Melisa
Pasar una noche con él sin necesidad de hacer nada ha sido especial. No compartes una noche así con cualquiera, y eso hace que los sentimientos crezcan al mismo tiempo que te das cuenta de cuánto te importa esa persona. Ha sido algo mágico y, yo que soy de dormir a mis anchas, he estado muy a gusto. Lo de la ducha ya ha sido otro cantar. No sé, me sale un poco la vena pervertida cuando pienso en él. Tal vez sea que los genes de Chloé solo se me despiertan en la intimidad, algo que agradezco, y ha sido realmente beneficioso. No sé, todo fluye natural y nos hemos congeniado muy bien. Quién diría que hace poco más de un mes mi pasatiempo era ir a un bar a esperar a tener agallas para acercarme a él. Llego a saber todo esto y el primer día estoy sentadita a su lado.
Espero que haya cumplido su parte, tenga esa conversación telefónica con su padre y pueda desconectar un poco con los chicos esta tarde. Según me ha contado Blanca, estaban un poco rallados, además de que creo que solo Roc sabe todo lo que sucedió, bueno, la versión que conocían hasta el momento. Que con Roc también tendré unas palabras, o con Chloé, que no sé en qué momento han empezado a hablar estos dos como para que ella le contará que ayer estaba en casa de Lucas y maquinaran la visita inesperada. Pero mientras sea para mi felicidad y el resultado sea el compartido esta noche y esta mañana, no puedo quejarme.
Ahora me dirijo a casa de mi tía. Sé que hoy comerá en casa, porque he hecho mis deberes. O mis hermanas se han encargado de hacerlos por mí. Todavía no he hablado con mis padres, que con las dos hermanas que tengo están curados de espanto y no tengo por qué guardar ningún secreto, pero sí sé que Lorena lo hizo ayer y les contó un poco por encima lo que había. Es que el mundo es un jodido pañuelo, porque anda que no hay gente en la ciudad, que nuestros caminos tenían que cruzarse. En una de las flipadas de Chloé ayer, soltó que es cosa del destino y que lo nuestro estaba escrito desde mi sexto cumpleaños. Ella que es una flipada o, que ahora que caga purpurina, piensa que todos vivimos una historia rosa.
— Hola Mel, no sabía que venías, ¿quieres quedarte a comer? —me saluda mi tía al abrir la puerta.
—La verdad es que no iría mal, tengo algo que contarte. —A nosotras nos han enseñado que las noticias y las cosas importantes hay que decirlas sin anestesia.
—Déjame que ponga los platos y me dices. —Yo, mientras, pienso en si el tacto va conmigo.
—Tía, he conocido al hijo de Sebastien —pues no, no tengo manera más suave de decirlo—, y cuando digo conocido me refiero a conocido. —¿Queda sutil?
Hay un pequeño silencio en este instante. Imagino que no se lo esperaba y que debe procesar. No creo que sea porque está intentando recordar quién es Sebastien, que no es estúpida.
—No lo sabía cuando lo conocí, me enteré hace unos días y él tenía otra versión de la historia, pero ayer aclaramos las cosas y… —intento añadir.
— Mel, si ha salido a su madre, estoy segura de que será un buen chico. —Respiro por primera vez desde que he llegado—. Va a ser complicado que algo me recuerde esa etapa de mi vida, pero nadie tiene que pagar por los errores de otra persona. No sería justo y no voy a pedirte nada que pueda hacerte daño. Tienes que vivirlo tú. Anda, ven aquí.
El abrazo me sabe a gloria. Sabía que no me iba a saltar a la yugular, pero no quiero que sea difícil para ella. Quiero que lo acepte y que, si el día de mañana esto se hace serio, pueda compartir espacio con él sin sentirse incomoda. Imagino que no será sencillo o que al principio costará más, poco a poco. Alguna lagrimita también se me ha escapado, ya os he ido diciendo que se nos ha despertado la parte sentimental y esto va in crescendo.
