema: «Somos lo que entrenamos y somos el talento que decidimos desarrollar». El deporte es el hilo argumental de su vida; como deportista descubrió que, más allá de los resultados, el deporte ofrece un contexto estimulante donde activar el talento. El talento o se activa o no es.
En 2006 se convirtió en el director académico de la Escuela Universitaria Real Madrid junto a Jorge Valdano. También en aquella época nació 3’59, empresa de la que es CEO y que acompaña a equipos directivos y deportivos. Es el autor de 175 ideas para alcanzar tus metas; Dirige tu vida, con Javier Reyero, y Equipos con futuro: Lecciones de La Roja para mejorar las organizaciones, con Joan Capdevila.
¿Tanta importancia tienen los valores de Rafa Nadal?
Se acaba de lanzar la Universidad de Rafa Nadal, con la Universidad Alfonso X el Sabio. Estamos preparando una colección de desarrollo de valores de Rafa. El formato de posgrado es similar a la Escuela Europea del Real Madrid. Porque los estudiantes deben aprender e incorporar los valores propios de Rafa Nadal.
¿Qué ves tú como equipo en Rafa?
Hay una diferencia entre Rafa y otros muchos tenistas, y es que él ha mantenido su equipo muy estable a lo largo de los años. Es el equipo de toda su vida, con el cambio de Toni por Carlos Moyá. Por ejemplo, hubo un momento en el que Nadal tenía pánico por entrenar y Toni le recomendó que se tomara cuatro meses de descanso y a su vuelta decidiera.
En 2017, Rafa Nadal ya es un tenista profesional maduro, no el niño que comenzó con su tío.
Exactamente. Cuando a Djokovic no le van bien las cosas, cambia a todo el equipo. Es muy habitual en muchos tenistas: si algo no funciona, la culpa es del equipo. Y se lo cargan. A Carlos Moyá le hice una entrevista y me dijo sobre la humildad de Rafa: «Es un tío que te escucha. Le gustará más o menos lo que dices, te hará más o menos caso, pero en general te escucha y lo incorpora».
Rafa Maymó, el fisio, lo comentaba también. Esa idea de escuchar atentamente para «suavizar el ego» —un concepto que me gusta mucho— y dar valor a la gente es un punto diferencial a favor de Rafa. Nadal no tiene un equipo, forma parte del equipo.
El hecho de que la gran mayoría de los miembros del equipo sean mallorquines como él, ¿qué ventajas e inconvenientes puede tener?
Creo que es un atributo muy de Rafa Nadal. Cuando trabajamos con deportistas, analizamos su entorno más cercano. Me lo enseñó Pep Marí, un psicólogo deportivo fantástico: «Lo importante es que el entorno sume, o al menos que no reste». Parece ir en contra de la diversidad, pero es un entorno muy protector para Rafa. Él tiene dificultades con la nutrición y ahora ha vuelto a estar en forma, en buena medida, por su transformación a la hora de comer. Pero «hay que desconfiar de quien no disfruta».
En la selección española de tenis, antes de los partidos tomaba leche con cruasanes o con churros, algo en contra de lo que recomendaban sus nutricionistas. Un ejemplo de naturalidad, de normalidad.
La tecnología no ayuda a esa naturalidad, ¿no crees?
Ahora los datos parecen manejarlo todo. Creo que esa naturalidad favorece.
Los Big Three (Nadal, Federer, Djokovic) son los menos tecnológicos en el circuito, ¿verdad?
Absolutamente. En el deporte hay dos grandes cambios. El primero es la prevalencia de lo físico. En el judo, que era un deporte en el que los japoneses tenían una técnica exquisita, hoy es casi imposible que ganen, porque resulta imposible mover a un judoca que es una roca física.
El segundo es el imperio del dato. Jorge Valdano me contó la anécdota de que estaba con Pochettino, exentrenador del Tottenham, cuando aparecieron cinco o seis drones en el entrenamiento. «¿Para qué?», le preguntó Valdano. «Porque algunos jugadores me dijeron que en el Manchester City y en el Manchester United entrenaban con drones, y ellos también querían. Si hay que subir drones, pues se suben drones.» Entrenar por intuición, que es fruto de la experiencia, surge del autoconocimiento. No hace falta tanto dato.
Que Rafa Nadal siga a pesar de la lesión del pie, ¿es cuestión de responsabilidad hacia su equipo?
Yo creo que casi todos los deportistas tienen vértigo a la retirada. No sé en el caso de Nadal. Tienen tal autoconfianza en sus posibilidades, y por eso están ahí, que no cambian a un entorno donde se sienten menos seguros. Por eso a veces alargan su vida deportiva. El deportista es el único profesional que se jubila dos veces. Rafa tiene la Academia, pero la retirada no será nada fácil. La carrera por quién gana más Grand Slam no ha acabado y es un legado por mucho tiempo. Me da la impresión de que el vértigo puede estar ahí.
De los dos pilares de un gran equipo, la confianza y el compromiso, ¿qué puede tener Rafa de especial?
Rafa compite en el deporte psicológicamente más duro que hay. Puedes estar perdiendo 5-0 y remontar. Puedes estar ganando y perdiendo a la vez. Todos los tenistas saben que Rafa te la va a liar. Es como el Real Madrid en la Champions, con su historial de remontadas, ganando siete finales seguidas y no habiendo perdido desde hace cuarenta años. Los contrarios salen perdiendo 1-0.
En el libro Capitanes, de Sam Walker, se cuenta que los mejores líderes en el campo juegan incluso al límite del reglamento. No dar nada por perdido, eso te empuja. Es contagioso para los demás. Un gran ejemplo que se muestra en el libro es el de Carlos Puyol. Joan Capdevila contaba que en un amistoso de La Roja iban ganando 4-0, minuto noventa y uno, y de repente perdió un balón tonto y le cayó una bronca de Puyol: «¡Concéntrate!». Le dedicamos un capítulo en Equipos con futuro al «factor Puyol». Nadal tiene mucho que ver con esto. Cuando alguien se entrega al cien por cien, tú, como miembro del equipo, has de hacer lo mismo. Estómago vacío. Hambre.
¿Qué lugar ocupa Rafa Nadal en el mundo del deporte?
Se nos acaban los calificativos con Rafa Nadal. Yo creo que es uno de los cinco mejores deportistas del mundo. No entre los españoles, sino en el mundo y a lo largo de la historia. Tiene un plano humano único, con un currículum deportivo sin igual. Es el deportista total.
¿Cómo se mantienen esta confianza y este compromiso a lo largo de tantos años de carrera profesional? Es el reto de los retos.
Un reto que enlazaría con el propósito y el legado. Se trata de trascender, de sobrepasar lo individual hacia lo colectivo y la responsabilidad con todo el equipo. Va más allá de él. Si no, es muy complicado perdurar en la élite. Va mucho más allá de la competición en sí.