SALMOS

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Cánticos que entonan los israelitas

Usted escucha las palabras mientras alguien le lee a un ser querido moribundo, o quizás cuando un ministro consuela a la familia ante la tumba:

Jehová es mi pastor; nada me faltará.

En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará.

Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.

Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo (Salmo 23.1–4).

La selección de palabras, las imágenes transmitidas, y hasta el constante compás rítmico, parecen generar un poder consolador y sanador.

Salmos es un libro de cánticos salidos del corazón de poetas que experimentan el alcance total de la tristeza y el gozo de la vida. Estos escritores inspirados expresan en palabras lo que el resto de nosotros solo podemos sentir. Sin embargo, cuando leemos estas palabras de enojo, tristeza, esperanza y alabanza se vuelven nuestras porque reflejan nuestras emociones más profundas, y a veces más privadas.

Frases célebres

• «Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra» (100.1).

• «Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino» (119.105).

Tras bastidores de Salmos

IL-starPapeles protagónicos

David, la fuente de inspiración detrás de casi la mitad de los ciento cincuenta salmos (18.50)

¿Sabía usted?

• El capítulo más corto de la Biblia, y también el capítulo de la mitad, es Salmos 117. Solo tiene dos versículos.

• El capítulo más largo de la Biblia es Salmos 119, con una enorme cantidad de 176 versículos. Este poema es así de largo porque es un acróstico hecho con las veintidós letras del alfabeto hebreo. Tiene veintidós secciones de ocho versículos. La primera sección comienza con la primera letra hebrea, Alef. La segunda sección empieza con la letra siguiente, Bet. Y así sigue con todo el alfabeto. Veintidós veces ocho igual ciento setenta y seis.

• El versículo en la mitad de la Biblia es este: Mejor es confiar en Jehová Que confiar en el hombre (118.8).

• «La Biblia chinche», como se llegó a conocer, fue una de las primeras traducciones inglesas de las Escrituras. Obtuvo su apodo debido a una traducción peculiar de Salmos. En vez de decir a las personas que no temieran al «terror nocturno», las calmaba con relación a los «chinches nocturnos» (91.5).

IL-bookTrama

Esta es una colección de cánticos escritos durante muchos siglos. No hay trama. No obstante, hay temas dentro de cada cántico. Es sorprendente que la mayoría de las canciones comunes son aquellas que usted clasificaría como «quejas». Pero también hay muchas acerca de alabanza, por lo cual los antiguos judíos llamaron al libro Tehillim, que significa «alabanzas».

IL-cameraQué buscar

Repetición de pensamientos, no de sonidos. La poesía hebrea no tiene rima o ritmo. Su única característica es la repetición de pensamientos, llamada paralelismo. El poeta hará una declaración en una línea, luego en una segunda y quizás en una tercera línea repetirá el pensamiento, lo ampliará o lo contrastará con una idea opuesta. En algunas traducciones bíblicas la segunda y la tercera idea están marcadas por la primera.

En la oración de confesión de David después de cometer adulterio con Betsabé hay un ejemplo de la segunda línea que repite el pensamiento de la primera:

Purifícame con hisopo, y seré limpio;

Lávame, y seré más blanco que la nieve (51.7).

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Temas radicalmente distintos. Si hoy día alguien publicara una colección de canciones cristianas favoritas, usted esperaría que los cánticos cubrieran una amplia gama de temas. Así pasa con la antigua colección conocida como Salmos. Se encontrarán cánticos de alabanza a Dios por su magnífico universo. Además se hallarán himnos para bodas, cultos de adoración, peregrinaciones a Jerusalén, la coronación de un rey, y soldados en marcha… por nombrar unos pocos temas.

¿Sabía usted?

• «La Biblia del impresor», otra de las primeras traducciones inglesas, dice de modo incorrecto: «Impresores [printers en inglés] me han perseguido sin causa», cuando en realidad es «Príncipes [princess en inglés] me han perseguido sin causa» (119.161).

• Salmos no es solamente una colección de cánticos sino una colección de cinco colecciones. En él hay cinco libros de canciones: libro 1 (capítulos 1—41), libro 2 (42—72), libro 3 (73—89), libro 4 (90—106), libro 5 (107—150).

IL-computerAutor y fecha

El libro atribuye setenta y tres canciones a David. Pero la frase original hebrea puede significar «por David», «dedicada a David» o «al estilo de David». Otros cánticos se atribuyen a Salomón, Moisés y Asaf, músico principal en el reinado de David, y quizás Salomón. Algunos cánticos permanecen anónimos.

Los salmos se escribieron durante la historia de Israel, algunos en la época de Moisés alrededor del 1440 a.C., otros en el tiempo del rey David allá por el 1000 a.C. y otros después que Babilonia derrotara a la nación judía y exiliara a muchos de los ciudadanos en el 586 a.C.

El libro existe con el fin de dar al pueblo palabras para expresar sus sentimientos espirituales más profundos, sea en adoración privada o de grupo.

IL-worldUbicación

Los cánticos se ubican en todo el Oriente Medio, desde el Desierto de Sinaí donde Moisés dirige a los hebreos, hasta Israel donde David levanta una poderosa nación judía, y hasta Babilonia donde los judíos derrotados pasan cincuenta años en exilio. La composición de los salmos abarca más de mil seiscientos kilómetros (de Egipto a Babilonia) y mil años (desde el éxodo hasta el exilio).

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Escenas extraordinarias de Salmos

En un canto atribuido a David, el muchacho que fuera pastor y que pasaba mucho tiempo al aire libre, Salmos 8 alaba a Dios por la creación y expresa consternación de que el Señor confiara tal majestad a seres humanos.

Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste,

Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?

¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra! (8.3–4, 9).

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La majestad de la creación de Dios
(8.1–9)

En un salmo que expresa confianza profunda en Dios—cántico que quizás es el más querido en toda la literatura—David compara al Señor con un pastor que protege su rebaño.

Jehová es mi pastor; nada me faltará.

En lugares de delicados pastos me hará descansar;

Junto a aguas de reposo me pastoreará.

Confortará mi alma;

Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.

Aunque ande en valle de sombra de muerte,

No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;

Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

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El Señor, nuestro pastor y protector
(23.1–6)

Cuando los judíos se reúnen para alabar al Señor, músicos profesionales añaden su apoyo al llenar el atrio del templo con sonidos de arpas, liras, cuernos, flautas, tamborines, campanas, címbalos y sonajas metálicas.

Algunos salmos se escribieron para ser acompañados de ciertas clases de instrumentos. Por ejemplo, el salmo 4 dice que está escrito para acompañamiento de cuerdas. El mismo nombre salmo viene de la expresión hebrea psalmos, que significa «hacer tensar cuerdas».

En un cántico anónimo de gratitud, escrito para adoración pública, el escritor invita a los adoradores a alabar al Señor con música.

Aclamad a Jehová con arpa;

Cantadle con salterio y decacordio

Cantadle cántico nuevo;

Hacedlo bien, tañendo con júbilo.

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El compositor expresa profunda tristeza en un clamor apasionado por ayuda porque se siente separado de Dios. Quizás está entre los miles de exiliados judíos obligados a vivir en Babilonia, lejos de la patria.

Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,

Así clama por ti, oh Dios, el alma mía (1.

¿Por qué te abates, oh alma mía,

Y por qué te turbas dentro de mí?

Espera en Dios; porque aún he de alabarle,

Salvación mía y Dios mío (11.

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Sed de Dios
(42.1–11)

Aveces los judíos se dirigen a Dios con las manos en alto en una muestra desinhibida de alabanza o en un desesperado clamor por ayuda.

David, sin ser rey aún y viviendo todavía en el desierto como fugitivo perseguido por Saúl, expresa su confianza en Dios:

Te bendeciré mientras viva, y alzando mis manos te invocaré (63.4, NVI).

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Manos levantadas en alabanza y adoración
(63.4; 134.1–2)

Aunque los sacrificios y la oración son parte importante de la adoración a Dios, también lo es el cántico. El pueblo canta acerca de Dios cuando está solo y cuando se reúne en el templo o la sinagoga. A veces, reunidos para adorar, se alternan cantando unos con otros. Un grupo cantará la primera estrofa de un canto, el segundo grupo responderá con la segunda estrofa.

En un himno de adoración pública el compositor anima al mundo entero a cantar a Dios.

Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra.

Cantad la gloria de su nombre;

Poned gloria en su alabanza.

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Cánticos a Dios
(66.1–20)

Tres veces al año,—primavera, verano y otoño—todo judío que puede viaja a Jerusalén para celebrar importantes fiestas judías: Pascua y dos festivales de cosecha.

Quince canciones, Salmos 120—134, se escribieron especialmente para peregrinos. Las melodías se llaman «cánticos de ascensión», tal vez debido a que no importa por qué camino usted se acerque a Jerusalén—norte, sur, oriente u occidente—tiene que subir. La ciudad está sobre una colina rodeada de colinas. A los viajeros les gusta entonar estos cánticos mientras caminan hacia la Ciudad Santa. Y cuando llegan a Jerusalén pueden cantar un himno en cada una de las quince gradas que llevan al templo.

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Viaje a Jerusalén
(84.5)

Los judíos cantan a la capacidad de Dios para protegerlos, sin importar las adversidades. Esto no significa que Dios siempre les evitará el mal; significa que él tiene el poder de proteger. Sin embargo, cuando llega el sufrimiento, él aún tiene el control y ayudará en maneras que los seres humanos no pueden entender del todo.

El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso.

Yo le digo al SEÑOR: «Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío» (1–2, NVI).

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Protección de Dios
(91.1–16)

Así como los sacrificios, la oración y la música, estudiar las leyes de Dios es una característica importante de adoración. En el hogar y en grupos, los judíos leen en voz alta sus Escrituras y aprenden de memoria partes de ella.

Salmos 119, el capítulo más largo de la Biblia, tiene 176 versículos, cada uno de los cuales habla de la ley de Dios. Al ponerle música se convierte en un cántico que insta al pueblo a nutrir su fe pensando en el mensaje del Señor.

Tú encargaste que sean muy guardados tus mandamientos.

¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos para guardar tus estatutos! (4–5).

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Estudio de la Palabra de Dios (119.1–8)

El grupo más largo de salmos es aquel en que con dolor y tristeza el pueblo clama a Dios. En uno de ellos, escrito anónimamente, un judío exiliado en Babilonia interpreta una escena vívida y desgarradora del día en que murió la música.

Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos de Sion.

Sobre los sauces en medio de ella colgamos nuestras arpas.

Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos, y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo: Cantadnos algunos de los cánticos de Sion.

¿Cómo cantaremos cántico de Jehová En tierra de extraños? (1–4).

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Tiempo de lamento
(137.1–9)

Reseñas

Cánticos dorados. A principios del siglo veinte algunos expertos en Biblia e historia afirmaron que los salmos se escribieron solo doscientos o cuatrocientos años antes de Jesús, aun los que supuestamente escribieron David y Salomón durante la edad de oro de Israel.

Sin embargo, recientes descubrimientos arqueológicos revelan que los cananeos, babilonios y asirios produjeron poesía increíblemente parecida a la de los judíos. Es más, eruditos modernos se preguntan si los judíos de la época de David adoptaron las formas poéticas de culturas vecinas para expresar su fe única en Dios.

Cánticos de odio. No todos los salmos alaban a Dios. Algunos lo aconsejan. Reflexione en Salmos 140, atribuido a David.

No concedas, oh Jehová, al impío sus deseo (8).

Caerán sobre ellos brasas; serán echados en el fuego,
        en abismos profundos de donde no salgan.

El hombre deslenguado no será firme en la tierra;
        el mal cazará al hombre injusto para derribarlo (10–11).

Con seguridad ese no parece un himno que cantaría Jesús. Él dijo: «Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen» (Mateo 5.44).

No obstante, Salmos está lleno de poesía de sincera emoción humana. Permanece como prueba duradera de que está bien decirle a Dios cómo nos sentimos, aunque no hayamos superado el dolor y el enojo de algo que ha ocurrido. Admitir el quebrantamiento es el primer paso de recuperación.

Libros afines

Para ver cómo los escritores del Nuevo Testamento usan Salmos para identificar a Jesús como el Mesías prometido, compare Salmos 22.1, 6–8, 12–13, 28 con Mateo 27.36–46, Lucas 23.35–36 y 1 Corintios 15.23–24.

Lea Habacuc 3 para otro cántico hebreo.

PROVERBIOS

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Consejos inteligentes de hombres sabios

Con seguridad no es el estilo perfecto y fluido lo que hace que las personas vuelvan a Proverbios. El libro se interpreta como la colección de mensajes que vienen en las galletas chinas de la fortuna, que alguien reuniera en toda su vida y luego escribiera en el orden en que salen de la bolsa.

Por inconexos que sean estos elegantes proverbios, contienen la sabiduría de las edades, condensada para quien se aburre con rapidez.

En el tiempo que nos lleva leer una frase saboreamos la perspectiva de algún tema que la vida ha comprobado, en un amplio menú de temas cotidianos: Buenas mujeres, malas mujeres, muchachos malcriados, despliegues de pereza, etiqueta en cenas, fiadores de préstamos (el consejo es «no»), control del carácter, cómo evitar las malas compañías.

Muchos temas importantes. Pero si alguna vez usted ha ido a una convención quizás descubrió con rapidez que no se escogen los talleres por sus títulos; se escogen por quiénes los dictan. La fuente principal en Proverbios es Salomón, el rey israelita de quien Dios dijo: «Te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú» (1 Reyes 3.12).

Vale la pena escuchar a Salomón.

Frases célebres

«El que escatima la vara odia a su hijo» (13.24, La Biblia de las Américas). Origen del antiguo adagio: «La letra con sangre entra». Esta no necesariamente es una orden de dar nalgadas a los hijos; es un estímulo a disciplinarlos de algún modo. Los pastores portan un largo bastón, o vara, para alcanzar y mover a las ovejas en la dirección adecuada… no para golpearlas.

«Al orgullo le sigue la destrucción» (16.18, NVI).

«Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia» (3.5)

«Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él» (22.6).

Tras bastidores de Proverbios

IL-starPapeles protagónicos

Salomón, considerado el rey más sabio de Israel y autor de la mayoría de los proverbios (1.1)

IL-bookTrama

No hay trama. La mayoría de los proverbios son de dos líneas, sin que estén arregladas según algún patrón o tema perceptible.

Reflexione en estos dos proverbios uno tras otro, pero que no tienen nada en común:

El camino del hombre perverso es torcido y extraño; mas los hechos del limpio son rectos.
Mejor es vivir en un rincón del terrado que con mujer rencillosa en casa espaciosa
(21.8–9).

IL-cameraQué buscar

Verdades generales, no promesas. Los proverbios afirman principios generales, no promesas de Dios. Por ejemplo, a menudo es cierto que «la blanda respuesta quita la ira» (15.1). Sin embargo, no confíe en eso todo el tiempo.

Una introducción de nueve capítulos. Observe que los primeros nueve capítulos son distintos del resto del libro. Ellos forman un ensayo poético que contrasta la sabiduría con la insensatez. Después viene una enorme serie de máximas de una o dos líneas, cada una resume una verdad extraída de la vida. Estas verdades son universales, no solo para el pueblo de Dios. Cualquier persona que sigue consejos probablemente vivirá una vida mejor y más feliz.

¿Sabía usted?

• La película de 1960 “Inherit the Wind” [Hereda el viento], con la actuación estelar de Spencer Tracy como un jurista que aboga porque se permita a educadores públicos enseñar la teoría de la evolución, toma su título de Proverbios. «El que turba su casa heredará viento» (11.29).

• «Ayúdate que yo te ayudaré» no está en Proverbios, ni en ninguna otra parte de la Biblia. Tampoco está «A la devoción le sigue la limpieza», o: «Ser pronto para dormir y pronto para levantarse hace saludable, rico y sabio al hombre». Estos son proverbios que Benjamín Franklin publicó en Poor Richard’s Almanack [Almanaque del pobre Ricardo] a mediados del siglo dieciocho.

