Por qué sufren las personas buenas
Esta no es la historia de un hombre que sufre silenciosa y pacientemente en la noche. Es la historia de un hombre que grita a Dios… un individuo que quiere respuestas ahora mismo.
Este hombre es Job. Él acaba de perder casi todo por lo que se ha pasado trabajando en la vida: Riquezas, hijos, salud.
Job solo tiene una pregunta breve para el Creador y Sustentador del universo.
Esta pregunta es la misma que una madre hace después de ver que su hijo pequeño queda aplastado bajo las llantas de un bus escolar. Es la pregunta que un anciano abuelo hace al enterarse que tiene cáncer. Es la pregunta que un padre de mediana edad hace después de ser despedido de la empresa a la que se ha entregado los últimos veinticinco años.
¿Por qué?
Hombres autoproclamados sabios le responden la pregunta a Job. Pero su respuesta es equivocada.
Entonces Dios contesta la pregunta tanto para Job como para nosotros. No es una respuesta completa. Pero es bastante completa para Job.
Frases célebres
• #x226A;Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá» (1.21). Reacción de Job después de oír que sus hijos murieron en un fuerte viento y que asaltantes robaron sus enormes cantidades de ganado.
• «He escapado con sólo la piel de mis dientes» (19.20). Análisis de Job de cuán cerca ha estado de la muerte.
Tras bastidores de Job
Papeles protagónicos
Job, un hombre rico que pierde sus riquezas, sus hijos y su salud (1.1)
Elifaz, el primero de los tres amigos de Job que intentan convencerlo de que ha pecado (2.11)
Bildad, el segundo amigo de Job en hablar (2.11)
Zofar, el tercer amigo en hablar (2.11)
Eliú, alguien que pasa y que discute con Job y sus amigos (32.2)
Esposa de Job, quien dice a su esposo que maldiga a Dios y muera, para que termine el sufrimiento (2.9)
Trama
Job es un hombre rico que posee miles de ovejas, camellos, reses y asnos. También ha recibido la bendición de una gran familia de diez hijos. Sin embargo, pierde todo en un día trágico. Asaltantes se llevan sus rebaños y matan a sus siervos. Un fuerte viento arrasa una casa donde sus hijos están comiendo. Luego a Job le sale salpullido con úlceras de piel en todo el cuerpo. Amigos llegan a consolarlo, pero aumentan su abatimiento al insistir que debió haber cometido algún horrible pecado por el cual Dios lo está castigando. El Señor pone las cosas en su lugar y termina el tormento de Job.
¿Sabía usted?
• Tía Jemima debe su hombre a la hija mayor de Job, en su segunda oportunidad familiar (42.14).
• «La paciencia de Job» es una frase que viene de la historia del sufrimiento de Job. En realidad él no tiene tanta paciencia. «¡Quién me diera que viniese mi petición, y que me otorgase Dios lo que anhelo—protesta—. ¿Cuál es mi fuerza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para que tenga aún paciencia?» (6.8, 11). «La tenacidad de Job» sería mejor. A pesar de las catástrofes que lo golpean, y de que sus tres fastidiosos amigos insisten en culparlo, Job no cambia de opinión en su súplica de inocencia o de fe en Dios.
• En el Antiguo Testamento no hay muchas referencias de vida después de la muerte. Pero Job habla con tanta claridad de una resurrección que parece un apóstol del Nuevo Testamento: «Sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí» (19.25–27).
• El libro de Job contiene más palabras raras y arcaicas que cualquier otro libro en la Biblia. Esto insinúa que se escribió hace mucho tiempo. Esto también hizo muy difícil su traducción.
Qué buscar
El formato. Como si el libro fuera cierta clase de mapa de carreteras, observe los tres ciclos de discusiones entre Job y sus tres amigos. Cada ciclo se presenta así: habla el amigo #1, Job contesta, amigo #2, Job, amigo #3, Job. (La única excepción viene al final del tercer ciclo, cuando el amigo #3 no habla. En vez de eso, alguien que pasa añade sus reflexiones acerca del tema.) Esta rutina sigue en la mayor parte del libro.
Persistencia de Job en que es inocente. Igual que muchas otras personas de su época, Job cree que salud y riqueza son señales de la bendición de Dios, y que enfermedad y pobreza son señales de pecado. Puesto que Job sabe que no ha hecho nada para merecer el horror que invade su vida, se pone a cuestionar por qué Dios permite que pase por esto. La amargura comienza a rodearlo cuando sarcásticamente se queja: «Al perfecto y al impío él [Dios] los consume. Si azote mata de repente, se ríe del sufrimiento de los inocentes» (9.22–23).
