Adrien
He tenido que hacer esfuerzos para no enviarle un mensaje porque ganas no me han faltado. También he querido cruzarme con ella por los pasillos de la facultad y ni siquiera sé que le hubiese dicho. Afortunadamente, como teníamos entregas de última hora y cada uno tiene sus propios embrollos, ninguno de mis amigos me ha preguntado ni por el café ni por ella. Algo que agradezco enormemente porque solo me faltaría que me taladraran con ello. Yo solo me basto.
Ahora estoy yendo al aeropuerto y no tengo especial ilusión. Es el ritual de cada año y cada vez me apetece menos, pero este año creo que se lleva la palma. Es como si supiese que por irme estos días me estoy perdiendo una oportunidad de oro con ella. No se ha mencionado nada de Fin de Año así que no sé si terminarán pasándolo o no juntos, solo sé que Biel dijo que el 28 se estudiaba en su casa porque había invitado a Blanca y a Melisa. No es que fantasee con compartir un día de estudio, dudo mucho que sea uno de los diez mejores planes que hacer cuando conoces a alguien, pero, como tampoco entiendo todo lo que me está pasando con esto, no puedo descartar ningún escenario como bueno.
Voy a aprovechar estos días para estar con mis abuelos, que siempre consiguen distraerme, para coincidir con mis primos, que, aunque son pequeños, al final siempre aportan diversión, y para estudiar al máximo. Pareceré un pardillo, pero quiero volver con todo lo más avanzado posible por si me apetece una distracción. Desconozco cuántos exámenes tiene ella ni cuándo los tiene, pero sí que tengo claro que voy a reclamar ese café nada más aterrizar el día 2 de enero. Puedo parecer desesperado, pero es que lo estoy. Mi cabeza no deja de hablarme de ella, de visualizar los dos días que compartimos. Tomando una copa o un café y me voy a volver loco. Ojalá pudiese teletransportarme a ese día o, incluso, mejor, al día que me saque esta espinita con ella, me deje que nos lo pasemos mejor que con un beso y haga que todos estos pensamientos y sensaciones desaparezcan. Como todavía no se ha inventado algo que me pueda ayudar, y viendo como avanza la ciencia y la increíble imaginación que tiene la gente, no me extrañaría que algún día consiguieran un mecanismo para controlar estos impulsos, estos dolores de cabeza o un teletransporte, mejor espero mi vuelo, me relajo un poco y me mentalizo para lo que me espera pasada la frontera.
***
Os voy a ahorrar el gran recibimiento que tuve en casa de mi padre. Él sabe el aprecio que le tengo y tampoco fuerza la situación. Cuando era más pequeño, sí que intentó acercar posturas, lo jodido era que cuanto más mayor me hacía, más lo comprendía todo y más tirria le cogía. Así que, al final, nos distanciábamos más que acercarnos. Ahora mismo estamos en un punto donde lo asume e intenta no forzarme. Es mi padre y solo por ello le tengo un poco de estima, pero el daño que le hizo a mi madre no se perdona fácilmente. Pero, ¡hey!, que son días de buenas vibraciones y de ilusión. Es lo que me tengo que repetir constantemente para poner la mejor cara del mundo y que mi abuela no me reprenda durante las comidas y cenas familiares. Ya no solo las establecidas por las fechas, aprovechan que estoy aquí, ya hace un par de años que solo vengo en Navidad, nada de verano y esas historias, para celebrar todo lo que sea posible y más. Si fuese por ella, no nos levantaríamos de la mesa ni para hacer pis. Por suerte, entiende que me tengo que poner a estudiar y que esa debe ser mi prioridad, por lo que me deja respirar.
Paso los días entre apuntes, videollamadas con los chicos y charlas con la abuela. Ella me cuenta todo lo que hace con el abuelo, sus batallitas y como están creciendo mis primos. Me pone un poco al día y si algo tiene de bueno, es que debe ser la única abuela del mundo que no aprieta a su nieto para que tenga pareja. Algo que le agradezco enormemente, y más este año, porque imagino que muchos me entenderéis si os digo que a una abuela no se le puede ocultar nada y mucho menos engañar, así que complicaría un poco las cosas si tuviese que hablarle de Melisa. Más que nada porque no sabría que decirle y prefiero que sea yo el único que le dé al coco con esto.
