Agradecimientos
En el ámbito académico, mi principal agradecimiento es para Jim Pfaus y Barry Komisaruk, por abrirme las puertas de su amistad, además de las de sus laboratorios.
Muchos otros investigadores accedieron a que les robara su tiempo y su cerebro. Guardo un excelente recuerdo de los encuentros con Roy Levin, Mayte Parada, Julia Heiman, Jennifer Bass, Justin Garcia, Lori Brotto, Helen Fisher, Irv Binik, Meredith Chivers, Iván Mañero, Gonzalo Giribet, Laura Sánchez, Francisco Cabello, Joan Vidal, Pedro Nobre, Debbie Herbenick, Meg Kaplan, Richard Krueger, John Bancroft, Irwin Goldstein, Heino Meyer Bahlburg, Anke Ehrhardt, Sasha Stulhofer, Carlos Beyer, Frédérique Courtois, Fernando Bianco, Emmanuele Jannini, Erwin Haeberle, Janniko Georgiadis, Raymond Rosen, Erick Janssenn, y de las dilatadas conversaciones con Beverly Whipple, Genaro Coria, Stephen Levine, Ray Blanchard, Juan Carlos Sierra, Siri Lekness y William Jankowiak. Gracias a todos ellos.
Desde las experiencias más cotidianas hasta los testimonios de asexuales, sadomasoquistas, tántricos o poliamorosos, este libro se ha enriquecido con las aportaciones de infinidad de personas que accedieron a compartir sus universos sexuales conmigo. Sus nombres están citados en los diferentes capítulos. Y a todos aquellos y aquellas que prefirieron utilizar seudónimos, sí querría que se reconocieran aunque sea a través de sus siglas: C. A., A. S., P. C., E., E. H., C. S., M. P., M. S., M. B., A. D., N. J., C. L., N., R. K., J. V., D. M., B. S., B. A., A. C. Enormes gracias por vuestras confesiones e inspiración.
Un agradecimiento muy especial a Mikel Urmeneta por el diseño de portada y por ser un genial compañero de aventuras en la jungla neoyorquina.
Gracias a los editores Miguel Aguilar y Xisca Mas, por confiar en este proyecto a pesar de insistirles en que la ciencia era más interesante que el sexo y por sus valiosas aportaciones al texto final.
Gracias a los lectores de El ladrón de cerebros, que en los últimos dos años han estado mostrándome su cariño e interés por la ciencia. Sin ellos saberlo fueron empujando a diario este libro.
Gracias a la ilusión, porque en momentos importantes es la que decide.
Aunque me seguirá resultando imposible hablar de sexo con ellos, mi último y más sentido agradecimiento siempre será al continuo apoyo y cariño recibido de mis fabulosos padres. Besos y abrazos a todos.