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Adrien

Qué sencillo ha sido todo. Para una que me crea este interés, no podía ser mala persona. Tengo pendiente que me cuente cómo lo vivieron ellos y preguntarle por cómo está su tía y demás, pero por hoy ha sido suficiente. Que lo haya sellado y terminado con un beso, era el mejor de los finales. Mi invitación tampoco iba en broma. Dudo que mi madre me ponga alguna pega si hoy decido presentarme acompañado o dormir con ella en mi habitación. Después de todo, me lo debe y estoy convencido que lo entendería. Que, aunque mi educación haya sido muy rígida y yo sea aplicado en muchos aspectos gracias a ella, mi madre mola mucho y es bastante liberal. También es cierto que me daría pudor hacer algo sabiendo que la tengo en la habitación de al lado.Me apetece estar tranquilo con Melisa, sin necesidad de hacer nada más que de estar juntos.

Volviendo a donde estoy, porque si me empiezo a imaginar otra intimidad no iremos por muy buen camino, agradezco que Chloé y Lucas se hayan mantenido al margen de todo y no pregunten al respecto. Parece como si siguiéramos la comida del sábado y la interrupción no hubiese tenido lugar. Lo único que ha mencionado Chloé es que se disculpaba en nombre de Fer, pero que seguro que él lo hacía en cuanto me viese. No creo que deba, al final sacó su carácter por los suyos y, aunque no me gusta que me pongan en el mismo saco que nadie y que me juzguen por los errores de mi padre, puedo llegar a entenderlo. Muy compresivo me estoy volviendo yo.

La cena ha estado realmente bien. Si con solo con las ocurrencias de Chloé es suficiente, envidia sana de la conexión que hay entre hermanas. Lucas también tiene dos hermanos, así que las entiende y dice que con ellos tienen la misma relación. Yo no tuve esa suerte o, en vista de cómo terminó mi familia, fue lo mejor, pero no me quejo porque esa relación la tengo con Roc, al que le envío un mensaje en agradecimiento y prometo quedar con él mañana para ponernos al día.

—Prefiero que os quedéis a pasar la noche aquí —ha mencionado Lucas cuando Mel ha dicho que nos íbamos.

Too much Chloé para mí, ahora te la dejo para ti solito —ha respondido ella.

—Sí, mis intenciones no son aptas para menores —se ha burlado Chloé.

—Oye, qué ya soy mayor de edad —se ha quejado la otra—. A ver si te piensas que me quiero ir para jugar a las muñecas.

—Te acostumbrarás —me ha susurrado Lucas que debía ver mi cara tras ese comentario—. Mel, después de las cervezas que os habéis tomado…

—Ya salió el responsable, yo les pago el cabify con tal de que se vayan —le ha rebatido Chloé.

—Mira que me quedo solo para fastidiarte los planes, eh, pero no, mejor os dejamos a la vuestro. Cuñado no te preocupes que en cinco minutos tendrás la cabeza en otro sitio. —Le ha guiñado el ojo Mel a Lucas.

—Y, tú, cuídamela —me ha advertido Chloé.

—Lo haré, la suerte hay que aprovecharla cuando llega.

Y dicho esto, nos hemos terminado de despedir y nos hemos ido a mi casa. No le he dado opción. Tampoco se ha quejado mucho, solo lo justo con que no quería conocer a mi madre justo hoy y que prefería descansar después de tantas emociones. Y yo que soy un chico responsable, he tenido la decencia de avisar a mi madre para que no pudiésemos encontrárnosla y tengo intención de dejarla dormir. Mañana, cuando se vaya a trabajar, ya aprovecharemos el tiempo de otra manera, hoy solo me apetece mimarla un poco. Y descansar. Porque no ha sido la única que no ha dormido bien estas últimas noches y, habiéndome sacado un peso de encima después de tantas charlas, el cansancio empieza a hacer mella en mí.

No recuerdo el último día que dormí tan plácidamente. Y me encantaría quedarme aquí un buen rato más. Melisa sigue profundamente dormida y hasta parece un ángel. Madre mía, yo diciendo estas cosas, si es que ya he perdido completamente el norte. Esta chica me ha cegado del todo. El que no es un ángel soy yo, porque de tenerla tan cerca y de observarla, lo de abajo se ha despertado a lo grande. Es como un acto reflejo que no puedo controlar. Como no estoy acostumbrado a dormir con chicas, no sé si es cosa mía o ella es la culpable. Sea como sea, tengo dos opciones: o despertarla y jugar o levantarme intentando hacer el menor ruido posible e irme a la ducha.

