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Melisa

Llevo dos días queriendo hablar con Adrien sin éxito. Además, como no tenemos clase, tampoco puedo encontrármelo en la facultad. He intentado que Roc me dijera algo, pero me ha dicho que tampoco saben nada, y podría ser mentira de no ser porque Biel también se lo confirmó a Blanca. No entendí su mensaje, no sé qué quiso decir y no me gustó como sonó lo que decía. Por todo esto llevo dos días irascible y demasiado susceptible. Mis hermanas me están dejando espacio y Lorena me pidió que hablara con nuestra tía por si sabía algo de Sebastien o por tantear el terreno de cara a que ese chico me importase de más. Tal y como están las cosas, ni siquiera hará falta.

No sé si ató cabos y entendió que al echarlo de esa manera significaba que lo considerábamos igual que su padre y que podía hacerme lo mismo a mí, por lo que se sintió tan atacado que me ha querido mandar a la mierda. O que, al saber quién era mi tía, sea su padre el que le haya dicho que ni se le ocurra acercarse a nosotros por si fuera una especie de venganza. Ya es que imagino cualquier escenario posible. A este ritmo me volveré todavía más loca.

—Hoy es noche de hermanas, no hay excusa posible. —Oigo que gritan tras la puerta.

—No te creas tan importante, Lucas tenía cena con sus hermanos —comentario de Chloé para hacerme sonreír.

—Está bien, está bien —les digo abriendo la puerta de mi habitación—. Quiero sushi.

—Voy pidiendo —afirma la mayor—. Solo si me prometes de que mañana dejas tu madriguera y me acompañas de compras. Tengo el día libre.

Mi sonrisa es la respuesta que espera. Qué fácil soy y que fácil es comprarme a mí. Llevarme de tiendas es mi deporte favorito y Lorena sabía a la perfección que no me negaría a ello. Si mis hermanas no me conocen, mal vamos. Son mi gran pilar y por noches como estas, las quiero todavía más. No pasamos todo el tiempo juntas que nos gustaría, pero el necesario y sabiendo que, cuando nos necesitamos, vamos a estar ahí. Son como las amigas que todos querrían tener, porque, a pesar, de ser diferentes entre nosotras, nos complementamos la mar de bien. Tendremos nuestros rifirrafes, nuestras broncas o nuestros desacuerdos, pero ¿qué relación no los tiene? Yo tengo la suerte de tener estas hermanas y me siento muy afortunada por ello. Lo siento, me ha entrado la vena sentimental. Ya veis, entre las hormonas de las enamoradas por casa y mi bajón, el sentimentalismo está garantizado.

Ser la pequeña de la casa tiene sus ventajas, y se me consiente buenamente. No es que cuando una de las otras lo necesita no lo hagamos, pero creen que yo soy más vulnerable y que necesito más mimos. Y lo qué me gusta a mí todo esto. A veces no eres consciente de lo mucho que te hace falta algo, hasta que te lo dan, y entonces todo vuelve a cobrar sentido. Y yo he podido hacer un clic en mi mente y todo gracias a ellas.

He estado dos días encerrada por algo de lo que no tengo culpa alguna. Yo no he hecho nada malo. Yo he puesto de mi parte, he intentado hablar con él, he mostrado mi interés y voy a dejar de perder el tiempo con esto. Ya está bien. Nadie merece que la traten así, y yo me tengo que hacer valer. Porque valgo más que esto y si él no lo quiere ver, es su problema. Sí, como veis, he tenido charla motivacional y subida de autoestima. Y yo que soy muy happy flowers y tengo cambios de humor muy a menudo, pues ya me he venido arriba. Qué no, que no os flipéis, que es medio mentira. Sí que he visto las cosas con más claridad y desde otra perspectiva, pero es inevitable que no me afecte.

—Sabes que te he chinchado mucho con el tema, pero si tiene que ser para ti, será, y si realmente es como nos habías contado y todo era real, tendréis esa conversación —me dice Chloé cuando nos metemos en la cama. Hoy hemos decidido dormir juntas.

—¿Tú tuviste claro desde el principio que Lucas tenía que ser él? —Yo ni siquiera entiendo lo que estoy sintiendo por Adrien…

—Yo sigo cagada con todo lo que este hombre me hace sentir. Pero lo más importante es que me hace bien y soy feliz. Ya sabes que yo me conformo con poco. —Qué modesta y qué falsa, que su listón estaba bien alto—. Cuando se trata de sentimientos, yo no soy la más indicada, pero mucho me temo que los razonamientos no sirven de nada, es algo que sucede. Quiero pensar que tiene un motivo para esto, pero tú debes seguir siendo tú. Te echamos de menos.

—Oye que solo han sido dos días, y últimamente tardamos más en vernos. —Qué le gusta un drama a esta—. Mañana de compras con Lorena a comprarle algo sexi para seducir a Jaime y listos.

—Mantenme informada si lo consigues y, de paso, date un capricho, yo invito si luego pasas por casa de Lucas a enseñármelo.

—Eso está hecho, —cómo para decir que no a una oferta así —. Y, Chloé, gracias.

—Ni se te ocurra, somos hermanas por obligación, pero amigas por elección. Buenas noches, pequeña.

Y no hay mejor frase que resuma nuestra relación. Hermanas por obligación, amigas por elección. Eso somos y eso demostramos cada vez que estamos juntas. Nuestra relación va más allá de la sangre y hoy les debo mucho. Tal vez, porque siempre he vivido en mis mundos de Yupi como dice Chloé y no suelo preocuparme por nada, así que los bajones que he tenido son mínimos. Creo que es la primera vez que algo me afecta tanto. Y tenía que ser, ni más ni menos, por un chico. Madre mía, lo que está pasando con las Prieto este año, nos estamos volviendo unas blandengues.

Al menos, esta noche me permito dormir, que no es lo mismo que descansar, pero ya es más de lo que he hecho las dos últimas. Si es que la terapia familiar siempre sienta bien. Y cuando les he dicho que esto acaba aquí y que no voy a perder más el tiempo, lo digo de verdad. Me cueste lo que me cueste. Que tampoco debería ser mucho porque no nos conocemos. Eso es lo más fuerte de todo, que he perdido amigas con las que he compartido mucho más y no me ha afectado ni la mitad. Los sentimientos son una mierda y, donde manda corazón, la razón no sirve de nada. Que ya no vale esconderme en que no me ha tocado suficiente la patata y me tiene prácticamente hasta las trancas. Tonta perdida estoy. Pero lo estaré solo por dentro, ya sé que el dolor es mejor compartirlo, pero en dosis pequeñas y por algo que realmente sea importante, no por una tontería como esta, que peces hay en el mar.

Si hasta me siento un poco renovada y me levanto con otra actitud. Viva el positivismo, es la mejor defensa, si tú crees que hoy será un buen día y lo piensas de verdad, al final terminas consiguiéndolo. Y ese va a ser mi mantra hoy, creedme que todo es bonito y que todo está bien para que realmente sea así. Vamos a comprar algo para que Jaime se quede con la boca abierta y yo voy a coger algo para mí para subirme la autoestima, aunque, modestia aparte, todo me queda bien. Y si me animo, quizás le compró algo a Chloé como agradecimiento, a pesar de que es más complicado que Lucas se caiga de culo porque debe ser su orden del día. A por el buen día que hace.