Surgimiento y caída de Israel
El rey Salomón ordena cortar un bebé por la mitad, para así ver la reacción de dos mujeres que afirman ser la madre.
El profeta Elías desafía a cuatrocientos cincuenta profetas de Baal a una contienda sobre el Monte Carmelo. La deidad que envíe fuego del cielo para consumir el sacrificio será tratada por Israel como el único Dios verdadero.
Ese es un drama apasionante. Y hay mucho más, gracias en parte a la infame reina Jezabel. (Ella ejecuta a un agricultor que se niega a vender la viña familiar para que el rey pueda convertirla en un huerto de vegetales para su palacio de verano.)
Pero en el libro también hay un valor extendido. Usted cosecha lo que siembra… tal vez este mensaje llega aquí con más claridad que en cualquier otra parte de la Biblia. Los reyes que obedecen la ley de Dios obtienen los beneficios enumerados en el pacto que el Señor hizo con Israel: lluvia para los cultivos, paz en la tierra, poder sobre los invasores. Los reyes que desobedecen cosechan los desastres, los cuales también se enumeran: enfermedad, hambre, y enemigos que los derrotan.
Vez tras vez el escritor enumera reyes piadosos, y las bendiciones que alcanzan. Y vez tras vez el escritor enumera reyes impíos, y los desastres que les llegan. Como un padre amoroso y comprensivo, Dios es constante en su disciplina. Pero los israelitas, como hijos tercos y voluntariosos, persisten en su rebelión.
No obstante, una cosa sigue siendo cierta: «Aun con todo esto—prometió Dios a sus antepasados—, estando ellos en tierra de sus enemigos, yo no los desecharé, ni los abominaré para consumirlos» (Levítico 26.44).
Frases célebres
• «Partid por medio al niño vivo» (3.25). Decisión del rey Salomón cuando dos mujeres afirman que un bebé pertenece a cada una.
• «¡Jehová es el Dios!» (18.39). Respuesta de los israelitas después que fuego del cielo quema el sacrificio que Elías ofrece en el Monte Carmelo.
Tras bastidores de 1 Reyes
Papeles protagónicos
David, anciano y moribundo rey de Israel (1.1)
Salomón, hijo y sucesor de David, constructor del templo (1.10)
Elías, profeta que desafía a los profetas de Baal en el Monte Carmelo (17.1)
Acab y Jezabel, rey y reina adoradores de Baal en el reino del norte (16.28, 31)
Trama
Salomón se convierte en rey después que su padre David muere de viejo. Salomón aumenta la riqueza y las fronteras de Israel a niveles nunca antes logrados. Con las guerras del reinado de David en el olvido, los israelitas disfrutan de paz y prosperidad cuando entran en alianzas comerciales con naciones vecinas. Pero cuando Salomón envejece comienza a ceder a las presiones de sus esposas extranjeras de adorar a los dioses de sus patrias. La paz se esfuma a medida que los enemigos se levantan. Cuando Salomón muere la nación se divide en dos y los problemas se intensifican.
¿Sabía usted?
• La frase despectiva «ella es una Jezabel», refiriéndose a una mujer inmoral y sinvergüenza, viene de 1 y 2 Reyes. Jezabel fue la princesa fenicia que vivió en lo que hoy es Líbano, y quien se casó con el rey Acab. Ella ejecutó a muchos de los profetas de Dios e impuso su religión en el país. Adoraba a Baal, un dios de la fertilidad. La adoración incluía tener relaciones sexuales con prostitutos y prostitutas de culto como medio de persuadir a Baal para que concediera fertilidad a la familia, el ganado y los campos.
• Cuenta la leyenda que la reina de Sabá dio a luz un hijo de Salomón, y que ese niño llegó a ser rey de Etiopía. Los falashas son un grupo de judíos etíopes cuyas raíces van hasta este rey. Antes que el emperador etíope fuera derrocado en 1974, la constitución del país decía que la línea real descendía del hijo de «la reina de Sabá y el rey Salomón de Jerusalén».
