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¡Hoy decimos basta!

Primera declaración de la selva Lacandona
2 DE ENERO DE 1994

Al pueblo de México:
Hermanos mexicanos:

SOMOS PRODUCTO DE 500 años de luchas: primero contra la esclavitud, en la guerra de Independencia contra España encabezada por los insurgentes, después por evitar ser absorbidos por el expansionismo norteamericano, luego por promulgar nuestra Constitución y expulsar al Imperio Francés de nuestro suelo, después la dictadura porfirista nos negó la aplicación justa de leyes de Reforma y el pueblo se rebeló formando sus propios líderes, surgieron Villa y Zapata,1 hombres pobres como nosotros a los que se nos ha negado la preparación más elemental para así poder utilizarnos como carne de cañón y saquear las riquezas de nuestra patria sin importarles que estemos muriendo de hambre y enfermedades curables, sin importarles que no tengamos nada, absolutamente nada, ni un techo digno, ni tierra, ni trabajo, ni salud, ni alimentación, ni educación, sin tener derecho a elegir libre y democráticamente a nuestras autoridades, sin independencia de los extranjeros, sin paz ni justicia para nosotros y nuestros hijos.

Pero nosotros HOY DECIMOS ¡BASTA!, somos los herederos de los verdaderos forjadores de nuestra nacionalidad, los desposeídos somos millones y llamamos a todos nuestros hermanos a que se sumen a este llamado como el único camino para no morir de hambre ante la ambición insaciable de una dictadura de más de 70 años encabezada por una camarilla de traidores que representan a los grupos más conservadores y vendepatrias. Son los mismos que se opusieron a Hidalgo y a Morelos,2 los que traicionaron a Vicente Guerrero,3 son los mismos que vendieron más de la mitad de nuestro suelo al extranjero invasor, son los mismos que trajeron un príncipe europeo a gobernarnos, son los mismos que formaron la dictadura de los científicos porfiristas,4 son los mismos que se opusieron a la Expropiación Petrolera,5 son los mismos que masacraron a los trabajadores ferrocarrileros en 1958 y a los estudiantes en 1968, son los mismos que hoy nos quitan todo, absolutamente todo.

Para evitarlo y como nuestra última esperanza, después de haber intentado todo por poner en práctica la legalidad basada en nuestra Carta Magna, recurrimos a ella, nuestra Constitución, para aplicar el Artículo 39 Constitucional que a la letra dice:

La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo el poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene, en todo tiempo, el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno

Por tanto, en apego a nuestra Constitución, emitimos la presente al ejército federal mexicano, pilar básico de la dictadura que padecemos, monopolizada por el partido en el poder y encabezada por el ejecutivo federal que hoy detenta su jefe máximo e ilegítimo, Carlos Salinas de Gortari.

Conforme a esta Declaración de guerra pedimos a los otros Poderes de la Nación se aboquen a restaurar la legalidad y la estabilidad de la Nación deponiendo al dictador.

También pedimos a los organismos internacionales y a la Cruz Roja Internacional que vigilen y regulen los combates que nuestras fuerzas libran protegiendo a la población civil, pues nosotros declaramos ahora y siempre que estamos sujetos a lo estipulado por la Leyes sobre la Guerra de la Convención de Ginebra, formando el EZLN como fuerza beligerante de nuestra lucha de liberación. Tenemos al pueblo mexicano de nuestra parte, tenemos Patria y la Bandera tricolor es amada y respetada por los combatientes INSURGENTES, utilizamos los colores rojo y negro en nuestro uniforme, símbolos del pueblo trabajador en sus luchas de huelga, nuestra bandera lleva las letras «EZLN», EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL, y con ella iremos a los combates siempre.

Rechazamos de antemano cualquier intento de desvirtuar la justa causa de nuestra lucha acusándola de narcotráfico, narcoguerrilla, bandidaje u otro calificativo que puedan usar nuestros enemigos. Nuestra lucha se apega al derecho constitucional y es abanderada por la justicia y la igualdad.

