Melisa
Blanca se está volviendo muy pesada con Biel, solo la escucho decir maravilloso que es y la lista maravillosa de cosas que le hace. Yo no dejo de tirarle cojines, de mirarla con una mirada más asesina de lo normal y de exasperarme con ella, pero no hay manera de que se calle. Todo lo acaba diciendo que le tengo envidia y que necesito encontrar a alguien que me haga sentir lo mismo. Pues, perdonadme, pero para que me atonte y me dejen agilipollada perdida no me hace falta nadie.
Admito que la fiesta de Fin de Año estuvo bien y que agradecí que estuvieran ahí, mucho más cuando las lenguas de las dos lapas estaban entrelazadas y había perdido a mis hermanas por algún rincón de la casa, probablemente, haciendo algo más indecente que mi querida amiga. Fueron una grata compañía y fue divertido. Thiago ligó con no sé quién y se fue con ella al terminar la noche, pero desconozco los detalles. A Roc le ofrecimos que viniera con Sabrina, pero se había ido con las amigas a celebrarlo por lo que fue mi gran compañero de la noche. Y el tío es cojonudo, además de atractivo y guapo. Y no lo dije solo yo, mi hermana Chloé no dejo de decir que porque le quedaba pequeño, que sino… Suerte que Lucas no estaba presente, que ya sabemos todos que le cuesta un poco controlar los celillos. Y Arnau es de otra pasta, aunque también me cayó bien. En definitiva, fue una noche mejor de lo que me esperaba y que me permitió conocer un poco más a los chicos y hasta cogerles un pelín de cariño.
No quiere decir que tras un día de estudio y una noche de fiesta se hayan convertido en mis mejores amigos y deba pasar las veinticuatro horas con ellos ni aguantar a Blanca hablar de Biel durante todo el día. Que yo puedo entender que esté muy enamorada, que su amor esté en auge y todas esas fantasías, pero no tengo que cargar con ello. Suficiente tengo con Chloé y Lorena, y a ellas no puedo decirles nada porque son de mi familia, pero que Blanca no cruce los límites que la vamos a tener. Esto viene a que ha creído oportuno que nos juntáramos con ellos para ir a la biblioteca. Que sí, que somos un grupo muy guay y que la biblioteca está hasta arriba de estudiantes que hacen lo mismo que nosotros, pero… Adrien ha vuelto. Volvía el día dos. Así que, si no ha habido un cambio de última hora, ya estará con el resto. Que digo yo, si están acostumbrados a estudiar en casa y así se han entendido siempre, ¿por qué deben cambiar su rutina ahora? Por lo mismo que os llevo diciendo desde el inicio, porque el amor atonta y a Biel se le deben haber fundido las neuronas. No sabía yo que Blanca podía crear adicción. Además, cada vez tengo más ganas de deshacerme de ella en lugar de mantenerla en mi vida. No, es broma, la quiero mucho y es parte de mi familia. Debo estar a su lado para cuando le rompan el corazón. Porque sucederá, son demasiado jóvenes y nunca sale bien. Ahora seguro que hay algún listillo entre vosotros que está diciendo que estoy equivocada y que conoce a no sé quién que sobrevivió a su primera relación y la hizo de por vida. Los abuelos no cuentan porque eran otros tiempos. Aun así, seguro que estáis pensando en alguien, pues bien, enhorabuena por ellos. Yo me niego a pensar que pueda suceder.
Total, que muy a mi pesar, y tras haber dedicado un poco más de tiempo a arreglarme esta mañana, me marcho con Blanca para ir a ESTUDIAR. Y lo pongo en mayúsculas para que se me quede impregnado en la chaveta. Porque ya os confesé que soy de las que se distrae hasta con una mosca, así solo me falta un chico guapo cerca.
—Sabes que esta me la voy a cobrar, ¿verdad? —Más vale que la advierta antes de que suceda.
—Si hasta te estoy haciendo un favor. —Tendrá morro la jodida.
—Pues prefiero no saber de qué se trata.
—Vamos, que si no fuese por mí todavía, no te hubieses atrevido a decirle nada. Ahora tienes la oportunidad hasta de pasar tiempo con él.
—¿Perdona? ¿No te acuerdas que fui yo la que se acercó y recibió un tartazo? Si no fuese por mí, seguirías sin saber cómo la tiene Biel. —Si no fuese por mi gran ridículo, mejor dicho.
—Es más bonito como lo cuento yo —se mofa y, en el fondo, tiene razón, queda mucho mejor si omitimos ese espantoso día—, pero, mira, ahí están.
