2

Adrien

¡Qué ganas de que llegue Navidad! No me apetece mucho tener que ir a pasar unos días a Paris con mi padre, pero podré soportarlo. Mi progenitor se mudó allí hace unos diez años y aunque casi siempre ha sido él quien se ha movido para verme, hay tradiciones que no se pueden romper y una es pasar la Navidad con su familia en su ciudad natal. Mis padres se separaron hará unos doce años, algo que no me apetece mucho recordar porque, siendo un niño, lo pasé fatal e hice muchas cosas de las que probablemente ahora me arrepintiese, pero estaba muy enfadado. Encima, no fue porque se acabará el amor, simplemente, es que mi padre es un cabrón de cuidado. Pero es un tema que no me trae buenos recuerdos y que tengo en algún lugar de mi mente. Mi madre es un ángel y no debió pasar por ello. Afortunadamente, conoció a otro hombre y, aunque no han firmado papeles, sé que es el hombre de su vida. Qué cursi suena todo esto, no va conmigo. Si debo admitir algo relacionado con el amor, es que siempre será por y para mi madre. Yo prefiero ir de flor en flor, pero sin mentiras.

Os decía que necesito la Navidad porque el parón es necesario. El temario no deja de crecer y, encima, con las prácticas y los trabajos no doy abasto. Esos que dicen que ser dentista es estudiarse los treinta y dos dientes, me gustaría verlos fiarse de un dentista que solo sabe eso. Porque, si llego a saber todo lo que comporta, me lo hubiese pensado dos veces. Creo que lo hice más para llevarle la contraria a mi padre y no ceder en que me quedaría su empresa. No, me fui a estudiar Odontología que es la carrera que tiene la nueva pareja de mi madre. Pequeños actos de rebeldía que no me han supuesto nada malo, sino todo lo contrario.

Solo necesito un parón y centrarme para los exámenes, que están al llegar. Hace un mes tuvimos el paso de ecuador, para que no se juntara con la fiesta de Navidad, y fue bastante desmadre. Lógico, llevábamos tiempo sin una buena farra y esos momentos son necesarios para que luego podamos rendir. Me entregaron la banda del más sexi del curso y del mejor culo, así que no os sorprendáis si fardo por ello, no lo he dicho yo, sino las votaciones. Y acabar la noche con Jana solo hizo que me sentara mejor. Jana fue la coronada como la más sexi femenina y es que está para sacar el hipo a cualquiera. Además de que sabe divertirse muy bien y no era la primera vez que me lo demostraba. Por suerte, ambos sabemos lo que es y disfrutamos con ello.

Aunque os voy a confesar algo. Estamos en el bar Pitu, como todos los miércoles desde el segundo semestre de carrera. Es como un ritual, ya que el miércoles es el único día que ninguno de nosotros tiene clase o prácticas por la tarde, y podemos ponernos al día y alargar con las cervezas que hagan falta. Pues bien, hace tres semanas que me he fijado en que a tres mesas de la nuestra se sientan dos chicas. Diría que más jóvenes que nosotros, aunque con las chicas nunca se puede jugar a eso de la edad, y una de ellas me tiene realmente intrigado. Es guapa, vale, es más que eso y tiene un cuerpazo increíble. No la tengo fichada, y no es que tenga una ficha de todos los que pasan por aquí, pero solemos ser habituales y si no la había visto antes es porque o es de primero o está de paso. La segunda opción me tira más, mis encuentros con estudiantes de erasmus son muy gratificantes.

—Tercera semana —apunta Biel a mi lado.

—Yo juraría que es la cuarta —le corrige Thiago.

—A mí lo que me sorprende es que ninguno de nosotros se haya acercado aún —se anima Roc.

—¿Tengo que hacerlo yo? —No es que considere que sea el que tiene más agallas, pero tengo todos los ojos puestos en mí.

—Me atrevo a decir que es a ti a quien observan. —Ese es Arnau, el más tímido de nosotros.

