La plaza del pueblo, muy engalanada con banderas, colgaduras, arcos y guirnaldas de flores, etc., etc. Día espléndido
pedro , juana , hombres y mujeres del pueblo con trajes de fiesta. Luego roque
BAILE
Hablado
Juana ¡Viva la alegría!
Todos ¡Viva!
Juana ¡Vivan Alberto y Aurora.!
Pedro Así, con confianza.
Juana Pues claro está.
Roq . (Entrando apresuradamente por la izquierda. )
¡Oidme! ¡Todavía más!
Juana Escuchemos á Roque.
Roq . Ess señor Alberto y esa señorita Aurora deben
de ser un santo y una santita que se
han escapado del cielo para venir á visitarnos.
Juana Puede que tenga razón.
Roq . No les ha bastado, para manifestar su gratitud,
con repartir el dinero á esportones, y
remediar miserias y lástimas, y dotar á todas
las niñas casaderas...
Pedro Que así no se oyen más que gritos de
alegría por todas partes...
Roq . Pues ahora han buscado al señor cura y le
han dejado un montón así, de oro.
Juana y Mujeres ¿Cómo?
Roq . (Exagerando ). ¡Así! Para remediar todos los
apuros de cuarenta inviernos.
Juana Hay que pasearlos en triunfo otra vez.
Todos ¡Sí¡ ¡Sí!
Pedro Y no dejar que se marchen hoy.
Roq . Es que ese Lorenzo se ha empeñado, y como
por lo visto es quien manda en ella...
Juana ¿Que si manda? ¡Ya veis! El tío Juan la salvó!
¡Quiso ella ir á darle las gracias! Se opuso
Lorenzo y no ha ido.
Pedro Sí que es raro.
Roq . Por supuesto, que el tío Juan...
Juana Como siempre: se volvió á su madriguera y á
saber cuándo volveremos á verle.
Pedro ¿Sabéis lo que nos ha contado Andrea, su
vecina? Que ayer por dos veces salió aprisa
de su casa, como quien va resuelto á algo
grave, y por dos veces se detuvo á los pocos
pasos, haciendo unos gestos horribles, y después
de dudarlo mucho volvió á entrar en el caserón.
Juana ¡Ese está locol
Roq . ¡Ahí vienen! ¡Ahí vienen!
Todos ¡Vivan! ¡Vivan! (Marchan con alegría y en bullicioso
tropel al encuentro de Alberto y Aurora. )
dichos , alberto y aurora , por la izquierda, seguidos por otro grupo de gente del pueblo que viene vitoreándoles también
Juana ¡Vivan el señor Alberto y la señorita Aurora!
Todos ¡Vivan!
Pedro ¡El señor! ¡La señorita! ¡Así! ¡Así!
Aur . ¡Callad, por Dios!
Alb . Aurora y yo somos los que os debemos gratitud.
Aur . Por habernos dado ocasión para hacer el bien.
Juana ¿De veras?
Aur . Por eso ya no siento nada: ni el trance horrible que
pasé, ni mi buque destrozado, ni mis bienes perdidos.
Alb . Ni hay para qué, no creáis. ¡Tiene muchos
más! ¡Y tiene los míos! Y tiene mis brazos
para descansar en ellos.
Aur . ¡Alberto!
Alb . Porque, ya lo sabéis. ¡Se acabaron las locuras!
Me la llevo en mi barco, por supuesto
como Dios manda, al cuidado de Lorenzo y
en cuanto lleguemos á nuestra ciudad...
Aur . ¡Alberto!
Alb . ¡Nos casamos! ¡Ay, Aurora de mi alma!
Aur . ¡Alberto! (se abrazan. Pausa. Murmullos y comentarios
picarescos de los demás. ) Ay, perdonadnos.
¡Vamos á ser tan felices! Pero qué alegre estoy
Para abrazar á todos en un momento
voy á dar un abrazo á Juana. (La abraza. )
Alb . (siguiéndola. ) Y yo también.
Aur . ¡No! Tú no. (Picarescamente. ) Tú abraza á
Roque.
Alb . Claro que Sí. (Abrazándole. )
Roq . ¡Vivan mil años!
Todos ¡Vivan!
Aur . (A Alberto. ) ¿Tú los ves?
Alb . Nos quieren mucho.
Aur . Porque somos buenos.
dichos , lorenzo y el tío juan
Lor . ¡Aurora! ¡Señor! El buque aguarda. No hay
tiempo que perder.
Alb . ¡Vamos entonces!
Aur . ¿Tan pronto? ¡Aguarda!
Juan (Entrando. ) Sí, deteneos, señorita; quisiera hablaros.
(Expectación. )
LoR. Tío Juan. (A Alberto y Aurora. ) ¡Vamos!
Aur . ¡Pero, Lorenzo!
Alb . ¡Lorenzo!
