Melisa
—Si no vienes para pedirme perdón por irte con el enemigo, no sé qué haces aquí. —Le abro la puerta a mi supuesta amiga, Blanca.
—Digamos que el enemigo estaba en el baño contigo, así que no me he ido con él. —La muy cabrona sabe como rebatirme, y yo soy muy blanda, así que la dejo pasar.
Al final, tengo que ser sincera y me interesa mucho lo que pueda contarme. Será un capullo, un inmaduro y un creído, pero está muy bueno y ha intentado disculparse. Lo último suma algún punto, pero me han enseñado a que hay que hacerse la dura y no ceder a la primera y he hecho lo que tenía que hacer. A pesar de que mis instintos me dijeran otra cosa, es de primero de manual.
Blanca me cuenta lo majos que son, aunque sé que se contiene un poco por las miradas que le echo. Si no hubiese sido por el incidente, probablemente, la que habría entablado conversación con todos sería yo, así que se está atribuyendo un mérito que no tiene. Lo siento, soy celosa por naturaleza y cuando algo tiene que ser mío, me pongo peor. Afortunadamente, solo pasa en mi cabeza y no debo pelearme con nadie.
Lo de encontrarnos el sábado será pan comido, les ha dado su número, y Arnau me ha confirmado su asistencia, así que espero que la fiesta termine como quiero, será la mejor manera de acabar el año. Luego nos espera un duro mes de estudio y toda una lista de comidas familiares. Si os soy sincera, este año no me molesta tanto porque ya no me tratan como el bebé que fui y sé que Lucas vendrá en alguna que otra.
Bueno, sin desviarme del tema, tampoco me ha contado mucho más porque no es que haya compartido una gran cantidad de horas, ha sido más una breve presentación en la que ellos también han confesado que nos habían visto en el bar y que sentían curiosidad. Lo dice con la boca pequeña porque, la muy tonta, no se ha atrevido a hablar con Biel y solo lo ha hecho con Thiago y Roc. Una que puede y lo desaprovecha, si es que la mala suerte tendría que estar repartida de otra manera. Soy cruel, lo siento. Pero es que hoy estaba decidida e iba a decir algo, tal vez no se me hubiese ocurrido algo muy interesante, pero, al menos, habría tenido un intercambio con la persona que toca.
Pronto cambiamos de tema, no quiero ponerme de mala leche por lo que ha sucedido. Tampoco voy a enfadarme con Blanca. Aunque quisiera, no podría, así que es energía perdida. Y, además, yo prefiero disfrutar del tiempo que pasamos juntas y no centrarnos en tonterías. Hoy tocaba maratón de This is us y es lo que vamos a hacer.
El resto de la semana ha pasado como todas. Si la rutina del colegio mataba, la de la Universidad no es mucho mejor, al menos en esta época del año. No tenemos deberes, horarios tan extensos ni a mi madre encima todo el día, pero, a parte de eso, hay que estudiar igual, hay entregas que hacer y, en mi caso, muchos resúmenes si quiero aprovechar las Navidades. ¿Lo que más echo de menos? Si queda entre nosotros, os confieso que son las tardes de estudio entre hermanas. Ahora que las dos han terminado sus carreras, ya no compartimos momentos así. Con Chloé ,al inicio del curso, si que cayó alguna porque tenía que hacer algunos dibujos de encargo y me hacía compañía, pero ahora trabaja casi siempre en la editorial, en casa de Lucas o, incluso, en un despacho que le han habilitado en su empresa. Y yo, que piensan que me chupo el dedo, me voy a creer que han habilitado un despacho para que tenga armonía y tranquilidad… Lo que quieren es solventar un calentón a media mañana o a media tarde si les apetece. Que una es joven, pero no tonta. Así que a mí no me queda otra que estudiar sola e influye en mi concentración. No sé si os ha pasado a vosotros, pero cuando estoy rodeada de gente estudiando, al final, no me queda otra que ponerme yo también, es como la presión social, pero si estoy sola, la concentración se va a la mierda. Blanca ya me ha comentado que nos hagamos un planning de biblioteca para estas fiestas, tenemos que tomárnoslo en serio.