Autor y fecha
No se identifica al escritor, aunque lo más probable es que fue un israelita. El autor usó el nombre hebreo para Dios, Yahvé, un término traducido a veces Jehová o el Señor.
La historia parece ocurrir en algún momento en la era de los padres fundadores de Israel: Abraham, Isaac y Jacob. Esto lo insinúan varias claves. Como era común en la época de Abraham, su riqueza se medía por sus rebaños y él actuaba como sacerdote para su familia al ofrecer sacrificios a Dios. Además, él fue asaltado por sabeos y caldeos, que vivieron en tiempos patriarcales.
No se sabe a ciencia cierta cuándo se escribió la historia. Quizás se transmitió oralmente por generaciones antes de ser escrita en el siglo décimo a.C. Esa fue la época dorada de la literatura de sabiduría israelita, la cual salió de la sabiduría de Salomón. Los escritos judíos del siglo segundo a.C. hablan del libro de Job y muestran que era muy respetado en ese entonces.
Aunque el escritor y la fecha se mantienen como un misterio, el propósito del libro es claro. Corrige el antiguo malentendido de que el sufrimiento es castigo de Dios. La realidad es, como muestra dramáticamente el libro de Job, que las personas buenas no están exentas del sufrimiento.
Ubicación
La historia se lleva a cabo en la patria de Job, la misteriosa «tierra de Uz» (1.1). Nadie sabe dónde es. Algunos imaginan que estaba en Edom, una región al sureste de Canaán, junto a la frontera entre Israel y Jordania del día de hoy. Esto lo insinúan dos claves: Uno de los amigos de Job viene de Teman, una ciudad edomita; además, en la antigüedad los edomitas eran famosos por su sabiduría, y el libro de Job se considera literatura de sabiduría, la cual busca respuestas a prácticas y filosóficas preguntas de la vida.
Escenas extraordinarias de Job
Job es un hombre piadoso que vive cerca del desierto, quizás al oriente de lo que ahora es Israel. Es rico en manadas y en siervos que las cuidan. También es prolífico en hijos, con siete varones y tres hembras.
Sin embargo, Satanás decide probar la lealtad de Job a Dios. Y el Señor permite la prueba.
Maleantes asesinan a los vaqueros y luego roban el ganado, las asnas y los camellos de Job. Un misterioso fuego mata a las ovejas y sus pastores. Además, un fuerte viento arrasa la casa del mayor de sus hijos, donde todos ellos se habían reunido a cenar.
Consternado ante las noticias, Job rasga su vestido y se afeita la cabeza: «Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito» (1.21).
Un fuerte viento del desierto mata a los hijos de Job
(1.13–22)
Sin riqueza y sin hijos, Job sufre ahora una tercera pérdida importante: Su salud. Se infecta con una dolorosa enfermedad de la piel que le cubre el cuerpo con llagas purulentas abiertas. Solo podemos suponer la clase de mal: viruela, eczema crónico, forúnculos ulcerosos. Sea lo que sea, es desesperante.
La esposa de Job no soporta verlo sufrir: «¿Aún retienes tu integridad?—le pregunta—. Maldice a Dios, y muérete» (2.9).
Job se niega rotundamente. «Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado—contesta—. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?»
Job padece una dolorosa enfermedad de la piel
(2.1–10)
Tres de los amigos de Job llegan y se sientan en silencio con él durante siete días. Finalmente Job rompe el silencio: «¿Por qué no me enterraron como a un abortivo, como a esos niños que jamás vieron la luz?» (3.16, NVI).
Uno por uno, sus amigos responden. Están seguros de que Job ha pecado y que no encontrará alivio hasta que se arrepienta.
«Como yo he visto—dice Elifaz—, los que aran iniquidad y siembran injuria, la siegan» (4.8). Bildad interpela a Job: «Si tú de mañana buscares a Dios, y rogares al Todopoderoso; si fueres limpio y recto, ciertamente luego se despertará por ti, y hará próspera la morada de tu justicia» (8.5–6). Zofar dice entonces a este hombre atormentado que perdió casi todo: «Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece» (11.6).
En el penoso debate que sigue, Job insiste en su inocencia y contraataca: «Consoladores molestos sois todos vosotros» (16.2). Finalmente Job vuelve su ataque hacia el cielo: «Dios me ha puesto en boca de todos; no falta quien me escupa en la cara» (17.6, NVI).
Tres amigos llegan a consolar a Job
(2.11–13)
Un cuarto hombre más joven llamado Eliú se une al grupo. Se enfrenta a todos. Está enojado con Job por culpar a Dios en vez de culparse a sí mismo. Está enojado con los tres hombres por no poder probar que Job está equivocado.
