¿Seremos seres sexuales en el cielo?

Esta pregunta se ha hecho de muchos modos, como «¿Habrá relaciones románticas? ¿Seguiremos juntos mi esposo y yo?».

La pregunta parece animar a muchos a afirmar que las relaciones sexuales serán parte del cielo. Un hombre que había estado casado casi cuarenta años antes de que su esposa muriese insistía en que si no había sexo en el cielo él se sentiría enormemente decepcionado. Su afirmación muestra un concepto del cielo inadecuado. Sea cual sea la respuesta, Dios hará del cielo algo mucho mejor y maravilloso que cualquier cosa que podamos esperar. Si eso es verdad, ¿cómo podría cualquiera de nosotros sentirse decepcionado con el cielo?

Un hombre que había enterrado dos esposas preguntó: «Si hay sexo en el cielo, ¿a qué esposa pertenecería yo?».

Esta, de nuevo, es una de las cuestiones que la gente responde en términos emocionales y humanos de la vida presente. Dios creó seres humanos con una naturaleza sexual. ¿Pero y si el cielo es completamente diferente?

¿Nos atreveremos a imponer nuestro pensamiento y nuestros sentimientos sobre la vida terrenal para expresar lo que la vida será con Jesucristo en los nuevos cielos y la nueva tierra? ¿No es mejor permanecer en silencio donde la Biblia está en silencio? La mejor respuesta a la pregunta es: «No lo sabemos».

Aun así, Lucas 20.27 contiene una interesante enseñanza de Jesús cuando fue confrontado por los saduceos en un intento obvio de ponerle en evidencia: «Después se acercaron a Jesús algunos saduceos, líderes religiosos que dicen que no hay resurrección de los muertos». Su enrevesada pregunta fue así:

Maestro, Moisés nos dio una ley que dice que si un hombre muere y deja a una esposa sin haber tenido hijos, su hermano debe casarse con la viuda y darle un hijo para que el nombre del hermano continúe. Ahora bien, supongamos que había siete hermanos. El mayor se casó y murió sin dejar hijos. Entonces el segundo hermano se casó con la viuda, pero él también murió. Luego el tercer hermano se casó con ella. Lo mismo sucedió con los siete, quienes murieron sin dejar hijos. Por último, la mujer también murió. Entonces dinos, ¿de quién será esposa en la resurrección? ¡Pues los siete estuvieron casados con ella! (vv. 28–33)

Parece que la pregunta de los saduceos tenía la intención de hacer que la creencia en la resurrección pareciera ridícula. Pero Jesús les dijo que no pensasen en el cielo en los términos de esta tierra, porque será bastante diferente. Les dijo: «El matrimonio es para las personas aquí en la tierra; pero en el mundo que vendrá, los que sean dignos de ser levantados de los muertos no se casarán, ni se darán en casamiento, ni volverán a morir. En este sentido, serán como ángeles. Ellos son hijos de Dios e hijos de la resurrección» (vv. 34–36).

Por medio de las palabras de Jesús, la respuesta parece ser que las relaciones sexuales no serán parte del cielo. Y si es el cielo de verdad, no será algo que echemos de menos, porque nos han asegurado que la vida será perfecta en todos los sentidos.

¿No son satisfactorias las palabras de Jesús?