Al pueblo de México:
A los pueblos y gobiernos del mundo:
EN NUESTROS SUEÑOS hemos visto otro mundo, un mundo verdadero, un mundo definitivamente más justo que en el que ahora andamos. Vimos que en este mundo no eran necesarios los ejércitos, que en él eran la paz, la justicia y la libertad tan comunes que no se hablaba de ellas como cosas lejanas, como quien nombra pan, pájaro, aire, agua, como quien dice libro y voz, así eran nombradas las cosas buenas en este mundo. Y en este mundo era razón y voluntad el gobierno de los más, y eran los que mandaban gente de bien pensar; mandaban obedeciendo, no era ese mundo verdadero un sueño del pasado, no era algo que venía de nuestros antepasados. Era de adelante, era del siguiente paso que dábamos. Así fue que nos echamos a andar para alcanzar este sueño, para lograr que se sentara a nuestra mesa, iluminara nuestra casa, creciera en nuestras milpas, llenara el corazón de nuestros hijos, limpiara nuestro sudor, sanara nuestra historia y para todos fuera. Esto es lo que queremos, nada más pero nada menos.
Ahora seguimos nuestros pasos hacia nuestro verdadero corazón para preguntarle lo que habremos de hacer. Volveremos a nuestras montañas para hablar con nuestra lengua y en el mismo tiempo de los nuestros.
Gracias a los hermanos que nos cuidaron todos estos días, anda ya su paso en nuestro camino. Adiós.
¡Libertad!
¡Justicia!
¡Democracia!
Respetuosamente,
SUBCOMANDANTE MARCOS
desde las montañas del sureste mexicano