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Poesía. Los proverbios siguen las características de la poesía hebrea. No tienen rima o ritmo, pero tienen pensamientos análogos. La mitad del proverbio quizás repita la idea del primero, la expanda o quizás la contraste. He aquí un proverbio contrastante:

Mejor es un bocado seco, y en paz, que casa de contiendas llena de provisiones (17.1).

IL-computerAutor y fecha

Proverbios es una colección de dichos concisos de varios sabios. La mayoría se atribuyen al rey Salomón, de quien se informa que compuso tres mil proverbios (1 Reyes 4.32).

Dos colaboradores que de otro modo serían desconocidos son Agur (30.1) y un rey llamado Lemuel (31.1), quien dice que está transmitiendo la sabiduría de su madre. Proverbios adicionales vienen de un grupo de personas identificadas simplemente como «sabios» (22.17).

Los sabios eran parte importante de la sociedad judía. Servían como asesores de reyes y como maestros para jóvenes. Estos sabios lidiaban con problemas prácticos y filosóficos, mientras sacerdotes y profetas se especializaban en asuntos religiosos.

Muchos de los proverbios vienen de Salomón, quien reinó aproximadamente desde el 970 a.C. al 930 a.C. Sin embargo, otros proverbios se añadieron a medida que pasaban los siglos. Unos doscientos cincuenta años después, escribas que trabajaban para Ezequías comenzaron a recopilar los proverbios de Salomón (25.1). Tiempo después se recopilaron aún más proverbios. No se sabe cuándo se completó el libro, pero expertos bíblicos especulan que el trabajo debió haber continuado hasta el siglo cuarto a.C.

El propósito de Proverbios se estableció con claridad en el primer capítulo. El libro existe «para dar sagacidad a los simples, y a los jóvenes inteligencia y cordura» (1.4). Además, quizás los dichos fueron parte del currículo que los sabios enseñaban a jóvenes hijos de aristócratas.

IL-worldUbicación

Según parece, la mayoría de los proverbios los escribió Salomón en Israel (parte sombreada). Sin embargo, muchos de los demás proverbios pudieron haber venido de otras regiones en el Oriente Medio. Tanto en Egipto como en Irak se han descubierto colecciones parecidas de dichos de sabios que vivieron en la misma época que Salomón.

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Escenas extraordinarias de Proverbios

Sabios entendidos en la vida saben que una lección importante que deben enseñar a sus estudiantes varones es a respetar el mandamiento de Dios contra el adulterio.

Los labios de la mujer extraña destilan miel, y su paladar es más blando que el aceite; mas su fin es amargo como el ajenjo, agudo como espada de dos filos (3.4).

¿Por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena, y abrazarás el seno de la extraña? (20).

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Sea fiel a su cónyuge(5.1–23)

Así como el sexo, el dinero es causa de muchos problemas en la vida. Por tanto, Proverbios está lleno de consejos sobre asuntos de dinero. Uno de los consejos persistentes es evitar las deudas—especialmente las de alguien más—como un ciervo evita al cazador.

Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo, si has empeñado tu palabra a un extraño,

Te has enlazado con las palabras de tu boca, y has quedado preso en los dichos de tus labios.

Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, ya que has caído en la mano de tu prójimo;

Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo» (1–3).

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No sea fiador de préstamos
(6.1–5)

Ala larga, dice el dicho, la honestidad tiene compensación.

El peso falso es abominación a Jehová; mas la pesa cabal le agrada (1).

La integridad de los rectos los encaminará; pero destruirá a los pecadores la perversidad de ellos (3).

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Trate a los demás con honestidad
(11.1–3)

Enseñar a los niños a comportarse es un tema que aparece en todo Proverbios.

Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.

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Enseñe el bien a sus hijos
(22.6)

Algunas de las palabras más satíricas de los sabios están reservadas para los perezosos.

Pasé por el campo del perezoso, por la viña del falto de juicio.

Había espinas por todas partes; la hierba cubría el terreno, y el lindero de piedras estaba en ruinas.

Guardé en mi corazón lo observado, y de lo visto saqué una lección:

Un corto sueño, una breve siesta, un pequeño descanso, cruzado de brazos… ¡y te asaltará la pobreza como un bandido, y la escasez, como un hombre armado! (NVI).

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No sea perezoso(24.30–34)

El libro de Proverbios concluye con un poético tributo a una buena esposa. Estas son palabras de una reina madre, transmitidas a su hijo el rey Lemuel, desconocido a no ser por esta única referencia a él.

Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas (10).

[Ella] considera los caminos de su casa, y no come el pan de balde.

Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido también la alaba:

Muchas mujeres hicieron el bien; mas tú sobrepasas a todas (27–29).

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Aprecie a su esposa
(31.10–31)

Reseñas

Proverbios de Egipto. La antigua edad de Proverbios la confirman enseñanzas parecidas de la antigüedad. Es más, los treinta refranes de los sabios (22.17—24.22) tienen asombrosas analogías con treinta secciones de una colección egipcia llamada «Sabiduría de Amenemope», un sabio que enseñó en algún momento entre el 1200–1000 a.C.

Aquí tenemos, por ejemplo, el primer proverbio de los sabios:

No abuses del pobre por ser pobre,
         ni oprimas ante los jueces al indefenso
(22.22, Versión Popular).

He aquí un dicho similar del principio del libro egipcio:

No robes del pobre ni engañes al desvalido.

El fino arte de influir en otros. Algunos proverbios parecen calzar mejor en un libro de autoayuda acerca de cómo tomar la delantera que en la Biblia. Por ejemplo, Proverbios 23.1–3 muestra cómo causar impacto al comer con un caballero (no coma como cerdo). Y Proverbios 22.1 elogia el valor de hacer un buen nombre para sí mismo.

Consejos como este, además, se pueden malinterpretar y usar como un medio para conseguir poder y prestigio con motivos egoístas. Sin embargo, también se pueden utilizar para colocarse en una posición de servicio a los demás.

Libros afines

• Jesús utilizó dichos proverbiales en todo su ministerio. Como prueba de esto lea el Sermón del Monte en Mateo 5—7, especialmente las Bienaventuranzas en Mateo 5.3–10.

• Proverbios es sabiduría práctica para hombres jóvenes. Para leer consejos prácticos a pastores jóvenes, vaya a 1 y 2 Timoteo y Tito.

ECLESIASTÉS

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¿Qué sentido tiene la vida?

«¿Cuál es el significado de la vida?» Esa parece una pregunta etérea y aburrida… a menos, por supuesto, que usted haya llegado a la mitad de la vida y de pronto caiga en la cuenta que algún día en un futuro «no tan distante», cuando las personas comiencen a hablar de que «todo es hecho del polvo, y que todo volverá al mismo polvo», se estarán refiriendo a usted.

Cuando nos enfrentamos a nuestra propia mortalidad—al saber y sentir de repente que algún día moriremos—empezamos a hacernos esta pregunta que planteó mucho tiempo atrás el autor de Eclesiastés.

Las primeras palabras que salen de la boca del escritor no nos dejan con una gran sensación de su capacidad de responder la pregunta.

¡Todo es vanidad! Nada tiene sentido.

Lo he visto todo… todo es vanidad (1.2).

Pero no tome esto como la última palabra del autor. La palabra definitiva llega más tarde, después que él se dispone y analiza lo que ha visto en la vida.

Al final responde la pregunta señalando directamente al cielo. La vida, concluye, es un misterioso regalo de Dios. Deberíamos aprender a disfrutar el regalo y a mostrar nuestra gratitud al Dador.

Frases célebres

• «Comer, beber y divertirse» (8.15, NVI).

• «Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora» (3.1).

• «Echa tu pan sobre las aguas» (11.1). Lo cual significa: «Sea generoso».

• «Nada hay nuevo debajo del sol» (1.9).

Tras bastidores de Eclesiastés

IL-starPapeles protagónicos

Salomón, considerado el rey más sabio de Israel y posible autor de Eclesiastés (1.1)

IL-bookTrama

El escritor parece estar realizando un experimento: Analiza la vida. Examina los ciclos de la vida, las tareas que desempeñamos, los placeres que perseguimos. Además llega a la funesta conclusión de que nada de lo que está «debajo del sol» tiene sentido. Expertos bíblicos discuten el significado de esta frase y algunos afirman que significa «todo comportamiento humano fuera de Dios». Es decir, sin el Señor nadie puede encontrar significado duradero y satisfacción en su trabajo, sus diversiones o su vida.

¿Sabía usted?

• El nombre del libro viene de la palabra que el escritor utiliza para describirse: Predicador o líder de la asamblea. En griego esta palabra es ekklesiastes.

• La novela de Ernest Hemingway El sol también se levanta toma su nombre de Eclesiastés 1.5.

IL-cameraQué buscar

La búsqueda de significado de un hombre. Este libro parecerá increíblemente intrincado y contradictorio si se lee como un típico ensayo o como un sermón. En un momento el escritor está diciendo que la vida es injusta, insatisfactoria y que no tiene ningún sentido. Al momento siguiente dice que debemos disfrutar la vida, el trabajo duro y obedecer a Dios.

La lectura muestra las confesiones sinceras de un hombre que lucha con duda, desilusión y desesperación. Por suerte se abre paso a través de la lucha y descubre una sensación de consuelo digna de participar a otros.

IL-computerAutor y fecha

El escritor se identifica en el primer versículo como «hijo de David», «rey en Jerusalén» y «el Predicador». Con seguridad se parece a Salomón, especialmente al agregar algunas otras claves del capítulo dos, como reyes extranjeros que le dan «plata y oro, y tesoros preciados» (como hizo la reina de Sabá) y sus muchas esposas (tuvo mil).

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Sin embargo, muchos expertos bíblicos dicen que el estilo de las palabras hebreas insinúa que el libro se escribió muchos siglos después, quizás tan tarde como el siglo cuarto a.C., tal vez por medio de alguien que trató de enfocar un asunto desconcertante en el modo en que lo haría el rey Salomón. En realidad, algunos pasajes no parecen algo que esperaríamos que Salomón dijera: 5.8–9 culpa al rey por gravar en exceso a los pobres.

Fragmentos del libro encontrados entre los Rollos del Mar Muerto fueron copiados allá por el 150 a.C., lo que insinúa que para entonces ya se reverenciaba al Eclesiastés.

Si Salomón escribió el libro, pudo haberlo hecho al final de su reinado, después que había permitido que sus esposas foráneas lo alejaran de Dios y lo hicieran adorar a los dioses de ellas. Quizás Salomón llegó al punto en su vida en que comprendió que aun con toda su riqueza, su poder y su sabiduría, estaba vacío sin Dios.

El enfoque del libro—la conclusión a la que llega el escritor después de analizar la vida—es algo que según él, «se puede poner en pocas palabras»:

«Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre» (12.13).

IL-worldUbicación

Si Salomón escribió el libro, el escenario se lleva a cabo en su ciudad capital de Jerusalén. Las regiones numeradas son los distritos administrativos en el reino de Salomón.

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Escenas extraordinarias de Eclesiastés

Salomón da una seria y prolongada mirada a la vida, y no le gusta lo que ve.

Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad.

¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?

Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece (2–4).

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¿Qué provecho hay en trabajar duro?
(1.1–18)

Dios está en control del ciclo de la vida, dice Salomón. Y con ninguna cantidad de duro esfuerzo podemos cambiar esto.

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.

Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar (1–5).

Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó (15).

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Pasa el ciclo de la vida
(3.1–22)

El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad. Cuando aumentan los bienes, también aumentan los que los consumen (10–11).

Al final Salomón dice que la riqueza no tiene valor para el ser humano. «Como salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y nada tiene de su trabajo para llevar en su mano» (15).

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La riqueza es insatisfactoria(5.10–17)

Después de llevar una vida prolongada y llena de lujos, Salomón concluye que son las cosas pequeñas las que más importan.

He aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte (5.18).

Al completar Salomón el análisis de su vida, la principal conclusión a la que llega—el centro de todo lo que se le ha enseñado—es esta:

Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre (12.13).

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La vida es corta. ¡Disfrútela!
(5.18–20; 9.7–9; 12.13)

Reseñas

Mensajes al menos tan antiguos como Salomón. Muchos eruditos sospechan que Eclesiastés se escribió centenares de años después de Salomón. Sin embargo, un pasaje, 9.7–9, es bastante parecido a los consejos que aparecen en el babilónico Poema de Gilgamesh, el cual había circulado cientos de años antes de Salomón. Partes de esta historia han sobrevivido en varios documentos, uno data de trescientos años antes del rey, y otros alrededor de setecientos años antes que él.

Quizás Salomón, ampliamente conocido por sus contactos internacionales, leyó la historia y la hizo suya cuando reflexionaba en el significado de la vida.

He aquí una comparación de los dos extractos:

Eclesiastés Poema de Gilgamesh

Come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; porque tus obras ya son agradables a Dios. Disfruta día y noche comiendo y danzando.

En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza. Usa ropa fresca brillante. Lava tu cabello y báñate.

Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol. Pon atención al niño que llevas de la mano. Asegúrate que tu esposa disfruta tu presencia.

Esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol. Esto es lo que se supone que debes hacer.

Por poco se queda fuera de la Biblia. Antiguos escritos judíos dicen que Eclesiastés fue uno de los últimos libros admitidos en el canon de las Escrituras. A muchas personas no les gustaba porque les parecía muy pesimista.

No se sabe con seguridad por qué finalmente se añadió. Quizás fue porque muchos líderes judíos creían que Salomón lo escribió. Otra razón es que fue escrito en hebreo, lo cual indica que era un libro antiguo (El griego era el lenguaje dominante cuando se estableció la Biblia hebrea en el siglo primero d.C.)

Cualquiera que haya sido la razón para ser parte del Antiguo Testamento, Eclesiastés sirve de dramático recordatorio de que aunque a los seres humanos nos gusta creer que tenemos el control, no lo tenemos. Dios lo tiene.

Libros afines

• Para descubrir más sobre la satisfacción en la vida, lea las analogías de Jesús acerca del reino de los cielos. Mateo 13 tiene varias. Estas ayudan a poner la vida sobre la tierra en el contexto de existencia eterna y nos animan a poner nuestra atención en aspectos de mayor valor.

• Para más consejos prácticos acerca de la vida, lea Santiago, descrito a menudo como el libro de sabiduría en el Nuevo Testamento.

CANTAR DE LOS CANTARES

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Un canto íntimo de amor

Usted puede clasificar este libro «para mayores de treinta». Eso hacían los judíos en la antigüedad. Ellos no dejaban que un hombre lo leyera hasta que tuviera treinta años de edad. Los ancianos judíos no se preocupaban de las mujeres porque, por desgracia, ellas no sabían leer.

Este es un poema erótico. El tema es solo para adultos. En consecuencia, usted no escuchará muchos sermones de este libro porque, sinceramente, es demasiado franco para niños. Habla de un hombre y una mujer enamorados que alaban gráfica y explícitamente las mutuas características físicas y revelan sus fantasías comunes acerca de hacer el amor.

Las palabras de ellos no son vulgares ni obscenas, pero definitivamente son sensuales e íntimas.

Este no es como cualquier otro libro en la Biblia, en lo más mínimo. Es más, muchas personas devotas han sostenido que en primer lugar nunca se debió incluir en la Biblia.

Pero como está aquí tenemos un hermoso recordatorio de que la sexualidad humana es un regalo de Dios. También tenemos un modelo para el romance, un recordatorio de que el verdadero amor se nutre de palabras tiernas de cariño, sean poéticas o sencillas, salidas directamente del corazón.

Frases célebres

• «Yo soy la rosa de Sarón, y el lirio de los valles» (2.1).

• «Yo soy de mi amado» (7.10).

