Epílogo

Melisa

3 años más tarde

No sé cuántas bolsas de ropa hemos rellenado ya. Espero que Lucas haya habilitado más de un armario para que le quepa todo lo de esta mujer. Me lo llegan a contar hace tres años y no hubiese apostado un duro. Chloé emparejada y sin cansarse de un hombre. Chloé enamorada hasta las trancas, que por mucho que se haga la dura y diga que Lucas lo está más de ella, van a partes iguales. Que tampoco puedo hablar mucho porque yo estoy igual de enchochada que ella, solo que no de Lucas, sino de Adrien.

A día de hoy, seguimos como el primer día y no me puedo quejar por nada. Hemos tenido nuestras diferencias, como todas las parejas, pero somos felices y nos complementamos estupendamente. El año pasado acabaron la carrera y decidieron irse a vivir Roc, Biel, Thiago y él juntos. Arnau se ha ido a hacer el máster fuera. Eso facilitó las cosas, porque Blanca y yo pasamos mucho tiempo en ese piso y nos da más intimidad que la que teníamos al inicio. Tampoco me puedo quejar, tanto su madre como mis padres aceptaron muy bien la relación y no han puesto ninguna pega en que podamos compartir noches juntos.

A mí me queda un semestre y, luego, ya veremos en lo que me especializo. Lo que puedo afirmar es que he disfrutado de la carrera. Eso que dicen que es mejor vivirla soltera, es mentira. Yo he disfrutado igual y no me he privado de nada. Cuando he querido salir de fiesta, lo he hecho, me he ido de viaje, de fin de semana y no he tenido la sensación de estar atada a nada. Confiamos el uno en el otro, es vital para que lo nuestro funcione. Adrien me pone las cosas muy fáciles, quiero pensar que al revés también, y aprovechamos todo lo que podemos juntos.

No voy a engañaros, Adrien es un ligón nato, y tiene muchas pretendientas, esa es la parte que más me ha costado. Él se ha esforzado lo suyo para hacerme entender que solo tiene ojos para mí. Que tampoco es que yo sea muy celosa, pero sí que tuvimos lo nuestro con Jana al principio y, desde entonces, es más cuidadoso. No penséis nada raro, fue por parte de Jana que no encajó bien que no fuese ella la elegida, aunque tengo entendido que nunca existió esta opción.

Como otros detalles os diré que conocí a su padre. Las siguientes Navidades a todo lo que sucedió, Adrien no fue a Paris, pero luego se dio cuenta que con eso a la que perjudicaba era su abuela y no es lo que quería. El primer contacto fue tenso y más porque el contacto entre ellos era mínimo. Yo fui para pasar Fin de Año y, aunque no le voy a tener ningún aprecio, no puedo decir que me tratara mal. Tampoco me hizo sentirme incómoda, simplemente, fue cordial y lo agradezco. Nos guste o no, es su padre y yo prefiero que se tengan un respeto y que sepa que puede contar con él. No me imagino sin tener contacto con alguien de mi familia. Para mí la familia es lo primero y sé que hay errores que no se pueden perdonar y la situación es muy jodida, pero, a veces, no queda otra.

Él conoció a mi tía. Fue mucho mejor. Ha encajado perfectamente con toda la familia, incluso con mi padre, que, a pesar de la broma inicial de que pobre de el que le hiciese daño a su pequeña intentando mantener una cara de serio que no le sale bien, ahora hasta parece más el hijo él que yo. Es uno más, sin duda.

Entre estudios, familia y amigos, todos los ratos que tenemos libres los aprovechamos para disfrutarlos juntos. Y lo bueno es que seguimos siendo nosotros, que no hemos perdido nuestra esencia, pero es, que encima, tampoco hemos perdido nuestra complicidad, nuestra sintonía y nuestra conexión.

—No te quejes tanto, la fiesta de inauguración te lo compensará —irrumpe Chloé mis pensamientos.

—Le voy a exigir a tu novio un masaje después de toda esta carga —le advierto.

—Que te lo crees tú que voy a dejar que Lucas te lo haga…

—Mir está, se ha vuelto celosa —se mofa la mayor—. Pero, antes de que lleguen todos… ¡ME CASO! —grita emocionada enseñándonos el anillo.

¡Madre mía! ¡Madre mía! Qué mi hermana se casa. El abrazo a tres es memorable, todavía no entiendo como ninguna sale herida de allí. Y los gritos se deben escuchar hasta en Japón, porque no nos hemos contenido. Y es que es emocionante. La primera Prieto que se casa. Y ni más ni menos que con un Ramírez. Para que luego digan que no triunfa el amor, creo que estos dos se querían hasta cuando iban en pañales.

Ahora sí que os dejo, ya os he puesto al corriente de todo y tengo cosas más importantes que hacer. Hoy inauguramos el piso de Lucas y Chloé, a nuestra manera, que es casa de Lucas, pero convivirán juntos y celebraremos a lo grande el compromiso, como debe ser y como ellos se merecen. ¡Qué viva el amor! ¡Qué vivan los novios! Y, sobre todo, ¡qué vivan las Prieto!