Después de haberle soltado la bomba, la comida se pasa cual programa de la prensa rosa, porque la vena cotilla no puede faltar en las Prieto y quiere conocer todos los detalles. Y lo que me gusta a mí ser la protagonista de algo, pues todo marcha sobre ruedas. La verdad es que decirlo en voz alta lo hace todo más real como también me hace ver la locura que es. Apenas nos conocemos y los sentimientos están muy avanzados, al menos, por mi parte. Pero es que la complicidad que he vivido es real y espero no perder eso. Ni la ilusión que siento, ni las ganas que tengo,… Sé que soy pequeña, que la mayoría de parejas que empiezan a esta edad acaban terminando y que no puedo saber si es amor o no porque no puedo compararlo. Pero quiero aventurarme, eso lo tengo claro.
—No permitas que nadie te borre esa sonrisa, ni ese brillo en los ojos cuando hablas de esto —me dice mi tía ya en el postre.
—La verdad es que es pronto, pero, como dice Chloé, me hace bien, me hace feliz.
—La fiebre Prieto, las tres enamoradas de golpe —se burla— ,y no importa de dónde venga mientras te respete siempre. Eso tenlo claro, y ya puedes advertirle que el séquito de tu familia es bien grande, así que que no se busque problemas —lo dice medio en broma, pero si le sumamos a los Ramírez, la cosa ya no es tan graciosa.
—Gracias tía, cuando lo conozcas lo entenderás.
—Creo que ya te entiendo —lo dice por lo bajini, pero sé muy bien a que se refiere.
Me he quedado muy descansada. Que la familia me apoye en todos mis pasos es fundamental y, por mucho que me hubiese costado, si mi tía no hubiese estado de acuerdo, habría dejado escapar la oportunidad de vivir algo que pinta especial. Suelo ir mucho a mi bola y parece que todo se me resbala, pero la familia es la familia y por ellos haría cualquier cosa. Verla tan entera, tan comprensiva y tan entusiasmada con que la pequeña de la casa haya conocido a alguien, que me ha reconfortado mucho. Sé que cuando dice que me entiende y lo dice de esa manera, hace hincapié en que es muy fácil caer con un Guyot porque ella no ha logrado olvidarlo, solo que el mío espero que no sea tan cabrón. Sobra decir que visto como estoy, sería capaz de destrozarme por completo. Es lo peor de estar así, que pueden hacerte pedazos.
Melisa: Misión cumplida. He quedado con Blanca que ya me ha dicho que los chicos iban a tu casa. Disfruta con ellos, mañana hablamos.
Adrien: Justo estoy con Roc esperándolos y también he cumplido mi parte. Aunque me encantaría volver a pasar la noche contigo, sí, mañana nos vemos, preciosa [emoticono tirando un beso con corazón].
No podemos mal acostumbrarnos a vernos cada día porque luego la vuelta a la rutina será mortal. Es difícil, porque justo ahora es cuando más ganas nos tenemos y queremos exprimir el máximo tiempo juntos. Mis hermanas pasan poco por casa, tanto ellas como sus parejas tienen otra edad y los tempos son distintos, como las libertades… yo veo eso y me muero de envidia. Pero no puedo olvidar que tengo dieciocho años y todavía muchas cosas por vivir.
—¿La doble B se ha podido separar? —bromeo cuando me encuentro con Blanca.
—Muy graciosa, ¿mi amiga Mel se ha enamorado? —me chincha.
—Probablemente —me sale la sonrisita tonta.
—Pues si somos felices, birra para celebrarlo que me tienes que contar.
Y eso hacemos. Porque nos lo debemos y porque la entrada a la universidad nos ha sentado bien a las dos. Primer semestre superado y con regalo. La vida estudiantil es la mejor de todas y nosotras estamos a nada de empezar a disfrutarla de verdad.