January 3, 1919
To José Mora
The rain has kissed the provincial garden,
leaving stirring cadences on the leaves.
The serene fragrance of the moist earth
floods the heart with distant sadness.
Gray clouds are ripped open on the mute horizon.
On the sleeping water of the fountain, the raindrops
dig in, casting up bright pearls of foam.
Will-o’-the-wisps extinguished by the trembling of the waves.
The sorrow of the afternoon stirs up my own.
The garden has become filled with monotonous tenderness.
¿Todo mi sufrimiento se ha de perder, Dios mío,
como se pierde el dulce sonido de las frondas?
¿Todo el eco de estrellas que guardo sobre el alma
será luz que me ayude a luchar con mi forma?
¿Y el alma verdadera se despierta en la muerte?
¿Y esto que ahora pensamos se lo traga la sombra?
¡Oh, qué tranquilidad del jardín con la lluvia!
Todo el paisaje casto mi corazón transforma,
en un ruido de ideas humildes y apenadas
que pone en mis entrañas un batir de palomas.
Sale el sol.
El jardín desangra en amarillo.
Late sobre el ambiente una pena que ahoga.
Yo siento la nostalgia de mi infancia intranquila,
mi ilusión de ser grande en el amor, las horas
pasadas como ésta contemplando la lluvia
con tristeza nativa.
Caperucita roja
iba por el sendero . . .
Se fueron mis historias, hoy medito, confuso,
ante la fuente turbia que del amor me brota.
¿Todo mi sufrimiento se ha de perder, Dios mío,
como se pierde el dulce sonido de las frondas?
Vuelve a llover.
El viento va trayendo a las sombras.