July 25, 1918
(Fuente Vaqueros, Granada)
Tonight Saint James has traveled
his path of light in the sky.
The children discuss this as they play
with the waters of a calm channel.
Where is the heavenly pilgrim going
across the bright, infinite trail?
Va a la aurora que brilla en el fondo
en caballo blanco como el hielo.
¡Niños chicos, cantad en el prado,
horadando con risas al viento!
Dice un hombre que ha visto a Santiago
en tropel con doscientos guerreros.
Iban todos cubiertos de luces,
con guirnaldas de verdes luceros,
y el caballo que monta Santiago
era un astro de brillos intensos.
Dice el hombre que cuenta la historia
que en la noche dormida se oyeron
tremolar plateado de alas
que en sus ondas llevóse el silencio.
¿Qué sería que el río paróse?
Eran ángeles los caballeros.
¡Niños chicos, cantad en el prado,
horadando con risas al viento!
Es la noche de luna menguante.
¡Escuchad! ¿Qué se siente en el cielo,
que los grillos refuerzan sus cuerdas
y dan voces los perros vegueros?
–Madre abuela, ¿cuál es el camino,
madre abuela, que yo no lo veo?
–Mira bien y verás una cinta
de polvillo harinoso y espeso,
un borrón que parece de plata
o de nácar. ¿Lo ves?
–Ya lo veo.
–Madre abuela, ¿dónde está Santiago?
–Por allí marcha con su cortejo,
la cabeza llena de plumajes
y de perlas muy finas el cuerpo,
con la luna rendida a sus plantas,
con el sol escondido en el pecho.
He is going to the dawn that shines in the background
on a horse white as ice.
Little children, sing in the meadow,
making holes in the wind with your laughter!
A man says he has seen Saint James
in a troupe of two hundred warriors.
They were all covered with gleaming armor,
garlanded with green evening-stars,
and the horse Saint James was riding
was a planet intensely bright.
The man telling the story says9
that in the sleeping night was heard
a silvery trembling of wings
which the silence carried away on its waves.
What could have made the river stop flowing?
The riders were angels.
Little children, sing in the meadow,
making holes in the wind with your laughter!
It’s the night of the waning moon.
Listen! What is heard in the sky
that makes the crickets reinforce their strings
and the dogs in Granada’s plain give voice?
“Grandmother, which is the road,
grandmother? Because I don’t see it.”
“Look hard and you’ll see a ribbon
of thick, flourlike powder,
a blur resembling silver
or mother-of-pearl. See it?”
“Now I do.”
“Grandmother, where is Saint James?”
“He’s riding over there with his retinue,
his head bearing many plumes
and his body, very fine pearls,
with the moon submissive at his feet
and the sun hidden in his bosom.”
Esta noche en la vega se escuchan
los relatos brumosos del cuento.
¡Niños chicos, cantad en el prado,
horadando con risas al viento!
Una vieja que vive muy pobre
en la parte más alta del pueblo,
que posee una rueca inservible,
una Virgen y dos gatos negros,
mientras hace la ruda calceta
con sus secos y temblones dedos,
rodeada de buenas comadres
y de sucios chiquillos traviesos,
en la paz de la noche tranquila,
con las sierras perdidas en negro,
va contando con ritmos tardíos
la visión que ella tuvo en sus tiempos.
Ella vio en una noche lejana
como ésta, sin ruidos ni vientos,
al apóstol Santiago en persona,
peregrino en la tierra del cielo.
–Y comadre, ¿cómo iba vestido?
–le preguntan dos voces a un tiempo–.
–Con bordón de esmeraldas y perlas
y una túnica de terciopelo.
Cuando hubo pasado la puerta,
mis palomas sus alas tendieron,
y mi perro, que estaba dormido,
fue tras él, sus pisadas lamiendo.
Era dulce el Apóstol divino,
más aún que la luna de Enero.
A su paso dejó por la senda
un olor de azucena y de incienso.
–Y comadre, ¿no le dijo nada?
–le preguntan dos voces a un tiempo–.
This night there are heard on the plain
the misty narratives of folktale.
Little children, sing in the meadow,
making holes in the wind with your laughter!
An old woman, living very humbly
in the highest part of the village,
owner of a now useless distaff,
an image of the Virgin, and two black cats,
while she does coarse knitting
with her dry, shaky fingers,
surrounded by good neighbor-women
and dirty, mischievous little children,
in the peace of the tranquil night,
with the mountain ranges lost in the blackness,
is relating at a slow pace
the vision she had in her younger days.
One night long ago, a night
like this one, without noise or wind, she saw
the apostle Saint James in person,
a pilgrim from the sky on earth.
“And, neighbor, how was he dressed?”
two voices ask at the same time.
“He had a pilgrim’s staff of emeralds and pearls
and a velvet tunic.”
After he passed my doorway,
my doves spread their wings,
and my dog, which had been sleeping,
followed him, licking his footprints.
The divine Apostle was gentle,
more so than the moon in January.
His paces down the path left behind them
a fragrance of lilies and incense.
“But, neighbor, did he say nothing to you?”
two voices ask at the same time.
–Al pasar me miró sonriente
y una estrella dejóme aquí dentro.
–¿Dónde tienes guardada esa estrella?
–le pregunta un chiquillo travieso–.
–¿Se ha apagado–dijéronle otros–
como cosa de un encantamiento?
–No, hijos míos, la estrella relumbra,
que en el alma clavada la llevo.
–¿Cómo son las estrellas aquí?
–Hijo mío, igual que en el cielo.
–Siga, siga la vieja comadre.
¿Dónde iba el glorioso viajero?
–Se perdió por aquellas montañas
con mis blancas palomas y el perro.
Pero llena dejóme la casa
de rosales y de jazmineros,
y las uvas verdes de la parra
maduraron, y mi troje lleno
encontré a la siguiente mañana.
Todo obra del Apóstol bueno.
–¡Grande suerte que tuvo, comadre!
–sermonean dos voces a un tiempo–.
Los chiquillos están ya dormidos
y los campos en hondo silencio.
¡Niños chicos, pensad en Santiago
por los turbios caminos del sueño!
¡Noche clara, finales de Julio!
¡Ha pasado Santiago en el cielo!
La tristeza que tiene mi alma,
por el blanco camino la dejo,
para ver si la encuentran los niños
y en el agua la vayan hundiendo,
para ver si en la noche estrellada
a muy lejos la llevan los vientos.
“As he went by he looked at me with a smile,
and he left me a star here inside.”
“Where do you keep that star?”
a mischievous little boy asked.
“Has it gone out,” others asked,
“like something under a magic charm?”
“No, children, the star is shining,
for I have it planted in my soul.”
“What are stars down here like?”
“Child, just like in the sky.”
“Go on, go on, old neighbor.
“Where was the glorious traveler headed?”
“His trail was lost in those mountains,
with my white doves and my dog.
But he left my house filled
with rose and jasmine bushes,
and the green grapes on the vine
ripened, and I found my granary
full the next morning.
All the doing of the good Apostle.”
“What good luck you had, neighbor!”
two voices admonish at the same time.
The little ones are already asleep
and the fields are in deep silence.
Little children, think about Saint James
on the hazy roads of dreams!
Bright night of late July!
Saint James has passed by in the sky!
The sadness in my soul
I abandon on the white road,
to see whether the children find it
and might sink it in the water,
to see whether in the starry night
the winds carry it very far away.