CUADRO TERCERO

La plaza del pueblo, muy engalanada con banderas, colgaduras, arcos y guirnaldas de flores, etc., etc. Día espléndido

ESCENA. IX

pedro , juana , hombres y mujeres del pueblo con trajes de fiesta. Luego roque

 

BAILE

 

Hablado

 

Juana ¡Viva la alegría!

Todos ¡Viva!

Juana ¡Vivan Alberto y Aurora.!

Pedro Así, con confianza.

Juana Pues claro está.

Roq . (Entrando apresuradamente por la izquierda. )

¡Oidme! ¡Todavía más!

Juana Escuchemos á Roque.

Roq . Ess señor Alberto y esa señorita Aurora deben

de ser un santo y una santita que se

han escapado del cielo para venir á visitarnos.

Juana Puede que tenga razón.

Roq . No les ha bastado, para manifestar su gratitud,

con repartir el dinero á esportones, y

remediar miserias y lástimas, y dotar á todas

las niñas casaderas...

Pedro Que así no se oyen más que gritos de

alegría por todas partes...

Roq . Pues ahora han buscado al señor cura y le

han dejado un montón así, de oro.

Juana y Mujeres ¿Cómo?

Roq . (Exagerando ). ¡Así! Para remediar todos los

apuros de cuarenta inviernos.

Juana Hay que pasearlos en triunfo otra vez.

Todos ¡Sí¡ ¡Sí!

Pedro Y no dejar que se marchen hoy.

Roq . Es que ese Lorenzo se ha empeñado, y como

por lo visto es quien manda en ella...

Juana ¿Que si manda? ¡Ya veis! El tío Juan la salvó!

¡Quiso ella ir á darle las gracias! Se opuso

Lorenzo y no ha ido.

Pedro Sí que es raro.

Roq . Por supuesto, que el tío Juan...

Juana Como siempre: se volvió á su madriguera y á

saber cuándo volveremos á verle.

Pedro ¿Sabéis lo que nos ha contado Andrea, su

vecina? Que ayer por dos veces salió aprisa

de su casa, como quien va resuelto á algo

grave, y por dos veces se detuvo á los pocos

pasos, haciendo unos gestos horribles, y después

de dudarlo mucho volvió á entrar en el caserón.

Juana ¡Ese está locol

Roq . ¡Ahí vienen! ¡Ahí vienen!

Todos ¡Vivan! ¡Vivan! (Marchan con alegría y en bullicioso

tropel al encuentro de Alberto y Aurora. )

Escena X

dichos , alberto y aurora , por la izquierda, seguidos por otro grupo de gente del pueblo que viene vitoreándoles también

 

Juana ¡Vivan el señor Alberto y la señorita Aurora!

Todos ¡Vivan!

Pedro ¡El señor! ¡La señorita! ¡Así! ¡Así!

Aur . ¡Callad, por Dios!

Alb . Aurora y yo somos los que os debemos gratitud.

Aur . Por habernos dado ocasión para hacer el bien.

Juana ¿De veras?

Aur . Por eso ya no siento nada: ni el trance horrible que

pasé, ni mi buque destrozado, ni mis bienes perdidos.

Alb . Ni hay para qué, no creáis. ¡Tiene muchos

más! ¡Y tiene los míos! Y tiene mis brazos

para descansar en ellos.

Aur . ¡Alberto!

Alb . Porque, ya lo sabéis. ¡Se acabaron las locuras!

Me la llevo en mi barco, por supuesto

como Dios manda, al cuidado de Lorenzo y

en cuanto lleguemos á nuestra ciudad...

Aur . ¡Alberto!

Alb . ¡Nos casamos! ¡Ay, Aurora de mi alma!

Aur . ¡Alberto! (se abrazan. Pausa. Murmullos y comentarios

picarescos de los demás. ) Ay, perdonadnos.

¡Vamos á ser tan felices! Pero qué alegre estoy

Para abrazar á todos en un momento

voy á dar un abrazo á Juana. (La abraza. )

Alb . (siguiéndola. ) Y yo también.

Aur . ¡No! Tú no. (Picarescamente. ) Tú abraza á

Roque.

Alb . Claro que Sí. (Abrazándole. )

Roq . ¡Vivan mil años!

Todos ¡Vivan!

Aur . (A Alberto. ) ¿Tú los ves?

Alb . Nos quieren mucho.

Aur . Porque somos buenos.

ESCENA XI

dichos , lorenzo y el tío juan

 

Lor . ¡Aurora! ¡Señor! El buque aguarda. No hay

tiempo que perder.

Alb . ¡Vamos entonces!

Aur . ¿Tan pronto? ¡Aguarda!

Juan (Entrando. ) Sí, deteneos, señorita; quisiera hablaros.

(Expectación. )

LoR. Tío Juan. (A Alberto y Aurora. ) ¡Vamos!

Aur . ¡Pero, Lorenzo!