Tras bastidores de Cantar de los cantares

IL-starPapeles protagónicos

Una mujer no identificada, de la campiña de Israel (1.2) Un hombre no identificado, el verdadero amor de la mujer (1.8) Salomón, rey de Israel (1.1)

IL-bookTrama

Este es un poema lleno de lenguaje sumamente simbólico. Por tanto, expertos bíblicos no están de acuerdo en la historia detrás del poema.

Se presentan gran cantidad de tramas. He aquí un ejemplo.

Salomón escoge una muchacha del campo como novia, pero la joven rechaza al rey a favor del amante de ella en su región. O Salomón y el amante de la región son el mismo hombre. O el amante no identificado de la región es el único hombre de la historia, y cuando llega ante la mujer, esta lo mira como un rey glorioso… una clase de caballero con armadura brillante.

En la antigüedad muchos judíos y eruditos cristianos no tomaban literalmente el poema. Los judíos lo veían como símbolo del amor de Dios por el pueblo judío. Más tarde los cristianos lo vieron como el amor de Cristo por la Iglesia.

¿Sabía usted?

• Así como el libro de Ester, el Cantar de los cantares no menciona a Dios.

• El título del libro viene de la introducción: «Cantar de los cantares, el cual es de Salomón» (1.1). De modo que se le llama Cantar de los cantares como a Jesús se le llama «Rey de reyes».

IL-cameraQué buscar

Pasión desenfrenada. Esta es una celebración apasionada y erótica de amor entre un hombre y una mujer. Ni el él ni ella se sienten inhibidos en lo más mínimo por expresar sus deseos y sentimientos más íntimos. Poética y amorosamente el hombre compara el cuerpo de su amada con un huerto saturado de dulce aroma y lleno de deliciosas frutas. «Soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas—contesta la mujer—. Venga mi amado a su huerto, y coma de su dulce fruta» (4.16). Recuerde que esto era para mayores de treinta.

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IL-computerAutor y fecha

Es incierto quién escribió el libro. La frase hebrea en el versículo uno que atribuye el poema a Salomón puede significar que fue escrito por él, para él o dedicado a él. Es posible que Salomón lo escribiera porque él escribió algunos de los salmos. Además se afirma que escribió mil cinco canciones (1 Reyes 4.32). Pero también es posible que un músico profesional escribiera el cántico para una de las bodas de Salomón. O que quizás se escribiera para bodas en general y se dedicara a la memoria del rey con mil esposas.

No se sabe con certeza cuándo se escribió el poema. Si fue compuesto por Salomón, o para él, tal vez ocurrió en algún momento durante su reinado: 970–940 a.C.

Aunque antiguos eruditos bíblicos están firmemente convencidos que el cántico era una expresión simbólica del amor de Dios por su pueblo Israel, o del amor de Cristo por la Iglesia, expertos modernos sostienen casi unánimemente que el poema es una celebración del regalo divino del amor y la sexualidad.

IL-worldUbicación

El escenario es Israel. La mujer joven se dirige a las «hijas de Jerusalén». Y los dos amantes se comparan ocasionalmente uno al otro con puntos de referencia en Israel. El hombre dice de su amada: «Tu cabeza encima de ti, como el Carmelo» (7.5).

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Escenas extraordinarias de Cantar de los cantares

«¡Si él me besara con besos de su boca!—dice una hermosa campesina al hombre de sus sueños—. Porque mejores son tus amores que el vino. A más del olor de tus suaves ungüentos».

Estas son las encantadoras líneas de inicio de un cántico apasionado acerca de la intimidad sexual. Lo que sigue a continuación es un intercambio de cumplidos, en el cual cada amante alaba con osadía los atributos físicos del otro.

«He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí eres bella; tus ojos son como palomas», dice el hombre.

«He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y dulce; nuestro lecho es de flores», contesta la joven.

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Belleza a los ojos del hermoso amado
(1.1–17)

El día de la boda los amigos de la novia son los primeros en notar una nube de polvo que viene del desierto. Es el novio que llega con su desfile. Este hombre en realidad podría ser Salomón que llega a casarse con la joven. O la poética descripción podría ser un modo de decir que la joven pareja del campo está tan profundamente enamorada, que su humilde boda les parece la majestuosa ceremonia de un rey y una reina.

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El día de la boda
(3.6–11)

Después de la boda el novio elogia la belleza de su novia comparándola con algunas de las más hermosas bellezas naturales que ha visto. El cabello de ella baja con gracia sobre los hombros, como una manada de cabras que descienden en rítmica unión por la colina. Sus dientes brillan como blanca lana recién lavada.

«Tus dos pechos, como gemelos de gacela, que se apacientan entre lirios. Hasta que apunte el día y huyan las sombras. Me iré al monte de la mirra, y al collado del incienso».

La novia es igual de osada al elogiar a su esposo. Ella también lo compara con las bellezas de la naturaleza que ha percibido: cabellos ondulados y «negros como el cuervo», piernas fuertes como «columnas de mármol fundadas sobre basas de oro fino».

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Palabras de amor
(4.1—5.16)

Los elogios apasionados siguen fluyendo a medida que esposo y esposa se alaban mutuamente y describen con mayor atrevimiento sus deseos físicos. La intensidad de su expresión aumenta, atravesando los límites de la sensualidad que ni es obscena ni vergonzosa.

«Tu estatura es semejante a la palmera—dice el esposo—. Subiré a la palmera, asiré sus ramas».

«Yo soy de mi amado», contesta su esposa.

En lo que eruditos bíblicos describen como el punto más enaltecido del poema, la esposa da al esposo un brazalete para que la recuerde. Entonces ella le participa una extraordinaria visión dentro de la naturaleza misma del amor.

«Fuerte es como la muerte el amor. […] Las muchas aguas no podrán apagar el amor» (8.6–7).

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La luna de miel
(7.1—8.14)

Reseñas

Otros antiguos cánticos de amor. No es del todo imposible que Cantar de los cantares fuera escrito en la época de Salomón. Cantos más antiguos y parecidos se recuperaron del Oriente Medio. Colecciones de cánticos egipcios de amor del 1100 a.C. al 1300 a.C. tienen similitudes con Cantares. A ambos, por ejemplo, les pusieron música. En ambos los amantes se refieren uno a otro como «hermano» y «hermana». Además, en los dos los amantes elogian magníficamente la belleza del otro y expresan con atrevimiento los deseos que comparten.

¿Dónde está Dios? Si usted busca alguna mención explícita de Dios o de religión en Cantares, no la encontrará. Este es un cántico de amor entre un hombre y una mujer… no solo del amor espiritual que existe en el corazón sino también del amor físico.

En los inicios, judíos y cristianos piadosos preguntaban qué estaba haciendo en la Biblia tal clase de libro.

No se sabe cómo y por qué la obra entró en el canon de las Escrituras. Quizás los antiguos comenzaron a reverenciar el poema porque creían que Salomón lo escribió. Finalmente muchos se sintieron tan incómodos de tratar con el poema como un cántico de amor entre un hombre y una mujer, que empezaron a interpretarlo simbólicamente. Para los judíos el esposo simbolizaba a Dios y la esposa simbolizaba a Israel. Para los cristianos el esposo era Jesús y la esposa era la Iglesia.

Sin embargo, hace poco expertos bíblicos interpretaron el cántico de manera más literal: Como una celebración del amor romántico que es obsequio de Dios para la humanidad.

Libros afines

• Para leer acerca del profeta Oseas que vuelve a atraer a su esposa infiel, como símbolo de Dios que intenta volver a ganar el afecto de Israel, vaya a Oseas 1—3.

• Para ver cómo los escritores del Nuevo Testamento hablan de la Iglesia como la novia de Cristo, lea Mateo 9.15; 25.1–13; Apocalipsis 19.

ISAÍAS

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Escribió como si conociera a Jesús

No es solo por las aventuras extrañas—como caminar desnudo por tres años—que el libro de Isaías se ha convertido en un clásico, en la cima de los diecisiete libros proféticos de la Biblia. Y no solo debido a que es uno de los libros más gruesos del canon ni a que sus dramáticas profecías se hicieran realidad.

Es un clásico porque, aunque Isaías vivió setecientos años antes de Cristo, escribió como si lo conociera. Esparcidas entre las predicciones de Isaías hay vívidas descripciones y escenas gráficas que se interpretan como si fluyeran de la pluma de un poeta que vio el milagroso nacimiento en Belén, la crucifixión y la resurrección de Jesús.

Los primeros discípulos de Jesús no perdieron la conexión. Los Evangelios están llenos de sus comentarios acerca del cumplimiento en Jesús de profecía tras profecía de Isaías.

Jesús tampoco perdió la conexión. Cuando se puso de pie en la sinagoga de su patria chica, Nazaret, abrió el rollo de Isaías y leyó los primeros dos versículos del capítulo sesenta y uno.

Entonces dijo a sus oyentes: «Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros» (Lucas 4.21).

Aunque esto sea fascinante, el libro de Isaías es mucho más que un anticipo de la vida de Cristo. Es un estudio del pecado… de cómo este destruyó lentamente a dos naciones judías y de cómo Dios un día lo barrerá de la faz de la creación.

Frases célebres

• «Un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz» (9.6).

• «Volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces» (2.4).

• «Heme aquí, envíame a mí» (6.8).

• «si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos» (1.18).

• «Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta» (1.18).

Tras bastidores de Isaías

IL-starPapeles protagónicos

Isaías, profeta cuyo ministerio abarca cuatro reyes (1.1)

Ezequías, rey judío piadoso que en general sigue los consejos de Isaías (1.1)

IL-bookTrama

Por medio de una asombrosa visión Dios llama a Isaías a convertirse en profeta durante una época crítica en la historia del Oriente Medio. Asiria destruirá a la norteña nación judía de Israel, y la nación sureña de Judá (patria de Isaías) enfrentará la misma amenaza. La labor del profeta es llevar los mensajes de Dios a sus compañeros judíos.

Isaías advierte a los pecadores de Israel y de Judá que Dios los castigará usando primero a los asirios y después a los babilonios. Pero también predice que cuando el castigo haya terminado, Dios enviará un Príncipe de paz para restaurar la nación.

Intercaladas en la trama hay intrigantes insinuaciones acerca del final de la historia humana, cuando el Señor castigue a todo el mundo por el pecado y haga un nuevo mundo para las personas que han sido fieles.

¿Sabía usted?

• La palabra más larga de la Biblia es el nombre del hijo de Isaías: Mahersalal-hasbaz (8.1, 3). Es una frase hebrea que significa ya vienen los invasores. Isaías la utilizó para resaltar que antes de que su hijo recién nacido pudiera decir «papá» o «mamá», Asiria arrasaría a Israel.

• A Isaías, el libro del AT más citado en el NT, a veces se le llama el quinto evangelio, porque está lleno de profecías acerca de Jesús. He aquí algunas de las más conocidas:

Nacimiento: 7.14; 9.6
Carácter: 11.1–5
Muerte: 53.1–12

• El libro de Isaías se divide en dos secciones principales: treinta y nueve capítulos de juicio, seguidos por veintisiete de consuelo. Por casualidad, la Biblia también se divide en dos secciones principales: treinta y nueve libros llamados el Antiguo Testamento, seguidos de veintisiete llamados el Nuevo Testamento.

• Isaías camina descalzo y desnudo por tres años para predecir la suerte de Egipto y para advertir a Judá que no se una a Egipto en una rebelión contra Asiria (20.1–6). En vez de eso, dice Isaías, Judá debe confiar en que Dios protegerá la nación.

IL-cameraQué buscar

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Mensajes de Dios en primera persona. Isaías, como los demás profetas mayores, no transmite mensajes divinos en tercera persona, como lo haría un periodista. Por ejemplo, Isaías no dirá: «Dios está harto de que le traigan vanas ofrendas». En vez de eso pronuncia las mismas palabras de Dios: «No me traigáis más vana ofrenda». Sin embargo, Isaías iniciará la mayoría de sus profecías con la frase: «El Señor ha dicho». Esto alerta a las personas que las palabras que están a punto de oír vienen directamente de Dios.

Promesas acerca de un Mesías venidero. Usted encontrará en Isaías más referencias al Mesías que en cualquier otro libro del AT. Escritores del NT citan frecuentemente a Isaías para mostrar que Jesús cumplió las predicciones acerca del Mesías prometido.

Poesía y prosa. En la mayoría de las traducciones bíblicas es fácil separar las profecías de la historia. Las primeras están impresas en forma poética y por lo general tienen sangría. Las historias y los sermones están impresas en forma de párrafo.

Imágenes vívidas. Isaías es un genio de las metáforas. Especialmente le gusta tratar objetos inanimados como si vivieran y respiraran. «Las montañas y las colinas prorrumpirán en gritos de júbilo y aplaudirán todos los árboles del bosque» (55.12, NVI). «La luna se avergonzará, y el sol se confundirá» (24.23). Por ende, usted no debe tomar literalmente todas las imágenes.

IL-computerAutor y fecha

Según la tradición, el autor es el profeta Isaías. Él es un destacado personaje en todo el libro y gran parte del material está escrito en primera persona: «Dios me dijo».

Los primeros treinta y nueve capítulos son de la época de Isaías. Pero puesto que los capítulos cuarenta al sesenta y seis se refieren al exilio de Judá en Babilonia como ciento cincuenta años después, y al subsiguiente regreso, muchos expertos bíblicos creen que dos o tres personas escribieron el libro. Otros eruditos creen que Isaías escribió los últimos capítulos inspirado en lo que Dios le mostró acerca del futuro. (Vea «¿Cuántos profetas se necesitan para escribir un libro?» en Reseñas.)

El ministerio de Isaías abarca al menos las últimas cuatro décadas del siglo octavo a.C., durante los reinados de cuatro reyes: Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías. Según parece Isaías vivió al menos otros veinte años porque reporta el asesinato del rey asirio Senaquerib, a quien mataron sus propios hijos en el 681 a.C.

La leyenda judía afirma que Isaías fue cortado en dos por orden de Manasés, hijo y sucesor de Ezequías, quien reinó desde el 696 hasta el 642 a.C.

Entre otros profetas durante la vida de Isaías están Miqueas, Oseas y Amós.

El libro preserva la intención de Isaías de convencer a los judíos que obedecieran a Dios o enfrentaran las consecuencias. Trágicamente, al hacerle caso omiso, los judíos escogieron la segunda opción.

IL-worldUbicación

Isaías profetiza en la sureña nación de Judá y probablemente vive en la ciudad de Jerusalén, la capital.

El escenario cambia más adelante en el libro, cuando Isaías habla de la próxima derrota de Judá, seguida por el prolongado exilio del pueblo en Babilonia.

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Escenas extraordinarias de Isaías

En algún momento durante el año en que murió el rey Uzías, más o menos en el 740 a.C., un joven descrito solo como «Isaías hijo de Amoz» tiene una visión increíble y extraña. Ve a Dios sentado sobre un trono alto en un templo. Alrededor del trono hay seres celestiales resplandecientes. Dios pregunta: «¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?»

Isaías contesta rápidamente: «Heme aquí, envíame a mí».

El Señor dice al profeta que inste a la obediencia al pueblo de Judá. Pero también le advierte que el pueblo no escuchará. Cuando Isaías pregunta por cuánto tiempo desobedecerá el pueblo, Dios contesta en tono alarmante: «Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra esté hecha un desierto; hasta que Jehová haya echado lejos a los hombres, y multiplicado los lugares abandonados en medio de la tierra» (6.11–12).

Isaías inicia su ministerio con esta promesa de fracaso.

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Dios convierte a Isaías en profeta
(1.1; 6.1–13)

Pocos años después, el rey de la norteña nación judía de Israel se une con Siria para luchar por liberarse del Imperio Asirio. Cuando Judá se niega a participar en la coalición, Israel y Siria intentan forzar el desenlace.

