Jack
Vuelvo a mirar el mensaje de Sarah ahora que estoy en mi casa. Hace ya toda una noche y todo un día que sé que Laurie está pasándolo mal y no me he puesto en contacto con ella. No sé si eso me convierte en un buen novio o en un amigo de mierda.
Sigo dándole vueltas y más vueltas, tratando de decidir qué es lo mejor. Lo mejor para mí podría no ser lo mejor para Laurie, y tampoco para Amanda. No quiero cagarla.
Miro la pantalla. Ya he escrito y borrado el mensaje dos veces. El primero, «Eh, Lu, ¿cómo van las cosas?» era demasiado alegre y repentino, y mi segundo intento, «Puedes contar conmigo siempre que me necesites», era demasiado intenso. Muevo los dedos en el aire sobre las teclas y luego lo intento de nuevo.
Eh, Lu, Sarah me ha dado la noticia. ¿Puedo llamarte?
Presiono «enviar» antes de que pueda pensármelo dos veces y luego lanzo por ahí el teléfono y cojo una cerveza de la cocina.
Pasa media hora antes de que Laurie responda. El corazón me da el mismo vuelco de siempre cuando veo su nombre en la pantalla.
¿Te importaría no hacerlo? Aún no me siento preparada para hablar con
la gente. Gracias de todos modos. Te llamaré cuando pueda. Lo siento.
X
Joder. He quedado relegado a «gente», fuera de su círculo de confianza. Me hundo en la miseria y cierro los ojos, preguntándome si en algún momento sentiré que todas las piezas de mi vida están encajadas en el lugar correcto.