4

Adrien

Hubiese podido aprovechar mejor el fin de semana si no fuese porque el viernes me puse malo. Soy oportuno hasta para eso. Mi madre se iba de fin de semana romántico dejándome la casa para mí, y yo tuve que pasarme los dos días en la cama al cuidado de Roc que no hizo otra que reírse de mí. Por lo menos, se solidarizó y tampoco salió; bueno, nadie del grupo lo hizo, el sábado vinieron a ver el futbol a casa y ya se quedaron. Tengo buena relación con mi madre. Después de lo que pasó y todo el proceso de divorcio, se ha vuelto una mujer ejemplar y creo que Miquel le hace bien. Confía mucho en mí, más de lo que debería, y la mayoría de fines de semana me deja la casa libre y se marchan a la costa o a la montaña. Sabe que nunca sobrepasaré los límites y prefiere que haga ciertas cosas en casa que luego llevarse un susto.

Llevaban una temporada sin irse porque la hija de Miquel se casa en enero, ya me diréis vosotros quién quiere pasar frío en su boda, pero los preparativos están al día y debían ultimar. Como sabe que irme a París en Navidad es lo que menos me apetece y la semana que viene, con el fiestón que nos pegaremos, me quedaré en casa de Roc, era la oportunidad que tenía para hacer algo yo. Pero no, mi cuerpo decidió joderme los planes.

Tampoco voy a quejarme porque no estuvo mal del todo, con Roc las risas siempre están aseguradas y cuando estoy con su compañía me es suficiente.

—Me han dicho que estabas malo —me saluda Jana cuando llego el miércoles a clase.

—Pues estoy totalmente recuperado. —La acerco más a mí—. ¿Me has echado de menos?

—Puede… —Me mira provocando.

—Jana —le advierto.

—Te espero a la salida.

Y no me da opción porque se dirige al interior para sentarse. Al otro extremo de donde solemos sentarnos nosotros, que somos aplicados y buenos estudiantes, pero el sitio del fondo no nos lo quita nadie. No me gusta la actitud que ha tenido. No es que no me ponga que me mire de esa manera y me pongo más malo, incluso, cuando se muerde el labio inferior, pero nunca hemos tenido acercamientos en la uni ni polvos tan seguidos. Llamadme mal pensado, pero me temo lo peor. Y no me gusta, si es que ya me advirtió Biel de que enrollarme con alguien de clase no era buena idea. Será que no hay chicas en el mundo, y en la facultad hay muy buenas lejos de las aulas de odontología, pero soy así de burro y no pude resistirme. Ahora me va a tocar apechugar, pero tampoco nos adelantemos.

—¿Qué quería? —me pregunta Roc nada más sentarme.

—Tonterías —resto importancia.

—Fiama me contó que está cansada de vuestro juego y que quiere exclusividad —suelta.

—¿Y cuándo pensabas decírmelo? —Lo que me faltaba.

—Iban a venir a tu casa el fin de semana, imaginé que te lo diría ella, y tal como estabas, mejor no darte disgustos.

—¿Cómo estaba? No me hagas reír, estabas acojonado por cómo me lo tomaría porque es lo último que quiero. Tengo veinte años, paso de encadenarme a una chica que fuera de la cama es un truño. Y sí, perdón si soy tan claro, pero sabes que tengo razón. ¿Una novia? Ni que me hubiese vuelto loco. ¿Acaso tú lo harías con Fiama?

—Fiama y yo hemos decido dejar de hacer el burro. Disfrutamos mucho, pero ella no quiere pillarse y pasarlo mal.

—Una chica lista que lo frena antes de tiempo.

—Totalmente, y más sabiendo que Sabrina estará el sábado en la fiesta.

—No sabes tú ni nada. ¿Tienes las tartas para después?

—Claro, Arnau nos matará, pero sí.

—Pues cállate, quiero escuchar la clase.

Y no le miento, me apetece escuchar puesto que Cirugía Bucal es una de mis asignaturas preferidas. Quiero enfocarme en ese campo y por ello presto más atención que en el resto. Además, que llevo cuatro días con dolores de cabeza y no quiero añadir más.