Isaías manifiesta a Acaz, el rey de Judá, que se mantenga al margen porque Dios dice que los reyes de Israel y Siria son solo «dos cabos de tizón que humean» (7.4). Según parece Acaz no confía solo en Dios, por lo que pide ayuda de Asiria.

Los asirios llegan en el 732 a.C. y conquistan a Siria. Diez años después regresan y destruyen a Israel, quemando la ciudad capital y deportando a decenas de miles de los ciudadanos más importantes.

Judá paga caro por confiar en la alianza con Asiria en vez de confiar en la promesa de Dios: Los judíos pierden su libertad y deben pagar tributos anuales a Asiria.

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Asiria destruye la norteña nación judía de Israel
(8.1–10)

Euna profecía dada quizás en la coronación de uno de los reyes más piadosos de Israel, Ezequías, el profeta Isaías parece reflexionar en el pasado, en el nacimiento del rey, y capta este nacimiento como una señal de esperanza. Los escritores del Nuevo Testamento también lo interpretaron como una señal que apunta al Mesías prometido: Jesús.

«Un niño nos es nacido […] y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz» (9.6).

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«Un niño nos es nacido»
(9.2–7)

No obstante, en otra profecía que quizás se dio en la coronación de uno de los reyes de Judá, Isaías habla del día en que un gobernante de la familia del rey David llevará a la nación a una era de paz perpetua.

Por su parte, los primeros cristianos asociaron esto con el reino venidero de Jesús, en el cual Dios derrotará al pecado y restaurará la belleza original de la creación. Isaías describe a enemigos naturales que viven en armonía, «y un niño pequeño los guiará» (11.6, NVI).

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Cuando la paz llega para quedarse
(11.1–6)

Babilonia aún es un poder emergente en la época de Isaías, pero el profeta prevé un tiempo en que esa nación se volverá poderosa y majestuosa. Se convertirá en un imperio brutal e impío que arrasará Jerusalén en el 586 a.C.

Los judíos sobrevivientes lamentarán los pecados que ocasionaron su caída, pero criticarán a Dios por castigarlos con una nación que es aún más pecadora. Isaías promete que Babilonia enfrentará su propio día de juicio. La devastación será tanta que «ni levantará allí tienda el árabe». Babilonia, a noventa y seis kilómetros al sur de Bagdad, ha estado completamente desierta desde el siglo séptimo a.C.

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La caída de Babilonia
(13.1–22)

Sin embargo, Dios purgará de pecado al mundo antes que llegue la paz. Esta purificación comienza con el castigo de una larga lista de naciones. Entre las muchas que lo sufrirán se encuentran Judá, Asiria, Babilonia, Egipto y Arabia. Luego en los capítulos veinticuatro al veintisiete, que los eruditos bíblicos llaman el Apocalipsis de Isaías, el profeta dice que todo el planeta sufrirá.

«He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores» (24.1).

La devastación es tan extensa que parece que Dios está desmantelando su creación física. Es más, muchos expertos creen que Isaías está hablando del final de la historia humana. No obstante, después del fin viene un nuevo inicio, una nueva creación… quizás el reino que Jesús dijo a sus discípulos que estaba preparando (Juan 14.2–3).

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El Apocalipsis
(24.1–23)

Después de treinta y nueve capítulos, la mayoría de los cuales son advertencias acerca de la caída de Judá y sus vecinos, Isaías da un giro total. Las amenazas de juicio se convierten en promesas de consuelo. El escenario se sitúa doscientos años en el futuro. Jerusalén es destruida y el pueblo de Judá padece medio siglo de exilio en Babilonia.

Nuestro Dios ha dicho:

«Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado» (40.1–2).

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Palabras consoladoras para el pueblo de Dios
(40.1–31)

Una de las profecías más encantadoras de Isaías habla de un siervo «despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto» (53.3).

Los judíos que leyeron este texto en el exilio babilónico pudieron haber creído que Isaías hablaba de ellos, la nación judía paria. Quizás se refería a eso. Pero escritores del Nuevo Testamento también lo vieron como una representación de Jesús (Mateo 8.17). Muchas frases parecen especialmente relacionadas:

Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca (53.5, 7).

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El Siervo sufriente
(53.1–12)

Auna nación que llora por la gloria perdida de Jerusalén, ciudad que los babilonios han reducido a un enorme montón de piedras, madera quemada y cerámica esparcida, Isaías pinta una gloriosa imagen de la Ciudad Santa restaurada por Dios.

Isaías utiliza las imágenes más fastuosas disponibles para describir a qué se parece esta nueva ciudad: «¡Te afirmaré con turquesas, y te cimentaré con zafiros! Con rubíes construiré tus almenas, con joyas brillantes tus puertas» (54.11–12, NVI).

Los primeros lectores de estas palabras quizás consideraron cumplida la profecía cuando los judíos regresaron de Babilonia para reconstruir su nación. Pero el significado muy bien puede trascender a una época en que Dios traiga salvación para todos y declare al mirar de nuevo su creación: «Es buena».

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La nueva ciudad de Jerusalén
(54.1–17)

Reseñas

Adiós Babilonia. «Nadie morará en Babilonia—profetizó Isaías—. En sus palacios aullarán hienas, y chacales en sus casas de deleite; y cercano a llegar está su tiempo, y sus días no se alargarán» (13.20, 22).

Esta ciudad una vez distinguida y extendida junto a las orillas del Río Éufrates yace ahora en ruinas en el terreno escarpado y accidentado en las afueras de Bagdad. El hogar de Nabucodonosor y capital del imperio babilónico fue abandonado allá por el siglo séptimo a.C.

¿Cuántos profetas se necesitan para escribir un libro? Muchos expertos bíblicos creen que se necesitó más de un profeta para escribir el libro de Isaías. Algunos eruditos afirman que el libro refleja la obra de dos o tres profetas que escribieron en épocas distintas. La mayoría de los capítulos (1—39) se sitúan durante la vida de Isaías, y quizás los escribió él. Pero los capítulos 40—55 parecen situarse durante el exilio babilónico, ciento cincuenta años después de Isaías. Los capítulos 56—66 parecen regresar de nuevo a Israel, cuando los judíos empiezan a reconstruir su nación. Muchos eruditos sostienen que otras dos personas escribieron estas dos últimas secciones o quizás alguien que vivió durante el exilio y que regresó a Israel.

Los expertos cuya opinión es que Isaías escribió todo el libro se basan en que a veces los profetas ven el futuro. Esos expertos creen que la exactitud en el estilo de escritura, la elección de palabras (muchas de las cuales son exclusivas del libro) y la repetición de temas, hablan a favor de un solo escritor.

La copia más antigua del libro, encontrada entre los Rollos del Mar Muerto, se escribió aproximadamente en el 100 a.C. Esta copia no muestra distorsión en el texto, y se le considera una sola obra.

Las profecías no mencionan nombres. En realidad Isaías nombra a Ciro—el rey persa que llega doscientos años después—como el líder que «soltará mis cautivos» (45.13). Los expertos afirman que esto insinúa que la última mitad del libro se añadió mucho después de Isaías, porque por lo general las profecías bíblicas no son muy específicas. Ellos dicen que este material se escribió como historia (que viene después del hecho), no como predicción.

Sin embargo, algunas profecías en Daniel calzan con exactitud en la política de ubicación que se llevó a cabo entre Egipto y Siria en la época de transición del Antiguo Testamento al Nuevo. Por supuesto, algunos eruditos sostienen que estas profecías también se escribieron después de los sucesos. No obstante, otros eruditos sostienen que Dios es Dios, y por tanto es totalmente capaz de dar una profecía específica.

Libros afines

• Para otra perspectiva del profeta judío sobre la vida de ese tiempo, lea el capítulo siete del libro de Miqueas.

• Para una mirada dentro de cómo los escritores del Nuevo Testamento interpretaron las palabras de Isaías como profecías acerca de Jesús, lea estos textos: Juan 12.37–41; Hechos 8.26–39; Romanos 15.7–21. (Existen muchos más.)

JEREMÍAS

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Predice la catástrofe y vive para verla

El profeta Jeremías fue testigo del acontecimiento más trágico en la historia de su nación. Vio a su pueblo masacrado, con sobrevivientes arriados y llevados lejos. Vio quemada a Jerusalén. Vio sucumbir a su país.

En realidad, Jeremías había visto venir todo esto por cuarenta años. Y sabía que el asunto no terminaría así. Si solo pudiera convencer al pueblo que se volviera a Dios, para honrar el acuerdo que sus antepasados habían hecho con el Señor. Si la nación honrara sus obligaciones, las cuales están resumidas en los Diez Mandamientos, Dios honraría la suya protegiendo y bendiciendo al pueblo. Sin embargo, ya que los israelitas prefirieron deshonrar el pacto, Dios estaba atado por el acuerdo de castigarlos.

El pecado tenía consecuencias; estaba escrito en el pacto.

El pecado aún tiene consecuencias; está escrito en ley de causa y efecto, y se expresa en sabios dichos como «lo que sube, baja». También se repite en la Palabra de Dios, en pasajes memorables como «la paga del pecado es muerte» (Romanos 6.23).

Por desgracia, la gente moderna—igual que en la época de Jeremías—tiene la opción de hacer caso omiso de la Palabra de Dios.

Jeremías nos da la oportunidad de aprender de los errores de su período, porque abre una ventana que nos permite dar una larga y dura mirada a la paga del pecado.

Frases célebres

• «¿Mudará […] el leopardo sus manchas?» (13.23).

• «Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo» (31.33).

• «Ustedes, pueblo de Israel, son en mis manos como el barro en las manos del alfarero» (18.6, NVI).

• «Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?» (17.9).

Tras bastidores de Jeremías

IL-starPapeles protagónicos

Jeremías, profeta que atestigua la caída de Jerusalén (1.1)

Baruc, copista que escribe las profecías que dicta Jeremías (32.12)

Joacim, rey que se disgusta por el primer rollo de augurios de Jeremías (1.3)

Sedequías, último rey de Judá; se lleva su ejército y abandona la sitiada Jerusalén (1.3)

IL-bookTrama

Siendo aún joven, el profeta Jeremías comienza su oficio de transmitir mensajes de Dios durante un tiempo de optimismo espiritual en la historia de Judá. El rey Josías, gobernante piadoso, está llevando a la nación a un avivamiento. Pero este renacer no es suficiente y llega demasiado tarde. Los efectos no perdurarán y los judíos volverán a sus antiguos caminos de adorar ídolos y tratarse unos a otros como si no existieran la misericordia ni las leyes de Dios.

El día del juicio llega en forma del implacable ejército babilónico y Jeremías entrega este desgarrador mensaje. Por desgracia, el suyo es uno de los pocos corazones quebrantados. La mayoría de las personas le hacen caso omiso, como hicieron con los demás profetas.

¿Sabía usted?

• Jeremías posee más palabras que cualquier otro libro de la Biblia.

• El profeta representa muchos de sus mensajes. Por ejemplo, en una ocasión utiliza un yugo para simbolizar que Dios espera que las naciones de la región sirvan a Babilonia (27.2). En otra ocasión Dios le dice que no asista a ningún funeral ni muestre compasión por los afligidos. Esto es para ilustrar que Dios no tendrá piedad de los judíos cuando llegue la hora de castigarlos (16.5).

• El nuevo pacto, que los escritores del Nuevo Testamento afirmaron que reemplazó a los centenares de leyes que el Señor dio a Moisés, se menciona aquí por primera vez: «He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá» (31.31). El Nuevo Testamento dice que esos días llegaron con la muerte y resurrección de Jesús (Hebreos 8).

IL-cameraQué buscar

Poesía, historias, discursos. Las profecías de Jeremías son fáciles de descubrir a primera vista en la mayoría de las versiones bíblicas: Tienen sangría porque son poemas. En el libro también se encuentran algunas historias y sermones o discursos que están escritos en forma regular de párrafo.

Repetición poética. El profeta Jeremías entiende el poderoso impacto de repetir una frase o una idea destacada. Esta repetición es la característica más exclusiva de la poesía hebrea, la cual no rima ni tiene ritmo.

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Quejas de Jeremías. Esparcidas en todo el libro hay quejas y cuestionamientos que hace Jeremías.

En una ocasión se queja: «¡Ay de mí, madre mía, que me engendraste hombre de contienda y hombre de discordia para toda la tierra! Nunca he dado ni tomado en préstamo, y todos me maldicen» (15.10).

En otra ocasión pregunta en voz alta acerca del sentido aparentemente distorsionado de justicia divina: «¿Por qué es prosperado el camino de los impíos, y tienen bien todos los que se portan deslealmente? Los plantaste, y echaron raíces; crecieron y dieron fruto; cercano estás tú en sus bocas, pero lejos de sus corazones» (12.1–2).

IL-computerAutor y fecha

El libro dice que Jeremías dictó las profecías poéticas a su asistente, un escriba llamado Baruc (36.4). Sin embargo, muchos expertos bíblicos dicen que tanto Baruc como otros escritores pudieron haber añadido las secciones de historia en prosa.

Jeremías profetizó en Judá aproximadamente por cuarenta años, desde el 626 a.C. al 586 a.C. Él dictó sus profecías, la esencia del libro, durante el reinado del rey Joacim (609–598 a.C.)

El libro confronta a los ciudadanos de Judá con sus pecados, les da una oportunidad de arrepentirse y luego registra las horripilantes consecuencias que sufren al no hacerlo. Sin embargo, todo el libro transmite esta promesa: La nación de Israel se levantará de nuevo.

IL-worldUbicación

Jeremías entrega sus profecías en Jerusalén, capital de Judá. Cuando los invasores babilónicos conquistan la tierra, deportan gran parte de la población a Babilonia, una ciudad cerca de lo que hoy día es Bagdad. Jeremías y un grupo de sobrevivientes que permanecen en Judá escapan después a Egipto.

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Escenas extraordinarias de Jeremías

Jeremías, criado exactamente a cinco kilómetros de Jerusalén e hijo de un sacerdote, no desea convertirse en profeta. Cuando Dios le dice que lo da «por profeta a las naciones», Jeremías opone resistencia: «¡Ah, SEÑOR mi Dios! ¡Soy muy joven, y no sé hablar!»

Dios dijo: «No digas: “Soy muy joven”, porque vas a ir adondequiera que yo te envíe, y vas a decir todo lo que yo te ordene. No le temas a nadie, que yo estoy contigo para librarte» (1.5–8, NVI).

Más tarde el Señor le dice a Jeremías que vaya al taller del alfarero, «y allí te haré oír mis palabras».

Cuando Jeremías y otros miran al artesano en acción, ven que cuando la vasija no toma buena forma el alfarero empieza de nuevo. El profeta, obrando bajo la dirección de Dios, dice a los espectadores que el Señor puede hacer del pueblo judío lo que el alfarero acaba de hacer con el barro.

Así habló Dios por medio de Jeremías: «Estoy preparando una calamidad contra ustedes, y elaborando un plan en su contra. ¡Vuélvanse ya de su mal camino; enmienden su conducta y sus acciones! Ellos objetarán» (18.11–12, NVI).

Esta calamidad vendría en tres oleadas de invasiones babilónicas extendidas en más de veinte años. En las dos primeras, Babilonia deportaría a los ciudadanos prominentes. En la tercera, destruiría las ciudades principales, incluyendo Jerusalén, y deportaría a muchos de los pobladores restantes.

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Jeremías visita el taller del alfarero
(18.1–23)

Pronunciando las palabras de Dios, Jeremías critica duramente a los gobernantes impíos de Judá. «¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño! Vosotros dispersasteis mis ovejas, y las espantasteis, y no las habéis cuidado. He aquí que yo castigo la maldad de vuestras obras» (23.1–2).

Luego, en una profecía poética, Jeremías habla de un gobernante venidero a quien los judíos asociaron más tarde con el Mesías prometido:

He aquí que vienen días […] en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado (23.5–6).