Adrien

2 años más tarde

Estos cinco años con Mel se resumen en una palabra: FELICIDAD. Y es que todo ha ido sobre ruedas. Nuestros mundos encajaron desde el primer momento y nosotros nos sentimos como entonces. Qué sí, habremos pasado algún que otro bache, pero nuestros caracteres no nos permiten estar mucho de morros y se solucionan rápido. No he tenido ninguna duda sobre nuestra relación y, a pesar de que al inicio sí que era consciente de que todo avanzaba muy rápido, ahora agradezco haber apretado el turbo y haberme tirado a la piscina.

Salimos de casa de Lucas y Chloé y de que nos den una noticia bomba. O dos. Porque han soltado que estaban embarazados al tiempo que él ha querido asegurarle a nuestra suegra que se casarían antes. Ya tuvimos una boda, Lorena y Jaime ya han dado ese paso, y ahora Chloé se ha adelantado a la mayor. Soy uno más de todos ellos y me encanta, porque el buen combo que forman cuesta de encontrar. Más de una escapada hemos hecho los seis o los siete, cuando se apunta Fer, incluso a alguna han venido Roc y Sabrina o Biel y Blanca. Y la semana que tienen sagrada a la casa del pueblo, eso ya es oro puro. Cuando nos juntamos todos, la diferencia de edad parece inexistente y es lo mejor de todo porque nos tratamos por igual.

Yo cumplí los veintiséis hace poco y Mel va a cumplir veinticuatro en nada. Para algunos somos muy jóvenes para llevar tanto tiempo juntos, otros critican que no hemos vivido lo que nos toca, nosotros tenemos muy claro que somos felices así y que lo hemos tenido todo. No hay edad para algunas cosas. Terminé el master el año pasado y he empezado a trabajar en la clínica de mi padrastro. Enchufado, sí, pero he empezado desde abajo y estoy haciendo más horas que un reloj. Roc también está conmigo, no hemos logrado separarnos y, como hicimos másteres de especializaciones distintas, nos iba bien, no somos competencia. Arnau sigue fuera, conoció a una chica y parece que la cosa pinta bien. De vez en cuando, viene a visitarnos, y mantenemos muy vivo el grupo de WhatsApp, así que estamos al día. En cuanto a Biel y Thiago, los vemos porque convivimos, pero son caros de ver. Están ambos trabajando en diferentes clínicas y, como todos los pringados al salir de la carrera, nos sentimos explotados. Ojo, no me quejo. Tenemos trabajo, de lo que nos gusta, y la oportunidad de crecer y aprender. Así que todo lo que se pueda es bienvenido.

Hoy sí que cenamos los cuatro en el piso, o los siete. Sabrina, Mel y Blanca están prácticamente instaladas. Lo que no contaba es con tener a Mel tan emocionada por la noticia de que va a ser tía. Si es que Chloé siempre es muy oportuna. Y entenderéis muy pronto por qué.

Llegamos a casa y la mesa está incluso preparada, me extraña que Thiago se haya dispuesto a eso porque las otras dos parejitas habían quedado para ir al cine y aún no están aquí. No tardaran, Roc prometió no retrasarse y siempre cumple sus promesas. Lo que no tenía en mente es la entrada triunfal que se marcan. No me ha dado tiempo a reaccionar y Blanca le había estampado la tarta de nata a Mel en la cara.

—Esta tenía que ser la mía —me ha dicho mientras pasábamos el shock.

—¿Tú eres estúpida? —ha saltado su amiga—. ¿Esta broma no va a terminar nunca?

—Aquí tienes la otra —me ha susurrado Biel pasándome otra tarta por detrás, una que he dudado si utilizar o no, pero, qué narices, era mi momento y ya se han saltado la cena—. Vayámonos a vivir juntos —he dicho mientras cometía el crimen, para suavizar el golpe.

—¿Podemos dejar de ser unos críos? —¡Jamás! Y, en el fondo, sé que le encanta.

—No has respondido… — A ver si me está dando largas. Que sí, que somos jóvenes y acabamos de introducirnos en el mundo laboral. Pero llevamos más de cinco años juntos, nuestras familias nos apoyan, hice mis deberes y hablé con la suya también, y me apetece.

—Claro que quiero. —La sonrisa se le aprecia entre restos de nata y chocolate—. Ahora, te advierto que al próximo tartazo no respondo.

—¿Es una amenaza Prieto? —le digo antes de acercarla a mí para besarla, a mí pringarme es lo último que me preocupa.

—Es un hecho, así que tú mismo. Ahora, llévame a la ducha para poder limpiarme.

—Oye, no, que hemos venido a cenar —se queja Blanca de fondo.

Han venido a cenar y eso haremos, pero después de que podamos quedar limpios en la ducha y de que podamos disfrutar de ella. Mañana ya empezaremos a hacer planes sobre mi proposición, me he adelantado y algunos pisos tengo ya mirados, pero tiene que ser algo de los dos y quiero hacerlo juntos. Es un paso importante que me apetece mucho dar.

Ahora sí, en cuanto a los tartazos, creedme que habrá próximo y, seguramente, acompañado de alguna que otra petición, y creedme también en que habrá respuesta por su parte y os aseguro que dirá que sí.