Qué buscar
La lección detrás de la historia. Esta no es una lección típica de historia, porque el escritor no se enfoca en los reyes más hábiles. De haberlo hecho habría dado más atención a reyes como Omri, padre de Acab. Omri fue uno de los gobernantes más poderosos de la nación norteña de Israel, un hecho ilustrado por registros antiguos de otras naciones. Pero este gobernante solo obtiene seis versículos en el libro.
El escritor se enfoca en reyes que son más, o menos, obedientes a Dios. Le interesa mostrar lo que ocurre cuando loa dirigentes honran el pacto con Dios, y lo que sucede cuando no lo hacen.
Autor y fecha
Así como los dos libros de Samuel y Crónicas, los dos libros de Reyes originalmente los escribió como una sola obra un autor desconocido. Fueron separados en dos libros cuando el texto hebreo se tradujo para judíos de habla griega por allá en el 300 a.C. Esto permitió que cada libro cupiera en un rollo.
El escritor extrajo información de varias fuentes antiguas, entre ellas tres que se nombran: un libro sobre los hechos de Salomón (11.41), y dos libros acerca de muchos otros reyes (14.19, 29). También el escritor pudo haber tenido acceso a registros guardados por historiadores de la corte o por profetas: «Los hechos del rey David, primeros y postreros, están escritos en el libro de las crónicas de Samuel vidente, en las crónicas del profeta Natán, y en las crónicas de Gad vidente» (1 Crónicas 29.29).
No se sabe a ciencia cierta cuándo se recopilaron las historias en un solo libro. Muchos eruditos sospechan que ocurrió allá por el 500 a.C., después que los babilonios destruyeran a Jerusalén y llevaran al exilio a gran parte de la población judía. La historia registrada en 1 y 2 Reyes—que abarca los cuatrocientos años desde los días finales del reinado de David hasta la caída de Jerusalén—parece enfocada a lectores judíos en el exilio. La leyenda explica vívidamente que los judíos llegaron allí debido a que generación tras generación desobedecieron a Dios. Por eso los judíos sufrieron las consecuencias que el Señor les había advertido desde la época de Moisés.
Ubicación
Israel es el centro de la acción. Pero otras regiones en el Oriente Medio se agregan al entorno. Para edificar el templo en Jerusalén, Salomón envía leñadores a cortar cedros de los bosques del Líbano (Fenicia en este mapa). La reina de Sabá, que venía de lo que podría haber sido Arabia del sur, visita a Salomón para investigar rumores de la increíble sabiduría del rey. La parte sombreada muestra el reino de Salomón. Rutas de comercio y transporte en todo el reino aumentaron la influencia de Salomón.
Escenas extraordinarias de 1 Reyes
Antes que David muera de viejo nombra al nuevo rey. Para sorpresa de todos no escoge al mayor de sus hijos sobrevivientes, Adonías. El nuevo rey es Salomón, hijo de David con Betsabé. Salomón pide sabiduría a Dios a inicios de su reinado. Lo que sigue a continuación es prueba sorprendente de que Dios ha concedido su solicitud. Dos mujeres jóvenes acuden a él, cada una afirmando ser la madre de un hijo recién nacido. No existen testigos a quienes llamar, por tanto Salomón da una orden aterradora:
«Partid por medio al niño vivo—dice—, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la otra».
Una mujer asiente rápidamente; la otra ruega que no mate al niño.
Salomón señala a la madre que ruega y dice: «Dad a aquella el hijo vivo, y no lo matéis; ella es su madre».
Salomón decide cortar un bebé por la mitad
(3.16–28)
Salomón construye en lo alto de una colina desde donde se divisa Jerusalén el primero de los tres únicos templos que los judíos han tenido. Talladores de piedra extraen enormes bloques de piedra caliza. Artesanos de todo el Oriente Medio diseñan mobiliarios, cortinas, alfombras, etc., de oro y marfil. Leñadores viajan al Líbano para recoger la madera más fina que existe: cedros a prueba de bichos y resistentes a la putrefacción.