Los primeros cristianos interpretarían esto como una referencia a Jesús, quien traería paz al corazón humano y quien regresaría para gobernar con sabiduría y justicia «por los siglos de los siglos» (Apocalipsis 11.15).

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Algún día gobernará un rey piadoso
(23.1–8)

Jeremías le dice a los judíos: Por «veintitrés años, ha venido a mí palabra de Jehová, y he hablado desde temprano y sin cesar; pero no oísteis» (25.3).

Ahora se les ha acabado el tiempo. Dios se acogerá a sus derechos según el pacto que hicieron él y el pueblo judío: «Os esparciré entre las naciones, y desenvainaré espada en pos de vosotros; y vuestra tierra estará asolada, y desiertas vuestras ciudades» (Levítico 26.33).

«Haré que vengan todos los pueblos del norte, y también mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia—dice Dios por medio de Jeremías—. Todo este país quedará reducido a horror y desolación, y estas naciones servirán al rey de Babilonia durante setenta años» (25.9, 11, NVI).

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La sentencia: Setenta años en exilio
(25.1–14)

Como Jeremías había vaticinado, los babilonios capturan todas las ciudades principales de Judá excepto Jerusalén, a la cual ahora han rodeado. Jeremías está bajo arresto en el patio interior del palacio por hablar contra la política del rey Sedequías de defender la ciudad; Jeremías había aconsejado rendirse.

Mientras se desarrolla el sitio, Jeremías compra una heredad cerca del hogar de su niñez. La venta debe servir como símbolo para Israel. Dios le dice a Jeremías que ponga el dinero en una vasija de barro—la versión antigua de una caja de seguridad—para que dure mucho tiempo.

Jeremías informa lo que el Señor le ha dicho: «De nuevo volverán a comprarse casas, campos y viñedos en esta tierra» (32.15, NVI).

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Jeremías compra una heredad
(32.1–15)

La historia retrocede alrededor de veinte años, cuando Dios da instrucciones a Jeremías de escribir todas las profecías que le ha manifestado. Jeremías dicta las profecías a un escriba, «Baruc hijo de Nerías».

Más tarde Baruc lleva el rollo al templo y lo lee al pueblo. Al oír el rey Joacim las palabras en una lectura privada, no se impresiona. Cuando el lector termina una sección, el monarca toma un pequeño cuchillo, corta en pedazos el rollo y lo arroja al fuego.

Cuando Jeremías sabe esto jura que puesto que el rey ha despreciado los mensajes del Señor, el rey morirá y será expulsado. Jeremías dicta un segundo rollo, el cual se convierte en la esencia del libro que lleva su nombre.

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El rey quema las profecías de Jeremías
(36.1–32)

El libro retrocede al sitio de Babilonia sobre Jerusalén (la cronología de Jeremías salta un poco). Cuatro funcionarios de Jerusalén oyen por casualidad que Jeremías dice a algunas personas que si se quedan en la ciudad morirán enfermos, de hambre o a espada. Los funcionarios informan esto al rey Sedequías.

«Muera ahora este hombre—sostienen—; porque de esta manera hace desmayar las manos de los hombres de guerra que han quedado en esta ciudad».

«He aquí que él está en vuestras manos», contesta el rey.

Los hombres llevan a Jeremías a una cisterna subterránea construida para almacenar agua de lluvia. Usando cuerdas lo bajan y lo abandonan para que muera. En la cisterna no hay agua, pero hay mucho barro. Y Jeremías se hunde.

Otro funcionario apela ante el rey para que no permita que Jeremías muera de hambre, y el monarca cede. Jeremías regresa al patio del palacio, bajo arresto. Allí el rey lo llama aparte y le pide consejo acerca de la batalla.

«Si te entregas en seguida a los príncipes del rey de Babilonia—responde Jeremías—, tu alma vivirá, y esta ciudad no será puesta a fuego, y vivirás tú y tu casa».

Sedequías no se quiere rendir. Teme que los soldados enemigos lo entreguen en manos de los judíos que se han pasado al lado de Babilonia y que ellos lo torturen.

«No te entregarán—contesta Jeremías—. Oye ahora la voz de Jehová que yo te hablo, y te irá bien y vivirás» (38.20).

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Jeremías prisionero en una cisterna llena de lodo
(38.1–13)

Al año y medio de estar sitiados, los judíos se están muriendo de hambre. Por tanto el rey y su ejército se fugan protegidos por la oscuridad. Los indefensos ciudadanos quedan atrás.

Sin embargo, los soldados babilonios se dan cuenta de la huida y capturan la ciudad. La última escena conocida que ve el rey Sedequías es la ejecución de sus hijos; luego lo ciegan, lo encadenan y lo llevan a Babilonia donde muere como prisionero.

Se prende fuego al templo, al palacio, a todos los edificios importantes y a las casas. Luego derriban los muros que protegen la ciudad.

El comandante babilónico localiza a Jeremías entre un grupo de esclavos que transportan a Babilonia.

«Ahora yo te he soltado hoy de las cadenas que tenías en tus manos», le dijo a Jeremías. Según parece los prisioneros judíos habían contado que el profeta trató de convencer al rey que se rindiera.

Jeremías permanece en Judá, bajo el cuidado del gobernador que el rey Nabucodonosor de Babilonia nombra para gobernar la región. Algún tiempo después, tal vez de cuatro años, los judíos asesinan a este gobernador. Temiendo represalias, los judíos huyen a Egipto y obligan a Jeremías a ir con ellos. Allá los judíos empiezan a adorar a Astarté, «la reina del cielo». Jeremías promete que este remanente de Judá morirá en Egipto. En realidad estos judíos desaparecen de las páginas de la historia, igual que Jeremías.

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Jeremías sobrevive a la caída de Jerusalén
(39.1—40.16; 52.1–34)

Reseñas

El sello del escriba de Jeremías. En 1975 se descubrió en Israel una impresión de arcilla de un sello antiguo utilizado para validar documentos oficiales. En el sello están inscritas las palabras: «Perteneciente a Baruc hijo de Nerías el escriba». Así es exactamente como la Biblia describe al colega que ayudó a Jeremías a registrar sus profecías (32.12). Además, la impresión de arcilla estaba chamuscada, lo que indica que se había quemado, quizás en el incendio que destruyó a Israel en el 586 a.C.

Una segunda impresión de sello también está vinculada con la historia de Jeremías. Esta perteneció a Jerameel, hijo del rey Joacim, a quien se le ordenó arrestar a Jeremías y a Baruc (36.26).

Cartas de una ciudad perdida. Exactamente antes que los babilonios conquistaran a Jerusalén, destruyeron las ciudades cercanas de Azeca y luego Laquis. Dramáticos mensajes escritos en piezas rotas de cerámica—antiguas hojas de memorándums—preservan algunos de los desesperados informes militares finales.

Un mensaje concluye: «Estamos esperando las señales de fuego según los indicios que mi señor ha dado, porque no vemos a Azeca».

No setenta años de exilio. Jeremías dijo que el exilio duraría «setenta años» (29.10). Solo duró alrededor de cincuenta años, porque el rey persa Ciro dejó a los judíos en libertad de regresar a casa allá por el año 538 a.C., exactamente después que Persia derrotara a Babilonia (2 Crónicas 36.22).

Los veinte años de diferencia permanecen como un misterio. Pero hay varias soluciones posibles.

1. Jeremías tenía en mente la primera deportación a Babilonia de ciudadanos de Judá. Esto ocurrió más o menos en el 605 a.C., casi setenta años antes del decreto de Ciro.

2. El exilio se extendió desde la destrucción del templo en el 586 a.C. hasta que lo volvieron a dedicar en el 516 a.C., setenta años después.

3. Jeremías no mencionó literalmente setenta años. Solo quiso decir mucho tiempo. Esta cantidad se utilizó de este modo en otras ocasiones en la Biblia (2 Crónicas 36.21; Daniel 9.24).

Libros afines

• Para más sobre esta época en la historia de Judá, lea 2 Reyes y 2 Crónicas 34—36.

• Para las palabras de otros profetas de Judá que vivieron durante la vida de Jeremías, lea los libros de Habacuc, Sofonías y Nahum.

LAMENTACIONES

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«Mis ojos desfallecieron de lágrimas»

Este quizás no sea el libro para leer cuando usted está deprimido, a menos que a la amargura le gusten compañías miserables. Sin embargo, es el mejor lugar de la Biblia dónde ir si usted quiere entender cómo se sienten las personas cuando han sufrido una pérdida indescriptible.

«Mis ojos desfallecieron de lágrimas, se conmovieron mis entrañas, mi hígado se derramó por tierra a causa del quebrantamiento de la hija de mi pueblo—gime el escritor—. Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel; lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí» (2.11; 3.19–20).

Con toda la razón el autor se siente así, pues ha perdido casi todo menos la vida… y la podría perder con la rapidez que un amo puede matar a un esclavo.

Su nación ha desaparecido, las ciudades están quemadas y los líderes muertos o arrestados. Los ciudadanos se han ido, asesinados por invasores de Babilonia o deportados a tierras remotas. Tal vez muchos de los amigos y familiares íntimos del escritor están entre los muertos. También es posible que él ahora se encuentre completamente solo.

Frases célebres

• «Grande es tu fidelidad» (3.23).

Sin embargo, cuando el escritor escudriña dentro de sí en busca de una respuesta a toda esta tragedia, descubre una revelación inexplicable y sorprendente. Es obvio que no se trata de una apreciación desarrollada por medio de sus poderes de razonamiento, pues esto no tiene sentido.

«Nuevas son cada mañana [las misericordias de Dios]; grande es tu fidelidad—dice—. Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré» (3.23–24).

La mayoría de las personas no puede comprender una actitud como esta, originada en profunda desesperación. Sin embargo, a veces los dones de Dios son difíciles de explicar.

Tras bastidores de Lamentaciones

IL-starPapeles protagónicos

Sobrevivientes de Judá, una nación derrotada y dispersa (1.3)

IL-bookTrama

Esta no es una historia con argumento sino un cántico triste acerca de la muerte de la nación judía.

En una colección de cinco poemas, el escritor capta la intensidad de sus sentimientos debido al indescriptible padecimiento que ha presenciado. Sabe que su nación ha pecado, pero no entiende por qué Dios ha contestado de manera tan brutal. «Mira, oh Jehová, y considera a quién has hecho así. ¿Han de comer las mujeres el fruto de sus entrañas, los pequeñitos a su tierno cuidado? ¿Han de ser muertos en el santuario del Señor el sacerdote y el profeta?» (2.20).

«Vuélvenos, oh Jehová, a ti, y nos volveremos—es su súplica—; renueva nuestros días como al principio» (5.21).

IL-cameraQué buscar

Capítulos de veintidós versículos. En este libro hay cinco capítulos y a excepción de uno, todos tienen veintidós versículos. La única excepción es el capítulo tres, que tiene sesenta y seis versículos, tres veces veintidós. Existe una razón para esto. Cada versículo en los capítulos de veintidós versículos empieza con una letra del alfabeto hebreo, comenzando con Alef, seguida de Bet y continuando con las veintidós letras del alfabeto. De modo que cada capítulo forma un acróstico, usando el alfabeto hebreo. El capítulo tres es un poco diferente; una nueva letra del alfabeto viene cada tres versículos.

El capítulo cinco no es un acróstico, pero sigue el concepto al limitarse a veintidós versículos.

Se necesitó mucha reflexión para crear estas canciones acrósticos.

¿Sabía usted?

• Este es el libro más triste en la Biblia, el único totalmente conformado por canciones lastimeras.

• Esta colección de cánticos, junto con algunas melodías desgarradoras en el libro de Jeremías, le ha dado a este elegido el apodo de «el profeta llorón».

• Muchos judíos de hoy leen este libro ante el Muro Occidental (de las Lamentaciones), donde aún lamentan la destrucción del templo y oran por el día en que será reconstruido.

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No se sabe por qué el escritor se esmeró tanto. Los acrósticos ayudan a las personas a memorizar poemas y canciones. No obstante, allí pudo haber otro motivo, porque cuando el escritor agota todo el alfabeto, el cántico también simboliza plenitud. Es como si estuviera diciendo que los judíos han padecido dolor de la A a la Z, muchas veces.

Poesía con ritmo. Lamentaciones es la única pieza de poesía hebrea en la Biblia que rompe la regla que afirma que la poesía hebrea no tiene ritmo. Hay un ritmo que solo se puede ver en el lenguaje original y también en algunas traducciones castellanas. El compás es por lo general 3–2, con tres ritmos en la primera línea y dos en la segunda. He aquí un ejemplo, con los ritmos marcados:

Sus nobles / fueron más puros que la nieve / más blancos que la leche.
Más rubios eran sus cuerpos que el coral / su talle más hermoso que el zafiro
(4.7).

IL-computerAutor y fecha

No se nombra al escritor, pero desde tiempos antiguos se ha dicho que es Jeremías, porque las escenas dolorosas insinúan que el escritor fue testigo presencial de la caída de Jerusalén y del sufrimiento consecuente. Por ejemplo, parece probable que un testigo informara que el hambre se volviera tan intensa en Jerusalén que «manos de mujeres piadosas cocieron a sus hijos» (4.10).

También hay algún parecido entre Jeremías y Lamentaciones en estilo de escritura y elección de palabras.

Debido a que a primera vista es mucho el dolor en la escritura y ya que no hay a la vista rastro alguno de alivio, la mayoría de los expertos bíblicos dicen que los cánticos se escribieron poco después de la caída de Jerusalén en el 586 a.C. y antes de la reconstrucción del templo, setenta años después.

IL-worldUbicación

Algunos cantos se sitúan en Israel, cuando los judíos están a punto de ser aniquilados. Otros se ubican en el extranjero, cuando se obliga a los sobrevivientes a vivir exiliados en Babilonia (ahora Irak). Al menos un grupo de sobrevivientes, entre ellos Jeremías, escapa a Egipto.

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Escenas extraordinarias de Lamentaciones

En alguna parte en el exilio, lejos de Israel, un poeta nostálgico compone canciones acerca de su nación judía, otrora orgullosa, la cual ahora yace en ruinas.

Jerusalén es una ciudad en escombros, y su gente una reunión de esclavos que sufren en tierra extraña, sin alivio para su tristeza.

El poeta sabe que su nación está recibiendo castigo por sus terribles pecados y que «por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos» (3.22). Sin embargo, él anhela que acabe el tormento.

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Jerusalén ha desaparecido
(1.1–22)

«Huérfanos somos sin padre; nuestras madres son como viudas—escribe el poeta—. Siervos se enseñorearon de nosotros; no hubo quien nos librase de su mano» (5.3, 8).

El autor descubre que es imposible comprender cómo Dios puede permitir que tal profundidad de sufrimiento continúe por tanto tiempo. Ansía que el Señor perdone a Israel. «Tú, Jehová, permanecerás para siempre; tu trono de generación en generación. ¿Por qué te olvidas completamente de nosotros, y nos abandonas tan largo tiempo? Vuélvenos, oh Jehová, a ti, y nos volveremos» (5.19–21).

El poeta no sabe cómo responderá Dios. Pero de algún modo y en alguna parte encuentra una seguridad tranquilizadora y sanadora: «Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré».

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Los judíos se convierten en una nación de hijos infortunados
(5.1–22)

Reseñas

Otros cánticos tristes. Existen otros cantos antiguos escritos en el desesperante espíritu de Lamentaciones. Alrededor de mil quinientos años antes de que un judío plasmara su lamento acerca de la caída de Jerusalén, otro compositor se lamentaba de la caída de Ur, una ciudad en lo que hoy día es Irak. «El pueblo yace desplomado—escribió el autor de Una lamentación por la destrucción de Ur—. Cuerpos muertos, derretidos como grasa puesta al sol». El autor de Lamentaciones describió condiciones parecidas. «Niños y viejos yacían por tierra en las calles—escribió—; mis vírgenes y mis jóvenes cayeron a espada» (2.21).