En vista de la buena persona que me ha poseído, decido decantarme por la segunda. Me encantaría disfrutar de ella hoy, y casi le prometí que nos podríamos dedicar el día. Mi madre ya no está y tenemos la casa para nosotros, lo que es un muy buen aliciente. Pero, muy a mi pesar, tengo dos tareas pendientes que más vale que haga hoy. Eso no quita que, en cuanto se levante, podamos disfrutar un poco el uno del otro, no voy a desaprovechar una oportunidad como esta, pero nuestro día completo, va a tener que acortarse. Tengo que llamar a Roc y ver a los chicos, ya puestos, y, lo que más me cuesta, llamar a mi padre. No sé qué le voy a decir, ni si seré capaz de decirle algo, pero sé que debo hacerlo. Cuanto más lo deje pasar, peor será, y estos temas es mejor hablarlos cuanto antes.

—¿No me invitas? —Me asusta Mel desde la puerta del baño cuando me estoy quitando los pantalones.

—Quería dejarte descansar, pero sabes que estás más que invitada. —¿Una ducha compartida? Faltaría más.

—Entonces, ya estamos tardando.

Cómo me gusta cuando saca esta faceta y toma ella la iniciativa. Después de conocer a Chloé, me temo que ha tenido una buena maestra, pero no voy a quitarle méritos de nada. Sabe seducirme y eso me flipa. Lo que pasa detrás de la mampara no necesita especificación y, aunque no me quejo de mi vida sexual a mi edad, todavía no había experimentado en este territorio y convencido estoy de que voy a repetir.

—¿A qué hora has quedado con los chicos? —me pregunta cuando nos estamos vistiendo.

—Todavía no hemos concretado nada… ¿quieres quedarte a comer? —Sé que aún queda tiempo, pero con tal de alargar el rato compartido, todo me vale.

—Me encantaría, pero tú tienes una llamada pendiente y tienes que ver a tus amigos, y yo una charla. —Sí, eso ya lo acordamos ayer—. Y tranquilo, no te vas a librar tan fácil de mí, luego nos decimos algo.

—Estaré deseoso de que llegue ese luego —le anuncio antes de darle un beso y tener que despedirme muy a mi pesar.

Y no quiero librarme de ella, quiero disfrutar de estos días de vacaciones juntos, a poder ser, y ya veremos que nos depara después. Ha ido todo muy rápido y podría dar vértigo, pero, todo lo contrario. Estoy encantado y cada vez tengo ganas de más. Como ha dicho ella, hoy teníamos tareas que hacer y, aunque accedió a que compartiéramos la noche, dejó bien claro que el día de hoy cada uno tenía que pasarlo por su lado. Mucho me flipa que sea ella la que esté marcando los tiempos y los espacios y no yo. En fin, envío un mensaje por el grupo para que se vengan a casa después de comer, y uno por privado a Roc para que venga en un par de horas. No le voy a dar más que este tiempo a una conversación con mi padre. Ni siquiera sé qué voy a decirle o, mejor dicho, qué tengo que decirle. Pero se lo he prometido a mi madre, y es una llamada obligatoria.

— Adrien. —Sí, justo hoy ha tenido la decencia de cogérmelo a la primera—. Tu madre me lo ha contado.

—¿En serio? ¿Cómo pudiste? ¿Qué clase de persona eres? ¿De verdad fuiste tan cruel? No solo jodiste a mamá, no solo destrozaste un hogar, no solo nos abandonaste, no, no tuviste suficiente con eso, que jodiste a otra persona. Las engañaste a las dos, las manipulaste, las mentiste, jugaste con ellas, te reíste de ellas… ¿Cómo fuiste capaz? ¿Cómo has sido capaz de guardarlo todos estos años? ¿De hacerme creer que tú eras una víctima en todo esto? ¿Cómo has tenido tan poca vergüenza? —suelto todo lo que se me pasa por la cabeza de manera atropellada.

—Sé que no lo hice bien, —no, no hacerlo bien sería una cosa, él lo hizo jodidamente mal—, y no servirá de nada decir que me enamoré y que me vino grande. Me vi superado y con la mentira tan extensa que no había manera de solucionarlo. Por eso me fui, consideré que era lo mejor tanto para vosotros como para Ariel.