Ahí están Biel, Thiago y Arnau. Solo los tres. Tal vez solo vayan a estar los tres y yo haya pasado una de mis peores noches para nada. Sí, para que mentiros, por muy dura que me muestre y quiera hacerme la fuerte, verlo me provocaba tener nervios dentro totalmente nuevos para mí. Como tampoco sé si son o no normales, no me he rallado más de la cuenta. No es para alarmarse, también estaba nerviosa cuando sabía que lo vería en el bar y ni siquiera habíamos hablado, pues ahora que sé que, encima, es simpático y que besa jodidamente bien, los nervios siguen ahí. Pero, ahora mismo, me acabo de quedar más relajada, no voy a preguntar, no vaya a ser que se me joda la alegría, y si ellos no mencionan nada de los dos que faltan, no voy a hacerlo yo.
—¿Cómo van esos esquemas? —me pregunta Arnau cuando ya nos hemos saludado.
—Allá están, ahora solo falta que me los aprenda. —El día que compartimos le flipó lo bonito que dejaba los apuntes y se interesó por mis métodos de estudio a pesar de admitir que él no podía perder tanto tiempo.
—Que sepas que solo han ido a por café del bueno, odian el de la facultad —me susurra prácticamente. Y sé que es el más callado y tímido del grupo, se le nota, pero debe ser por eso que es el que más se fija, presta atención y sabe leer a los demás.
—No sé de qué me hablas —intento hacerme la tonta—. Blanca ha reservado una sala, así que mejor vamos entrando. —Y evitamos un poco el tema y, con un poco de suerte, sin que nos encuentren, que dentro los móviles hay que tenerlos en silencio.
Arnau se ríe a mi espalda, yo también lo haría porque soy demasiado evidente, nunca se me ha dado muy bien fingir, como, para que engañarnos, tampoco soy muy buena manteniendo la boca cerrada, quizás por eso me explican secretos los justos. No nací con esa capacidad, lo siento. Me apresuro a amenazar a Blanca para que no desaparezca en ningún momento, más le vale estar sentadita a mi lado. Nada de polvos en el lavabo ni comidas en pareja. Luego, si quiere, que se pire con él, pero prometimos estudiar juntas y hay que cumplirlo.
Para mi desgracia, la paz dura poco. Mi estómago lo detecta antes que yo, porque aprieta fuerte y hace que levante la mirada para encontrarme con la suya. Una pausa. La gente, cuando estudia, tiene cara de cansada, con ojeras, engorda un poco, y ni siquiera se arregla para ello. Sí, todos pasamos por eso. El maquillaje podrá ocultar algunas marcas, la ropa ese quilito de más y arreglarse en mi caso es primordial. Pero, ¡joder!, es que él está increíble. Hasta parece que se haya peinado ese pelo rebelde. Y lleva camisa. Camisa para ir a la biblioteca y pasarse el día estudiando. No es el único, será cuestión del grupito, pero yo me fijo solo en él. Y en la puñetera sonrisa ladeada que exhibe solo para provocarme. Y lo consigue. El muy cabroncete lo consigue porque hasta parece que me he quedado bloqueada. ¿El estudio puede estar afectando a mis neuronas? Probablemente, ya venían así de serie, pero necesito encontrar una excusa para saber porque me provoca esto y porque me comporto como una idiota. Y no, el amor atonta, pero esto no lo es.
—Feliz año, Melisa. —Se acerca para saludarme—. Café con chocolate y caramelo. —¿Se acuerda?
—Gracias. —Se lo cojo—. Deberíamos ponernos a estudiar. —Aunque no lo parezca, el resto se ha sentado ya y no sé cuánto rato he perdido embobada mientras dejaban los cafés y se instalaban. Hasta Roc me está mirando con una sonrisa que dice mucho.
—Que sepas que este no es el café que me debías. —Me guiña un ojo antes de irse al otro lado y sentarse.
—Y yo soy la enamorada, pero tú estás más que atontada —me susurra Blanca y solo le respondo con una mirada asesina, ya no sé cuántas le he echado este curso.
—¿Os molesta si usamos la pizarra? —pregunta Biel—. Es que nos gusta debatir —aclara.
—Tranquilo, nos ponemos los cascos y listos. —Todos sabéis que hoy el día va a ser cero productivo. Si está sentado, su cara me distraerá, pero si está de pie, lo hará su trasero.
¿Quién pensó que esto era buena idea?