En busca de un autor. Algunos expertos bíblicos dicen que tal vez Jeremías no escribió el libro. Sostienen que antiguas copias de la obra ni siquiera lo mencionan, que algo del lenguaje no parece de él y que es difícil imaginarlo quejándose de que los «profetas [de Israel] tampoco hallaron visión de Jehová» (2.9). Además, Lamentaciones habla de personas que «en nuestra esperanza aguardamos a una nación que no puede salvarnos» (4.17). Jeremías predicaba lo contrario: Que las personas no debían esperar ayuda de Egipto (Jeremías 37.7–10).

Sin embargo, otros expertos dicen que el lenguaje no se parece al de Jeremías, y que después de la destrucción de Jerusalén, y que el profeta dejara la región, no quedó ningún otro elegido que llevara el mensaje de Dios. Con relación a la esperanza judía de que Egipto los salvara, quizás el escritor no estaba expresando su propia esperanza sino la de las masas.

Lo que sí parece claro es que el autor, quienquiera que haya sido, fue testigo de la tragedia y tuvo parte en el sufrimiento.

Libros afines

• Para más cánticos de dolor por la caída de Jerusalén, lea Salmos 74, 79 y 137.

• El lamento de Jesús por el inminente desastre de Jerusalén concuerda con la angustia de Lamentaciones (Lucas 13.34–35).

• Para la historia que respalda a Lamentaciones, lea Ezequiel y Sofonías.

EZEQUIEL

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Visiones que hacen sacudir los huesos

Este no es un cuento para la hora de acostarse. Usted no querrá leerlo estando solo en la noche. Y seguramente no querrá leerlo a sus hijos mientras los arropa.

El libro está lleno de imágenes extrañas e inquietantes. En una visión del salón del trono de Dios, el profeta Ezequiel informa que ve criaturas humanoides, cada una con cuatro rostros, cuatro alas, manos humanas, y pezuñas como de becerro. Esta es parte de la historia de Ezequiel acerca de cómo Dios lo llama a convertirse en profeta.

Más adelante Ezequiel habla de su famosa visión: Su espíritu es transportado a un valle lleno de huesos esparcidos de seres humanos. Allí mismo ante sus ojos estos huesos empiezan a temblar, chasqueando juntos hasta formar esqueletos. Entonces sobre los huesos brotan músculos y piel que rápidamente se extienden y los cubren hasta formar cuerpos inanimados. Finalmente empieza a soplar un viento que da a los cuerpos aliento de vida. Dios promete que esto es lo que hará con Israel, destruida por Babilonia. Los judíos resucitarán como nación.

Entretejidas entre las desconcertantes escenas del libro hay percepciones claras e importantes acerca de Dios. En una, él prefiere olvidar antes que castigar. En otra, él no renunciará a intentar ganar de nuevo la lealtad y el amor de aquellos que le han dado la espalda.

Frases célebres

• «Cual la madre, tal la hija» (16.44).

• «Huesos secos, oíd palabra de Jehová» (37.4).

• «Haré caer lluvias de bendición en el tiempo oportuno» (34.26, NVI).

• «Los padres comen uvas agrias y a los hijos se les destemplan los dientes» (18.2, Versión Popular). Ezequiel refuta este viejo adagio, diciendo que Dios no castiga a los hijos por los pecados de sus padres. Las personas solo son responsables de sus propios pecados.

Tras bastidores de Ezequiel

IL-starPapeles protagónicos

Ezequiel, profeta judío, sacerdote y prisionero en Babilonia (1.1)

IL-bookTrama

Ezequiel es un sacerdote de veinticinco años de edad en Jerusalén cuando soldados babilónicos llegan allí para sofocar una rebelión. Se llevan a Ezequiel como rehén… uno de diez mil judíos esclavizados de clase alta.

Cinco años después, en una sorprendente visión con criaturas celestiales de aspecto extraño, Dios llama a Ezequiel para que se convierta en su profeta e imparta sus mensajes a los judíos exiliados. Ezequiel hace exactamente eso en los próximos veinte años o más. Primero advierte a los judíos que caerán su amada nación y su ciudad capital Jerusalén: «Así dice el SEÑOR omnipotente al pueblo de Israel: ¡Te llegó la hora! Ha llegado el fin para todo el país» (7.2, NVI).

Cuando llega el fin cerca de ocho años después de que empieza a predecirlo, Ezequiel cambia radicalmente su mensaje, de destrucción a esperanza. Los exiliados regresarán a Jerusalén, reconstruirán la ciudad y el templo, y las naciones que hayan agredido a Israel sufrirán de modo terrible.

¿Sabía usted?

• La canción acerca del «hueso del pie conectado al hueso de la pierna» viene de una de las extrañas visiones de Ezequiel (37.1–14).

• «Hijo de hombre» es el modo en que Dios se dirige al profeta como noventa veces en total. Este título enfoca la atención en la humanidad de Ezequiel y su dependencia en Dios. El profeta Daniel, sin embargo, utiliza la expresión para describir al futuro Mesías (Daniel 7.13). Jesús usó este título más que cualquier otro para describirse.

• El último mensaje en el libro de Ezequiel es el nombre simbólico de la Nueva Jerusalén: «Aquí habita el Señor».

IL-cameraQué buscar

Profecías representadas. A veces Ezequiel representa sus profecías para así ayudar a las personas a que vean de qué está hablando.

En una ocasión, cuando muere su esposa, él se niega a seguir las costumbres judías de duelo. No llora, no se pone ropas desgarradas y andrajosas, ni se cubre de cenizas. Cuando los vecinos le preguntan la razón, él dice que los judíos están a punto de sufrir algo tan horrible que los dejará en estado de shock; ni siquiera podrán llorar.

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En otra ocasión se afeita la cabeza y la barba. Se quema parte del cabello, otra parte la corta con una espada y el resto lo esparce al viento. Explica que esto es lo que ocurrirá al pueblo judío.

En otra ocasión más duerme sobre su costado derecho durante cuarenta días para simbolizar que a los judíos les quedan cuarenta años más de sufrimiento como consecuencia por sus pecados.

Mucho simbolismo vívido. No tome siempre literalmente a Ezequiel. A veces es fácil ver que habla de manera metafórica. Por ejemplo, denomina a Egipto como un gran dragón y a la ciudad costera de Tiro como un gran barco. Sin embargo, otros nombres no son tan obvios. Por ejemplo, Ezequiel condena al rey de Tiro al decir que será arrojado de un huerto y echado al fuego (28.11–19). Este es un poema en el cual Ezequiel aparentemente compara la venidera caída del rey con la caída de Satanás, quien fue arrojado del huerto del Edén.

No permita que el simbolismo oculte el mensaje. Se supone que se debe hacer lo contrario. A menudo el mensaje es bastante obvio; las coloridas imágenes y metáforas son para captar la atención de los oyentes de Ezequiel y para ayudarles a visualizar lo que está expresando.

Primero las malas noticias, las buenas al final. El libro se divide en dos partes. Los capítulos 1—25 contienen las profecías de advertencia de Ezequiel hechas antes de la caída de Jerusalén. Con lenguaje severo condena a los judíos por rebelarse de manera arrogante contra Dios y les advierte que está a punto de llegar el día del juicio.

Ezequiel dice de parte de Dios: «Traeré, por tanto, los más perversos de las naciones, los cuales poseerán las casas de ellos; y haré cesar la soberbia de los poderosos, y sus santuarios serán profanados» (7.24).

Después de la caída de Jerusalén, el mensaje de Ezequiel cambia por completo. Da buenas nuevas para Judá. Primero, entre los capítulos 25—32 manifiesta catástrofes sobre las naciones malvadas que destruyen la nación judía. Entonces en los dieciséis capítulos finales, 33—48, promete a los exiliados que un día volverán a Jerusalén.

IL-computerAutor y fecha

El profeta Ezequiel escribe este libro a los judíos exiliados en el Imperio Babilónico. Él era solo un sacerdote y no un profeta, hasta que Dios vino a él en una visión. En esa época Ezequiel tenía treinta años de edad y cinco en el exilio que quizás comenzó en el 597 a.C. Por eso las profecías registradas en este libro empezaron en el 593 a.C., alrededor de ocho años antes de la caída de Jerusalén.

IL-worldUbicación

Ezequiel vive cerca del Río Quebar, cerca de la capital del Imperio Babilónico, a casi ochenta kilómetros al sur de la moderna capital iraquí, Bagdad. Es decir, a casi mil seiscientos kilómetros de su hogar en Jerusalén, en la vía de las rutas de caravanas antiguas. En los capítulos 47 y 48 Ezequiel registra la división de la tierra después del exilio.

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Escenas extraordinarias de Ezequiel

Cuando Ezequiel vive en la región de Babilonia con otros judíos de clase alta deportados de Judá, Dios lo escoge para que se convierta en profeta. Ezequiel transmitirá el mensaje del Señor a los judíos en el exilio.

Para simbolizar de manera gráfica que las palabras de Ezequiel vendrán de Dios, se le entrega un rollo y «había escritas en él endechas y lamentaciones y ayes».

El Señor le dice: «Come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel».

«Y lo comí—informa Ezequiel—, y fue en mi boca dulce como miel» (2.10—3.3).

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Ezequiel come un rollo(2.3—3.3)

En una dramática visión que empieza en el capítulo ocho, Ezequiel es transportado al templo de Jerusalén. Lo que presencia allí llega a ser parte del mensaje increíble y trágico que debe transmitir.

El templo representa la presencia de Dios en Israel. El salón posterior del templo, que contiene el cofre de oro con los Diez Mandamientos, representa el trono terrenal del Señor; este es el sitio más santo del judaísmo. Los judíos creen que la presencia de Dios ha estado allí desde que Salomón dedicó el templo.

Muchos judíos no pueden imaginar que Dios permita la destrucción de su templo de trescientos años, ni de su ciudad santa de Jerusalén. Sin embargo, lo que presencia Ezequiel hace que esto no solo sea creíble sino probable. Ve que la resplandeciente luz de la presencia de Dios sale del templo y sube a los cielos.

Dios se ha ido.

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La presencia de Dios abandona el templo
(10.1–22)

«Hijo de hombre—dice Dios—, profetiza, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: Di: La espada, la espada está afilada, y también pulida. Para degollar víctimas está afilada, pulida está para que relumbre» (21.9–10).

Quien porte la espada del castigo de Dios será un ejército de soldados babilónicos. Ezequiel dice a los judíos de su comunidad exiliada que Babilonia construirá rampas de tierra hasta lo alto de los muros de Jerusalén, invadirá la ciudad, matará al pueblo y derribará los muros. La ciudad—y el templo sagrado—arderán en llamas.

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Invasores de Babilonia destruyen a Jerusalén y el templo(21.1–32)

Después de los mensajes de destrucción llegan mensajes de consuelo. En una visión, Ezequiel es transportado a un valle lleno de esqueletos humanos secos, rotos y esparcidos por todas partes. El valle parece el lugar de una masacre ocurrida muchos años atrás.

Dios dice a Ezequiel que hable a los huesos. Este es el mensaje que dirá: «Pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis» (37.6).

Aún antes de que Ezequiel termine de hablar, oye un traqueteo en todo el valle. Se unen huesos en articulaciones. Espontáneamente crecen músculos. Se cubren de piel. Luego un viento ruge en el valle, soplando entre los cadáveres y dándoles vida. Entonces, en una impactante escena final, se ponen de pie.

«Todos estos huesos son la casa de Israel», explica Dios a Ezequiel. Luego el Señor da instrucciones al profeta de transmitir este mensaje al pueblo: «Pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra» (37.14).

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El valle de huesos secos
(37.1–14)

En otra visión más, Dios lleva a Ezequiel a un monte. Es el año 573 a.C. (40.1), unos trece años después que el templo fuera destruido, y cincuenta y siete años antes que los judíos concluyeran y dedicaran el nuevo templo.

Lo que Ezequiel ve es un templo nuevo y glorioso. Lo que es más importante, él ve la presencia de Dios de regreso a este lugar sagrado.

«He aquí la gloria del Dios de Israel, que venía del oriente—expresa Ezequiel—; y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria» (43.2).

Cuando Ezequiel se postra, ve que la gloria del Señor entra al templo por la puerta oriental, llenándolo del resplandor divino que ha regresado a su pueblo, y su pueblo ha regresado a él.

Este es un mensaje de profundo consuelo para una nación que vive en el exilio, sintiéndose separada de Dios y muerta espiritualmente.

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Un nuevo templo en Jerusalén
(40.1—43.27)

Reseñas

Ezequiel es el escritor. Aunque a veces expertos bíblicos discrepan acerca de quién escribió varios libros de la Biblia, la mayoría concuerda en que Ezequiel escribió este. Ningún otro profeta en Israel se expresó a sí mismo con tanta claridad en palabras y acciones. Es fácil reconocer en todo el libro este estilo poco común de escritura.

Babilonia desenterrada. Arqueólogos comenzaron en 1899 a excavar la urbe de la que hablaron Ezequiel y otros profetas. Lo que encontraron confirma el relato bíblico de una enorme y hermosa ciudad pagana. Pero aún se desconoce su extensión total. Un escritor de más o menos el 400 a.C. dijo que si se pusieran en una fila los muros dobles, su longitud se extendería por casi cien kilómetros. Algunos de esos muros tenían noventa metros de alto y más de veinticinco de ancho. Dentro de la ciudad había inmensos palacios y varios templos dedicados a diversos dioses babilónicos.

El excéntrico. Quienes leen por primera vez este libro se podrían preguntar si Ezequiel era excéntrico… o peor, demente. A veces su comportamiento era muy extraño: Afeitarse la cabeza, negarse a hacer luto por su esposa, cocinar pan sobre estiércol, pretender temblar mientras comía… por nombrar solo algunas cosas. Sin embargo, Ezequiel tenía motivos para hacer lo que hacía y él explicó las razones.

Las manos que temblaban durante la comida, por ejemplo, ilustraban el terror que llegaría pronto sobre Judá; los judíos también comerían con manos temblorosas.

Cada una de las dramatizaciones de Ezequiel añadía poder a su mensaje. Las personas podrían olvidar las palabras, pero quizás nunca olvidarían la profecía representada. Y cuando se cumplieran las promesas algunos años después, el pueblo recordaría que Ezequiel dijo que así mismo iba a ocurrir.

Libros afines

• Los profetas Jeremías y Daniel vivieron en la misma época que Ezequiel. Jeremías en Judá y Daniel en el exilio con Ezequiel. Lea sus libros para adentrarse más en esos tiempos turbulentos.

• Algunos expertos bíblicos creen que el escritor de Apocalipsis tomó las extrañas y muy simbólicas imágenes del los libros de Ezequiel y Daniel. Apocalipsis también saca algo del contenido. Por ejemplo, igual que Ezequiel, Apocalipsis habla de una Jerusalén nueva.

DANIEL

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Una cena que los leones se saltaron

En este libro se encuentran dos de las más famosas historias de la Biblia: Daniel en el foso de los leones, y los tres jóvenes hebreos en el horno de fuego.

Parte de lo que convierte al libro en un clásico es que los cuatro hombres sobrevivieron. No era que los leones estuvieran llenos ni que el horno solo fuera un baño sauna. Los leones estaban hambrientos, y lo demostraron a la mañana siguiente al devorar a los acusadores de Daniel. El horno estaba tan caliente que lanzaba llamaradas, y al instante asó a los soldados que lanzaron a los hebreos al interior.

Después de estas y de otras fascinantes historias vienen las palabras menos conocidas de Daniel, en la segunda mitad del libro. El profeta habla de sus visiones asombrosamente extrañas, relacionadas con el futuro, y de ángeles que explican el significado de las visiones.