Juana ¡Qué hombre!
Aur . Me salvó de la muerte, Lorenzo. ¿Qué menos
puedo hacer que escucharle? (Al tío Juan. )
Además, no me juzguéis de mala manera.
Yo no hubiera abandonado esta costa sin
haberme despedido de vos.
Lor . Es que el tío Juan...
Juan ¡Perdonad, señor Lorenzo! ¡Perdonad, señorita!
Este señor no me conoce, y por eso me
juzga mal. Yo sí quería hablaros... para expresaros
mi gratitud por tanto bien como
habéis hecho aquí... pero mi palabra es torpe
y no suele responder á mis deseos. Mi
vista segura, en cambio, mi pulso firme, responden
mejor á mi voluntad. Y por eso, veréis,
veréis lo que he discurrido. Vais á salir
á la mar. Necesitáis un práctico...
Alb . Os adivino el pensamiento.
Aur . ¡Aceptado! ¡Con alma y vida!
Juana ¡Eso síl Para eso, nadie como el tío Juan.
Roq . Ninguno mejor.
Pedro ¡Ninguno!
Juan (A Lorenzo. ) ¿Lo veis? ¿Tiene algo que echarme
en cara el señor?
Lor . ¡Tío Juan! (Receloso )
Juan ¡Ya es lo he dicno! No hablo, pero ejecuto.
(A Aurora. ) Ya veis: os salvé anteanoche. (¡Es
su cara, son sus ojos! ) Pues sí, como decía,
os salvé anteanoche, ayer he querido
hablablaros por dos ó tres veces, y he salido para
hacerlo, y... nada! Como si se tratara de algo
verdade ramente grave, he sostenido conmigo
mismo una lucha terrible, no os riais..
terrible... y no llegué á hablaros... Pero ahora,
ahora no es lo mismo. En mi vista sí
mando y en mi brazo también. ¡Vaya!
¡Pues no faltaba otra cosa!
Lor . ¡Tío Juan! ¡Es que!...
Juan ¡Pero, señor Lorenzo! ¿qué dudais? ¡Mirad me
bien! ¡Cara á cara! ¿Queréis que diga
menos aún?
Lor . (Como rechazando una mala idea. ) (¡No, no es
posible! ) ¡Vamos, pues!
Aur . Alb . ¡Vamos!
Juana ¡Vivan el señor Alberto y la señorita Aurora!
Todos ¡Vivan!
Música
Alb . ¡Honrados marineros!
Aur . Gentiles pescadoras...
Los Dos ¡Quedad con Dios!
Coro ¡El vaya con vosotros!
Todos ¡Adiós!
¡Adiós!
(Mutis, muy animado, por la derecha, último término. )
tío juan . Luego roque . El tío Juan queda rezagado, y al verse solo, cambia de expresión, volviendo á su carácter sombrío
Hablado
Juan ¡Sí! ¡La voz se me niega para la revelación!
¡Hay que hablar mucho! Pero el brazo no
se me negará para el castigo necesario. Es
obra de unos momentos. ¡Todos! ¡Perezcamos
todos juntos! Este drama de mi vida
debe acabar así: trágicamente. En el bajo
de la Estrella, donde encalló el barco de
Aurora al entrar, aun es posible echar los
botes al agua y que la tripulación se salve.
En los Remolinos ya es otra cosa.
Roq . (volviendo. ) ¡Tío Juan!
Juan Voy, hombre, voy. Estaba echando mis cálculos.
(Oyese aun, lejos, el rumor de las aclamaciones. )
Roq . ¿No oís?
Juan Esos vivas me llegan al alma.
Roq . También vos estais hoy muy alegre...
Juan ¡Mucho! ¡Mucho! Mírame bien, Roque. ¿No
ves que brillan mis ojos más? ¡Pues de
contento es! ¡No sientes que arden mis manos!
¡De satisfacción! ¡Ya ves si vuestra alegría
será grande que ha llegado hasta mí; hasta
el pobre viejo, abandonado y triste!
¡Y estoy alegre, Roque! (Riéndose, ) ¡Muy alegre!
¡Muy alegre! (Vanse tío Juan y Roque por la derecha. )
MUTACIÓN
Un momento de obscuridad. Aparece un telón corto. Marina. Día espléndido. Lejos, la costa y el pueblo; más cerca, el buque de Alberto, que va navegando, con las velas desplegadas al viento. En primer término escollos y arrecifes, en los que se estrella el mar. Breve intermedio de orquesta, al fin del cual empieza á volver á oirse, muy lejos, la barcarola que ya se oyó durante el preludio.
Música
Coro El sol en las olas sus rayos refleja,
y el mar al hundirse parece incendiar.
Fantásticamente la costa se aleja,
y al soplo propicio del viento que pasa
deslízase el buque surcando la mar.
MUTACIÓN