Adrien
—No sabes la que te perdiste. —He dejado de contar las veces que he oído esta frase por parte de Roc—. Fue una fiesta increíble. Esos sí que se lo saben montar bien.
—¿Cuántos días necesitas para dejar de restregármelo? —Mi paciencia también puede tener un límite.
—Perdón, es que creo que todavía me dura la resaca.
—Será mejor que coja cafés de más por si acaso.
Estamos yendo a casa de Thiago. Ayer volví de París y ya me he lamentado muchas veces por haberme ausentado estas fiestas. La foto que me envío Melisa no fue la única que recibí esa noche; incluso, tuve algún video de lo bien que disfrutaba con otros en la pista. Mis amigos son de lo más simpático del mundo y creo que han encontrado la manera de joderme bien. Su vestido dejaba poco a la imaginación, y os mentiría si dijera que no he soñado con ella. A estas alturas, nuestra relación se basa en la sinceridad. Aunque estaría bien que, si no deja de taladrarme la cabeza y de estar en ella, pudiese hacerlo vestida. Porque, ¡joder!, no sabéis lo que perturba que no deje de imaginármela desnuda, es horrible nivel extremo. No puedo afirmar que la he echado de menos porque tampoco la conozco tanto como para ello, pero sí que tengo ganas de verla, de volver a sentir esa conexión que tenemos y de estar a gusto como las dos veces que hemos podido tener un encuentro más nuestro.
Estos días fuera me han servido también para aclararme un poco, no voy a ponerme a analizar lo que me provoca como tampoco a privarme de dejarme llevar. Tengo ganas de verla, pues eso voy a hacer, y ya veremos lo que surge de ahí. Aunque con ciertos límites, ayer me abstuve de enviarle un mensaje nada más aterrizar y hoy vamos a centrarnos en el primer examen que los profesores han sido tan comprensivos que lo han puesto el día 7.
Claro, que eso sería posible si el panorama al llegar a casa de Thiago fuese distinto, no los veo yo muy predispuestos y eso que hoy ni siquiera hemos madrugado y hemos quedado a las diez. Thiago sigue en calzoncillos y Arnau y Biel están tumbados en el sofá jugando a la Play. ¡A las diez de la mañana! No, esta no es la dirección que tenemos que tomar.
—Traemos el desayuno, así que ya podéis espabilar —les anuncio porque yo sí que me tomo mis estudios en serio.
—Déjame reposar, no he dormido casi nada —contesta Biel.
—Eso te pasa por no quedarte aquí e invitar a Blanca a casa —le responde el anfitrión.
—Solo aprovecho el tiempo —se justifica.
—Yo también lo hago y me controlo —interviene Roc.
—Y yo no quiero saber detalles, —porque no me apetece conocerlos—, y quiero ponerme a estudiar.
—Ya tenía que volver el responsable —se lamenta Biel—. Dame el café y empezamos.
Le tiendo la bolsa a Thiago para que ponga las pastas en algún plato y dejo los cafés en la mesa. Soy responsable con lo que debo serlo y mis estudios son algo importante para mí. Tal vez tengo una cuenta corriente amplia porque mi padre se ha encargado de suplir otras cosas con dinero, y que su empresa sea importante y genere lo que genera implica que a mí me pueda tocar una parte, pero no tengo ninguna intención de vivir de ello. Quiero ganar el mío propio y trabajar de algo que me guste.
No hace falta que pida detalles porque Roc está solo en casa estos días, por lo que Sabrina está prácticamente viviendo ahí, y Biel me tiene a la orden del día con sus avances con Blanca. Yo me alegro de que disfruten. Siempre y cuando no les hagan daño, nada que objetar. Incluso me enteré de que Thiago ligó en la fiesta con una que le sacaba cuatro años, pero todo quedo en esa noche. Arnau no suele compartir con nosotros esos detalles, aunque bien sé yo que lleva enamorado de la misma chica desde que empezamos la facultad y, por las pocas veces que la he visto a ella, me atrevería a decir que tiene un interés similar. Sin embargo, cuando dos personas tan tímidas en ese campo se juntan, es un poco complicado. Serán de esas parejas que necesitan el empujoncito, pero yo, hasta que él no se atreva a pedirlo o a verbalizarlo en voz alta, no pienso hacer nada al respecto. Y mucho menos ahora, que, como he dicho, hay que ponerse a estudiar.
Así pasamos todo el día, entre las quejas de algunos para poder hacer una pausa, el momento remolón después de comer para tumbarse a dormir la siesta, y los mil y un apuntes que parecen no terminarse nunca. Yo no sé quién dijo lo de que la vida estudiantil era la más placentera de todas. Asumo que hay momentos buenos, pero nuestro cerebro tiene una capacidad limitada para retener las cosas y tanta información es prácticamente imposible. Se dice que la mayoría de universitarios estudian para el examen y no para retener los conceptos a posteriori. Pues, a ver, en nuestra carrera hay que tener mucho cuidado porque un procedimiento mal entendido puede joderle la boca a alguien, o, incluso, provocar algo más grave. Por eso agradezco que el programa de prácticas que nos ofrece la universidad sea tan bueno, porque ahí es verdaderamente donde aprendemos todos los conceptos. Y donde yo me siento como un pez en el agua. Sí, me encanta y disfruto de ello y creo que eso es lo mejor que me puede pasar de cara el futuro.
—Mañana le he dicho a Blanca que iríamos a la biblioteca —anuncia Biel cuando estamos debatiendo si quedarnos a cenar y hacer un break más largo o que cada uno se largue para su casa.
—Yo me apunto — dice Arnau—, que así voy a comer a casa de mi abuela. —Ventajas de algunos que viven justo al lado.
—¿Irá con Melisa? —lamento preguntarlo justo después de que mis palabras salgan.
—Lo descubrimos mañana, ponte guapo por si acaso —me chincha Roc—. Yo me voy que me esperan en casa. —Me guiña un ojo y se larga.
—Está bien, nos vemos ahí a las nueve —me despido yo también, prefiero ultimar apuntes para mañana tenerlo ordenado.
No me gusta tanto estudiar en la biblioteca porque soy más de comentar dudas en voz alta y de desperdigar demasiados papeles por la mesa, pero no me queda otra si quiero estudiar acompañado. Sé que hay aulas de estudio muy bien equipadas y que le sirven a mucha gente, pero yo estoy más cómodo en casa donde puedo ir totalmente a mi aire.
Volviendo a casa me planteo decirle algo. No sé si recordará que ya he vuelto y si Blanca le ha dicho que vamos a estar ahí mañana, si sabrá que también me verá a mí. ¿Es estúpido que me esté planteando estas cuestiones? Tal vez ni siquiera le hace ilusión verme. Yo me quiero mucho y tengo el ego muy arriba, aunque no soy de los que suele demostrarlo mucho, pero estuvo un mes yendo al mismo bar que nosotros y, por lo que hemos entendido, era porque tenía interés en mí. Vale que Blanca lo tenía en Biel, pero ese es un tema que no me concierne. Alguien que hizo eso no pierde el interés de un día para otro y deja de tenerlo por habernos dado dos besos, ¿no? Mucho menos esa clase de besos.
En fin, que da lo mismo lo que yo me plantee. Si mañana nos encontramos veremos lo que pasa y si puedo cobrarme ese café que me debe. Prefiero tenerlo antes de que empiece realmente la clausura de exámenes que dura casi hasta febrero.