Por lo tanto, y conforme a esta Declaración de guerra, damos a nuestras fuerzas militares del Ejército Zapatista de Liberación Nacional las siguientes órdenes:

Primero. Avanzar hacia la capital del país venciendo al ejército federal mexicano, protegiendo en su avance liberador a la población civil y permitiendo a los pueblos liberados elegir, libre y democráticamente, a sus propias autoridades administrativas.

Segundo. Respetar la vida de los prisioneros y entregar a los heridos a la Cruz Roja Internacional para su atención médica.

Tercero. Iniciar juicios sumarios contra los soldados del ejército federal mexicano y la policía política que hayan recibido cursos y que hayan sido asesorados, entrenados, o pagados por extranjeros, sea dentro de nuestra nación o fuera de ella, acusados de traición a la Patria, y contra todos aquellos que repriman y maltraten a la población civil y roben o atenten contra los bienes del pueblo.

Cuarto. Formar nuevas filas con todos aquellos mexicanos que manifiesten sumarse a nuestra justa lucha, incluídos aquellos que, siendo soldados enemigos, se entreguen sin combatir a nuestras fuerzas y juren responder a las órdenes de esta Comandancia General del EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.

Quinto. Pedir la rendición incondicional de los cuarteles enemigos antes de entablar los combates.

Sexto. Suspender el saqueo de nuestras riquezas naturales en los lugares controlados por el EZLN.

Pueblo de México:

Nosotros, hombres y mujeres íntegros y libres, estamos conscientes de que la guerra que declaramos es una medida última pero justa. Los dictadores están aplicando una guerra genocida no declarada contra nuestros pueblos desde hace muchos años, por lo que pedimos tu participación decidida apoyando este plan del pueblo mexicano que lucha por trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz. Declaramos que no dejaremos de pelear hasta lograr el cumplimiento de estas demandas básicas de nuestro pueblo formando un gobierno de nuestro país libre y democrático.

INTÉGRATE A LA FUERZAS INSURGENTES
DEL EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL

COMANDANCIA GENERAL DEL EZLN
AÑO DE 1993

NOTAS

1. Pancho Villa y Emiliano Zapata fueron dos líderes rebeldes durante la revolución mexicana de 1911. Pancho Villa era un hombre imprevisible, polémico, capaz de gran generosidad y, a su vez, de una crueldad extrema. Con la ayuda de sus hombres salvaguardó el norte de México en nombre de la revolución, oponiéndose al mandato del presidente Porfirio Díaz. Emiliano Zapata, un líder campesino muy carismático, empujó hacia el norte la revolución desde el sur del país y se dirigió a la ciudad de México para apoderarse de la presidencia de Francisco Madero. Zapata fue una figura clave en la creación de la constitución de 1917 en la cual las tierras indígenas se declararon autónomas y establecieron los parámetros para la reforma agraria en México.