Alb . ¡Lorenzo!

Juana ¡Qué hombre!

Aur . Me salvó de la muerte, Lorenzo. ¿Qué menos

puedo hacer que escucharle? (Al tío Juan. )

Además, no me juzguéis de mala manera.

Yo no hubiera abandonado esta costa sin

haberme despedido de vos.

Lor . Es que el tío Juan...

Juan ¡Perdonad, señor Lorenzo! ¡Perdonad, señorita!

Este señor no me conoce, y por eso me

juzga mal. Yo sí quería hablaros... para expresaros

mi gratitud por tanto bien como

habéis hecho aquí... pero mi palabra es torpe

y no suele responder á mis deseos. Mi

vista segura, en cambio, mi pulso firme, responden

mejor á mi voluntad. Y por eso, veréis,

veréis lo que he discurrido. Vais á salir

á la mar. Necesitáis un práctico...

Alb . Os adivino el pensamiento.

Aur . ¡Aceptado! ¡Con alma y vida!

Juana ¡Eso síl Para eso, nadie como el tío Juan.

Roq . Ninguno mejor.

Pedro ¡Ninguno!

Juan (A Lorenzo. ) ¿Lo veis? ¿Tiene algo que echarme

en cara el señor?

Lor . ¡Tío Juan! (Receloso )

Juan ¡Ya es lo he dicno! No hablo, pero ejecuto.

(A Aurora. ) Ya veis: os salvé anteanoche. (¡Es

su cara, son sus ojos! ) Pues sí, como decía,

os salvé anteanoche, ayer he querido

hablablaros por dos ó tres veces, y he salido para

hacerlo, y... nada! Como si se tratara de algo

verdade ramente grave, he sostenido conmigo

mismo una lucha terrible, no os riais..

terrible... y no llegué á hablaros... Pero ahora,

ahora no es lo mismo. En mi vista sí

mando y en mi brazo también. ¡Vaya!

¡Pues no faltaba otra cosa!

Lor . ¡Tío Juan! ¡Es que!...

Juan ¡Pero, señor Lorenzo! ¿qué dudais? ¡Mirad me

bien! ¡Cara á cara! ¿Queréis que diga

menos aún?

Lor . (Como rechazando una mala idea. ) (¡No, no es

posible! ) ¡Vamos, pues!

Aur . Alb . ¡Vamos!

Juana ¡Vivan el señor Alberto y la señorita Aurora!

Todos ¡Vivan!

 

Música

 

Alb . ¡Honrados marineros!

Aur . Gentiles pescadoras...

Los Dos ¡Quedad con Dios!

Coro ¡El vaya con vosotros!

Todos ¡Adiós!

¡Adiós!

(Mutis, muy animado, por la derecha, último término. )

ESCENA XII

tío juan . Luego roque . El tío Juan queda rezagado, y al verse solo, cambia de expresión, volviendo á su carácter sombrío

 

Hablado

 

Juan ¡Sí! ¡La voz se me niega para la revelación!

¡Hay que hablar mucho! Pero el brazo no

se me negará para el castigo necesario. Es

obra de unos momentos. ¡Todos! ¡Perezcamos

todos juntos! Este drama de mi vida

debe acabar así: trágicamente. En el bajo

de la Estrella, donde encalló el barco de

Aurora al entrar, aun es posible echar los

botes al agua y que la tripulación se salve.

En los Remolinos ya es otra cosa.

Roq . (volviendo. ) ¡Tío Juan!

Juan Voy, hombre, voy. Estaba echando mis cálculos.

(Oyese aun, lejos, el rumor de las aclamaciones. )

Roq . ¿No oís?

Juan Esos vivas me llegan al alma.

Roq . También vos estais hoy muy alegre...

Juan ¡Mucho! ¡Mucho! Mírame bien, Roque. ¿No

ves que brillan mis ojos más? ¡Pues de

contento es! ¡No sientes que arden mis manos!

¡De satisfacción! ¡Ya ves si vuestra alegría

será grande que ha llegado hasta mí; hasta

el pobre viejo, abandonado y triste!

¡Y estoy alegre, Roque! (Riéndose, ) ¡Muy alegre!

¡Muy alegre! (Vanse tío Juan y Roque por la derecha. )

 

MUTACIÓN

Un momento de obscuridad. Aparece un telón corto. Marina. Día espléndido. Lejos, la costa y el pueblo; más cerca, el buque de Alberto, que va navegando, con las velas desplegadas al viento. En primer término escollos y arrecifes, en los que se estrella el mar. Breve intermedio de orquesta, al fin del cual empieza á volver á oirse, muy lejos, la barcarola que ya se oyó durante el preludio.

 

Música

Coro El sol en las olas sus rayos refleja,

y el mar al hundirse parece incendiar.

Fantásticamente la costa se aleja,

y al soplo propicio del viento que pasa

deslízase el buque surcando la mar.

 

MUTACIÓN