Según parece este corto libro de doce capítulos se escribió para consolar a los judíos exiliados que se preguntaban si Dios los había abandonado. Pero si se le permite, el libro podría consolar a todas las personas, porque Dios nos recuerda a través de las historias y las visiones de Daniel que él es el Señor de la creación. Él ha utilizado su poder para irrumpir en la historia humana—apareciendo en fosos de leones y en hornos de fuego—y usará ese poder para dirigir el futuro.

Al final la bondad de la creación original de Dios será totalmente restaurada. Al ocurrir esto, «su dominio es dominio eterno» (7.14).

Frases célebres

• «Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño». Explicación de Daniel al rey sobre cómo sobrevivió una noche en el foso de los leones.

• «Con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre. […] Y le fue dado dominio eterno […] y su reino no será destruido» (7.13–14). Una de las visiones de Daniel de los últimos tiempos, a las cuales los escritores del Nuevo Testamento dicen que se refiera a la segunda venida de Jesús.

Tras bastidores de Daniel

IL-starPapeles protagónicos

Daniel, profeta judío exiliado en Babilonia (1.6)

Sadrac, Mesac, Abed-nego, amigos de Daniel que sobreviven al horno de fuego (1.7)

Belsasar, gobernante que ve la mano que escribe en la pared (5.1)

IL-bookTrama

Como un joven noble en Jerusalén, Daniel es arrestado por soldados de la nueva superpotencia mundial, Babilonia. Lo llevan con muchos otros líderes judíos y los obligan a vivir allí. Rápidamente los babilonios se dan cuenta de lo inteligente que es el joven, y lo someten a un programa de entrenamiento de tres años para convertirlo en asesor real.

Daniel está de acuerdo en servir al rey, junto a sus colegas Sadrac, Mesac y Abed-nego. Sin embargo, los cuatro se niegan a rechazar su fe en Dios. Cuando se les ordena adorar un ídolo y dejar de orar diariamente, no acatan la orden. Esta es una ofensa mayor, pero Dios los protege. Los tres amigos de Daniel sobreviven a un horno y Daniel sobrevive a un foso de leones.

Daniel sirve por cincuenta años a varios reyes, primero babilónios y luego persas.

¿Sabía usted?

• El antiguo refrán: «Puedo ver la mano que escribe en la pared» viene de la historia de Daniel de un rey aterrado que ve una mano incorpórea que escribe un mensaje en la pared del palacio (5.5).

• Los escritores del Antiguo Testamento casi nunca hablan de la vida después de la muerte. Sin embargo, Daniel sí lo hace, ofreciendo la más clara perspectiva del Antiguo Testamento acerca de la resurrección: «Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua» (12.2).

IL-cameraQué buscar

Dios en control. Las dramáticas historias y asombrosas visiones de este libro señalan hacia un tema principal: Dios está en control de la historia humana.

A la orden de Dios, Babilonia surge y Babilonia cae. Cuando un emperador ordena la ejecución de los amigos de Daniel, y luego otro emperador sentencia a muerte a Daniel, Dios invalida esas órdenes. Y cuando los judíos están desanimados, por medio de las visiones de Daniel les da seguridad de un futuro glorioso.

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Primera parte, segunda parte. Es fácil encontrar el final de la primera parte y el inicio de la segunda. Los primeros seis capítulos son historias acerca de Daniel y sus amigos. Los seis capítulos restantes tratan de las misteriosas visiones de Daniel.

El género apocalíptico. Las visiones de Daniel están escritas en un estilo que se convirtió en un género: apocalíptico. Los libros de este género—el más famoso de los cuales es la desconcertante obra llamada Apocalipsis en el Nuevo Testamento—están llenos de historias acerca de criaturas espíritu-mundanas que transmiten mensajes de acontecimientos futuros.

El simbolismo es tan marcado que aun Daniel, sabio respetado y confiable intérprete de sueños y visiones, necesita que un ángel le diga el significado de sus propias visiones. Pero incluso las explicaciones del ángel dejan preguntas sin responder. Por ejemplo, Daniel tiene una preocupante visión acerca de cuatro bestias: un león, un oso, un leopardo y una fiera no identificada con dientes de hierro. Más tarde un ángel explica que las cuatro criaturas representan cuatro reinos que surgirán, uno después del otro. Ni el ángel ni Daniel identifican de qué reinos se trata, pero muchos expertos bíblicos especulan que son Babilonia, Medo-Persia, Grecia y Roma.

Algunos cristianos buscan, en los terroríficos escritos de Daniel y Apocalipsis, claves acerca del final de la historia humana y de la segunda venida de Jesús. Estas personas intentan hacer conexiones entre el antiguo simbolismo y los titulares de la actualidad. Por ejemplo, asocian profecías acerca de Babilonia con el moderno Irak. No obstante, al hacer eso estos estudiantes bíblicos están tratando de explicar lo que fue inexplicable para sabios como Daniel.

Lo importante de las visiones no es proveer un mapa codificado del futuro, sino asegurar al lector que Dios es quien dirige.

IL-computerAutor y fecha

Muchos creen que Daniel escribió el libro en algún momento después que Ciro derrotó a Babilonia en el 539 a.C., porque ese es uno de los últimos sucesos descritos en las historias acerca del judío.

Otros dicen que el libro se escribió y recopiló siglos después. (Vea «Búsqueda del verdadero escritor» en Reseñas.)

IL-worldUbicación

Las historias y visiones se llevan a cabo en Babilonia, capital del Imperio Babilónico, a la cual llevan a Daniel y a sus compañeros después de la primera invasión babilónica a Judá en el 605 a.C.

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Escenas extraordinarias de Daniel

Cuando Babilonia se convierte en superpotencia se apodera de algunas de las mentes más selectas del Oriente Medio. Entre muchos llevados a la fuerza desde Judá, junto a Daniel, hay tres hombres: Sadrac, Mesac y Abed-nego. En reconocimiento de su inteligencia se les entrena para trabajar al servicio del rey.

Más tarde, en un acontecimiento en palacio, los tres jóvenes se niegan a postrarse frente a un nuevo ídolo construido para el rey. Como castigo son arrojados a un horno de fuego tan caliente que las llamaradas matan a los verdugos. Sin embargo, los tres judíos caminan dentro del horno sin sufrir daño. Con ellos hay un cuarto hombre «semejante a hijo de los dioses».

Cuando el rey hace salir a los hombres, estos no están quemados, ni chamuscados y ni siquiera huelen a humo. El rey jura proteger el derecho que tienen ellos de adorar a Dios.

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Los tres amigos de Daniel en un horno de fuego
(3.1–30)

Años después un nuevo soberano ofrece un banquete a mil de sus funcionarios principales. El monarca se emborracha y ordena que se sirva licor en los vasos sagrados robados del templo de Jerusalén. De repente aparece una mano humana que escribe estas palabras en la enlucida pared del palacio: «Contado, contado, pesado, dividido». El rey está terriblemente asustado.

El soberano llama a Daniel, un respetado consejero e intérprete de sueños, para que le explique el significado de las palabras. «Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin—dice Daniel—. Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto. Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas» (5.26–28).

Esa misma noche Babilonia cae ante una coalición de medos y persas.

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La mano que escribe en la pared
(5.1–30)

Cuando Daniel llega a convertirse en uno de los tres funcionarios principales en el palacio persa, oficiales celosos conspiran para matarlo. Astutamente convencen al rey Darío que ordene al pueblo que ore solo al rey en los treinta días siguientes o que enfrente el foso de los leones. Cuando los oficiales ven a Daniel orando abiertamente a Dios, se dirigen al rey. El monarca se disgusta y trata de hallar una manera de salvar a Daniel. Pero su edicto es irrevocable.

Daniel pasa la noche en un foso de leones, pero lo protege un ángel.

Después de una noche sin dormir, el soberano corre al foso para encontrar vivo a Daniel. Ordena sacar al judío y arrojar al foso a sus acusadores. La muerte que desearon para Daniel es la que ellos reciben.

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Daniel en el foso de los leones
(6.1–28)

Reseñas

En busca del rey Belsasar. Muchos expertos bíblicos se preguntaron alguna vez si Belsasar—de quien Daniel dice que fue el último gobernante babilónico—fue un personaje ficticio. Esto se debe a que antiguos registros muestran que Nabonido fue el rey babilónico derrocado por los medos y persas. Descubrimientos más recientes de registros babilónicos revelan que Belsasar fue el hijo de Nabonidus, quien durante la última parte de su reinado compartió el poder con su hijo.

Esta apreciación dentro de la historia de Babilonia contesta otra pregunta que había desconcertado a los eruditos: ¿Por qué al Belsasar pedirle a Daniel que interpretara el escrito en la pared no le ofreció la posición número dos en el reino sino la número tres (5.7)? El mismo Belsasar ocupaba la segunda y más influyente posición. La posición más alta que podía ofrecer era la número tres.

Búsqueda del verdadero escritor. Algunos afirman que Daniel no pudo ser el escritor del libro. Citan muchas razones. He aquí dos de las mencionadas con más frecuencia:

1. El libro se interpreta como si fuera recopilado por alguien más. Las visiones están en primera persona y las pudo haber escrito Daniel. Pero las historias están en tercera persona, como si las hubiera escrito alguien que estuviera reportando la historia de Daniel. Además, las copias más antiguas del libro están escritas en dos idiomas. Los capítulos de inicio y de cierre están escritos en hebreo, y los demás capítulos en arameo, el idioma de babilonios y persas.

2. Algunas de las visiones reflejan con tanta exactitud la historia del Oriente Medio en los siglos segundo y tercero a.C., que probablemente fueron escritas después de esos sucesos, no como predicciones sino como historia disfrazada de predicción. Por ejemplo, la descripción que hace Daniel de lo que ocurrió entre el rey del norte y el rey del sur (capítulo once) corresponde al relato histórico de lo que sucedió cuando los tolemaicos de Egipto y los seléucidas de Siria lucharon por dominar la región después de la muerte de Alejandro Magno.

Expertos bíblicos que sostienen que Daniel escribió el libro afirman que Dios es totalmente capaz de dar poder a sus profetas para predecir el futuro.

Además, aunque los estilos de escritura y los dos idiomas utilizados aún permanecen como un enigma, esto no significa que Daniel no pudiera haber hecho los escritos en varias épocas durante sus cincuenta años de ministerio. Es más, Jesús comentó acerca de una de las visiones «que habló el profeta Daniel» (Mateo 24.15).

Libros afines

• Las historias heroicas de Daniel son de algún modo parecidas a las leyendas de héroes israelitas anteriores: José (Génesis 39—41) y Mardoqueo (Ester). Hay sueños e interpretaciones, y hay judíos salvados de peligro mortal provocado por líderes extranjeros.

• Para más del estilo apocalíptico de escritura, lea las visiones de Ezequiel y también las visiones en Apocalipsis.

• Para ver cómo Jesús interpreta la referencia de Daniel de alguien que comete sacrilegio en el templo (9.27; 11.31; 12.11), lea Mateo 24.15–28. Jesús dice a las personas que corran a las colinas cuando vean que esto ocurre. Más o menos cuarenta años después, cuando los romanos plantaron en el templo sus estandartes como astas decoradas con ídolos, muchos cristianos salieron. Escaparon de la destrucción de Jerusalén, cuando Roma aplastó la rebelión judía en el año 70 d.C.

OSEAS

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El profeta y la prostituta

«Dijo Jehová a Oseas: Ve, tómate una mujer fornicaria, e hijos de fornicación; porque la tierra fornica apartándose de Jehová» (1.2).

Oseas hizo eso y lo que ocurre a continuación ha captado desde entonces la atención de la gente. Esta es una narración del amor persistente de Dios por el pueblo judío. Siglos antes el Señor había hecho un acuerdo con los israelitas. Él sería su Dios y ellos serían su pueblo. Él los cuidaría, ellos obedecerían las leyes que les había dado por medio de Moisés.

Dios cumplió su parte del pacto, pero Israel no. A través de gran parte de su historia los israelitas no fueron el pueblo de Dios ni obedecieron las leyes de Dios.

Antes de acogerse a la cláusula de castigo en el antiguo pacto, el Señor nombró varios profetas para transmitir su mensaje a los judíos, instándoles a volverse a él y advirtiéndoles de lo que iba a ocurrir si no obedecían.

Pero el pueblo trató a los profetas con el mismo irrespeto que habían mostrado hacia Dios y su ley. Así lo manifestó Jesús setecientos años después cuando estaba en la Ciudad Santa: «¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados!» (Mateo 23.37).

Pero la historia de Oseas no trata principalmente de rebelión espiritual o castigo divino, sino del amor inexplicable e incesante de Dios aun por personas que lo tratan como a un enemigo.

A quienes creen que el Dios del Antiguo Testamento es cruel, Oseas les revela un anticipo del Dios que practica la misericordia que su Hijo predicaría más adelante: «Amad a vuestros enemigos» (Mateo 5.44).

Frases célebres

• «Sembraron vientos y cosecharán tempestades» (8.7, NVI). Manera de Oseas de decir que si Israel no se arrepiente, pagará por su maldad. Sembrarán idolatría y cosecharán aniquilación.

• «Vosotros no sois mi pueblo, ni yo seré vuestro Dios» (1.9). Queja del Señor acerca de Israel, en que declaró exactamente lo contrario a las pala-bras del pacto entre Israel y Dios (Levítico 26.12).

Tras bastidores de Oseas

IL-starPapeles protagónicos

Oseas, profeta de la norteña nación judía de Israel (1.1) Gomer, esposa prostituta de Oseas (1.3)

IL-bookTrama

Dios da instrucciones a Oseas de casarse con una prostituta como recordatorio vivo de que los hijos de Israel se han prostituido espiritualmente al adorar a dioses locales. Cuando la esposa de Oseas tiene tres hijos, solo el primero de ellos claramente identificado como del profeta, Dios da instrucciones a Oseas que les ponga nombres que simbolizan la suerte potencial de Israel: Jezreel, que significa «Dios dispersa», Lo-ruhama, que significa «No compadecida», y Lo-ammi, que significa «No pueblo mío».

Finalmente la esposa de Oseas lo abandona y según parece se va a vivir con otro hombre que la trata como su propiedad legal. Actuando por orden de Dios, Oseas la compra para él. El Señor dice que así es «el amor de Jehová para con los hijos de Israel, los cuales miran a dioses ajenos» (3.1).

Entonces Oseas profetiza que el pueblo será castigado si no cambia de inmediato sus caminos. Sin embargo, a pesar de la infidelidad de los judíos, Dios les suplica que se vuelvan, prometiéndoles: «Los amaré de pura gracia» (14.4).

¿Sabía usted?

• El nombre de Oseas en hebreo es casi idéntico a los de Jesús y Josué. Los tres nombres significan «Dios salva». Oseas salva a su esposa de la esclavitud, Josué salva a Israel de la derrota y Jesús salva al mundo de pecado.

• Oseas es el primero de los que se conocen como los doce profetas menores. No son «menores» porque tengan mensajes sin importancia, sino porque sus libros son mucho más cortos que los de los profetas mayores: Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel.

• Oseas fue el único profeta de la norteña nación judía de Israel que minis-tró a Israel. Amós, quien también profetizó en Israel, llegó de Judá para transmitir el mensaje de Dios.

IL-cameraQué buscar

Gomer como un ejemplo de Israel.

Observe los paralelos entre Gomer, esposa de Oseas, e Israel. Ambas son infieles a su amado. Ambas se vuelven esclavas, Gomer por un amo no identificado (3.2) e Israel por Asiria (10.6). Ambas son recuperadas a pesar de su infidelidad y de abandonar a quien las amaba.

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IL-computerAutor y fecha

El libro empieza identificando al autor: «Oseas hijo de Beeri» (1.1). Como ocurre con casi todos los profetas, se revela muy poco acerca de él.

Oseas vivió y profetizó durante los últimos veinte años o más de la existencia de Israel, antes que Asiria conquistara la nación en el 722 a.C. Oseas dijo que fue llamado a convertirse en profeta de Dios en algún momento durante los cuarenta años del reinado del rey Jeroboam II (786–746 a.C.)

