Este libro ha sido difícil de escribir, un auténtico martirio. Muy a menudo me he encontrado en el suelo agitando pies y puños y profiriendo insultos sacrílegos contra Jane Austen.
He leído Orgullo y prejuicio varias veces y he visto todas las versiones televisivas y cinematográficas, así que estaba convencida de que sería pan comido escribir otra versión.
¡Ja! El punto de vista de un escritor con respecto a un libro es muy distinto del punto de vista de un lector o espectador.
¿Cómo podía hacer que mi heroína se creyera las mentiras de un hombre, cuando era tan fácil verificar sus palabras en internet? ¿Cómo podía fugarse un hombre con una quinceañera y que no se presentaran cargos contra él? ¿Y por qué, oh, por qué Wickham hacía tantas maldades y nunca era castigado?
Tuve que reflexionar mucho, y reescribir mucho más aún, para trasladar la historia al mundo moderno y acercarla al temido terreno de lo «políticamente correcto». ¡Tener que pedir permiso constantemente es extenuante para cualquier autora de novelas románticas!
Estaba tan agotada que decidí no abordar la obra de teatro. Si Jane terminaba su novela con «Te quiero», también podía hacerlo yo. Pero al final me sentí obligada a hacerlo y escribí la obra con tres versiones de Orgullo y prejuicio simultáneas: la de Jane Austen, la del guion de la obra, y la que ocurría fuera del escenario.
Cuando terminé el libro, se lo envié a mi querida editora, Linda Marrow, sin haberlo repasado una última vez. Estaba convencida de que me soltaría la típica frase de «Quedemos para comer», luego llegaría el veredicto mientras comíamos chocolate y me diría que el libro era horrible.
Cuando me dijo que le había encantado, discutí con ella. Sigo pensando que la señorita Austen debería haber optado por un pasatiempo distinto al de «inventar personajes».
Quisiera dar las gracias a Linda por sus elogios y por escuchar mis repetidas quejas. Mis amigos de Facebook son siempre estupendos con sus numerosos comentarios.
Gracias a Mary Bralove por decirme, horrorizada: «¡Pero ha de tener quince años!»
Y gracias a todas las personas de Random House que leyeron el libro y dijeron: «Me ha encantado la primera escena.» No estoy segura, pero creo que no fue realmente una elección muy académica.