AGRADECIMIENTOS

Pasear por esta playa ha sido un proceso largo, en el que he tenido que sortear numerosas rocas que había dispersas en la arena. Pero al igual que Ian o Eloise se tienen el uno al otro para superar sus propios obstáculos, soy muy afortunada de haber contado con muchas personas, las cuales me han brindado su ayuda indispensable.

En primer lugar, quería agradecer a todo el equipo de Penguin Random House, especialmente de Alfaguara, por haberme dejado formar parte de él. Gracias a todos los que han aportado el grado de profesionalidad necesario en cada una de las cuestiones que involucra este libro. He tenido la suerte de contar con unas editoras muy perfeccionistas, que me han echado una mano en todo momento: Laia, Olga y Marta, gracias por vuestro trabajo, disposición y por todo lo que me habéis enseñado.

Quería agradecer también a todos aquellos que me han ayudado en el proceso de documentación, aunque en algunos casos fuera solo para pulir detalles y hacer que la novela fuera un poco más redonda. En primer lugar, a mis padres, fuentes históricas y referentes personales por excelencia. Especialmente a mi madre que, con su licenciatura en Historia, siempre está alerta para corregirme (y confundirme con las líneas sucesorias, títulos y nombres de la realeza). A Sonia, mi canaria favorita, y sus padres, quienes me ayudaron a comprender mejor cómo era la vida universitaria en su tierra en los años ochenta. Y a Lorena, por el asesoramiento en materias de derecho internacional, con el que empezaba a tener problemas.

A mis amigos, especialmente a Nayara y Borja, por vuestro entusiasmo y cariño, no solo con esta novela, también desde que nos conocemos. Me habéis demostrado mucho en muy poco tiempo y le habéis dado un nuevo valor a mi concepto de amistad. Os debo varias quesadillas y tacos.

Por supuesto, siempre puedo contar con el apoyo de Carmen, que es un poco bruja, y de Rubén, mi primer y más especial lector beta. Juntos hemos creado historias más especiales que esta y pocos son los años que hemos compartido. Gracias por vuestra aportación en los dilemas artísticos de Ian y gracias, como siempre, por la confianza que tenéis en mí.

Patri, Inma y Esme, sois la mejor prueba de que leer no es una actividad solitaria. Gracias por esas conversaciones llenas de notas de voz interminables, imágenes de carlinos y vuestra alegría sincera. Esto no habría sido lo mismo de no haber contado con vosotras.

Tampoco me olvido de mis ambientólogos, con los que he tenido la inmensa suerte de compartir mis años de universidad. Os admiro y no podría haber encontrado mejores compañeros de carrera, de viajes y de vida que vosotros. Irene sabe que es complicado escribir unos agradecimientos, especialmente cuando personas como vosotros me dejáis sin palabras.

A mi familia (tías, tíos, abuelos y primos incluidos), que me disteis el mejor regalo posible: vuestro apoyo incondicional. Pero sobre todo a mis padres y mi hermana Rut, por vuestra paciencia ilimitada, incluso cuando no es tan fácil tratar conmigo, o incluso cuando os ponéis a temblar por cada nuevo proyecto que decido comenzar en mi vida. No tengo palabras para expresar de forma racional todo lo que querría agradeceros. Soy muy consciente de la suerte que tengo por teneros y no os cambiaría por nada del mundo.

En estos últimos años tampoco me ha faltado nunca una mano cálida, la cual me devuelve a la realidad cuando olvido que hay suelo bajo mis pies, pero me da el empujón que necesito cuando me bloqueo y no soy capaz de perseguir mis sueños. Daniel, gracias por depositar tanta confianza y creer en mí, incluso cuando yo misma no puedo hacerlo. Gracias también por ser esa mano que me acompaña en este paseo juntos, luchando por que no nos lleve la marea.

Y por supuesto, muchas gracias a ti, que has leído La playa. Especialmente si eres una nubecilla, en cuyo caso también quiero agradecerte el apoyo que me has brindado todo este tiempo a través de internet. En cualquier caso, espero que hayas disfrutado de la historia de Eloise, que hayas sentido el sol en tu nuca y la arena húmeda en tus pies. Pero sobre todo deseo que pienses que no hay nada imposible. Que los sueños están para cumplirlos.