—No quiero oír excusas ni películas. No quiero tener nada que ver contigo ahora mismo. Por mucho que lo intento, soy incapaz de entenderlo.

—Mamá dice que hay una chica.

—Oh no, no vayas por ahí. —Solo falta que él me tenga que dar consejos sobre esto o quiera hacerse el simpático ahora—. He prometido escuchar tu parte de la historia y eso es lo único que te voy a dar. —Melisa me escucho ayer, yo puedo escucharlo hoy a él, al menos, intentarlo.

Por suerte entiende que no estaba tomando la dirección correcta y vuelve a empezar desde el principio. Como se conocieron mis padres ya lo sabía y, a pesar de estar como estoy con él, puedo percibir en su tono de voz que en algún momento quiso a mi madre como debía quererla. Eso es lo que más rabia me da, que de la noche a la mañana puedas darte cuenta de que no quieres a esa persona como se merece o como lo hacías antes. Rabia y miedo, porque en cuestión de sentimientos es muy difícil controlarse. La parte dura es cuando conoció a Ariel. Supuso un antes y un después. No os voy a contar todo el drama, no creo que haga falta. Según él, fue como volver a la juventud. Ariel le daba todo lo que echaba de menos de mamá y fue como un aire fresco. No lo justifico, y no apoyo para nada lo que hizo. Puedo entender que el amor se acaba, que la gente necesite dar un cambio en su vida o que quieras volver a empezar, pero para ello debes cerrar primero lo que tienes. No puedes tantear el terreno para ver si las cosas salen bien por miedo a tirarte a la piscina y quedarte sin una o sin la otra. Y eso es justo lo que él hizo. Tensar la cuerda con Ariel para saber hasta dónde llegaba todo, sin terminar con mi madre por si las cosas no salían bien. No lo ha dicho tal cual, él ha sido más diplomático, como que teníamos una familia y no era una decisión fácil si no estaba del todo seguro, que todo empezaron siendo simples dudas y patatín patatán. Y a partir de ahí, todo se complicó. Mi madre se enteró de su aventura y le dio un ultimátum, pero él no estaba preparado y quiso tantear las cosas para ir retrasándolo cada vez más. Hasta el famoso embarazo. Mi padre dice que fue un palo muy grande, que quería tener a ese niño, que sus sentimientos por Ariel eran verdad pero que, cuando todo estalló, no hubo vuelta atrás. Que se le cerraron las puertas y que entendió que debía dar espacio. Que lo entendió tarde, que no está orgulloso de cómo sucedió todo y que le hubiese encantado hacer las cosas de otra manera, pero no supo gestionarlo. Sus lamentaciones a mí me sirven de poco. Sé que no ha tenido pareja desde entonces, así que quizás sí que esa mujer le importó como dice, pero, ahora mismo, me la trae al pairo. Lo he escuchado, no se me puede pedir más. Es mi padre y lo seguirá siendo, solo necesito tiempo para dejar de verlo como lo hago ahora. Imagino que el tiempo conseguirá apaciguar las cosas.

—De verdad que lo siento y me hubiese encantado hacerlo de otra manera —ha vuelto a decir cuando iba a despedirme.

—Lo sé, pero eso siempre se dice cuando sabes que has actuado mal. El lo siento no puede cambiar las cosas. Solo espero no llegar a ser como tú.

—Y no lo harás, tu madre ha hecho un gran trabajo. Y si la chica es familia de Ariel, estoy convencido de que es especial. Llámame cuando estés preparado.

—Lo haré.

Cuelgo. No sé si lo llamaré más adelante. Tal vez ha sido una despedida, por mucho que duela. La familia es la que nos toca, eso no significa que debamos permanecer unidos pase lo que pase. Tal como hay padres que se divorcian y dejan de hablarse y demás, también puede suceder con el resto de los integrantes de la familia.

Con el que no pasará es con el que está picando al timbre ahora misma. La familia que se escoge es la mejor de todas.

—¿Puedo ya decir que mi gran amigo Adrien tiene novia? —se burla Roc cuando lo abro.

—Estamos en proceso de definir eso. —No sé si todavía se piden estas cosas o suceden sin más, pero tengo claro que yo lo haré a mi manera.