Espero que lo que me haya dicho no sea verdad y fuesen confesiones a causa de la borrachera de las que uno no se acuerda al día siguiente. No quiero tener que decirle a Jana que no voy a tener nada con ella. Tengo veinte años y no me apetece tener que dar explicaciones a nadie. Pasó una noche y nos gustó, por lo que decidimos repetir, pero, la tercera vez, fui muy claro con ella. No iba a ser la única y no tenía ninguna intención de que terminara siéndolo. No sé por qué se empeñan en confiar que cambiaremos porque ellas lo valen. Que sí, que lo valen mucho, pero, algunos, cuando lo decimos, hablamos muy en serio. Y si cuando estás conociéndola, que es cuando más curiosidad te entra, no te apetece centrarte solo en ella, un año más tarde, os digo yo que eso no sucede. La magia para los cuentos, no para la vida real. Y Fiama ha sido sensata y se ha evitado un disgusto. Porque permitidme confesaros, así en petit comité, que Roc acabará con Sabrina aunque les cueste la vida aceptarlo.

No me enrollaré con ello, solo os un breve resumen para que tengáis claro que tengo razón. Que dejadme deciros, de paso, que la razón la tengo siempre, nunca me equivoco en mis afirmaciones. Se conocieron en la secundaria, sí, Roc y yo ya íbamos juntos al colegio, y fue la primera vez que vi a mi amigo sin palabras y eso que éramos solo unos críos. Sabrina venía de Italia y era la persona más extrovertida que existía. Por aquel entonces, no había mucha relación masculina-femenina en clase y fue como un rayo de luz. El primer día en el patio, nos pidió jugar al futbol con nosotros y en el comedor se sentó en nuestra mesa. Ahí supimos que era especial. Y poco tardamos en aceptarla como uno más. Roc y ella se volvieron inseparables y no hace falta que diga que fue para los dos la primera relación, la primera vez y todas esas historias… Esto os lo estoy contando a vosotros porque me niego a hablar de ciertos temas en público y que piensen que tengo sentimientos. Pues eran la pareja ideal ya terminada la ESO y siguieron en el Bachillerato. Ahí me cuestioné que los amores para siempre existen, no como en mi casa, y se les veía increíblemente bien. Aún éramos un poco inexpertos, yo perdí mi virginidad a los diecisiete, en eso es en lo único que me ha ganado el cabrón. Pero, al terminar la escuela, Sabrina decidió regresar a estudiar su carrera en Roma. Un palo muy duro para mi amigo, para ambos, en realidad, así que se lo tomaron como un break en su relación y acordaron que iban a aprovechar esos años. Lo que ha hecho ella no lo sé a ciencia cierta, pero él se lo ha tomado al pie de la letra y lo bueno es que no se esconde nada. Eso sí, Sabrina viene uno o dos fines de semana al mes y eso es sagrado. Y sin que lo sepa Roc, que quede entre nosotros, ha pedido el traslado para venir a estudiar aquí su último año, así que solo espero que no tarden en retomar lo que tenían porque esta si que es una pareja que merece la pena. Aunque pierda a mí compañero de batallas.

A todo esto, se ha pasado la mañana volando, y es miércoles. Además de que hoy es el cumpleaños de Arnau, que es el más pequeño del grupo, ya me jodería a mí cumplir en diciembre.

He podido escaquearme de Jana con la excusa del cumple, aunque ya me ha avisado por mensaje de que pasara por su casa más tarde. Ya veremos si sucede. Biel y Thiago ya nos esperan en el bar porque no coincidimos en los grupos de última hora, esas historias de separar por apellidos, y Roc se ha disculpado para ir a buscar el pastel, así que me encamino con el cumpleañero y, nada más entrar, en el bar, entre su codazo y mi vista, clavo mi mirada en la chica que me observa.

Cuarta o quinta semana que nuestros caminos se cruzan. Prefiero pensar eso a que vengan exclusivamente por nosotros. Aunque no me disgustaría, me sentiría muy halagado por ello. Porque llegamos tarde y los chicos ya han pedido la comida, que si no, igual me animaba a acercarme. Como siga taladrándome con esos ojos, va acabar por perforarme entero. Eso sí, la muy puñetera no ha respondido a mi sonrisa, así que la siguiente ficha la tiene que mover ella. O tal vez esperaba que llegara con Roc y se ha disgustado. Pues que vaya cambiando de opinión, porque hoy salgo de aquí con su número.