Siete años después se concluye el trabajo. Israel tiene uno de los templos más hermosos y costosos del mundo antiguo, un centro de adoración con techos, muros y pisos de oro. Este templo de blanca piedra caliza, que resplandece en lo alto de Jerusalén, tiene veintisiete metros de largo, nueve metros de ancho y trece metros y medio de alto.
Aquí los judíos ofrecerán sacrificios a Dios por cuatrocientos años… hasta que soldados babilonios invaden la ciudad, la despojan del oro, y luego destruyen la edificación.
Salomón construye el templo
(6.1–38)
La reina de Sabá, de una nación de comercio árabe tal vez a mil seiscientos kilómetros de distancia, oye hablar de la sabiduría y la riqueza de Salomón. De modo que arma una gran caravana y va a investigar.
La reina está asombrada. Expresa: «Verdad es lo que oí en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría; pero yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto que ni aun se me dijo la mitad».
La mujer colmó a Salomón de costosos regalos: casi cinco toneladas de oro, junto con joyas y raras especias. Él retorna el favor, dándole todo lo que ella desea.
La reina de Sabá visita a Salomón
(10.1–13)
Salomón comete una grave equivocación. Cultiva un harén de setecientas esposas de nacimiento real y trescientas concubinas, o esposas secundarias. Estos matrimonios principalmente son políticos, para asegurar paz y acuerdos comerciales con reinos vecinos. Sin embargo, estos matrimonios rompen una regla que Moisés dio varios cientos de años antes: «El rey no tomará para sí muchas mujeres, no sea que se extravíe su corazón» (Deuteronomio 17.17, NVI).
Eso es exactamente lo que sucede al rey Salomón. «Cuando Salomón llegó a viejo, sus mujeres le pervirtieron el corazón de modo que él siguió a otros dioses, y no siempre fue fiel al SEÑOR su Dios como lo había sido su padre David» (11.4, NVI).
Para castigar al rey, Dios levanta enemigos que destruyen la paz que Israel ha disfrutado.
Harén de Salomón de mil mujeres
(11.1–13)
En la época en que muere Salomón, el pueblo de Israel está cansado de pagar pesados impuestos para mantener las enormes familias y la administración del rey. También está cansado de que se le reclute para construir ciudades, fortalezas y palacios.
Los israelitas acuden al rey Roboam, hijo y sucesor de Salomón, y piden alivio. El novato monarca responde con dureza: «Mi padre os cargó de pesado yugo, mas yo añadiré a vuestro yugo».
Las tribus del norte se separan, comienzan su propia nación y nombran su propio rey. Solamente la tribu de Judá en el sur permanece leal al descendiente de David.
Las historias que siguen en 1 y 2 Reyes revelan que todos los reyes de la nación del norte desobedecen al Señor (15.26). Sin embargo, la mayoría de reyes en la nación del sur son buenos… con considerables excepciones.
Israel se divide en dos reinos
(12.1–33)
Acab es uno de los reyes impíos que manchan la historia de la nación del norte. Se casa con Jezabel, una princesa de lo que hoy día es Líbano. Ella mata a la mayoría de los profetas de Dios e importa sus propios profetas de Baal, dios de la lluvia.
El Señor castiga a Israel con una sequía de tres años. Luego ordena al profeta Elías que desafíe a los cuatrocientos cincuenta profetas de Jezabel a una contienda, mientras multitudes de israelitas observan. Tanto Elías como los profetas de Baal deben ofrecer un buey en sacrificio tendido sobre un montón de leña. La deidad que encienda el fuego sobre el altar se convertirá en el dios de Israel.
Los profetas de Baal oran durante horas, pero nada sucede. Elías hace una corta oración, y cae fuego del cielo. Los israelitas matan a los profetas de Baal, y la sequía termina ese día.