Cuando el joven insiste en el mismo discurso se desencadena una tormenta. De pronto, desde esta tormenta, Dios habla a Job, ocasionando preguntas que ningún humano puede contestar.
«¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?» (38.4). «¿Por dónde va el camino a la habitación de la luz, y dónde está el lugar de las tinieblas?» (38.19).
El punto de Dios es claro: Existen algunas cosas que los seres humanos no pueden entender; y—en ocasiones—el sufrimiento es una de ellas.
«¿Es sabiduría contender con el Omnipotente?—acusa Dios—. ¿Me condenarás a mí, para justificarte tú?» (40.2, 8).
Job se achica, totalmente avergonzado. Admite: «Yo hablaba lo que no entendía» (42.3).
El Señor contesta a Job
(38.1—42.6)
Dios dirige ahora su atención a los amigos de Job. Le dijo a Elifaz: «Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros; porque no habéis hablado de mí lo recto». Luego les ordena que vayan donde Job—el hombre al que habían estado acusado erróneamente—y le pidan que ore por ellos. El Señor les advierte que de otro modo los castigará por su necedad.
Cada uno de los hombres expresa su tristeza a Job y le da obsequios de oro y plata.
Con el tiempo Job tiene otros diez hijos y produce el doble del ganado que tenía antes. Vive lo suficiente para ver que sus bisnietos tienen sus propios hijos.
Job recibe una nueva familia y doble riqueza(42.7–17)
Reseñas
Antiguas historias muy parecidas a la de Job. Existen muchos relatos antiguos similares al de Job, algunos escritos en la época de Abraham, alrededor del 2000 a.C. Pero uno de ellos es especialmente parecido: El hombre y su Dios, escrito en el siglo dieciocho a.C. Este cuenta de un hombre semejante a Job que se queja ante un dios llamado el «pastor justo». El individuo se lamenta que el dios se haya enojado mucho con él y que haya permitido que sus enemigos lo hostiguen. Entonces, apelando al dios como un hijo a su padre, el hombre sufriente pregunta hasta cuándo permitirá el dios que esto continúe. Finalmente el sujeto es liberado de su tormento y alaba a su dios.
Esta historia es tan parecida a la de Job que al hombre, quien vivió en Sumer en lo que hoy día es el sur de Irak, también se le conoce como el Job sumerio.
Relatos como estos, junto con el mencionado de Job en otros documentos antiguos del Oriente Medio, insinúan que tanto Job como su historia se conocían ampliamente.
Sorprendentes visiones científicas. Aunque Job quizás se escribió dos mil quinientos años antes de que Colón navegara en el océano azul, el libro no habla de una tierra plana. Dice que Dios «extiende el norte sobre vacío, cuelga la tierra sobre nada» (26.7).
El libro también muestra que el escritor conoce uno o dos aspectos del ciclo hidrológico. «El atrae las gotas de las aguas, al transformarse el vapor en lluvia, la cual destilan las nubes, goteando en abundancia sobre los hombres» (36.27–28).
Una colección imaginaria de poesías. El libro empieza y termina con material escrito en forma de historia. En el medio hay poesía. Esto ha llevado a muchos a concluir que los hechos descritos en el libro nunca ocurrieron, y que Job es una colección de poemas que tratan con el sufrimiento y que están unidos por la prosa de la introducción y la conclusión.
Sostienen además que la prosa presenta a Job como un hombre que soporta con paciencia sus calamidades, mientras la poesía lo muestra desafiando a Dios. Por tanto la concordancia parece rebuscada.
Sin embargo, la estructura del escrito—poesía rodeada de prosa—aparece en otros relatos antiguos. Además en otras partes de la Biblia se mezcla poesía con prosa, como cuando Moisés y María cantan después de atravesar el Mar Rojo.
En cuanto a que las secciones de prosa y poesía revelan una personalidad dividida de Job, estas dos secciones presentan a Job en diferentes etapas en su lucha.
Libros afines
• Para más evidencia de que la gente de los tiempos bíblicos asociaba el sufrimiento con el pecado, lea la historia de cuando Jesús sana a un mendigo ciego. Los discípulos le preguntan a Jesús si el mendigo estaba sufriendo por sus propios pecados o por los pecados de sus padres. «No es que pecó este—dijo Jesús—, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él» (Juan 9.3).
• Para leer respecto de otro hombre que confronta a Dios con preguntas difíciles acerca del sufrimiento, lea el corto libro de Habacuc. Allí el profeta Habacuc pregunta a Dios por qué iba a castigar la injusticia de los judíos enviándoles una invasión de los aún más injustos babilonios.
• Para cánticos de lamento porque Dios parece oculto, lea Salmos 10 y 22.