—Pues no va a ser hoy —finalizo cuando veo que se levantan.

Por lo que hemos visto, no se quedan mucho, comen y luego se van. El suficiente tiempo para que les hayamos echado el ojo. Si, a las dos, aquí no hacemos feos a nadie y en esta ocasión está más que justificado porque las dos están de muy buen ver. Aunque yo me decante por una de ellas, y mucho me temo que no soy el único, la otra tiene firmes candidatos. Mis amigos tienen razón y, como podéis comprobar, ya hemos hablado de ellas antes, entre nosotros no hay secretos y es lo bueno de nuestra relación, pero lo cierto es que cuando vemos una chica que pueda interesarnos, no tardamos mucho en establecer conversación. Así que es un poco extraño que todavía ninguno de nosotros se haya levantado de la mesa para acercarse a ellas. Habrá que ponerle remedio si es que el miércoles que viene vuelven a estar aquí. Además, es el cumpleaños de Arnau, así que tendremos una buena excusa para invitarlas a sentarse.

La tarde sigue con más risas, todavía nos quedan anécdotas por contar de la fiesta de la semana pasada y, a falta de dos semanas para las vacaciones de Navidad, podemos permitirnos esta tarde relajada. La intención es despedir el año la siguiente, aprovechando que las diferentes facultades se han juntado para hacer algo más épico de lo normal y luego ya nos perderemos de vista hasta el año siguiente. Para nosotros, este miércoles también es el inicio de la despedida. Nos quedarán dos más y luego ya hasta febrero. El mes de enero es para las horas en la biblioteca, los termos de café y las quedadas en el salón de alguna de las casas donde reina el silencio y todos estamos concentrados. Aunque cueste creer cuando se nos ve juntos y, sobre todo, si se nos ve de fiesta, somos aplicados. Suerte que nos gusta nuestra carrera, si no, el infierno sería poco.

—¿Te apetece venirte a tomar la última? —me pregunta Roc cuando salimos del bar—. He quedado con Jana y Fiama en su piso…

—¿Y tienes miedo de quedarte solo con las dos? —le pincho.

—No, Jana me ha pedido que te convenza, al parecer sigue con la resaca del sábado noche.

—Si no me queda otra…

—Cómo si hiciera falta más para convencerte, Jana es tu perdición.

—En cuanto al sexo se refiere —puntualizo.

—En cuanto al sexo se refiere —confirma.

Sin mucho más, me pongo el casco y cada uno en su moto nos dirigimos a l’Eixample para llegar al piso que comparten esas dos. Roc y yo somos los que mejor nos llevamos dentro del grupo, tal vez porque somos los más parecidos. Jana y Fiama son de nuestra clase y vienen de Girona, así que aquí comparten piso las dos. Sobre Jana ya he mencionado algo, Fiama tampoco está nada mal, y aunque he fantaseado con un trio con las dos, la noche que Jana se lanzó a por mí, porque fue ella quién lo hizo, mi amigo no desaprovecho la oportunidad con la otra. Así que terminamos los dos en su piso dando rienda suelta. Fue hace un poco más de un año, aunque ninguno tiene una relación, ha habido más por todas las partes, sabemos lo que nos gusta y no nos privamos de ello. Es como una apuesta segura y nos gusta aprovecharla cuando tenemos ocasión. Lejos estoy de querer atarme, y aunque Jana da placer como nadie y le gusta innovar y experimentar como a mí, fuera de la cama no congeniamos. Es así y los dos lo sabemos. Así que Roc sabe muy bien donde están los límites, como también sabe que no renunciaré a un polvo con esa diosa y por eso me ha liado.

Me voy a divertir, seguro y si ella sigue con resaca del sábado, vamos a hacer que le dure hasta la semana que viene porque, a no ser que aparezca alguien nuevo por el campus, ella es mi apuesta segura para despedir el año antes de tener que irme a Francia, que, entre los estudios y la vigilancia de papá, voy a tener que estar unos días a pan y agua.