Adrien
No era consciente de cuanto me apetecía hasta que la he tenido delante y he podido besarla sin pensarlo. ¿Se puede echar de menos a alguien en tan solo dos días? Porque cuando la he visto salir del portal, he tenido la sensación de que hacía semanas que no la veía y eso solo puede significar que estoy peor de lo que pensaba. Que los exámenes me han sentado mal o que tengo algunas neuronas que se han ido de vacaciones. No quiero convertirme en un pardillo, no quiero parecer un desesperado ni que puedan decirme que estoy perdiendo el culo por nadie. No sé si debería tomar distancia o poner un poco el freno. Aunque Biel me haya dicho lo contrario, a mí esto me aterra y no estoy preparado para que vaya tan rápido por muy a gusto que esté. Cuando estoy con ella, tengo muy claro que quiero dejarme llevar y no privarme de algo tan bueno, pero yo que siempre he sido más precavido o más cabeza pensante, cuando me lo planteo, creo que no debería estar actuando de esta manera.
¿En qué momento te das cuenta que quieres empezar una relación con alguien? Imagino que el tiempo dice esas cosas, pero, luego, hay actitudes o gestos que los tienes con alguien a quien denominarías tu pareja, y si no se definen unos términos, ¿cómo sabes cuándo es eso? El ejemplo más cercano es el saludo. No voy a saludarla con dos besos si me nace comérmela nada más verla, y eso, qué significa. ¿Qué siempre voy a saludarla así? ¿Qué ya se puede establecer? ¿Qué si nos vemos por la universidad, también se hará de esta manera? ¿Qué los demás, si nos ven, van a entender que estamos ocupados? Porque ¿podemos considerarnos ocupados? Sí, todo son dolores de cabeza. Nosotros mismos nos complicamos las cosas, deberíamos hacer más y pensar menos, luego ya se verá todo. Total, si nos tenemos que meter una hostia, acabaremos catándola igual. ¿O es mejor hablar las cosas? Por favor, pido que, si alguien sabe de alguna técnica para dejar de pensar, venga a explicármela ahora mismo, la necesito urgentemente.
—Me encanta este sitio. —Melisa me despierta de mis pensamientos—. Aquí celebré mi fiesta de dieciocho.
—De eso hace solo dos días, ¿no? —le pincho un poco.
—Pues tú parece que todavía no los tienes —me rebate tendiéndome el casco para que lo guarde antes de entrar.
Me gusta que no se tome a mal mis bromas, como que sepa devolvérmelas. Y es que ni siquiera parecen afectarle un mínimo. Volviendo un poco a todo el embrollo de antes, no sé si mencionar algo sobre por qué no le he dicho nada estos días o sobre que me gusta que no se haya enfadado. Aunque, tal vez, sea más porque se la sudo tres pueblos, se lo pasó bien y quiere repetir, pero no está tan desesperada como yo por compartir momentos juntos.
Espero a que nos sentemos en una mesa y que podamos pedir antes de ir a lo que me interesa. No suelo ser tan ansias ni fan de los cotilleos, nunca me ha vencido la intriga, pero, con ella, estoy descubriendo que tengo todas esas facetas.
—No voy a esperarme al final de la noche para saber en qué la has liado.
—¿La noche va a tener final? —Ese tipo de comentarios son los que consiguen excitarme más.
—Mucho me temo que hoy sí. —Tener que ser realista en estos momentos es algo que me joroba en demasía.
—Mis padres están en la montaña y dudo que alguna de mis hermanas se digne a aparecer esta noche con la encerrona de mañana. —Más información de la cuenta en una frase y sin tiempo de procesado.
—¿Estabas sola en casa y has preferido subir aquí? —Que el sitio es muy bonito y tal, pero las vistas si la tengo a ella desnuda, son inmejorables.
—Ves cómo solo me querías para eso, pues a mí me apetecía más una copa. —Estoy convencido de que miente, pero se lo voy a dejar pasar.