Elías reta a los profetas de Baal en el Monte Carmelo
(18.1–46)
Reseñas
Marfil del templo de Salomón. En 1988 el Museo de Israel pagó a un comerciante de antigüedades de Jerusalén la suma de $550.000 por un adorno de marfil de 4,3 centímetros de alto con forma de granada. Pagaron esta considerable cantidad por un diminuto objeto porque creían que el adorno era la cabeza de un cetro usado por sacerdotes en el templo de Salomón.
Lo que llevó al personal del museo a esta conclusión es una inscripción hebrea escrita durante el siglo octavo a.C., que dice: «Pertenece al temp[lo de Yav]é, santo para los sacerdotes». Las letras en corchetes representan una suposición de eruditos, puesto que esa parte del marfil está rota. Yavé es el nombre hebreo para Dios.
Acab y su padre, grabados en piedra. La Biblia no menciona la batalla de Qarqar, en la cual Acab dirigió a Israel en una provocación multinacional contra el rey Salmanasar III de Asiria. Sin embargo, sí menciona a Salmanasar en un documento llamado «inscripción del monolito de Salmanasar». La Biblia confirma que Acab fue un rey guerrero.
El nombre del padre del rey Acab, Omri, aparece en los registros antiguos de moabitas y asirios. Inscripciones en lo que se llegado a conocer como la piedra moabita, escritas durante la época de Omri a mediados del siglo noveno a.C., indican que él capturó el territorio moabita en lo que ahora es Jordania. Además, mucho después de la muerte de Omri, documentos asirios siguen refiriéndose a Israel como «la tierra de Omri», en reconocimiento de que él fue uno de los gobernantes de más influencia en Israel.
Retrato del rey Jehú. Una piedra grabada de la capital asiria de Nimrod muestra a Jehú inclinado ante el rey asirio. Jehú gobernó a Israel a principios del siglo nueve a.C. La leyenda al pie dice: «El tributo de Jehú, hijo de Omri; recibí de él plata, oro, un tazón dorado, un jarrón dorado con fondo puntiagudo, vasos de oro, baldes de oro, estaño, y un báculo real».
Estatuas de Baal. La Biblia representa a Baal como un dios de la fertilidad, responsable de la lluvia que da vida a cosechas y animales. Antiguas estatuas de Baal lo muestran sosteniendo en la mano una vara en forma de rayo.
Santuario de Jeroboam para un becerro de oro. Para evitar que los judíos del norte adoren en Jerusalén, el rey de las tribus del norte establece dos centros de adoración en el norte. El más importante estaba en Dan, donde pone un becerro de oro. En excavaciones que comenzaron en 1966, los arqueólogos descubrieron los restos de este santuario y de un altar.
Si Salomón fue tan sabio, ¿por qué se casó con mil mujeres? En la antigüedad era común que los reyes sellaran con un matrimonio acuerdos comerciales y de paz. Los reyes daban y recibían hijas en matrimonio, esperando que esto desanimara a las otras partes de violar el pacto y poner a sus hijas en peligro.
No obstante, estos matrimonios minaron la fe de Salomón. Para cuando era anciano estaba adorando los dioses de sus esposas extranjeras. De repente el brillo de la época dorada de Israel empezó a apagarse.
Libros afines
• Para leer el resto de la historia vaya a 2 Reyes. Originalmente los dos libros fueron uno.
• Eclesiastés, un libro que se dice que fue escrito por un hijo de David—quizás Salomón—podría reflejar la desesperación que Salomón sintió después de abandonar a Dios. De ser así, refleja la sabia conclusión a la que llegó después de sufrir las consecuencias de su desobediencia: «Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre» (Eclesiastés 12.13).
• Para leer acerca del regreso de un profeta como Elías que vendrá exactamente antes que el Mesías, vaya a Malaquías 4.5–6 y a las palabras de Jesús en Mateo 11.7–14, donde identifica a Juan el Bautista como ese profeta.