IL-worldUbicación

La historia de Oseas toma lugar en la norteña nación judía de Israel. Los israelitas se separaron de la unión alrededor de doscientos años antes del tiempo de Oseas, durante el reinado del hijo del rey Salomón.

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Escenas extraordinarias de Oseas

En una de las peticiones más extrañas que Dios haya hecho alguna vez a un personaje bíblico, da instrucciones al profeta Oseas de casarse con una prostituta. Este matrimonio debe servir como símbolo viviente y verdadero de que Israel ha roto su pacto con Dios y que ha sido infiel al adorar ídolos.

Oseas se casa con Gomer. Durante el matrimonio Gomer tiene tres hijos: dos varones y una mujer. Ellos también se convierten en parte del símbolo de vida, porque Oseas les pone nombres que señalan el posible destino de Israel: Jezreel, que significa «Dios dispersa», Lo-ruhama, que significa «No compadecida, y Lo-ammi, que significa «No pueblo mío». El pacto de Dios con Israel tiene una cláusula de castigo por incumplimiento. Si los israelitas no honran el acuerdo, Dios tiene el derecho de esparcirlos entre las naciones, sin mostrarles compasión y sin reconocerlos como propios.

El matrimonio y la familia de Oseas sirven como un recordatorio diario al pueblo que lo rodea, acerca de los pecados de la nación y de las consecuencias que los judíos sufrirán si no cambian sus caminos.

Sin embargo, aunque Israel no se arrepiente, Dios promete que llegará el día en que serán llamados «Hijos del Dios viviente», «Compadecida» y «Pueblo mío». Israel regresará al hogar y disfrutará las ricas bendiciones de Dios.

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Representación de la familia de Oseas
(1.1–11)

Gomer deja a su esposo y a su familia, al parecer para regresar a su oficio, porque en un lamento poético la queja de Dios hacia Israel parece análoga a la queja de Oseas hacia Gomer: «Contended con vuestra madre, contended; porque ella no es mi mujer, ni yo su marido; aparte, pues, sus fornicaciones de su rostro, y sus adulterios de entre sus pechos» (2.2).

El Señor da entonces a Oseas una segunda orden extraña. El profeta debe enamorar otra vez a Gomer. Lo hará para mostrar que Dios aún ama a «los hijos de Israel, los cuales miran a dioses ajenos».

Para esta época Gomer está viviendo con otro hombre. Quizás ella le da sus ingresos por la prostitución y él le brinda alojamiento, comida y protección. La Biblia no lo dice. Cualquiera que sea la relación entre Gomer y ese hombre, Oseas debe comprarla de vuelta como se compraría un esclavo. El precio es quince monedas de plata y una carga y media de cebada.

En el resto del libro Oseas advierte que si Israel continúa en sus actuales circunstancias, Dios usará a Asiria para destruir la nación y llevar cautivo al pueblo. Pero el profeta también les asegura a los judíos que si renuncian a sus ídolos, Dios los perdonará.

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Oseas compra a su esposa de vuelta, de manos de otro hombre
(3.1–5)

Reseñas

Prostitución, una comparación acertada. Cuando Dios le dijo a Oseas que se casara con una prostituta como símbolo claro y evidente de la infidelidad espiritual de Israel, escogió una metáfora adecuada. El pueblo de Israel no solo se prostituyó espiritualmente, también lo hizo en forma literal: La adoración a dioses cananeos involucraba tener relaciones sexuales con prostitutas del templo.

Aunque muchas personas seguían sirviendo a Dios, también adoraban dioses locales como cierta clase de seguro espiritual contra desastres. El dios más popular parecía ser Baal, de quien se pensaba que producía fertilidad en campos, ganados y familia. Los adoradores creían, por ejemplo, que la lluvia era el semen de Baal. Y según parece pensaban que podían estimularlo, o al menos convencerlo, de honrar sus peticiones de lluvia teniendo relaciones sexuales con sus sacerdotes y sacerdotisas. Los adoradores también lo entretenían con ritos de fertilidad en gratitud por buenas cosechas, rebaños y el nacimiento de un hijo.

Sin embargo, la palabra hebrea que describe a Gomer era un vocablo que por lo general se refería a una prostituta callejera, no a una prostituta del templo.

¿Fábula o realidad el matrimonio de Oseas? Dios no haría algo tan desagradable como ordenar a un profeta que se casara con una prostituta. Esta ha sido en todas las épocas la conclusión de muchos respetados judíos y cristianos expertos en la Biblia, como el famoso teólogo cristiano Martín Lutero (padre del protestantismo) y Juan Calvino (antepasado teológico de los bautistas del sur y de los presbiterianos).

Algunos afirman que el matrimonio no ocurrió. Fue sencillamente una historia imaginaria que simbolizaba el adulterio religioso de Israel. Otros sugieren que Oseas experimentó el matrimonio en un sueño o visión. Aun otros sostienen que tal vez el profeta se casó, pero su esposa le era fiel y que él la representó como una prostituta solo para dramatizar su planteamiento acerca de la relación tirante entre Dios e Israel.

No obstante, antiguos comentaristas judíos no tuvieron problemas en aceptar la historia en todo su valor. Creyeron que Dios dijo a Oseas que se casara con una prostituta, y que él obedeció.

Libros afines

• Para una segunda opinión sobre lo que parecía ser la vida en Israel durante la época de Oseas, lea el noveno capítulo de Amós. Él profetizó solo unos pocos años antes que Oseas.

• Otros profetas que vivieron y escribieron en el tiempo de Oseas fueron Isaías y Miqueas, aunque los dos ministraron en la sureña nación judía de Judá.

• Para ver cómo otros profetas comparan a Israel con una novia infiel, vaya a Jeremías 2—3 y Ezequiel 16, 23.

• Para una perspectiva del Nuevo Testamento sobre el amor persistente de Dios, lea 1 Juan 4.7–21.

JOEL

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El año de la langosta

La poesía es dominante, las imágenes crudas y aterradoras.

En la escena de apertura revolotean langostas del desierto donde los depredadores son pocos y un solo enjambre puede contener miles de millones. Hambrientas y agresivas, devoran trigo, cebada, higos, uvas, granadas… todo lo que un insecto puede comer. Las praderas son asoladas hasta pelar la tierra, los árboles son vaciados hasta desnudar sus ramas.

Como si esto fuera poco, Joel advierte al pueblo que vienen más problemas: Para castigar a la nación por el pecado, Dios está permitiendo que una fuerza invasora se reúna en alguna parte del norte. Cuando llega, también «viene el día de Jehová, porque está cercano» (2.1). Pero hay esperanza. «Ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón» (2.12).

La alternativa que enfrenta Israel es la decisión que confronta toda la humanidad. Joel dice que un día Dios probará a las naciones del mundo en el valle del juicio y dará su veredicto. «¿Perdonaré la sangre que derramaron? ¡Claro que no la perdonaré!» (3.21, NVI).

Frases célebres

• «Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces» (3.10). Todo lo contrario de lo que ocurre en el pacífico escenario de Isaías 2.4 y Miqueas 4.3. Joel advierte a los enemigos de Dios que se alisten para su última batalla contra él.

• «Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión» (3.14). Una descripción poética de las naciones reunidas para el día del juicio.

• «Viene el día de Jehová, porque está cercano» (2.1).

• «Todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo» (2.32).

Tras bastidores de Joel

IL-starPapeles protagónicos

Joel, un profeta de Dios (1.1)

IL-bookTrama

Enjambre tras enjambre de langostas invaden Israel, devorando las cosechas y luego plantando huevos que incubarán y consumirán la siguiente generación de plantas. Sin cosechas y sin pastos llega el hambre a personas y animales. Los pozos de agua pierden su sombra y se secan. La hambruna deja una marca en la tierra en los años venideros.

Joel usa este desastre natural para advertir de una catástrofe peor aún. Puesto que el pueblo ha pecado—Joel no menciona cómo—un ejército monstruosamente enorme invadirá la tierra y la arrasará. Quizás Joel está hablando de una antigua invasión, de un tiempo final apocalíptico o de ambos sucesos.

«Ahora bien—afirma el SEÑOR—, vuélvanse a mí de todo corazón» (2.12, NVI).

Si el pueblo se vuelve a Dios, escapará de un horrible juicio que Joel simplemente llama «el día de Jehová».

El profeta asegura al pueblo que el Señor «es bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, cambia de parecer y no castiga» (2.13, NVI).

¿Sabía usted?

• Enjambres de diez mil millones de langostas, una clase agresiva de saltamontes, invaden ocasionalmente el Oriente Medio. Testigos de un enjambre en el año 1915 en Israel dijeron que las langostas estuvieron volando alrededor por cinco días, oscureciendo el cielo. Se comieron toda planta que veían y luego dejaron sus huevos. Los huevos se pueden exterminar arando la tierra.

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El día de Jehová. Esta es una frase importante en Joel que se repite cinco veces en el corto libro de tres capítulos. Muchos profetas la utilizan para hablar de algún tiempo en que Dios hace algo a una nación o a una generación de personas, ya sea para castigar o proteger.

Joel usa la frase en ambos sentidos. A veces se trata de un día sombrío y terrible en que Dios castigará a sus enemigos, y otras veces es un día brillante y glorioso en que él salvará a los fieles. En el capítulo tres Joel también utiliza la frase para insinuar lo que otros profetas y el Nuevo Testamento describen como un día de juicio final al término de la historia humana, cuando Dios destruya todo mal. (Vea «El día de Jehová» en Reseñas.)

La venida del Espíritu Santo. Dios dice por medio de Joel que llegará un día en que «derramaré mi Espíritu. […] Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo» (2.29, 32).

Ese día llega alrededor de dos meses después de la resurrección de Jesús, según Pedro, uno de los discípulos originales. Antes que Jesús ascienda al cielo le dice a los discípulos que esperen en Jerusalén hasta que llegue sobre ellos el Espíritu Santo. En el día de Pentecostés, una fiesta judía cincuenta días después de la Pascua, «fueron todos llenos del Espíritu Santo» (Hechos 2.4). Ante una enorme multitud de peregrinos de todo el mundo, Pedro declara que la profecía de Joel se ha cumplido ese día.

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«Joel, hijo de Petuel» (1.1). No se le menciona en ninguna otra parte del Antiguo Testamento, aunque hay cerca de una docena de referencias de otros hombres con este nombre popular. La otra ocasión en que se menciona al profeta Joel llega en el sermón de Pedro en el día de Pentecostés, cuando el apóstol declaró que se acababa de cumplir una de las profecías de Joel.

No existen claves sólidas acerca de cuándo vivió Joel. Su libro se preservó entre aquellos de los profetas del siglo octavo a.C., exactamente antes que Asiria destruyera a la norteña nación judía de Israel. Joel habla de invasores que llegan del norte… como Asiria hizo en el siglo octavo a.C., Babilonia en el siglo sexto a.C., y Alejandro Magno de Grecia en el siglo cuarto a.C. Pero Joel no dice quiénes son los invasores, de modo que los expertos bíblicos están suponiendo.

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Parece que Joel vivió en la sureña nación judía de Judá, la cual menciona a menudo. Pero también se refiere a Israel. El nombre «Israel» podría representar a la norteña nación judía de Israel o a toda la raza judía, tanto en Israel como en Judá. Él podría haber profetizado en los años que precedieron a la invasión de Asiria sobre la norteña nación de Israel.

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Escenas extraordinarias de Joel

«Lo que quedó de la oruga comió el saltón, y lo que quedó del saltón comió el revoltón; y la langosta comió lo que del revoltón había quedado—dice el profeta Joel—. Confundíos, labradores; gemid, viñeros, por el trigo y la cebada, porque se perdió la mies del campo. La vid está seca, y pereció la higuera; el granado también, la palmera y el manzano; todos los árboles del campo se secaron» (1.4, 11–12).

El alimento ha desaparecido. Los ríos están secos. El ganado vaga sin rumbo en busca de pastos.

Por terrible que esto sea, advierte Joel, lo peor está aún por llegar.

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Invasión de langostas
(1.1–20)

«Viene el día de Jehová, porque está cercano—continúa Joel su profecía de mal augurio—. Así vendrá un pueblo grande y fuerte […] Delante de él temblará la tierra, se estremecerán los cielos» (2.1, 2, 10).

Pero no es demasiado tarde. El pueblo de Judá puede escapar del desastre inminente con solo volverse a Dios de todo corazón. Porque el Señor «misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo» (2.13).

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Invasión de un enorme ejército
(2.1–27)

Dios dice que en los días por venir él hará más que compensar el sufrimiento que Israel ha soportado a causa de sus pecados. «Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite» (2.24).

Después Dios derramará su Espíritu sobre todo el mundo. «Profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones» (2.28). Siglos después, en la fiesta judía de Pentecostés, Pedro se puso de pie en el atrio del templo de Herodes y proclamó que se acababa de cumplir esta profecía: Los seguidores de Jesús habían sido los primeros en recibir el regalo del Espíritu Santo (Hechos 2.14–21). Ese día tres mil oyentes creyeron en Jesús, fueron bautizados y recibieron el Espíritu.

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Hombres y mujeres jóvenes que profetizan
(2.28—3.21)

Reseñas

Ejército del norte. Joel advierte que si el pueblo no deja de pecar, Dios lo castigará enviando un enorme ejército invasor desde el norte.

El norte es el lugar de donde ha llegado la mayoría de invasores en toda la historia de Israel. Cuando Dios decidió castigar a la norteña nación judía de Israel, Asiria invadió por el norte y conquistó el país en el 722 a.C. Cuando el Señor decidió castigar a la sureña nación judía de Judá, Babilonia invadió varias veces por el norte y finalmente destruyó a Jerusalén en el 586 a.C.

Más tarde Alejandro Magno invadió por el norte en el siglo cuarto a.C., seguido de los seléucidas de Siria en el siglo tercero a.C. y luego de los romanos en el siglo segundo a.C.

El día de Jehová. Esta es un de frase vaga. En el tiempo que se necesitó para crear el Antiguo Testamento los escritores la utilizaron de manera incoherente: Presentándola a veces como el día del juicio final y otras veces como un día de liberación.

La única coherencia es que siempre fue una ocasión en que Dios participó en la historia humana y cambió el curso de los acontecimientos. Los escritores describieron de muchas maneras esta acción divina, como por ejemplo: «Ese día», «entonces», «día de la visitación».

Inicialmente la frase tenía un tono positivo. Era un día que los israelitas ansiaban: Cuando Dios los liberaría de sus enemigos, como había hecho al liberarlos de Egipto. Pero más tarde los profetas comenzaron a aducir que Israel era el enemigo. Y al igual que otras naciones malvadas que no quisieron arrepentirse del pecado, los judíos morirían. De modo que el «día de Jehová» se convirtió en el temido día de condenación.

No obstante, los profetas no quisieron limitar la frase al día del juicio final, del mismo modo que los escritores del Nuevo Testamento no quisieron limitar el día del juicio a la derrota de los enemigos de Dios. Los profetas dijeron que después del castigo viene la restauración del pueblo de Dios. Y el Nuevo Testamento dice que después del día del juicio viene vida eterna para los fieles.

El día de Jehová—cualquier día en que Dios interrumpe la historia humana—es un mal día para los impíos y un buen día para los justos.

Libros afines

• Para ver qué dijo Pedro acerca del cumplimiento de la profecía de Joel relacionada con el Espíritu Santo, lea Hechos 1—2.

• Para lo que otros profetas dicen acerca del día de Jehová, lea Amós 5.18–27; Sofonías 1.14—2.3; Isaías 13.6—14.2. Para la perspectiva de Jesús, lea Mateo 25.31–46.

• Apocalipsis 19.11–21 y 20.11–15 son escenas de juicio parecidas a la de Joel.