UNA IMPROVISADA tribu semínola de alrededor de cuatrocientos integrantes formada en su mayoría por indios creek del sur de Georgia y Florida, así como por esclavos fugitivos a los que se conoce como mascogos, había establecido un campamento en El Moral, en la boca de un accidentado cañón cubierto de mezquite. Esa tribu recompuesta era lo que quedaba de los pueblos que habían sobrevivido las prolongadas guerras semínolas y la reubicación de Florida a Oklahoma. También había prófugos que venían de los estados confederados. Los grupos de indios se habían aliado en México en un intento por vivir como hombres y mujeres libres.
La tribu tenía dos cabecillas: John July, un hombre alto, imponente, de edad mediana y una dignidad extraordinaria, un cuarto indio creek y tres cuartos negro; y el otro, el capitán Coyote, un malhumorado e impredecible guerrero de sangre semínola algo más viejo que John, malvado y revoltoso un momento, sombrío y mortal al siguiente. Juntos compartían la responsabilidad del bienestar de sus pueblos unidos.
Tambaleante y exhausta, la mujer que se había bañado
en el río con sus hijos llegó corriendo al campamento. Los miembros de la tribu se apresuraron a encontrarla. Encabezados por John y Coyote, un grupo de rescate conformado por tres indios y tres mascogos, saltaron a sus caballos y cabalgaron en busca de los niños.