Hoy estoy en el ecuador de mis días aquí y esperando la llamada de Roc para ponernos al día. Hemos cogido esta rutina entre los dos y los días no festivos se han sumado el resto; tampoco es que tengamos mucho que comentar, pero él me cuenta sobre Sabrina, Biel todavía no ha visto a Blanca y el resto menciona cualquier tontería, así se hace más ameno. Hoy es tarde, pero sé que no están solos porque Blanca y Melisa iban a estudiar con ellos y lo más seguro es que se alargue a cena y a saber. Además de que ayer ya me dijeron que van a ir a la fiesta que comentó Melisa en Fin de Año, algo que prefiero no pensar porque estoy tentado de coger un avión y volverme. ¿Y por qué no lo hago? Por la misma razón que vengo en Navidad, mi abuela no tuvo otro día para nacer que el día uno de enero, un cumpleaños al que no puedo faltar. Si es que la suerte se repartió de una manera errónea y a mí no me tocó una buena parte.
—Hola colega —me saluda Roc al otro lado la pantalla—. Justo íbamos a pedir la cena y parar para llamarte.
—¿Sesión nocturna? —me atrevo a preguntar.
— En absoluto, con estas dos es imposible estudiar más de tres horas seguidas.
—¡Oye! Qué te estamos oyendo. —Juraría que es Melisa por la voz—. ¿Con quién hablas? —Sí, porque justo es ella que se asoma a la pantalla—. ¡Ah! Hola —saluda y se ha queda un poco bloqueada.
—¿No te alegras de verme? —Porque a mí su rostro me acaba de producir una sonrisa.
—La verdad es que no me acordaba de ti. —Tendría que aprender a disimular mejor.
—Pues yo de ti sí, y de un café pendiente.
—¿Queréis intimidad? Pensaba que llamabas para hablar conmigo. Sí, estoy muy bien, Cirugía me está dando por saco y hoy me quedaré sin disfrutar de Sabrina porque se ha ido un par de días —nos interrumpe Roc solo para chincharme un poco.
—Solo necesito que votes sushi o hamburguesas y os dejo en paz —le dice Melisa a él.
—Hamburguesa, seguro —respondo yo por él—. ¿Los habéis aguantado bien?
—Las hemos aguantado nosotros —vuelve a intervenir Roc.
—Si somos encantadoras. —Le pone ojitos ella—. Os habríais aburrido sin nosotras.
—O nos habríamos concentrado. —Aparece Biel.
—No tendrás ninguna queja —se suma Blanca.
—Yo sí, que he sido el que ha ido después al baño. — Este es Thiago.
—Ya he dicho que no quiero los detalles. —Pone los ojos en blanco Melisa—. Tengo hambre, queréis pedir la cena ya.
—Estoy llamando. —Y ese es Arnau porque es el único que falta.
—Te llamo luego Roc. —Sé que con la mirada ha entendido a la perfección.
—En nada te tenemos aquí —se despide Biel y, acto seguido, cortan.
Me encantaría estar ahí, con ellos, con ellas. No voy a mentir, no voy a adornarlo ni a hacerlo bonito. Me alegro que hayan congeniado porque parece que se lo están pasando bien. Solo espero que Biel sepa lo que hace porque si hemos evitado esto antes, es para no crear conflictos internos. Más que nada por si luego las cosas no terminan bien y nos joroba tener que distanciarnos.
Aquí hace una hora que hemos cenado, por mucho que venga de visita, nunca me acostumbraré a los horarios franceses. Sé que son mejores que los nuestros porque en casa comemos y cenamos demasiado tarde, pero es la rutina que hemos cogido y cuando vengo aquí, tengo hambre a todas horas. Así que aprovecharé un poco más el tiempo de estudio porque mucho me temo que no voy a realizar esa llamada hoy, la noche se les va alargar de más. A pesar de ello, lo que sí que hago es enviarle un mensaje a Melisa. He decidido no privarme de lo que me apetece, no sé si será fruto del aburrimiento.
Adrien: Imagino que ha ganado la hamburguesa, pero recuerda que a mí me debes un café.
Su respuesta no se hace esperar. Y lo mejor es que ha adjuntado una foto.
Melisa: Hubiese hecho boicot si no hubiese ganado la hamburguesa.
Sé que evita el tema del café, pero soy alguien muy persuasivo y no se va a librar de mí. Ahora bien, si me mirase a mí igual que a la hamburguesa, prefiero una copa o una cena con intimidad. Es increíblemente guapa, no lo he descubierto hoy, solo lo estoy corroborando. Por culpa de esto voy a soñar con ella hoy y voy a empezar a tachar los días que me quedan para volver a casa.