—Sabes que no, he sido yo quien ha propuesto el plan, ya hablaremos luego lo del final de la noche. ¿Me cuentas lo del lío?
—Pues… mis hermanas quieren conocerte y han decidido que mañana era un buen día para que vinieras a comer. —De carrerilla y ruborizándose.
—¿Y el drama está en que me entere de que les has hablado de mí a tus hermanas? —Esto se va a poner divertido.
—Oooh no, no, no —intenta justificarse—, esa fue Blanca, que con tal de que no se metan con ella y Biel, lanza la baza a otra persona. Que si no quieres venir, lo entendería, pero yo conozco a tus amigos y, de hecho, ellos ya las conocen a ellas, así que es como una quedada entre colegas, pero sin que ellos estén presentes. Es decir, que es el turno de que tu conozcas a los míos. Yo qué sé. Son mis hermanas que son unas liantas. O bueno, mi hermana Chloé, a la que seguro que engatusas de primeras y que te ganará nada más cruzar dos frases porque está pirada y sabe encajar con todo el mundo, incluso más con los chicos, muy a mi pesar de mi futuro cuñado, Lucas, que todavía no entiendo cómo consigue aguantarla o qué ha hecho exactamente para encandilarla…
—Melisa, frena, y fuera nervios que parece mentira que hoy estés más aterrada que el otro día. No tengo problemas en ir, solo quiero saber qué saben… —No quiero crear falsas esperanzas de nada ni que piensen cosas que no son. Ni nosotros mismo sabemos en qué punto estamos, como para vendérselo a los demás.
—No te preocupes, quintando a mi hermana mayor, el resto son todos muy liberales en ese aspecto y no piensan nada raro. Solo saben que el otro día lo pasamos bien. —¿Por qué mira hacia otro lado?
—¿Qué esperas tú de esto? —Vamos a poner las cartas sobre la mesa, o a ver si con su versión yo consigo aclararme un poco más.
—La verdad es que no lo sé porque tampoco sé qué es esto. —Vale, o sea, que estamos a la par—. Ven mañana, y si no sales por patas, ya hablaremos del tema, ¿te parece? Hoy has terminado exámenes y has desaprovechado una fiesta con los chicos, deja al menos que te compense la noche.
—No he desaprovechado nada porque estoy dónde me apetecía estar, así que nada de compensar, y disfrutémosla juntos.
Y lo hacemos. Dejamos el tema que parecía serio aparcado hasta nuevo aviso y nos centramos en volver a ser los de hace dos días, con esa complicidad y esa sintonía. Le cuento sobre mis exámenes y ella qué tiene pensado para estos días de vacaciones. Hay quien estaría aterrado de conocer a familiares tan pronto. Yo no, quizá porque los chicos ya me han hablado de Chloé y Lorena, incluso de Jaime y Lucas, aunque a este último ya tuve el placer de conocerlo, así que no me supone ninguna encerrona ni una prueba a pasar. Ella misma mencionó el primer día que eran como un pack y me parece justo que sí ella trata con Roc, Biel y los demás, yo pueda conocer un poco su círculo. Ya veremos si luego me arrepiento de la decisión.
Dos copas más tarde ponemos el freno, yo voy perfectamente y tengo bastante más saque, pero hemos venido en moto y tampoco me apetece que ella no se fíe de mí para bajar. Sobra decir que ya me he ganado la invitación a hacerle compañía esta noche y como era algo que no estaba ni previsto, me apetece incluso más. El viaje de vuelta lo hacemos en un abrir y cerrar de ojos. Lo siento, no sé cómo será para los demás, pero yo solo tengo ganas de tenerla cerca y, guiado por esas ganas, es por lo que me muevo. Aunque ella es todavía mejor que yo, porque nada más invitarme a entrar a su casa, ya la tengo encima de mí, guiándome hacia su habitación y sin dejarme ni un respiro. La otra noche en mi casa estuvo bien, pero hoy creo que puede ser incluso mejor.