2. Miguel Hidalgo y Costilla (1753-1811), un sacerdote de la Iglesia Católica, es considerado como el padre de este país. Nunca tomó sus votos de castidad demasiado en serio a juzgar por sus hijos ilegítimos y sus lecturas anticlericales escritas por los filósofos franceses de la enciclopedia. Hidalgo consideraba a la Iglesia como un tipo de sinecura que le proporcionaba un ingreso regular. La defensa de Hidalgo por la libertad se alimentaba de su fuerte instincto de igualdad, que dió lugar a su famoso grito pronunciado desde el púlpito un 15 de septiembre de 1810. Aunque el grito es considerado hoy en día como una declaración de independencia de España, en realidad era una declaración de desafío en contra de José Bonaparte y de los españoles que vivían en México, así como un juramento de lealtad hacia Fernando VII, poco merecedor de ello. Junto a Ignacio Allende, un compañero intelectual, Hidalgo reunió una fuerza armada de 80.000 soldados para enfrentarse a las fuerzas reales. Al final fueron derrotados pero cuando supieron de una nueva rebelión en San Antonio de Bejar (hoy en día San Antonio, Texas) viajaron hacia el norte para unirse a ésta. El 21 de marzo, en las montañas de Coahuila, fueron traicionados por un compañero en una emboscada y entregados a las autoridades españolas. Hidalgo fue entregado al obispo de Durango, para, poco después, ser excomulgado, alejándose así del favor de la Iglesia de manera oficial. Fue fusilado el 30 de julio de 1811 en Chihuahua.
El padre Francisco Morelos ofreció sus servicios como sacerdote al ejército de Hidalgo. Éste los rechazó y le propuso a cambio que se liderara una rebelión al sur en la costa del Pacífico. En un momento dado, en 1813, sus fuerzas controlaron Acapulco y la mayor parte del sudeste de México. Incluso rodearon y aislaron la ciudad de México para evitar que obtuviera suministros y refuerzos. Sin embargo, Morelos se dió cuenta de que no podía vencer al ejército real de la Nueva España en un combate abierto. Cambió su estrategia y se centró en instruir a sus seguidores en el arte de la guerrilla. Sus seguidores se convirtieron en maestros de pequeños grupos en misión. En 1813 Morelos ayudó a crear un Congreso revolucionario cuyo objetivo era diseñar una constitución y leyes para el nuevo país: se iba a convertir en signatario de la nueva constitución. A medida que el conflicto iba acrecentándose en la Nueva España, el ejército del gobierno se volvía cruel y Morelos dió órdenes de actuar de igual forma en contra de los blancos y mestizos. Asi pues, lo que empezó como una causa noble que defendía los derechos civiles de todos, degeneró en un círculo vicioso de asesinatos. Morelos fue capturado el 5 de noviembre de 1815 en Tesmalaca y ejecutado el 22 de diciembre del mismo año en San Cristóbal Ecatepec, un pueblo situado al norte de Guadalupe.

3. Vicente Guerrero (1782-1831), líder revolucionario, obtuvo muchas victorias en las guerrillas que se entablaron contra las fuerzas españolas. Guerrero fue presidente durante un breve periodo de tiempo (1829) pero fue obligado a retirarse. Finalmente fue capturado y fusilado.

4. “La dictadura de los porfiristas” hace referencia a Porfirio Díaz, gobernador absoluto de México durante 35 años que fue presidente desde 1876 a 1880 y desde 1884 a 1911 (en el periodo intermedio de los cuatro años, la presidencia fue ocupada por una marioneta de Díaz llamada Manuel González). Díaz, indígena de Oaxacan, nació en 1830, hijo de José de la Cruz Díaz y Petrona Mori. Llegó al poder como líder indiscutible de principios liberales-más democracia municipal, plazos limitados, etc.- pero una vez que asumió la presidencia, pronto estuvo claro que su interés principal se centraba en la estabilidad interna y la participación extranjera. Díaz, ansioso por crear un ambiente de confianza para los inversores, abordó el problema de seguridad interna con una solución muy sencilla: eligió a los bandidos más famosos y los reclutó en los temidos Rurales o policía rural, una fuerza paramilitar que estaba mucho mejor entrenada y pagada que el ejército de conscriptos reclutados de mala gana. El problema de los bandidos desapareció de un día para otro y con el tiempo, los Rurales también actuarían como una fuerza militar útil en contra de las revueltas campesinas. Díaz, habiendo alcanzado la tranquilidad doméstica de una manera brutal, abrió las fronteras al capital extranjero americano y europeo.

5. En 1938, Lázaro Cárdenas, el presidente más de izquierdas de la historia de México, se convirtió en un héroe nacional al expropiar las grandes compañías de petróleo extranjeras -tales como la compañía de petróleo mexicana William Doheny y la Compañía Waters Pierce con sus lazos con Standard Oil-que habían dominado la producción de petróleo en las regiones de la costa del golfo de México. Incluso si enemigos políticos tales como la iglesia y los conservadores de negocios aplaudían este gesto nacionalista, México se enfrentaba a un deprimente periodo de dos años cuando los Estados Unidos, el Reino Unido y Holanda acordaron boicotear el petróleo mexicano. La industria del petróleo de México se salvó gracias a la segunda guerra mundial; el boicot de las grandes potencias fue abandonado al comprobar éstas que Cárdenas vendía petróleo a Hitler con el fin de evitar que México se ahogara en su propia producción de petróleo.