3/4 de kg de bacalao (pesado en seco)
6 dientes de ajo
aceite
guindilla
35 minutos |
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Fácil |
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Medio |
1. Se pone el bacalao en remojo con 24 horas de antelación, procurando quitar las espinas y cambiando el agua repetidas veces.
2. En una cazuela de barro se calienta abundante aceite con los ajos partidos en lonchas y un poco de guindilla. Cuando los ajos han tomado un color dorado se sacan del aceite, también la guindilla, y se reservan. La cazuela con el aceite también se reserva.
3. El bacalao se calienta previamente en el mismo recipiente donde ha estado en remojo y, cuando empiece a formarse espuma (no ha de llegar a hervir), se saca con una espumadera y se pone a escurrir en un paño.
4. Una vez escurrido, se ponen los trozos del pescado en el aceite, que se habrá dejado enfriar un poco, con la piel hacia abajo, es decir, sobre el fondo de la cazuela y se empieza a darle un movimiento de vaivén hasta que haya ligado la salsa. Para que la salsa quede bien ligada se necesitan de 10 a 15 minutos. Si es necesario aumentar la salsa para que no quede demasiado espesa, se pueden añadir unas gotas de la misma agua donde ha estado en remojo el bacalao.
5. Cuando la salsa está en su punto se añaden otra vez los ajos y la guindilla. Se deja hervir unos minutos y se sirve.