Ha acabado la semana, estoy esperando a que Chloé llegue y me ayude con el modelito de esta noche antes de que mi amiga venga para que salgamos a mover el esqueleto. Se va a quedar a dormir en mi casa esta noche.
—¿Quién va a triunfar esta noche? — Irrumpe mi hermana en mi cuarto.
—¿Es que vienes conmigo? —Que esta es capaz de apuntarse a un bombardeo.
—A mí me quedan pequeños —se lamenta—, y ahora estoy en fase de fidelidad. —Veremos cuánto es capaz de comportarse—. Hoy vengo a ponerte a punto para tu primera fiesta de Navidad, la mía fue épica…
—No me lo recuerdes. —Ya tuve suficientes detalles en su día y todavía era una cría—. Piensa que soy yo y no tú la que lo va a llevar.
—Lo sé, lo sé, pero prométeme que mañana por la mañana me contarás si ese chico misterioso del bar se ha quedado embobado.
— Maldita Blanca! Ya ha tenido que contártelo todo.
—No me culpes a mí, me ha chantajeado a base de bien. —Aparece la culpable ya lista como un pincel.
—Mejor no me lo contéis. Anda, vamos, que aún tengo que cambiarme, pintarme, cenar y tomar algo antes de que salgamos.
Si les dejo más tiempo, estas son capaces de estar tres días encerradas contándose batallitas. Qué, para que mentir, yo estaría muy a favor de ese plan si no tuviese un objetivo en mente para esta noche. Le dejo que sea ella quien decida que me queda mejor, porque, a pesar de confiar plenamente en mi buen gusto, tengo que admitir que yo tengo más estilo diurno, pero que, en el de la noche, Chloé me gana por goleada. Así que termino con una falda de lentejuelas bien ajustada y bastante corta, medias negras con tacones de infarto y una camiseta negra con un escote pronunciado y la espalda al aire que solo se verá si me quito la americana dentro del local.
Dejo también que me maquille porque lo que me suelo poner yo es muy básico y hoy me apetece que me marqué más los ojos y los labios. Puede parecer que lo hago por él, pero, en absoluto, lo hago por mí misma, para sentirme poderosa, más guapa, porque me apetece y porque puedo. Nada más que añadir. Y cuando ella considera que ha terminado su trabajo, se despide de nosotras porque, según ha dicho, ya ha desaprovechado dos horas con Lucas y no piensa salir de su casa en todo el fin de semana. Muy enamorada, sí.
Cenamos unas fajitas, no nos apetece mucho ponernos a cocinar, y mientras nos tomamos una copa aprovechamos para llamar a Alexia que está estudiando en Berlín. Ya tenemos ganas de verla en las fiestas. Pasamos un rato muy ameno y el tiempo vuela, porque, aunque no me atreva a decirlo en voz alta, estoy un poco nerviosa y no es normal en mí.
— Roc me ha enviado un mensaje para decirme que en una media hora estarán por ahí. —¿Y a nosotras qué más nos da?
—No hemos quedado con ellos Blanca, dijimos que los veríamos. —No quiero que piensen que estamos desesperadas por pasar la fiesta con ellos.
—Solo era mera información, ni siquiera me ha hablado antes del mensaje. —Me enseña la pantalla.
—Dice que suelen estar en la barra de la izquierda. —Leo el siguiente mensaje que acaba de mandar—. Pero no nos apresuremos, nosotras a nuestro rollo.
—Que sí, que yo también he asistido a las clases de Chloé. —Pone los ojos en blanco.
Mientras las dos lo tengamos claro, es un buen inicio. Todo sea que lo llevemos a la práctica, eso ya es más complicado. Lo digo ahora porque los nervios me están empezando a atacar más.
Cuando llegamos al local, ya hay ambiente. No es como cuando vamos a una discoteca y hasta las tres no está lleno. Aquí necesitábamos entrada y todos somos de la misma facultad, es diferente. Involuntariamente, mis ojos se giran hacia la barra de la izquierda y, correcto, están todos ahí, pero yo arrastro a Blanca a la derecha. Autocontrol, por favor. Además de que está muy guapo con esa camisa azul cielo y no sé cuánto voy a ser capaz de aguantar.