22

Adrien

Melisa: Perdón por responder tan tarde, las fiestas y la familia me han tenido ocupada. Podemos buscar un hueco el fin de semana si quieres y nos vemos.

Su mensaje me hace sonreír. No diré que había perdido la esperanza de que respondiese, pero lo daba como una negativa. Al menos, que quiera verme es un avance, y después del día intenso de estudio que he tenido hoy, es la mejor de las noticias. No voy a volver a repetirme y decir que no me la saco de la cabeza por muy cierto que sea, tampoco quiero hacerme pesado, además de que, si lo omito y no lo digo en voz alta, quizás desaparezca antes.

Mañana tengo el primer examen y estoy un poco de los nervios, pero no voy a desaprovechar la oportunidad que me está brindando. Lo llevo bastante bien y, por suerte, este año los tenemos bastante espaciados así que tendré más de una semana hasta el siguiente. Sé que Biel ha quedado con Blanca el fin de semana, así que espero que esté libre el sábado y podamos quedar sin presiones de tiempo ni nada por el estilo. Aún no sé qué es lo que vamos a hacer, lancé lo de la cita sin pensar demasiado y no es que sea un experto en el campo. Además de que llevarla a casa con mi madre no es que sea lo ideal, pero sí que me apetece un lugar tranquilo y puedo tener algunas ideas.

Adrien: Casi ha sido como un regalo de Reyes, ¿el sábado por la noche te va bien?

Melisa: El sábado está bien, ya me confirmaras hora y lugar.

Adrien: Si te atreves a ir en moto, te recojo en casa a las ocho.

Melisa: No soy ninguna cagueta, hasta entonces.

Adrien: Un beso.

Día fijado y cita apuntada. Me quedan cuatro días para el sábado y la única cosa que tengo clara es que no les voy a decir nada a los chicos o me van a estar taladrando todo el día. Paso de estos rollos. Además, voy a dejar de pensar que es una cita, simplemente, vamos a cenar y a tomar algo. No hay nada extraño. Lo he hecho con Sabrina alguna vez. Vale que para hablar de Roc y eso, pero puedo verlo como algo normal con alguien que me cae bien. En definitiva, va a ser eso. Voy a restarle toda la importancia posible.

***

El primer examen fue bien. Al final, resultó que el profesor era más comprensivo y benévolo de lo que nos había querido mostrar en clase. Sus preguntas no iban a machete ni eran lo suficiente rebuscadas como para hacernos dudar. Y que empezara así la oleada que nos venía era algo positivo. Si el primero sale mal, ya te desanimas; por lo contrario, que salga bien, te da un carga de energía para afrontarte a los demás. Y contando que era el más duro, la felicidad es el doble. Sin embargo, tampoco podemos relajarnos y ya llevamos dos días encerrados en casa de Thiago, poniéndonos desde primera hora hasta última. Incluso la primera noche Roc y yo alargamos más. Habíamos montado una especie de campamento base. Culpa suya de tener la casa más grande y disponer toda la planta de arriba para él.

Ahora viene lo complicado, esta noche he quedado con Melisa, ninguno de ellos sabe nada por lo que tengo que encontrar una buena excusa para no quedarme a estudiar. No tengo por qué mentirles, al fin y al cabo, se acabarán enterando igual, pero no me apetece que empiecen con las burlas, las preguntas o lo que sea que se les ocurra. Llevo dos años pasando de estos rollos y siempre que intentan que me aventure con alguna es una pesadilla, así que, en esta ocasión, me da más apuro de lo normal decirles algo. Ha sido idea mía, con eso les daba carta blanca. Mentirles me va a servir de poco, además de que se me notaría en seguida y Roc se daría cuenta al instante de lo que estoy ocultando, nos conocemos demasiado bien. Biel ya ha dicho que él se ausentará, pero hemos integrado tan bien su relación, que ya no caben comentarios al respecto. Se les ve bien, son felices, no hay más que añadir más que ver lo que les durará. Mientras duren, que disfruten, un buen lema de vida.

—Yo tampoco me quedo hoy —suelto de pronto porque tengo un poco de prisa.

—¿Has quedado para mojar? —pregunta con sorna Biel.

—No… —Y aunque dudo, tengo claro que ese no es el objetivo y probablemente no llegáremos a eso—. He quedado para cenar.

