Me gustaría expresar mi profundo agradecimiento a mis padres, Sarita y José Luis, que hicieron posible que yo existiera en este cuerpo y que me conociera a mí mismo como la fuerza vital eterna. Su generosidad y sus consejos impecables me dieron la seguridad para amar, para recibir amor y para compartir mi presencia con el mundo.
Doy gracias a mi abuelo, don Leonardo, por su admirable sabiduría y por la impresión duradera que causó en mi corazón y en mi imaginación.
Le estoy siempre agradecido a Barbara Emrys, mi coautora en este maravilloso libro, por sus diversas contribuciones a mi vida. A lo largo de los últimos veinte años, a medida que su instinto creativo se convertía en un genio, fue un placer para mí presenciar la evolución de una mensajera con un don y percibir los beneficios de su lealtad permanente.
Este libro no habría sido posible sin el entusiasmo y el apoyo que recibí de HarperCollins y de todo el equipo de HarperOne y HarperElixir, especialmente Michael Maudlin, Claudia Boutote, Mark Tauber, Melinda Mullins, Kim Dayman, Terri Leonard, Adrian Morgan, Natalie Blachere, Lobby Edelson y Josey Gist. Y para esta versión en español, aprecio la diligencia y pericia de Graciela Lelli, Larry Downs y Jake Salomón. Agradezco enormemente el respeto que me mostraron a mí, a mi familia y a mis empleados y espero que podamos seguir colaborando juntos.
Por último, gracias de corazón a mis lectores, cuyo deseo de cambiar su mundo, y de iniciar una nueva relación con la verdad, siempre será mi mejor recompensa.