Agradecimientos
A mi hija, que me aguanta el estrés de los plazos de entrega y es la primera lectora de mis manuscritos y cuyos comentarios me ayudan tanto a mejorarlos.
A mi abuelo Teodoro, porque aunque pensemos muy diferente en algunos temas, sus historias acaban dentro de las mías.
A mi primo Alberto, piloto y salvador de nuestros bosques cuando hay incendios, del que estoy muy orgullosa.
A Clara Cortés y a mi madre, Esther, sin cuya ayuda en mi librería no habría podido terminar a tiempo la novela las últimas semanas de escritura; y a mi padre, cuyos viajes para traernos agua para no deshidratarnos son imprescindibles.
A Daniel Areta por ser uno de los libreros y escritores más jóvenes que conozco y que dará mucho que hablar como escritor, me alegro mucho de que esté en mi equipo de «súper libreros» con Clara y Nuria.
A Sara Cano por estar siempre ahí y animarme para que terminase de una vez de escribir la novela, y por seguir embarcándose en las mil locuras que le propongo sin dudar de mí.
A mis amigos cavernícolas, ellos saben quiénes son, por los ratos de risas y por aguantar mis audios eternos durante los paseos perrunos, ¡chupito para vosotros!
A Daniel Blanco por estar siempre ahí cuando le necesito y brindarse a leer la novela a toda velocidad para ayudarme a corregirla. Y a Javier Caró por la fantástica cubierta.
A todas las librerías amigas que he conocido estos años y han recomendado mi novela Bajo el paraguas azul, así como a los y las profesoras que creen que a través de la lectura, los adolescentes se acercan y comprenden mejor los problemas que les rodean, y están dispuestos a apostar por novelas que se salen de las típicas lecturas de clásicos obligatorias.
A todos los lectores que han elegido leer esta novela o a los que se la han impuesto en el instituto (¡lo siento!): espero que sea cual sea el motivo por el que habéis llegado a ella, la hayáis disfrutado y hayáis querido tanto a los personajes como yo.
Y a la biblioteca Lope de Vega de Tres Cantos y a todo el personal de biblioteca, por ser el alma literaria de nuestra ciudad y el lugar en el que tantas páginas he escrito de esta novela.
Elena Martínez Blanco
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