—¿Qué nos ocultas? —Ya está el inteligente de turno intentando leerme la mirada, si es que con Roc es imposible—. ¡Melisa! —suelta de pronto y ya no hay forma de disimularlo—. ¿Has quedado por fin con Melisa? ¿Cuántos avances nos has ocultado? ¿Ha sido idea suya o tuya? ¿De verdad vas a quedar con ella?

—Me retiro, tengo que pasar por casa antes, mañana estaré aquí a primera hora para retomar el estudio, y Roc, digo muy bien el estudio —vuelvo a remarcar para que quede claro que no quiero charlas.

—Vas listo si piensas que voy a dejarlo pasar, hoy te libras porque no quiero que la pifies por mi culpa, mañana no te escaparás. —Se ríe antes de despedirse.

—Si ves que no estás capacitado para venir a primera, hora no te preocupes, vamos adelantados y más vale que aproveches tu noche —dice Thiago por detrás.

No respondo. No hay respuesta que valga. Ya me gustaría poder tener la comodidad de disfrutar de ella toda la noche, pero, a estas edades, es complicado y más si vives con tus padres. Si ambos vivimos en casa de nuestros padres. No soy de hacerlo en cualquier sitio, aunque el coche siempre es bienvenido y en alguna ocasión, lo he hecho en casa de alguno de ellos aprovechando que pasábamos el fin de semana allí, pero tampoco es que me guste mucho. Prefiero tener intimidad para ciertas cosas y no sé por qué tengo el presentimiento de que si con Melisa llegara a eso, querría tener toda la del mundo. ¡Vaya! Parece que me ha dado muy fuerte y no quiero pararme a pensar en si es bueno o malo. Necesito ir a casa, ducharme, cambiarme y pasar a recogerla.

Si pensáis que he ideado una noche especial, que me he currado la cita y todas esas cosas, os sugiero que dejéis de ver películas o series románticas porque os fríen el cerebro. La vida real es mucho más sencilla. Y como ella no ha dejado de repetirme por activa y por pasiva que todo es mucho más fácil y piensa que solo quiero meterme entre sus bragas, no voy a complicarme la vida. Así que tan solo he reservado en un restaurante bastante decente cerca de un mirador. Allí podremos tomar algo si le apetece después, todo un plus.

Me apresuro a vestirme, tampoco me esmero mucho, lo justo para que vea que me he tomado mis molestias. Y cuando voy a coger la chaqueta y el casco de la moto, me topo con mi madre. La que me faltaba.

—Cariño, pensaba que estabas en casa de Thiago… ¿Dónde vas tan arreglado? —Considera que por ponerme camisa y dejar las bambas en el armario ya voy de gala.

—Sí, mañana volveré a instalarme allí, pero hoy dormiré en casa, he quedado para cenar. —No somos muy de contarnos estas cosas.

—¿Con una chica? —Puedo ver su sonrisilla y el brillo de sus ojos.

—No empieces… —Esta llama a la abuela hoy mismo y en nada se han montado toda la película solitas—. He quedado con una amiga para desconectar un poco de los exámenes. Buenas noches. —Le doy un beso en la mejilla y salgo antes de que pueda seguir con un tercer grado.

— Diviértete, pero acuérdate que soy tu madre y a mí no puedes mentirme, esa chica es especial. —Oigo que dice mientras cierro la puerta.

No tiene remedio, y ahora no voy a poner a rebatirle nada porque si no llegaré tarde. Tampoco me apetece, yo mismo sé que es especial y lo jodido es que no entiendo ni el porqué, pero sé que lo es, estoy convencido de ello. No solo eso, sino que lo que me provoca también es diferente y nuevo, por eso estoy tan intrigado y por eso me apetece tanto la cena de esta noche.

Y me apetece, incluso, más cuando la veo en la acera de su casa con ese abrigo marrón y su cabello suelto. Se toca las manos como si estuviera nerviosa, pero cuando me reconoce, porque me quito el casco, intenta poner esa cara que ya me conozco como si quisiese mostrar que es más dura de lo que es.

—¿Preparada para pasarlo bien? —la saludo teniéndole el casco y dándole dos besos, todo llegará.

—Espero que no seas un muermo —suelta antes de ponerse el casco y subirse a mi espalda.